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en Poesía Erótica

Le llaman "Puta" por disfrutar del vorágine entre sus piernas, por desfogar los ríos de lava que corren bajo su piel, por crear arte con su cuerpo, sus labios, sus manos, con gemidos, palabras dulces y otras agrestes. 

 

Le llaman "Puta" por disfrutar del vorágine entre sus piernas, por desfogar los ríos de lava que corren bajo su piel, por crear arte con su cuerpo, sus labios, sus manos, con gemidos, palabras dulces y otras agrestes. 

 

Le llaman "Puta" aquellos hipócritas que no la supieron valorar ni complacer, los que intentan sobajarla y denigrar la sin conseguirlo, los que abrieron heridas atroces, que dejaron marcas, huellas y cicatrices que aún arden. 

 

‌La llaman "Puta" los estrechos, las de clítoris de adorno, las generaciones oprimidas, la sociedad perturbada, los machos con complejos de superioridad, las hembras fieles, los corazones faltos de risas, llantos, pasiones, aventuras, colores, los corazones tristes y grises, imbéciles, gente idiota y pura. 

‌Le llaman "Puta" como insulto, porque la aborrecen, porque no pueden contenerla, ella es fuerte, la vida la ha hecho inmensa, ella ríe y disfruta de las pequeñas maravillas de la vida, de lo que se le pone enfrente, de las sonrisas de los niños, de tenue violeta de la mañana, de las miradas de la gente interesante y sí de los cuerpos húmedos y vibrantes de sus amantes, de la belleza de los cuerpos sin ropa y de las mentes sin tapujos. 

‌ La llaman "Puta" porque cobra, más no con dinero, ella exige orgasmo, besos incendiarios, caricias exactas, respiraciones agitadas, latidos intentando derrumbar las paredes de los pechos, exige porque ella se brinda para sí misma y para quien en noches o días, en camas o en asientos traseros, en lugares cómodos o poco espaciosos le acompaña. 

‌Le llaman "Puta" a ella y a otras tantas, imbéciles, no se dan cuenta que ella perturba sus mentes y sus pasiones sin proponérselo, ella ejerce un raro dominio sin quererlo, ella con una sonrisa, un beso, un pequeño roce puede desencadenar tormentas, crear abismos en ti, en mi, en cualquiera que se cruce en su camino. 

‌Le llaman "Puta" pero si la conoces es una dama que juega y que algunas veces sin reparo ama, pero ella es quien elige, te llama a su lecho, te eleva por el viento, te invade, te inflama. 

‌Le llaman "Puta" pero si en verdad tienes la dicha de conocerle hallarás una cálida luz en su mirada, que te cobija, que te abrasa y que tantas veces te da consuelo y te calma. 

 

 

‌La llaman "Puta" los estrechos, las de clítoris de adorno, las generaciones oprimidas, la sociedad perturbada, los machos con complejos de superioridad, las hembras fieles, los corazones faltos de risas, llantos, pasiones, aventuras, colores, los corazones tristes y grises, imbéciles, gente idiota y pura. 

‌Le llaman "Puta" como insulto, porque la aborrecen, porque no pueden contenerla, ella es fuerte, la vida la ha hecho inmensa, ella ríe y disfruta de las pequeñas maravillas de la vida, de lo que se le pone enfrente, de las sonrisas de los niños, de tenue violeta de la mañana, de las miradas de la gente interesante y sí de los cuerpos húmedos y vibrantes de sus amantes, de la belleza de los cuerpos sin ropa y de las mentes sin tapujos. 

‌ La llaman "Puta" porque cobra, más no con dinero, ella exige orgasmo, besos incendiarios, caricias exactas, respiraciones agitadas, latidos intentando derrumbar las paredes de los pechos, exige porque ella se brinda para sí misma y para quien en noches o días, en camas o en asientos traseros, en lugares cómodos o poco espaciosos le acompaña. 

‌Le llaman "Puta" a ella y a otras tantas, imbéciles, no se dan cuenta que ella perturba sus mentes y sus pasiones sin proponérselo, ella ejerce un raro dominio sin quererlo, ella con una sonrisa, un beso, un pequeño roce puede desencadenar tormentas, crear abismos en ti, en mi, en cualquiera que se cruce en su camino. 

‌Le llaman "Puta" pero si la conoces es una dama que juega y que algunas veces sin reparo ama, pero ella es quien elige, te llama a su lecho, te eleva por el viento, te invade, te inflama. 

‌Le llaman "Puta" pero si en verdad tienes la dicha de conocerle hallarás una cálida luz en su mirada, que te cobija, que te abrasa y que tantas veces te da consuelo y te calma.