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El hombre perfecto (2)

en Confesiones

Cap. 2

LA VENGANZA

Recuerdo que el primer rencor hacia mi hermana es muy tonto, pero difícilmente lo olvidaré, cuando yo tenía 14 quise regalarle una carta de ‘amistad’ a Gabriel, y preparé algo muy cursi con hojas de colores y la mejor letra que pude conseguir, todo lo puse en una pequeña caja para entregárselo el día de la amistad, no sé cómo esa pequeña caja llegó a manos de el con un ave muerta seca dentro, mi amistosa carta se volvió objeto de burla y cada vez que miraba a mi hermana más cerca de Gabriel podía notar en su mirada como me hacía a un lado.

En aquel entonces me daba miedo y sentía que igual también estaba mal mi obsesión por agradar a Gabriel por eso me aparté en cuanto ella se convirtió en su novia. Y entonces, el Gabriel que yo conocía, cayó de mi gracia y se convirtió en un tonto. En un hombre sin carácter o al menos sin la malicia de ver lo que en verdad era Yuridia, él la amaba, y la atesoraba, porque se notaba en su mirada, mi envidia hacia cómo la miraba no es nueva; Pero, desde aquel espectáculo yo quería que por primera vez no se saliera con la suya. Allí estaba yo, con un video en mi celular y mis manos temblorosas.

Quizá no fue bueno acumular rencores por tanto tiempo, quizá no debí pensarlo tan fríamente pero mis bajos instintos recién aflorados me hicieron llevar el video a un CD, en una caja con                                                              sin remitente a la editorial del periódico, directamente al padre de Gabriel. Los resultados fueron como todo podía esperarse, esa mañana desayunábamos todos en la terraza principal de la casa, que daba justo a la sala y al patio, esperábamos que los futuros suegros vinieran a almorzar con nosotros y obviamente el buen futuro yerno, pero ese día no llegaron los suegros, Gabriel llegó a la casa en un estado deplorable, oliendo a alcohol y en seguida se fue contra mi hermana que lucía como siempre su anillo de compromiso, despreocupada como si no fuera la puta que es…

_ ¡Eres una puta! – Le gritó tomándola del brazo mostrando el anillo de compromiso - ¡agradece que convencí a mi padre de no presentar el video a los medios!

_ ¡De qué video hablas!

Gabriel le quitó el anillo del dedo, mejor dicho se lo arrancó, y antes de que mi padre y mi hermano lo golpearan el dejo caer unas hojas impresas, y allí estaba, el culo de mi hermana en full HD con una postura idéntica a la de una actriz porno.

_ Eres una pendeja Yuri… ¿Cómo pudiste hacer esto? – decía nuestro hermano… que por cierto se fue tras Gabriel luego de que saliera por supuesto en muy mal estado.

Al parecer todo ese drama dejó a mi hermana traumada y con el dedo fracturado, por primera vez en mucho tiempo se le había caído una mentira, la más importante de sus mentiras, mis padres casi la mandan a un convento o la encierran en un manicomio, de hecho no encontraban que hacer para esconder su vergüenza, temían a las represalias de la familia de Gabriel, los Bustamante eran excelentes amigos, pero unos férreos enemigos, enemigos con poder, y fue así como terminé reflexionando en que quizá no hice las cosas bien, sé que no hay una forma adecuada de decir que tu mujer te engaña o que alguien se murió, pero lo ideal en estos casos no es gritarlo a los 4 vientos, estaba decidida a disculparme con Gabriel, pero no con Yuri. Si me daba pesar hacerle daño a alguien con todo aquello era a Gabriel, quien no tenía nada que ver con eso, y probablemente a mi familia que, de algún modo sabían quién era Yuri pero se negaban a aceptarlo.

Pues, fui a su apartamento, subí hasta su piso escabulléndome de la vigilancia, toqué a su puerta y tardó en abrir, estaba semidesnudo, solo se puso un pantalón mugroso, y apestaba a alcohol y cigarro. Mi expresión creo que era de conmoción, lo único que pude decir en ese momento.

_ ¿tanto la querías?

_ No lo sé, no sé si la amaba, o era la confianza que me daba, según yo era de buena familia y por eso la atesoraba… ¿vienes a que hable con ella?

_ Yo… vengo a pedir perdón…

_ Pues dile que no la perdono…

_ No es por ella… yo fui quien repartió el video, yo lo grabé…

Una lágrima recorrió mi mejilla quizá por la vergüenza, el trabajo que es pedirlo. Su mirada se llenó de asombro, mi miró enfurecido, como si un tigre apuntara a mi cuello a mí se me hizo un nudo en la garganta y me dio mucho miedo.

