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Oscura tentación Parte 2.

en Grandes Series

Nota : Pido disculpas, por que en el anterior relato tuve algunos errores en el tipeo. Puse Laura, donde era Adriana. Para quitar esas dudas Laura es la maestra de Rocío y Adriana es su madrastra. En este relato decidí poner fechas para poder guiar mejor, si no le gusta me puedes escribir y las quito.

El secreto de Andrea.

12 de agosto

“Una persona puede darte más secretos de los que puedas imaginar, en tu mente humana y poco convencional, puedes encontrar un sinfín de caminos diferentes que recorrer”.

Suena el timbre, muy temprano, para ser cierto. Me levanto de mi cama con algo de somnolencia aún y me pongo una bata para cubrir mi ropa interior.

-Buenos días, señorita -me saluda un joven.

-Buenos días, ¿busca algo? -pregunto intrigada.

-Traigo un paquete, a nombre de Andrea, Andrea Castro -dice aquel muchacho, sacando de su maletín una caja de tamaño considerable.

-Ella está dormida y la verdad, no creo que se quiera levantar en estos momentos, está un poco indispuesta -después de lo anoche no creo que quiera recibir paquetes.

- ¿Usted es familiar de ella?

-Si, lo soy.

-En todo caso, usted me puede firmar el encargo y así no tengo que regresar otro día a molestarla.

-Si claro, mejor - respondo mientras recibo el bolígrafo para estampar mi firma en la hoja de recibos.

-Muchas gracias - termina el muchacho, para luego retirarse.

El paquete no tenía nada espectacular, tenía el tamaño de cualquier otro. Ninguna etiqueta por aquí … ninguna por allá. La duda me carcome las manos, pero decido dejar el paquete en la mesa central e irme a dar una buena ducha.

Entrando en mi cuarto, cierro la puerta y me libero de las pocas prendas que llevaba encima. Me adentro a uno de mis lugares donde quizás tengo más calma y pasividad.

Hoy tenía ganas de relajarme y darme una ducha larga y tranquila, preparo el pequeño jacuzzi que tenía. Pongo toda clase de jabón y burbujas para que el ambiente este a tope y caliento el agua durante algunos minutos.

La espera no es tan larga y me entrometo en el agua tibia, relajante y burbujeante que hace que cada parte de mi volara como en una nube. Aún mi mente no se despojaba de los recuerdos de la noche anterior, el cuerpo de Andrea aún estaba grabado en mi pupila y su olor lo podía sentir como si estuviera acá conmigo. Quizás este mal, que esté fantaseando con mi hermanastra, pero también soy mujer de carne y a veces puedo caer en el morbo y en el deseo de la fruta prohibida.

Hace tiempo que no me sentía así, para ser sincera después de varios meses mojé mis bragas de una manera descomunal. La última vez que lo hice fue cuando vi una película erótica, pero nada tiene comparación a ver algo tras un vidrio inerte … que ver piel con tus propios ojos … y no solo ver, sino tocarla y saborearla.

Mi mente me traiciona, sin darme cuenta mis dedos se encuentran jugando con mi boca … introduciéndolos lentamente, simulando los dedos de Andrea.

“Pero Andrea, que buenos dedos tienes”, piensa mi libido interior.

No sabría diferenciar entre el jabón o el resbaladizo terreno de mi entrepierna, húmeda y cálida, dispuesta a abrirse solo para alguien … y creo que la respuesta está en la otra habitación. Sus pechos estaban clavados en mis ojos y tratando de emularlos tocaba los míos con mucho deseo y pasión.

Mis pezones emergían de a pocos y se escabullían por mi piel erizada, a causa de los pensamientos lujuriosos que estaba teniendo en estos momentos. Pellizco uno de ellos y noto como un pequeño hormigueo recorre todo mi cuerpo, como algo eléctrico. Mis piernas se curvan y mi vientre se mueve al compás de mi respiración entrecortada.

Finalmente, mis dedos se dignan a abrir la llave del placer, lo único que evitaba que mis gritos de excitación se escucharan en todo el baño. Juegan con mi sexo, de poco a poco lo abren, como pétalos de rosas … jugando con ellos y resbalando a la vez.

