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Madres Prematuras. (4ª Parte)

en Amor filial

E

 enorme culo que tiene mi madre me excita tanto, que una noche no me pude aguantar y tuvimos sexo sin tregua hasta el amanecer. Mi madre es una mujer excitante sin ser bella, delgada, morena, cabello largo liso, no es una auténtica belleza pero el morbo que desprende la hace parecer. Lo que más me llama la atención de ella, es quizás sus desproporcionales tetas grandes de pezones duros como piedras, también sus piernas y su culo, redondo y duro. Mi relación con ella era de lo más cordial, no solo como madre e hijo sino mucho más como dos buenos amigos, pero eso sí, hasta las vacaciones en el mar manteníamos las distancias y sobre todo el respeto. En casa los secretos de nuestros cuerpos no existían, estaba acostumbrado a verlas desnudas, algo que me excitaba a más no poder. Casi siempre me masturbaba pensando en ellas, en ocasiones tomaba ropa interior usada para hacerlo o en los momentos en los que ellas se bañaban con la excusa de arreglarme en el aseo. Pero como es la vida, un día ella mamá me descubrió masturbándome con una de sus bragas en mi habitación… entró sin haberla escuchado llegar para mi sorpresa… y con los pantalones abajo con una braguita en la mano y la otra mano en mi verga dura y roja machacándomela.

En aquella ocasión me explicó… -“Cariño ya sé que eres el hombre de la casa, pero eso no te da el derecho para que te hagas con mis prendas para hacerte una paja… ¡¿Es que acaso no te quedas satisfecho… no te gusto en persona…?!” La pregunta me pilló en una emboscada, no supe que contestar.

Cambié de color en mi cara avergonzada hasta las trancas, cuando sabía de mi derecho de corso a follarme a ambas señoras de la casa sin el menor recato, les estaba engañando auto complaciéndome. Viéndome atormentado por el acto injustificable, se aproximó y me dio un beso, me dijo…

-“Deberías confiar más en mí, ¡Vamos no seas bobo! ¡¿Dime que te ha pasado por la cabeza para no pedirnos que folláramos contigo…?! ¿Acaso ya no te gustamos tu abuela o yo…?”

-“No es eso mamá… la abuela lleva toda la tarde fuera y tú… bueno tú…Sé que estás en tus días fértiles y no tengo condones ni quiero dejarte preñada…”

Mi confesión la recibió gratamente al ver que me fijaba en esos detalles, de los cuales ningún hombre tiene interés, porque poco nos importa que la hembra esté en sus días álgidos para ser fecundada. Aquel día tuvimos una charla interesante, le reconocí que no había perdido la mala costumbre de espiarla cuando se duchaba o iba a al baño, que también que me masturbaba pensando en ella, o con la abuela. Ella por su parte admitió que yo era muy macho con una potencia descomunal, un hombre que necesitaba desahogarme más de una vez al día, se mostró conforme en lo que hacía, que era normal si ellas no cubrían sus necesidades fisiológicas, pero que debía controlarlo para no convertirla en mi obsesión, a fin de cuentas ella era mi madre. Entonces llena de sensatez me ofreció dormir con la abuela sin deseaba desahogarme bien la congestión de mis testículos, pero yo le dije que prefería pasar la noche con ella en su cama, pues no quería que se considerara sola estando en ese estado tan sensible, dado que las mujeres cuando las hormonas se alteran en la época de celo aprecian tener a un macho a su lado que las lisonjee. Ya cansados del día tan ajetreado, nos fuimos a la cama con el beneplácito de la abuela. Me metí en bóxer, mi madre, se puso su camisón sin sujetador, solo una braguitas grandes de algodón muy suaves para dormir. Apagó la luz acostándose a mi lado como de costumbre. Sentirla junto a mí me excitó, mi verga se puso firme, erecta y dura. Intimidado, no quería que ella se diese cuenta de lo salido de su hijo tras la promesa de no follarla en su período ovulatorio…, me di la vuelta dándole la espalda…

-“¡Por favor no me des la espalda, anda, date la vuelta y abrázame pegado a mí!” Me espetó al ver mi intención. Ante su insistencia me di la vuelta, ella me rozó con su pierna dándose cuenta de lo me ocurría… “¡Vaya hijo mío! ¡¿Qué te pasa mi vida, estas empalmado otra vez! ¡Creí que había quedado claro que respetarías estos días fértiles! ¡Vamos mi amor tienes que pensar, que soy tu madre, no una mujer cualquiera a la que puedas preñar sin más! ¡Imagínate que me haces un hijo…!”

-“Pues tampoco estaría nada mal… no sería el primer hijo que preña a su madre”.

Puesta muy seria me ordenó… “Sí claro pero debemos tener cuidado… ¡¡Te prohíbo que vuelvas a excitarte así!!” Eso me dijo como si por una orden, mis hormonas hicieran caso, “¡Vamos, piensa en otra cosa e intenta dormir! O vente a la cama de la abuela… ella dejará que te la folles la veces que hagan falta”.

Para mí era imposible conciliar el sueño, solo con oler su cuerpo me excitaba. Se dio la vuelta dándome la espalda con la intención de dormir un tanto enfadada me pareció. Su cama no es excesivamente grande, 1’35 metros, y fue peor el remedio, pues al sentir sus nalgas frías, me estimulé aún más. Ella lo notó, no dijo nada, simplemente apretó su culo contra mis piernas, sintiendo mi verga dura pegada a su culo intentando calentárselo…

-“Niño, piensa en otra cosa o te dolerán los huevos mogollón si no sueltas tu leche. ¡Vamos no seas bobo!” Me dijo un poco molesta por su tono de voz.

Pero era imposible, en lo único que podía pensar era en ella, como deseaba meter mi verga en su coño. Me moví dos o tres veces disimuladamente rozando mi tranca contra su culo, esperando que ella se enojara aún más, pero no dijo nada. Seguí con mi movimiento, como si estuviese haciéndole el amor, apretando la polla contra sus nalgas, pero ella siguió callada, sin decir nada. Por fin me decidí a abrazarla, sintiendo sus gordas tetas, y sobre todo sus pezones erectos y duros. Toqué suavemente su pezón con la yema de mi dedo notándola excitada…

-“¡Por favor nene estate quieto, que yo también soy una persona de carne y hueso…, no de piedra, además, mira como estas!” Expuso al tiempo que con su mano izquierda tocaba mi pollón garboso, remangó el prepucio y me pajeó durante unos segundos amenos, notaba su suave y cálida mano agasajar mi rabo endurecido.

-“Sigue mamá, lo estás haciendo muy bien…” me la soltó a modo de castigo.

-“Basta ya Lorenzo duérmete por favor, porque después de la paja de calentamiento querrás follarme… y eso me obligará a hacerte yo la paja o mamártela, ahora no me apetece, estoy muy cansada. Solo quiero que me des calor y mimos, no que te comportes como un sinvergüenza”. Largó ya un poco más calmada.

-“De acuerdo intentaré ser un chico bueno con mamá”.