_ ¡tú y tu hermana son una porquería! – me tomó fuerte por el cuello, y comencé a llorar descontroladamente pidiendo perdón…

_ Por favor…. Perdónamaaa…. Yo solo quería… qheee no… se aprovecharan más de ti…

Me soltó, mejor dicho, me tiró en el suelo y por fin pude hablar bien…

_ Ella no te merecía, siempre fue una mujer enferma…

_ Tú no eres mejor que ella – lo dijo con una mirada que me rompió el corazón, él tenía razón…

_ Lo sé, desde pequeña solamente aprendí a intrigar, pero aquí estoy yo, sin ninguna esperanza de tener tu perdón, confesando lo que hice, esperando que haya alguna manera de repararlo…

Volvió hacia mí, se puso encima de mí y allí mismo en el suelo me sometió, yo estaba hecha un mar de llanto, pero su penétrate e iracunda mirada me hacía sollozar temblorosa sin gritar, solo contenerme lo más que podía.

_ La mujer que yo quería se revolcó con un hombre, gimiendo como una perra, entregándose como una puta… quizá si yo me acuesto con su hermana y ella se me entrega como una puta yo me pueda sentir mejor…

Se me helo la sangre, sabía que no admitiría un no por respuesta, no sé en qué estaba pensando, no dije nada, no podía negarme, pero tampoco decir que sí; Podría decirse que sola me entregué, fui objeto de su venganza, o quizá esperaba algo así, quizá yo también lo quería, después de todo no podía meter las manos, pero aunque seguía temblando me estaba mojando, me empecé a excitar cuando comenzó a arrancarme la ropa y me sometió en la mesa del comedor, cuando su bragueta me calaba los glúteos, sentí como me arrancaba las pantaletas, el ardor de la tela sobre mi piel quemada por el rose violento de sus tirones, estaba temblando sí, pero estaba temblando como una sumisa, no sabía que hacer pero me dejé, hasta cerré los ojos para sentir con más fuerza su arranque de ira, sentir sus manos apretando mis muñecas sobre mi espalda mis senos dejando caer los mis pezones en la madera fría, el borde de la mesa clavándose en mi pelvis, su pene erecto a penas y se detuvo al entrar contra mí, sentí el dolor de la primera vez, como que algo se rompió allí, sí, me habían desvirgado en el comedor de un lujoso apartamento en la clandestinidad, hice mucho ruido, gemí por primera vez y era extraño escucharme así, mi voz era distinta, pero mi cuerpo no podía controlarse, se movía solo también de una manera extraña, buscaba su erección a pesar de no poderme casi mover, a penas él se alejaba un poco de mis nalgas yo levantaba la cadera para sentir como rozaba mis paredes, el me envestía con fuerza, y yo solo podía escuchar el rechinar de la mesa que encajaba las patas en el piso como uñas para intentar quedarse en su lugar, además podía sentir como su pene estaba creciendo cada vez más, dentro de mí, mis piernas apenas podían mantenerse, sentía hilos de líquido bajarme por la entre pierna. Pero yo, yo sentía que podía estallar de placer, perdida entre mi agitación solo podía decir una cosa muy ahogada, pero que lo ponía más erecto cada vez que la decía, “por favor… más”

De repente se detuvo, creo que entró en sus cabales o algo porque, me soltó y lo que pude ver fue su cara llena de horror…

_ ¿qué demonios?... ¿qué estoy haciendo?

Yo lo interpreté como que no era lo suficientemente atractiva, supongo que era eso, porque su expresión me entristeció de tal manera que mis ojos rápidamente se inundaron y de nuevo llorando amargamente pedí perdón, me hice pequeñita allí bajo la mesa, tratando de ocultar mi vergüenza… y el no dejaba de agarrarse la cabeza como quien acaba de matar a alguien.

Después de un rato me tomó cuidadosamente aunque yo no me quería dejar, me sentía muy avergonzada, pero me llevó hasta la ducha y me cubrió con agua tibia, lavó mi cuerpo y me secó delicadamente… entonces supe que él se sentía tan culpable como yo.

_ No tienes que disculparte – dije – no tiene nada de malo enojarse, tampoco tiene nada de malo el despecho, o la venganza, ¿Quiénes son las personas como Yuri para decirnos que lo que hacemos está mal?...

_ ¿Cómo puedes decir eso tan tranquila, cuando prácticamente te he violado?

_ tenía mucho miedo, pero… yo quería reparar algo, aunque fuera con esto… no habría venido sola si no supiera que esto podría pasar… ¿no te das cuenta?... siempre te quise, todo esto es mi culpa, por desearte para mi desde hace mucho tiempo… soy una persona horrible…

Y de nuevo a llorar…

No supe cuánto lloré ni en qué momento me quedé dormida, desperté en su cama completamente desnuda oliendo a su shampoo y a su cuerpo, era una calidez algo triste, de verdad era un sueño cumplido para mí, aunque no de la forma que lo había deseado. El ya no estaba en el departamento, pero había dejado en una bolsa de papel mi ropa desgarrada junto a una muda de ropa nueva, muy parecida a la mía… supe que no quería que se supiera lo que había pasado, y mejor para él, que nada de esto saliera a la luz.