El jabón y mi sexualidad se entremezclan entre gemidos y súplicas dados por mi lengua. Mi boca y mi voz claman un solo nombre … la chica que ayer pude tocar, mas tenía que guardarme mis deseos y conformarme con imaginar sus dedos dentro de mi interior.

Entran y salen, el terreno propicia tal aventura que cualquiera quisiera tener. Mi piel siente como los estragos de tales caricias surgen efecto, temblores en mi pierna aparecen y no se irán con facilidad.

“Vamos Andrea ... saboréame” pensaba en mis adentros.

Ese “yo” que te dice lo que en realidad quieres hacer, me ganaba la guerra. Mi razón estaba nublada, solo mi calentura actuaba en estos momentos.

Mi cuerpo me pedía más, mi clítoris no aguantaba más, a reventar quería estar. Soñando que te tenía, mas despertaba y no te poseía, mis manos trataban mi interior … como quisieran hacerlo con el tuyo.

Aquella zona era movida de un lado a otro, de arriba abajo en todas las direcciones posibles. Cada movimiento, un río de emociones y charcos de placer, se inundaban con mis dedos y volvían a inmiscuirse dentro de mí.

El orgasmo no estaba lejos, sentía que quería gritarlo, llorar y explotar. Era un mar de emociones … y un cambio de temperaturas. Mi voz se ahogaba, no salía palabra articulada de mi boca, solo balbuceos y entrecortes jadeantes. Mi cuello se estira hacia atrás, mi garganta se lubrica con la saliva que me causa tu cuerpo … y mis piernas se cierran lentamente. Un grito se escucha en toda la habitación, seco y fuerte … casi nada concreto, solo un balbuceo que lleva su nombre.

Me cuesta reponerme de tal acto, mis piernas aún no responden y mis dedos aún quieren seguir. Jamás había tenido tantas ganas de satisfacerme … me desconozco, pero aún mi corazón late fuerte … y mi sexo no piensa calmarse hasta que le dé lo que quiera.

Hace tiempo ya, Leslie me dio un juguete … para poder “divertirme” cuando este sola. Nunca pensé que lo usaría … ni mucho menos cuando me estuviera bañando.

Abro la pequeña caja que está al lado de la tina, una caja donde guardaba muchas cosas importantes para el baño, pero también mi extraño juguete.

Era un huevo vibrador, de tamaño moderado pero que al parecer vibraba de una manera inigualable. Lo prendo con cierto reparo, pero mis manos actúan antes que mi moral y empiezan a introducirlo lentamente en mi sexo, ya empapado con jabón y mi anterior orgasmo.

El trabajo fue más feroz, nunca había sentido tal emoción … tanto placer … tanto morbo en tan poco tiempo. Mis piernas tiemblan al compás del juguete y mis pechos tambalean de un lado a otro. Una escena erótica, sacada de algún sueño húmedo de un adolescente … mi cuerpo pidiendo más, mis ojos incendiados por el fuego del placer y mis labios mordiéndose mutuamente sin reparos.

Acaricio mis pechos, que ahora los noto diferente, los veo como algo más sexual … quisiera morderlos, pero la agitación no me deja pensar bien.

La velocidad era perfecta, sin embargo, mi cuerpo quería más … el control automático aumenta la velocidad y mi sexo lo siente. ¡Todo mi cuerpo lo siente!

El vibrato hace que todo se mezcle en un río de placer, inunda todo. Mis dedos ayudan y pasan por la zona, acarician el ya visible clítoris y junto al juguete hacen que mi cuerpo no dé más.

Mi cintura se contornea y se levanta por momentos, saliendo del agua de la tina. Mis dedos imitan el vibrato del juguete, causando que una marea inunde todo el baño, junto a mis jadeantes palabras.

El movimiento no cesa y otra marea sale de mi para inundar todo a su paso. No creo lo que estoy viendo, jamás pensé que podría ser capaz de hacer esto, pero lejos de arrepentirme me siento nueva y vigorosa.