Estuve rozándole el culo con mi estoque bastante tiempo, ella se dio por vencida sin decir nada. En verdad se le oía su respiración agitada. Era posible que la hubiese excitado. Claro que lo era, sus pezones estaban durísimos, y cuando retiré la mano de su teta, ella me la cogió y volvió a ponerla sobre sus ubres, haciendo que le masajease el pezón. Aquello me hizo reflexionar un poco por lo tanto me aparté ligeramente de ella, introduje mi mano por detrás entre sus piernas. Ella sumisa al principio, dio un ligero respingo a mis manejos, es más, ante mi insistencia abrió ligeramente las piernas permitiendo que mi mano atravesara sus bragas y se apropiase de su conejito aterciopelado. Tenía las bragas mojadas, estaba súper cachonda sin duda. Me retiró la mano de entre sus piernas con delicadeza, se dio la vuelta me dio un beso para decirme…

-“¡¡Por fa, ya no eres un niño, prácticamente eres un adulto y sabes lo que conlleva que te corras dentro de mí!! Expeles mucha leche, tu esperma es muy joven y prolífero y sin lugar a duda tus millones de bichitos buscarán preñarme”

-“Lo sé mamá te puedo preña…”

-“…Así es, por favor compórtate como un hombre responsable entonces”,me dio un beso cariñoso y acto seguido me levanté su cama sabiendo que no dormiría ni me la follaría…. “¿Te marchas cariño?”

-“Lo he pensado mejor…, creo que contigo no conseguiré conciliar el sueño en toda la noche…”

-“Como tu veas mi amor, la abuela también te estará esperando”.

Con las mismas salí de la habitación hacia el cuarto de Manuela…Mi abuela me acogería entre sus cálidos brazos para aliviar mi desazón. Entré, me quité los calzoncillos y lo dejé sobre la alfombra… me pegué a mi abuela por detrás y sin preámbulos la abracé comenzando a sobarle las tetas y el culo. Para mi desesperación, la mujer parecía no reaccionar. Su sueño era más pesado de lo que había imaginado una hora después de tomarse la pastilla de “Thermopure”. Me encogí de hombros e intenté sacarle las bragas desde atrás. Si no se giraba la iba a follar igual por detrás buscando su hermoso coño de labios enormes. Cuando me deshice de ellas empecé a meterle la polla entre las piernas buscando su coño y fue entonces cuando ella se percató de mi presencia…

-“¡Mmmm!, joder Lorenzo, siempre igual. Es muy tarde y no estoy para fiestas, ¡mmmm!”La maldije en silencio pero continué la invasión. Había venido dispuesto a follarla y sabía que podía hacerlo sin pagar peaje a cambio.“¡Mmm!, venga pesado está bien, qué inoportuno eres ¡Te dejo follarme pero acaba rápido!”

Se giró y se colocó boca arriba con las piernas abiertas. Ahora sí. Eso era lo que había esperado. Mientras ella aguardaba a que su nieto la montara. Aproveché para subir el camisón hasta el cuello y abrir un poco más sus piernas. La oscuridad impedía que mi abuela pudiera ver la sonrisa de hiena de su nieto como una alimaña que acecha a su presa en plena erección, sopesé la idea de lamer el coño desnudo que me encontraba acariciando. Sonreí para sus adentros y me lancé en busca del conejo mullido en la negrura.  Por el olor acerqué la lengua a los labios maternos, los besé y los recorrí con la punta de la lengua. Instantes después lamía con pasión abajo y arriba haciendo largas paradas en su clítoris que lengüeteaba con avidez, entretuve un buen rato lamiendo su coño. Le gustaba, lo deseaba. Le introduje la lengua follándoselo y atiborrándome de chocho maduro. Después fui besando su vientre y su cuerpo hasta llegar a sus tetas. Las besé con ganas y me regodeé en sus pezones.

Tanteé su coño con la punta de la polla sin encontrar la entrada, entonces fue ella la que me agarró el cipote y se lo enfiló en la entrada de la vagina…, yo solo tuve que empujar cuando sentí  mi glande cobijado por sus hermosos labios vaginales… se la fue metiendo poco a poco, notando que estaba un poco seca, pero la saliva había lubricado la zona lo suficiente como para que se colara sin mucha dificultad, pese a ello la orografía del tronco plagado de venas hinchadas, remetía los labios y ella los tuvo que estirar con los dedos para ofrecer una bocana con mejor acceso y más lubricada que facilitó meterla hasta dentro. Cuando la metí hasta el fondo tras varios empellones, empecé un mete y saca suave. Con cuidado de no despertar más de lo necesario a la abuela que continuaba adormilada ¡Aguantó al pesado de su nieto terminara de follarla! No tardaría en correrme dentro, estaba súper cachondo tras una tarde de espera a follar a mi madre y el rechazo de esta. Después la desmontaría escurriéndome hacia un costado dando la espalda a mi abuela, esperando que ella hiciera lo mismo. Estaba en la gloria, era un genio convencido de merecer lo que estaba haciendo con mi abuela castigando a mi madre del placer de follármela esa noche… esa era la suerte del castigador que siempre tiene donde meterla.

Cada vez estaba más cachondo y la corrida estaba a punto de llegar, lo notaba en mis huevos a punto de reventar de lo que le hervían. Una de mis manos no paraba de sobar las tetas de la hembra receptora y sumisa, se coló bajo su culo tanteando la entrada de su ano. Jugueteó con él durante rato hasta que sentí una leve contracción involuntaria. La suave follada se estaba convirtiendo en una batería de empujones contundentes que hacían botar las gordas tetas de enormes pezones como rosetones de mi abuela, más de lo que sería prudente para que ella disfrutara sin llamarme la atención porque la inercia de sus masas mamarias le provocara dolor. Los vaivenes que le propinaba su nieto hacían que la mujer comenzara a emitir leves gemiditos por la compresión de su cuerpo. El dedo que le perforaba en su culo lo había penetrado por completo y me lo estaba follando sin compasión por ambos agujeros. El ano de la mujer se contraía y expandía sin cesar. Le estaba gustando la follada doble… no fui consciente de lo que estaba pasando hasta que las manos de Manuela se posaron en mi espalda y me aprisionaron contra ella instándome a seguir follándola más fuerte. Me sorprendió… eso no entraba en mis planes que una madura tan contenida como mi abuela colaborara tan activamente estando tan empastillada…, ella solo tenía que dejarse follar en duermevela. En un primer momento el reflejo hizo que disminuyera mi cadencia y la fuerza de los embates. Por desgracia para ella la situación había llegado a un punto sin retorno y los síntomas era que solo había una salida… la INSEMINACIÓN. Mi abuela me agarró del culo con más fuerza y lo empujó hacia ella, clavando sus uñas en él…

-“No pares. Sigue, sigue, fuerte. Como siempre haces cabrón ¡¿No habías venido a buscar un coño para follártelo?! Pues aquí lo tienes… ¡Vamos llénamelo!”