Salgo de la tina, me seco quitando todo rastro de mis orgasmos y me cambió.

Me sentía bien y renovada, saco un conjunto de ropa interior que casi nunca usé. Unas bragas de encaje color negro, con un adorno en mi sexo que hacía de esta prenda muy erótica. No acostumbraba a usar sujetador en casa y sin mi papá merodeando opte por dejarlo de lado.

Un short fresco y de algodón tapan parte de mis muslos, aprovechando el verano aún en su punto medio.

Un polo negro algo ceñido terminan mi vestimenta de esta mañana … que ya casi era tarde.

Estando más calmada, me pongo a meditar sobre lo que había pasado. Siempre fui una mujer de principios, criada por un hombre que siempre me inculco valores y ética cristiana. Quizás por eso, ahora me encontraba en esta situación de no saber si lo que había hecho estaba bien o mal.

Pero, a mis veinte años aún dudaba si mi moral era la correcta. Jamás haría nada en contra de mi hermana … o bueno, hermanastra. Lo que pasó hace poco simplemente fue un momento débil en mi carne, sin embargo, estoy segura de que podré con otro episodio similar.

“Olvídate de esto, nunca pasó” repetía en mi cabeza mientras salía de mi habitación en dirección a la cocina.

No veo a Andrea por ningún lado, busco unos momentos por los sofás de la sala, pero mi vista no logra encontrar aquella bella silueta.

El paquete que había dejado hace una hora, maso menos, aún seguía en el mismo lugar. Me preocupo y subo rápidamente a buscar a Andrea, abro la puerta de su habitación y la encuentro durmiendo.

No habrá tenido una buena noche, se le ve bien dormida. Prefiero cerrar la puerta con cautela y retirarme del lugar.

La duda me carcome, quiero abrir la caja … pero a la vez siento que no es correcto. Empero, hay algo que me dice que tengo que ver que trae adentro. No pierdo más tiempo y decido abrir el misterioso encargo.

Con un cúter, corto lentamente, para que Andrea no note nada después. Abro la caja y emerge una nota, una especie de pequeña carta, con una letra que no sabía distinguir si era hecha a mano o en ordenador.

“Querida Andrea, estamos complacidos por tu suscripción a nuestra pequeña marca. Espero disfrutes lo que pediste, saludos cordiales”.

Era una escueta presentación, la verdad no podría imaginar que tiene adentro. Con solo leer esas dos líneas mis ganas por develar el secreto que escondía, se en crecento más.

-Haber, que te traes entre manos -digo decidida.

Abro la caja y lo primero que veo es un antifaz, elegante y sobrio, no como los que venden en cualquier tienda de disfraces. El color negro, hacía que la caja tome un tono más fúnebre y misterioso. Lo siguiente que mis manos encuentran es una mordaza-pelota o gag-Ball que es su nombre más comercial.

Me quedo entre asustada e intrigada, ¿por qué pide todas estas cosas? Obviamente, sé que a ella le gusta está moda masoquista … pero de ahí a comprar estos implementos, me parece algo absurdo. Es más, con quien lo utilizaría, quizás con esta tal Iris y también por eso se siente tan mal, porque se tiró la pasta en algo que lo tendrá guardado.

Río por un momento ante, según yo, un buen chiste.

Sigo con la búsqueda y encuentro bolas chinas, de colores y transparentes. En total conté tres … vaya que Andrea sí que está tocada. Pero la caja tenía más sorpresas aún, agujas hipodérmicas, sí, esas que se utilizan en los hospitales, asomaron ante mis incrédulos ojos.

¿Para qué mierda se utilizaría estas? ¿se pincharía en el cuerpo? joder, esta no me sabe tan bien que digamos. Un pequeño aparato, como un gran palo de madera negro y en la punta tenía una pequeña bola de vidrio. Juraría que es un vibrador, pero al parecer no lo es, porque tiene indicaciones de voltaje. Creo yo, que es algo que pasa electricidad, pero no quiero averiguar más, por que saldría horrorizada.