Ya no había vuelta atrás, a mi abuela se veía muy avivada con la posibilidad de que me pidiese de no parar hasta que ella se corriera y se quedara dormida con el polvo. La mala noticia era que yo ya estaba a punto de correrme. “Mierda” Pensé. No voy a aguantar con la polla dura hasta que ella se corra.

-“No pares de follarme el culo con el dedo”,instó Manuela. “Mételo otra vez, sigue, sigue, más”.

Esto no lo esperaba de mi abuela… ella no era de esas y menos drogada. No importa, lo que fuera con tal de no caerme con todo el equipo. Volví a meterle el dedo en el ano y acompasé mis embestidas anales, a las de mi polla contra su coño, en tanto ella continuaba amasando el culo de su nieto. Con cada embestida ella tiraba hacia sí de cada glúteo haciendo que el culo se me abriera, esto era algo incómodo pero nada parecido a lo que sintió cuando el dedo de su abuela se coló en mi ano y empezó a follarlo igual que yo hacía con el de ella. Mi abuela utilizó la otra mano para agarrarme de las pelotas. Esto no era bueno, me daba demasiado placer, no aguantaría más. ¡Córrete, joder, córrete! imploraba mentalmente. ¡Por lo que más quieras córrete y duérmete…No voy a aguantar más! Mis plegarias fueron oídas y mi abuela comenzó a alcanzar el éxtasis jadeando hondamente suspiros de placer mientras su nieto descargaba largos chorros de semen dentro de su coño. En el momento culmen de la follada, cuando me deslechaba salvajemente vaciando mis huevos a placer, la señora me empujó de la nuca con una mano y me propinó un profundo y húmedo beso ahogando sus gemidos conmigo mientras le seguía metiendo un dedo por el culo. Los chorros de leche continuaban inundado el fondo uterino de la madre de mi madre, mientras nos besábamos apasionadamente. Todo aquello duró un par de minutos en los que le enfundé la verga hasta los huevos dentro del coño dejando una buena inseminación, una inseminación total. Acabada la corrida, mi abuela se despatarró quedando su cuerpo inerte debajo de mí, apoyé mi cabeza en el cuello de Manuela mientras recuperaba el resuello. Oía latir con fuerza el corazón de la dama recién rellenada de lefa… La muy puta se había puesto a mil con la follada y había terminado follándome por el culo donde aún seguía su dedo. Por lo menos tenía dentro hasta la segunda falange. Era una sensación extraña sentir el dedo de mi abuela en ese lugar tan íntimo y virgen. Al cabo de unos segundos noté como extraía el dedo de su ano y se preparó para descabalgarla para quedar dormido a su lado durante el resto de la noche.

A

l día siguiente me levanté para ir a estudiar encontrando únicamente el desayuno sobre la mesa y nada más, mi madre y mi abuela se habían ido a trabajar. Durante toda la mañana estuve pensando en mamá y en lo que había pasado y me sentía muy apenado dejándola sola para ir a follarme a su madre. En todo el día no pensaba ir a casa hasta una hora de la cena, pero llegué a las 15:15, sabía que mi madre llegaría tarde al ser esos días especiales de trabajo. Cenamos, aunque en toda la cena nunca la miré a la cara directamente para cruzarme con su mirada, solo entablaba conversación con mi abuela Manuela…

Tras mi segundo encuentro sexual con mi abuela Manuela, al llegar a casa comenzamos a hablar sobre lo sucedido, ella me decía en palabras más, palabras menos, lo bien que la había pasado, del placer que había sentido, que hacía mucho que no se la pasaban por la piedra, ni siquiera hacer una felación, pero sin embargo se sentía extraña por el hecho de acabar llena con el semen de su propio nieto, y la inmoralidad que supone una relación incestuosa… en ese momento mi abuela abrió todas sus confesiones íntimas, se sentía desinhibida hablándome de todas sus preocupaciones, yo por mi parte trataba de ser comprensivo y sensible sin que se notara demasiado que lo en realidad lo que quería en ese momento era metérsela otra vez, le dije…

-“Oye abuela, no tienes necesidad de reprimir tus deseos… eres una mujer bella y aún joven para jubilar su sexualidad, es normal que necesites calmar tus ardores… no te sientas culpable conmigo, de esto que ocurre en casa con vosotras conmigo no se tiene por qué enterar nadie y a mí me viene fenomenal… sexo seguro y garantizado todos los días con la mujeres que más amo en la vida”

Ella aceptando mi respuesta… -“Tienes razón, tu sabes que mis relaciones son vagas o casi nulas y como has podido comprobar añoraba un buen polvo. ¡No sabes cómo deseaba que me follaran!”

-“Sí, lo noté enseguida pese a que te hallabas adormilada… no quería abusar de ti, pero mi madre me dejó muy cachondo y necesitaba aliviarme como fuese…”

-“Bueno hijo, No quisiera que pensaras mal de tu abuela aunque me haya comportado como una puta”.

-“No lo pienso abuela en absoluto”.

-“Mira cariño necesito que comprendas que cuando las mujeres estamos en celo no respondemos como madres o abuelas, sino como hembras sedientas de sexo. Además tú eres mi nieto y te amo como a un hijo o más… pero soy mujer y hembra antes que madre y abuela”.

-“Yo solo veo en ti y en mi madre a dos mujeres normales con necesidades normales… y como único hombre de esta casa mi deber es comportarme como tal”.

-“Así es mi amor, pero también es justo reconocer que posees un miembro viril digno de un dios, ¡Como hembra esa polla me vuelve loca y es una lástima desperdiciarla…!”.

-“La tienes a tu disposición… ¡Mis erecciones ya solo os las dedico a ti a y a mi madre…!” En esas estábamos poniéndonos muy calientes de nuevo, ¡Teníamos que follar!  Mi madre tardaría varias horas en llegar, tenía que cumplir con el nuevo horario en donde los jueves trabajaba hasta las 19:00 horas.

-“Me voy a poner más cómoda… no te vayas que tenemos muchas cosas de qué hablar tú y yo”

-“Te espero en…”

Ella así lo hizo, se puso un bata color celeste muy corto que apenas cubría sus preciosas nalgas, debajo unas bragas negras muy chicas y las tetas descubiertas, yo por mi parte yacía desnudo sobre el sofá contemplando el cuerpo desbordante de mi abuela. Le dije entonces que se tirara a todo lo largo del sofá…, comencé meterle mano en las piernas y en el culo, ya su respiración era notoria, empecé a subirle la bata hasta dejarla delante de mí solo en bragas, ella se abrió de piernas, ahí eche hacia un lado sus braguitas y comencé a lamerle el chocho, con mi mano acariciaba con movimientos circulares sus clítoris, ella jadeaba y en susurros…

-“¡Oh así Lorenzo, hace mucho que nadie come mi flor, sigue que ricooo, ahh”