Que más podría haber en esta caja … sigo buscando y encuentro una especie de traje … al parecer de látex. Lo saco completamente de la caja, para ver de qué se trataba.

Una pequeña “falda” si se podía llamar así, con un agujero en el trasero. Ya sé dónde irían esas bolas chinas que encontré hace rato. Pero el conjunto no quedaba ahí, además había una chaqueta, también de látex, que solo cubría la mitad de cada seno o eso creía yo comparándolo con mi pecho. No quiero imaginar, que le cubriría a Andrea, al tener ella más pecho que yo.

Finalmente, había un collar con aro, tipo de mascotas y un plato de comida, supongo para juegos pre sexuales. Todo esto era algo nuevo para mí, quizás las bolas chinas o esa correa era lo que más conocía de toda esa caja.

Mi pequeña excursión acabó y guardé todo en la caja, dejándola lo más parecido a como vino al comienzo. Miro el reloj y ya eran casi la una, me pongo a cocinar.

A los minutos …

-Buenos días … Rocío - escucho la voz de Andrea, aún con sueño.

Llevaba un vestido rosáceo a tirantes, muy bonito y unas sandalias que combinaban perfectamente. Su cabello, como era costumbre, totalmente suelto y su sonrisa, aunque no lo creyera estaba empezando a emerger, después de los llantos de la noche anterior.

-Buenos días, bella durmiente, que tal dormiste -pregunto mientras ponía el arroz en la olla.

-Hmmm … pudo ser peor, por lo menos pude pegar el sueño después que te fuiste y olvidarme de todo lo que pasó. Nuevamente gracias -dice Andrea sonriéndome y estirándose un poco.

-No tienes que agradecerme, te dije que somos hermanas … y las hermanas estamos para eso.

Andrea, sonríe y se sienta en la gran mesa que estaba en la cocina.

-Y … ¿qué estás cocinando? ¿Quieres ayuda? no soy tan buena cocinando, pero puedo hacer algo.

-Es algo simple, yo tampoco que sea tan experta. Carne asada con puré y ensalada, pero ya estoy acabando … por si no lo notaste ya son casi las dos -digo en tono de broma.

Andrea sonríe de nuevo y se levanta para sacar algunos platos y vasos.

-Iré a comprar refresco en la tienda, ya regreso -dice eso mientras abre la puerta y desaparece tras de esta.

No falta mucho para acabar la comida, empiezo a servir ya en los platos que había puesto Andrea y me siento a esperarla que regrese.

-Vaya, había un poco de gente -abriendo la puerta y algo agitada, entra Andrea.

-Si, lo noté.

Andrea pone las bolsas de compras en la mesa y al parecer recién se percata de la caja en la mesa central. Dirigiéndose hacia ella …

- ¿Qué es esto, Rocío?

-Te llegó en la mañana, como estabas durmiendo yo lo recibí. Esta ahí desde hace rato, solo que no te desperté para que descansarás.

Andrea se queda mirando el paquete algo preocupada, pero termina sonriendo y sentándose en la mesa.

- ¿No lo abrirás? -pregunto sabiendo lo que ya contenía aquel paquete.

-No, tengo hambre, ya quizás después lo mire.

-Bueno, comamos -digo mientras nos sentamos y empezamos a comer la comida.

-Raúl se ha comunicado contigo o aún no -me pregunta mientras bebe un poco del refresco que había comprado.

-La verdad no, su último mensaje fue ayer, avisándome que llegaron bien.

Hubo un silencio por algunos minutos, se notaba un ambiente tenso. No sabía qué hacer para poder cambiar el tono de la conversación a uno más alegre.

-Y … Rocío tú tienes novio?, hace un poco menos de un mes que nos conocemos y nunca me entere si estabas en salidas con alguien o no.

-No, la verdad no tengo novio. Y no pienso tenerlo por el momento, estoy enfocada en mis estudios y en acabar la carrera para darle a mi padre un poco de lo que el dio por mí.

-Te escucho segura, eso me gusta de ti. Las pocas veces que hemos hablado de forma seria, has demostrado ser mucho más centrada que yo.