Su chocho es rosadito, y a medida que lamia se iba humedeciendo y hasta se le inflamaba. Sus jugos fluían por su gran raja abierta, el clítoris enorme endurecido era torturado por mi lengua, chupado y hasta mordido con lujuria. Le comí el coño de arriba abajo, penetrando su vagina con mi lengua todo lo que podía follármela, quedando mi boca y su boca vaginal completamente acoplada. Así estuve un buen rato hasta que conseguí sacarle un orgasmo y mi polla ya estaba totalmente erecta, y se la puse en la boca, ella me hizo una felación increíble, los movimientos de su cabeza mamando eran de una verdadera golfa, mamaba a un ritmo infernal, en su cara veía su rostro de puta, sus ojos se perdían entre mamada y sacada, fueron tan violentas sus mamadas que la clavaba hasta la raíz y no producía ni siquiera una arcada con los 19 cm de gorda verga en su esófago. La saliva espesa se derramaba por sus comisuras impregnando mi tallo enardecido y las pelotas. Con la abundancia de su saliva desbordando su boca, mi vello púbico le acariciaba la nariz y mis los huevos golpeando la barbilla de mi abuela… aquello tenía visos de terminar con mi semen en su estómago, hasta en su pelo, sus cejas, incluso en sus ojos si se terciaba la gran corrida que suelo tener, llenándola totalmente de mi leche caliente, ella procuraba con sus dedos horadar profundamente su coño, mientras yo dirigía su boca para tragarse la verga de su nieto como una zorra debe comerse un buen rabo, en ese momento le dije…

-“¡Manuela qué bien la chupas, como se ve que tienes experiencia zorra! ¡Cómo te gusta mi leche! ¡¿Eh golfa?! Desde que has descubierto lo cabrón que es tu nieto no quieres otra cosa que follar…”

A ella parecía que mis insultos la ponían mas cachonda, tras terminar de relamer mi glande, continuaba metiéndose un par de dedos en su chocho, fue en ese momento que aproveché para comenzar a explorar por primera vez su ano a plenitud, comencé a acariciárselo, pensando en una posible penetración anal, mientras mi polla se ponía dura de nuevo, cuando llego el momento me empine y le dije…

-“¡Putita ahora si te voy a penetrar! Este coño está pidiendo a gritos que me lo folle…”

-“SÍ, métemela hijo penétrame bien duro ¡FÓLLATE A LA PUTA DE TU POBRE ABUELA”

La puse delante de mí, le quite las bragas, y de frente comencé a acariciar la entrada de su vulva con mi verga, tome uno de sus pies y comencé a chupárselo, dedo por dedo, eso parecía ponerla a mil entre jadeo y gemidos. Sin más enfilé mi tranca y le penetre su hermosa vagina, fusionándose nuestros genitales por completo. Le entró entera de una sola estocada, de ahí comencé un mete saca tremendo entre tanto ella decía…

-“Ohh asiii, ahhh que ricooo, maas maaas, mas rapido, ohh no te detengas nene sigue”

Yo como endemoniado, seguía chupándole el pie, y con mis manos sus tetas, al cabo de unos minutos la muy zorra se volvió a correr… era increíble como siendo tan madura aún se corría como una adolescente salida. Su segundo orgasmo de la tarde lo noté en mi polla… sentía sus espasmos vaginales apretar y aflojar el tallo endurecido, se retorcía de placer entre gemidos y chillidos, de igual manera que se corría su hija. En ese momento lo considere oportuno, saque mi verga y la dirigí hacia su precioso ano, cuando ella sintió que yo intentaba encularla, rápidamente cerró sus piernas cruzándolas y me dijo ya un poco más calmada…

-“No Lorenzo por el culo no, yo no te he dado permiso para eso. Tienes una polla muy gorda y larga ¡Me da miedo que me partas el culo! ¡Me lo vas a romper y no podré sentarme en dos días o más!”

Para no arruinar el momento simplemente desistí y se la volví a mater en el chocho… aquello ya tenía avisos de la llegada de mi leche, así que arrecié la embestidas oyendo sus gemidos casi gritos de gusto cuando por fin descargué toda mi lefa dentro de su útero. Era una locura de lujuria incestuosa, era increíble tocar su limpia piel blanca y sudada… era como tocar el cielo, sus poderosas carnes como algodones de azúcar suaves para comer, toda una preciosidad de mujer, y a la vez tan viciosa y complaciente como la hija y madre de un servidor. Nos dimos una ducha compartiendo juntos el agua que nos refrescaba, después esperamos hasta la hora de llegada de mi madre preparando la cena y algo más en la cocina. Cuando llegó mamá, ni siquiera hablamos. Cuando terminé en la cocina, fui a mi habitación y me puse un pantalón corto de pijama. Mi madre se entretuvo un buen rato en la ducha. Ese día no intenté verla, estaba contrariado por lo que había sucedido la noche anterior y lo desahogado que mi abuela me había dejado una hora antes. Estuvo más tiempo de lo habitual en el baño, por fin salió envuelta en una toalla y entró en su habitación. Yo me estiré en el sofá para ver la tele. Cuando ella entró en el salón, no daba crédito a mis ojos, allí estaba con un vestido con un top casi transparente le dejaban libre el vientre, con un pantaloncito de algodón ajustado muy corto que solo con agacharse se le notaria todo, además se le alcanzaba a percibir un tanga muy excitante. Era increíble. No podía articular palabra. Me limité a mirarla. Mi polla estaba a punto de reventar. Ella me miró, se aproximó a mí…

-“Cariño, lo he pensado mucho durante todo el día por mi comportamiento contigo ayer en la cama, y además lo he consultado con la abuela. Le había contado las ganas que le puse y la follada contundente que le suministré, la misma que ella se perdió… “Ambas hemos llegando a la conclusión que si eres el hombre de la casa, y eso implica que debes serlo todo a todas horas”. No entendía muy bien a donde quería ir a parar pero prosiguió… “¡¿No era esto lo que querías, pues aquí me tienes?! ¡¿Te gusto con esto?!” Me dijo señalando con la mano todo su cuerpo.

No sabía que decir, afirmé con la cabeza sin apartar la mirada de sus tetas, de sus piernas. Sin duda mi madre estaba celosa de la abuela, al haber sido la agraciada con mi virilidad, quizás no sopesó su palabras al negarme meterme dentro de ella y pensó que me quedaría acurrucado a ella pese a no dejarme follarla… Y se equivocó. Cuando un macho está muy salido, como lo estaba yo anoche, la alternativa de dar cariño nunca supera a la de otra hembra dispuesta a recibirte con la piernas abiertas, hasta dejar aliviado tu libido. Mi madre se sentó junto a mí en el sofá y me abrazó, comenzó por besarme suavemente en los labios…

-“Tengo que enseñarte a besar, a ver si aprendes…”, al mismo tiempo que me besaba, su mano derecha frotó sobre el pantalón mi polla erecta y dura como una piedra… “¡Vamos a mi cama, estaremos más cómodos!” Mientras me tomaba de la mano.

Íbamos a follar en sus días fértiles, las posibilidades de hacerle una barriga era muchas, pero mi cabeza no estaba para esas cosas… Una vez en la cama, me quitó el pantalón del pijama dejando mi verga erecta al aire, no lo dudó un segundo, la acarició con sus dedos, entreteniéndose especialmente en el glande y muy sensualmente dijo…

-“Tienes una buena dureza de polla pese a haberte follado ayer a la abuela. Este capullo es enorme y se le ve con ganas de entrar en mi coñito, pero primero te la voy a comer bien para que se te ponga mucho más reluciente. Solo te pido que tengas cuidado de no saciarte si te corres en mi boca, necesito tu leche también en mi chochito…” soltó de su boquita sonriendo y con cara de puta.

Yo alucinaba, estaba a punto de reventar. Cuando apretó el capullo con sus labios estuve a punto de correrme en su boca, pero ella lo impidió. Aquello era alucinante, me sentía en el Olimpo de los dioses, ella se comía mi polla con devoción, como sí solo existiese mi verga para alimentarse. Se fue quitando el pantaloncito, dejando ver sus braguitas que eran comidas por esas enormes nalgas, soltó mi verga y se acomodó sus bragas hacia un lado, luego abrió las piernas al tiempo que me hacia subir acoplándome entre ellas. Cogió mi polla con su mano y la aproximó a su vagina acomodando el glande entre sus grandes labios vaginales internos, pasándose el capullo por su clítoris que ya estaba muy abultado, duro y blanquecino de lo espigado que se hallaba.

Mamá tiene un coño bonito, con poco vello de color negro. La piel de todo su cuerpo era muy suave y especialmente la de sus piernas. Así permaneció un rato pajeándose con mi glande…Yo estaba excitado en extremo, deseaba meterle mi balano, pero ella no lo permitía, siguió masajeando su clítoris haciéndose una soberana paja con él, se amasaba una teta y yo la otra… nos besamos comiéndonos las bocas y mamándonos las lenguas como lujuriosos pervertidos hasta que tuvo un orgasmo. En ese momento me di cuenta que tanto mi madre como la abuela poseían una gran facilidad para contraer un orgasmo o varios en el mismo acto. Sentía como le corría su flujo por mi polla, estaba encharcada…

-“¡Cariño, mira cómo le has puesto el conejo de mojado a mamá! ¡¡Eso no se le hace a tu querida mami!!” Recriminaba pícaramente sabiendo que con ello envolvía el ambiente entre ambos de un morbo intenso… “¡Venga, ahora méteme ese pollón con suavidad, no me hagas daño mi vida…! Lo tienes muy gordo y duro…”Me dijo con voz entrecortada de la excitación.

Hay que ver lo que son los genes, mi madre y mi abuela poseen las mismas posturas y formas de hacer las cosas sin habérselas enseñado una a la otra… Al igual que la noche anterior con mi abuela, mamá con su mano colocó mi capullo en la entrada de su coño, apreté suavemente con un suave empujón. El estar tan lubricada permitió que el capullo deslizase en aquella estrecha cavidad, en eso hubo una diferencia. Fui apretando lentamente hasta que tuvo toda la verga enterrada en su interior. Percibía como se abrían sus paredes haciendo frotar sus pliegues suaves en mi sensible glande a medida que horadaba su intimidad…, es una sensación casi indescriptible que me electrizaba todo el cuerpo, casi tan placentero como la eyaculación en sus úteros. Poco a poco alcanzaba una mayor cota de profundidad a cada empellón. Comencé a bombear en principio con exquisitez partiéndola con amor y sin premura. Deseaba que viera en mí a su amante perfecto…cariñoso y canalla a la vez, para darle lo mejor del sexo. Ella gemía, de placer, me besaba el cuello y la boca mordiendo mis labios y apretando mi espalda…

-“Así amor, así, muévete un poquito más rápido. ¡¡Ahgg cómo me gusta!! Me voy a correr otra vez con esta polla perforándome. ¡Hijo mío, siento como tu cipote llena mi coño  hasta el útero! Muévete por favor, esto es una locura”. Mi madre se sentía fuera de sí gozando de cada puyazo de mi enérgico ariete… “Sentirte, compensa años de espera sin macho, sin un semental tan bueno como tú… ¡Ummm! Me corro…, Gritaba.

El orgasmo fue inmediato y el mío no se hizo esperar al ver como los músculos de su vagina se contraían constriñendo mi falo. Tanta fricción a un músculo tan sensibilizado lo enardeció, pues sus paredes masajeaban de tal modo que parecía fuera su boca húmeda. No tuve más remedio que dejarme llevar para que la naturaleza realizara su trabajo…, los dos nos corrimos al mismo tiempo. Nos besamos en el momento que descargué toda mi leche en el interior de su coño a base de largos y espesos chorros de esperma concebido para su fecundo útero. Mientras me corría dejé de moverme bruscamente para acompañar a cada lechazo un pequeño empellón en lo más hondo de su coño, percibiendo tan solo los aldabonazos de lefa directamente al conducto uterino. Al notar la calidez de mi semilla en el fondo de su coño, ella cruzó sus piernas a mi espalda y apretó con fuerza su chocho contra mi polla, consiguiendo una penetración profunda al elevar su culo y conseguir un enfilado perfecto para una clavada hasta las misma pelotas. Con el escroto aplastado contra su vulva vaciaba con sumo gusto mis huevos, a la par que la dopamina se apoderó de todo mi cuerpo, concediéndome la relajación y atolondramiento postcoital que todo macho busca al inseminar a su hembra. Yo estaba en esas trajinándomela bien adentro sin percatarme del bienestar de la dama que tenía debajo soportando mi desahogo…

-“¡¡Para cariño para, que me matas!! ¡Me haces una mujer completa cada vez que me clavas con tu polla de lo profunda que me la estás hundiendo…! ¡Me siento llena, mi vida!” Fue en ese instante en el que un poco asustado le pregunté… -“¡Mamá me he corrido dentro de tu coño, echándote toda la leche en tu útero…! ¡¿Qué tal si te quedas preñada?!”  Ella sonriente… -“Tranquilo nene, tu madre sabe cómo cuidarse…”

-“¡¿Acaso te has operado o te has puesto un diú para no poder tener más hijos?!”

-“No cariño, simplemente que no me importaría tener otro hijo tan morboso como tú, pese que al único que quiero es a ti…, eso me excito aún más. “Después de lo ocurrido anoche comprendí que si soy tu mujer… tu hembra, lo soy con todas las consecuencias”. Lo que no me dijo era que buscaba que la preñase.

-“Pero mamá, yo quiero follaros pero no deseo perjudicaros… Si os preño no sé que podría pasar…”

-“Ya lo sé mi amor, pero una mujer también sabe lo que tiene que hacer con su hombre… y te aseguro que no pasará nada que no queramos que pase” Estuvimos abrazados por un buen tiempo me preguntó… “¿Te gusta cuando me comporto como una puta para ti…?”

En mi excitación al ver cómo le quedaba ese top remangado y las finas bragas llenas de leche hacia un lado de su coño me excité de nuevo… -“Claro mamá que me gustas, mira como se pone la polla cuando te miro”, le respondí inmediatamente.

Le dije que se tendiera en la cama y comencé a besarle por todo el cuerpo. Ella estaba tan excitada como yo. Cuando llegué pasándole mi lengua a la altura de su ombligo, jadeaba y se movía, tal era su excitación. Separé sus piernas y comencé a comerme su coño…

-“¡Déjame nene, vamos a hacer un 69!” Me dijo.

Me di la vuelta y metí mi polla en su boca. Comí despacio con suavidad su rajita de color rosado, introduciendo mi lengua en ella. Al momento reventaba de gozo en un orgasmo descomunal o algo parecido para ser tan rápido. Su flujo vaginal con lefa mezclados caía sobre mi lengua. Limpié bien su vagina haciendo que se prolongara más su deleite. Me aparté y la abracé…

-“Déjame que te la chupe Lorenzo. Quiero que te corras en mi boca, me voy a comer toda la leche que te quede por salir en tus huevos hasta dejarlos secos…”Le respondí inmediatamente…

-“No, déjame, quiero correrme en tu culo”. Ella contestó un poco alterada… “¡¡Estás loco, como vas a meterme esa verga tan grande en el culo!! Es imposible, no entrará sin partírmelo. Además me vas a hacer daño abriéndome en dos…  ¡Vamos hijo no me seas cabrón…! ¡Cómo me le vas a dar por el culo a tu madre!”

Ante mi insistencia, y a base de pasar mis dedos por su coño y su ano, accedió a que la penetrase por detrás, pero en su coño otra vez. Se puso en la posición del perrito y separó sus nalgas mostrándome su agujerito de color más oscuro que el resto de la piel de su culo…

-“Ni se te ocurra darme por el culo nene… no conseguirías meterme todo eso por más que me gustase que me lo hicieras…”, me dijo un poco preocupada.

Estuve un rato introduciéndole un dedo en su ano, unté un poco mi pulgar en sus fluidos para más tarde apoyarlo en su agujero. Apreté un poquito, tímidamente se abrió y penetró un poco la primera falange, pero comenzó a quejarse como que le dolía, por lo que lo retiré y le di más lubricante natural. Así estuve bastante rato, hasta que conseguí introducir mi dedo al completo. Ella se quejó un poco, pero yo me paré hasta que el estrecho orificio se acostumbró a lo que tenía dentro. Con suavidad, paciencia y flujo vaginal con crema de manos conseguí penetrarla, llegando a introducir el pulgar entero. A la par le introduje mi rabo por el coño, viéndose penetrada por ambos agujeros, ella gemía y se quejaba de placer, pero cuando hube bombeado unas cuantas veces los grititos de dolor cambiaron a…

-“¡¡Así, así, fóllame bien!! ¡Me gusta tu polla, siento mi coño y mi culo lleno de ti! ¡Fóllame el coño, me gusta nene! ¡Eres mi macho y quiero que me revientes el culo!” Gritaba que se iba a correr.

Esa era la esencia de mi plan sabía que no le agradaba chillar fuerte mostrando su debilidad al ser perforada, por eso mordía la almohada. Desde esa posición veía su pequeño orificio anal, rosado, su esfínter arrugado como una estrella, era notable el tiempo que tenía sin ser enculada, y pensé es el momento, la saque de su vagina y la dirigí directamente hacia su ceñido botón censurado para mí hasta ahora. En un primer momento no pudo entrar mi cabeza, por lo grande que es respecto al orificio tan reducido de mi madre, al oír su chillido, la agarré con fortaleza  amarrándola del cuello un poco bruscamente y la estampé contra el colchón, y le dije…

-“¡Esto es para que no chilles perra, te voy a romper el culo ahora!”

Mi madre atragantada con la almohada no alcanzaba a pronunciar bien, no sabía qué decía pero yo ya estaba decidido a darle por el culo y llenárselo. Inmediatamente la saqué clavando tan solo mi glande en su ano que se dilató, pero no me atreví a meter más de un tercio de rabo… ella estiró sus piernas y durante cinco minutos me la follé metiendo solo la punta, la sacaba y la volvía a meter en gruta anal… Enculé fuerte a mi madre. Maite, mi madre, siempre ha sido una mujer tierna, nada tímida ni callada, pero sí sumisa a cualquier hombre por extraño que sea, siempre se ha rendido a un macho que le ofreciera su polla, esto podría y de hecho desencadena otra parte de la vida de mi madre, pero en esos momentos enculaba a la viciosa de mamá…

Me transformé en un sádico perforando el culo de mi madre, pensando que debía pagar por todos los cabrones a los que se había tirado en casa dejándoles gozar de su coño tragón, el coño que solo me pertenecía mí por derecho. Para facilitar la penetración, agarré la crema de manos que estaba en el cajón de la mesita de noche, y lo esparcí por todo su raja y ano, también me embadurné la polla con un poco de eso, y volví a embestirle el ano, la penetración era forzada, el tamaño de su botoncito es demasiado reducido, ¡Oh bueno por lo menos lo era antes de encularla!, pero entre sacada y embestida le fui rompiendo el culo, la estaba desflorando analmente, sentía como mi polla se abría paso entre las entrañas de mi madre, a mi me dolía, pero era tal la excitación que en lo único que pensaba y concentraba en ese momento era en terminar de rompérselo.

Se podrán imaginar a mi madre empalada por una verga de 19 cm con un grosor de 5 cm, veía su rostro a través del espejo del armario, su cara de congoja soportando la dilatación extrema de su ceñido ano, como mordía la almohada ahogando sus ganas de recibir todo el badajo filial… Sus chillidos se ahogaban, sus lágrimas vidriaban sus ojos y no tardaron en derramarse por sus delicadas mejillas, el maquillaje que con tanto esmero se había hecho se le corría y desdibujaba con regueros de rímel mi brutal penetración. Sus piernas se flexionaban hacia adentro tratando de sobrellevar el dolor cada vez más placentero tras la lubricación con la crema, ahora que lo pienso fue un poco despiadado de mi parte follarle su culo de esa forma. Al cabo de un par de minutos ya no gritaba de dolor sino que gemía de gozo, cuando por fin entre metida y sacada, le embutí hasta al último centímetro de mi descomunal polla. Su anillo estaba totalmente acomodado, circundado mi rabo erecto.

Vi en su expresión, como casi se salían sus ojos, se puso pálida, se retorcía de lujuria transformando el dolor en placer… ella empezó a mover su enorme trasero acompasado con el mete saca de mi verga. Observaba su expresión desmaquillada por las lágrimas en esa posición humillantemente de perra sumisa, ¡La verdad era muy excitante todo aquello! Mi madre en esas condiciones de depravación se realzaba como hembra dándolo todo, sin duda sabía que procurando placer al macho ella también lo recibiría en reciprocidad…metí mi verga para que me la terminara de engullir en su esfínter. Ahora tomé un ritmo cadencioso, y en nada tenía que envidiar su culo a como la sentía cuando la follaba por el coño.

-“¡Qué zorra te ves así mamá, tienes la cara como una verdadera puta! ¡Si viera como te he dejado el ojete! Se está tragando todo la verga de tu hijo como si de tu coño fuese…”

Mi madre no alcanzaba a decir nada, solo a jadear, sollozar soportando la embestidas…, muchos de ustedes os preguntaréis por qué es tan sumisa, es algo inevitable para ella, ser humillada por un hombre y su verga es su naturaleza, doy gracias a Dios que me tocó por suerte una madre que es mucha hembra y a quien le encanta serlo, teniendo en cuenta que la naturaleza nos ha dotado de un rol a cada uno y a ella le gusta ser una puta en casa y una señora en la calle. Todo eso me llevo a entender a ambas mujeres, adoptando el rol de macho alfa que ellas demandaban…, supe que debía de ser su referente como macho, a quien no dudaría en plegarse a sus deseos, aparte de lo cachondo que me pone hacerlo con ambas cuando saben que me estoy follando a la otra. Arremetía con fiereza clavándome hasta los huevos, la sujetaba de los hombros y la atraía hacia mí con su colaboración pegándose a mi pubis guardando toda la polla en su culo. Comenzaba a ser demencial, sentía lo apretado de su ano cerrando sobre mi tronco energizado, duro y venoso… el sonido chasqueante de mi pubis contra sus nalgas era demencial. Sus jadeos eran ostensibles y mis ganas de vaciarme en su culo iban en aumento, aumenté el ritmo de mi cadera en el mismo incremento que mis pulsaciones cardiacas… ¡De un envión la clavé a fondo!, justo en el momento de soltar el primer el aldabonazo de leche. Convulsionaba y eyaculaba un chorro tras otro rellenado el culo de mí madre de la lefa que aún quedaba almacenada en mis testículos… de repente le llene toda su cavidad anal de leche caliente…

-“¡Aah si, por fin me corro dentro de tu culo zorra que placer me das mamá! ¡Toma toda la leche de tu hijo! ¡Ahora sí me vas a dejar secos los huevos cabrona…!”

Ella no decía nada solo se hallaba sometida a la enculada recibiendo todo potencial de mi rabo e interiorizándolo como mejor pudo… al principio con dolor, después con deleite y finalmente con la satisfacción de saber que su ano le había respondido tan bien como si de su coño hubiese sido. Al cabo de unos segundos de mi quinto o sexto lechazo, me quedé acoplado hasta que mi polla, debido al decaimiento, salió del estrecho conducto de su esfínter. De alguna manera había dejado de ser virgen del culo, el cual estaba ligeramente dilatado. Salí del ano materno con una expresión de satisfacción tremenda… Acababa de rompérselo a mi madre, se lo había dilatado ostensiblemente pero en cuanto la extraje, su orificio que se triplicó en tamaño con mi polla dentro con respecto a cuando la follé con mi pulgar, no obstante la reacción de su ano fue impresionante… se cerró a su tamaño natural, en una recuperación pasmosa, eso sí, de tanta fricción estaba totalmente rojo, pensar que todo aquello ocurrió en algo más de 10 minutos siendo la segunda corrida para mamá y la tercera en menos de seis horas, después de habérmela follado por el coño, me producía una verdadera complacencia como macho de aquella hembra.

En estas dos últimas semanas me he follado a mi querida y amada madre unas seis veces, mientras que a mi abuela un par de días con tres polvos memorables, de muy distinta forma, pero con la misma intensidad, pues como ya os imagináis mis dos hembras se han vuelto adictas a mi polla, sin embargo mi mayor deseo todavía no lo había podido consumar hasta el día de hoy… darle bien duro por el culo a mi abuela y dejarla desflorada a sus 52 años… hasta ahora siempre se negado. Unos días después por fin logré acometer ese ardiente deseo…, el día que cumplía años, se decidió a celebrarlo en casa y para postre me dejó estrenarle el culo con la presencia en casa de mamá. Aquella mañana tras las tareas de la cocina terminando los preparativos del desayuno, mi abuela se fue a bañar, al verla la seguí, espere sentado en el ordenador a que terminara… le toqué la puerta intentando respetar su intimidad, pero antes que dijera nada entré cerrando a mis espaldas… necesitaba orinar le dije. Ella se estaba maquillando, totalmente desnuda recién bañada, con solo una toalla enrollada cubriendo su cuerpo, me saqué la verga semi erecta para orinar, ya para ella no era extraño verme la polla miccionando o duchándome compartiendo el aseo, por lo que siguió maquillándose como si nada echando un vistazo de reojo a mi manguera. Su actitud me puso cachondo, estar con la polla afuera y doña Manuela casi desnuda encerrados en el baño era una situación agradable y muy sugestiva, entonces pensé, es el momento de encularla, no se va a poder negar escabulléndose, la tengo acorralada. En ese momento comenzó mi eminente erección, al ver la fémina mi verga toda empalmada empezó a ponerse cachonda también haciendo alusión a mi semblante con toda la viga empotrada saliendo de mi entrepierna con tintes que amenazaban con follarla, ¡Era inevitable que se negase a mi polla erecta, está totalmente enviciada!, comenzó a tragar grueso haciéndose la inocente como un cervatillo encañonado por el perverso y desalmado cazador…

-“No me digas que me quieres a hacer tuya aquí y ahora a estas horas de la mañana…”

Sin decirle nada la tomé y la a recosté contra el lavamanos pegando sus tetas contra él, le quité la toalla que llevaba, y dejé todo su extenso culo recién bañado a mi merced…, primero, para que no sospechara de mis negras intenciones, le abrí las piernas montando uno de sus pies encima del retrete, apuntalé mi glande en su amplia raja buscando arriba y abajo impregnando de flujo mi capullo… también le repasé la oronda cabeza por su clítoris haciéndola templar de gozo. Mi abuela como una buena puta sumisa se dejó follar. Al cabo de un rato enfilé en su conducto vaginal y enterré mi rabo hasta casi la mitad de un solo empujón… comencé a metérsela en la vagina cada vez más hondo con el mete saca de costumbre al ritmo que ella le gusta. Con el último intento de pararme me dijo… -“Mi amor no, ahora no. No has parado de follarme en estos dos días. Me tienes el coño lleno de leche permanentemente y estoy en mis mejores días de ovulación como tu madre ¡¡ME VAS A PREÑAR CABRÓN!!” Me quedé un poco parado, perplejo al enterarme que aún no tenía la menopausia.

-“Acaso no es lo que quieres comportándote como Puta, me has buscado todos estos días poniendo celosa a mi madre cuando te follaba… ¡Ahora sé que esto es lo que quieres y te lo voy a dar!”

-“Joder nene, eyaculas mucho y siempre acabas dentro de mi útero”,me decía con toda la verga incrustada en su coño… -“Pues hoy no va a ser distinto, ¡Tengo los huevos a tope de leche!”

Se quejaba al tiempo que empujaba con decisión de metérsela entera hasta la raíz. Después de un buen tiempo de falsa súplica, ella empezó a correrse de nuevo con mi verga enterrada, la dama estaba tan salida a tal punto que al notar lo gordo y grueso de mi cipote no paraba de gemir como una vulgar zorra con hambre de verga. Tras en el momento álgido, retomó una venganza con una soberbia cabalgada. De repente me giró sobre mí mismo para sentarme en el váter tras bajar la tapa, se subió encima de mí y empezó a montarme, lo hacía tan rápido que yo bombeaba con satisfacción y muy ágil también, mientras se empalaba le besaba y mordisqueaba sus pezones tan erectos y duros como una piedra, además nos dábamos besos apasionados, solo lengua transfiriéndonos la lujuria y la saliva que salía y llegaba a sus mamas para dejarme que se las lamiera, succionara y mamara…

Ella gritaba emocionada… -“Así, así hijo, complace a tu abuela, llena el lugar por donde salió la madre que te parió… así, asiii… ¡Jódete a esta pobre vieja abuela tuya con muchas ganas de macho…!”

De pronto dejó de moverse y se paró, me preocupé y le pregunté qué pasaba, ella lo único que hizo fue darse la vuelta y empezar a meter mi verga por su culo. Asombrado por la acción tan despreocupada de doña Manuela, mi verga dura y gorda empezaba a entrar con facilidad en aquel virgen botón estrellado de piel arrugada y oscura. Debido a todos esos jugos que mi abuela soltaba cuando estábamos follando con tanta intensidad tenía todo el ano impregnado y lubricado, pero no lo suficiente, así que tomé el bote de hidratante corporal y pringué mi rabo inhiesto y su anillo constreñido. La volví a enfilar y fue cando entró con mayor facilidad. La dama no se quejaba, solo se le oía unos gruñidos soltando el aire con dificultad soportando el dolor de la abertura de su culo. En menos de un minuto, aquel cerrado agujero ya se había adaptado por completo y mi verga se enterraba en más de dos tercios de los 19 cm de rabo que poseo en ese culo rosa. Fue entonces que se empezó a mover más y más rápido, le gustaba que le metiera mi pollón por ese culo tan estrecho y bien lubricado. Intentaba mordisquear sus tetas, ella lo único que lograba pronunciar era…

-“¡¡Rómpeme el culo, párteme en dos y toca mi clítoris con tu mano sudorosa!!”

Emocionado a más no poder lo hacía hasta el punto en que ella lo empezó a hacer por sí misma. Gemía como una puta, hasta que no aguantó más y se corrió, eso fue lo más espectacular, cuando se corrió parecía un grifo de agua, fue uno de los mejores orgasmos que había tenido en su vida y por supuesto conmigo… ¡¡Ahora si estaba definitivamente bien desvirgada del culo!! Era un espectáculo ver como entraba y salía el trozo de carne de ese culazo que tantas veces soñé perforar. Le ayudaba a subir y bajar pero se las apañaba muy bien sujetándose del toallero para subir y dejarse caer con contundentes sentones que aplastaban mis pelotas una y otra vez. La muy puta gemía haciéndome disfrutar de largas y profundas incursiones en su esfínter con mi madre terminando de preparar el desayuno. Le agarré de las tetas que rebotaban locas de un lado a otro descontroladas, un par de masas mamarias que me hacían las delicias y no cabían en mis manos ¡FOLLARSE A MI ABUELA ERA TODA UNA EXPERIENCIA RELIGIOSA! A los pocos minutos fui yo quien estaba a punto de correrme…, el subidón de adrenalina se me iba a transformar en dopamina justo cuando comencé a eyacular en lo más profundo de su esfínter…, llené como nunca imaginé ese agujero tan delicioso. Los chorros de lefa se concatenaron uno tras otro ayudado por el leve movimiento de contorneo del culo de mi abuela ¡Se notaba lo buena folladora que era!  De repente se paró arrodillándose entre mis piernas, y sin esperar nada empezó a comerse mi verga, la comió tan bien que no dejó ni una sola gota de leche en ella y lo único que dijo al terminar fue…

-“¡Gracias cariño, eres lo mejor, no sabes cómo me alegro de ser tu abuela querida!”

Después de eso charlamos un poco y concluimos confesándole que ya no me masturbara sin estar ellas presente. Debía pensar que tanto ella como mi madre iban a estar ahí cuando la necesitara, y desde ese día cuando quiero una chica, un coño o un buen culo para vacíame tengo a mi buena madre y a mi abuela. Por cierto ahora cuando lo hacemos, siempre le gusta que le empiece rompiendo ese culo tan maravilloso, sin embargo doña Manuela que no se atrevía es su vicio. Es curioso que nadie se la follara por el culo, y que diera el paso de ser desvirgada por su nieto, ¡Vaya paradoja…Una abuela desvirgada por su propio nieto! Recompuestos de nuestra tropelía salimos del aseo a la cocina, donde estaba mi madre desayunando, nos miró con ojos sospechosos…

-“¿Dónde os habéis metido que se os ha enfriado el desayuno…?” Nos miramos cómplices mi abuela y yo confirmando las sospechas de mamá.

No pasaron muchos días cuando mi madre nos dio la noticia de su embarazo. Aquella semana de locura, con su útero en pleno apogeo de fertilidad, obtuvo el fruto que mis espermatozoides lograron con la conquista de sus maduros óvulos prestos a ser fecundados. Nuestro primer hijo colmó de alegría como de desasosiego el hogar en el que vivimos los tres amantes en esos días, pero no tardamos mucho más en saber que la abuela también estaba preñada. Como lo oyen la hija y la madre preñadas por el hijo y nieto de ambas. Se cerraba el círculo de su prematura maternidad con una preñez en el eclipse de su vida fértil, para la abuela Manuela. Durante el embarazo procuré no follármelas con demasiada frecuencia ni arrebato, lo hacía lo menos posible, aunque en eso se brindaba mi abuela para mi desahogo personal con más ímpetu que mamá pese a su mayor riesgo…, no menos de tres polvos gestionaba la sufrida abuela venidos de la descomunal polla insaciable de su nieto Lorenzo y unos dos semanales para mi madre. Les atoraba el coño, la boca o el culo sin el menor recato, pese a la familiaridad y recuerdos de ellas de cuando me cuidaba de pequeño. Ahora era un hombre adulto, padre de familia que había dejado de ser hijo y nieto para convertirme en el semental de dos hembras de necesidades fisiológicas encomiables colmadas por su nieto. Tan solo dos días después del parto de mamá cuando nació la pequeña Lucía, la abuela dio a luz al pequeño Gabriel. Ambas mujeres compartían algo más que la misma habitación de hospital… eran madres de sus hijos-nietos marcadas de por vida por el mismo macho a quien pertenecían, y al que ya solo llamaban por su nombre…Lorenzo. Mi madre volvió a quedarse preñada a los pocos años, antes de cumplir los 40, pero a mi abuela se le retiró la regla y ahora nos corremos sin riesgo de preñarla. En definitiva a mis 23 años era padre de tres hijos, dos niños y una niña. Mis mujeres estaban muy orgullosas de posar con sus vientres llenos de vida con mis hijos en sus panzas, y ahora son unas madonas cuidándolos y educándolos en la seguridad de una casa feliz y estructurada como nunca tuvieron ambas madres prematuras.

FIN

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