-Me haces sentir vieja - digo riendo - supongo que es por cómo me crío mi padre y por los sucesos que tuve que pasar de niña.

-Si, sé lo que pasó con tu madre, lo siento. Pero, se nota que te ayudó a madurar mucho.

-Tienes razón, me ayudo en demasía. Quizás por eso siempre estaré agradecida con mi madre … pero también con Adriana, en este pequeño tiempo sentí el cariño de madre que no tenía hace mucho.

Andrea sonríe y seguimos comiendo.

-Te quedo muy rica la comida, cocinas como tu padre -en tono dulce y levantándose de la mesa Andrea me dice.

-Gracias, a veces me sale bien -riendo.

-Iré a mi habitación, dentro de un rato bajaré -anuncia Andrea, mientras se aleja de la cocina.

-Está bien, no hay problema.

Al llegar a la mesa central, observo a lo lejos, que agarra el paquete y se lo lleva en la mano. Prefiero no decir nada, para no ponerla nerviosa ya otro día podré hablar de eso … pero ahora necesitaba saber que marca era. En la ficha solo había una B&S grande y de color negro.

Agarro la laptop y me pongo a buscar marcas con esas características, lastimosamente no encuentro nada. Creo que cuando decían “pequeña marca” lo decían enserio, pero a saber, la calidad de los productos se veía buenos y de primera mano.

Decido ser un poco más certera en mi búsqueda … escribo “B&S, productos fetichistas” y tuve algo más de información. Las primeras búsquedas, eran páginas que hablaban del BDSM, supongo por algunas de las letras de la marca. Decidí parar un rato la búsqueda de la marca y averiguar sobre aquel término.

Siempre había escuchado sobre esas siglas, más los últimos años. Pero, nunca había indagado más de la cuenta, a simple vista no me parecía un tema interesante.

Mi intriga se queda cortada, por las primeras definiciones que leo en la web. ¿De verdad había gente que le gustaba sentirse sometidas por otras? ¿Ser usadas … y simplemente tratadas como una pertenencia más?, Jamás pensé que algo sexual llegara tan lejos y profundo.

Pero, adentrándome más y más, descubrí que no solo era algo sexual … es un estilo de vida y hay gente incluso que se dedica a esto de forma diaria. Como un trabajo o algo de verdad, formal. Algunas técnicas que se usaban en estos oscuros y desconocidos lares para mi eran los azotes, cera, dilataciones, electroshock, … por Dios lo último puede ser hasta mortal si lo hace cualquier persona inexperta, como yo.

Torturas ... asfixia, un sinfín de métodos para poder satisfacer las ganas de sadomasoquismo de alguien. Encuentro dentro de una de ellas, “tortura de pechos”, los instrumentos más usados en estos eran agujas hipodérmicas … hasta clavos especiales. No me atreví a buscar en imágenes resultados de esto, aún no me sentía preparada para ver sangre … pero por lo menos ya sé para que venían esas agujas en la caja de Andrea.

Mi hermana era una masoquista … y una de las que no quiere simplemente una nalgada en el trasero. Decido parar de buscar información y regreso a la marca.

Bajando varios resultados, llego a encontrar un enlace a una página con un gran título “B&S: complaciendo tus fantasías”. El nombre era muy gráfico, así que creo que estoy cerca de lo que quería hallar.

Explorando el sitio, efectivamente, se trataba de un sitio de venta de accesorios usados en el BDSM y al parecer lo que había comprado Andrea era un paquete para iniciarse como sumisa.

Me levanto de la silla, creo que es suficiente por hoy. Mis ojos están hartos de ver instrumentos de torturas. Subo las escaleras para llegar a mi cuarto y escucho a Andrea hablar por teléfono.

-Joder, Andrea … te dije que no quería saber nada más de ti, porque me llamas -dice una voz tras el teléfono, por cómo le habla infiero que es Iris y están discutiendo.

-Iris, por favor, no me puedes dejar así por así. Quiero verte una vez más.

- ¡No!, ni lo pienses, estás mal de la cabeza si piensas que me voy a ver contigo.

La verdad quería entrar y sacarle el móvil de las manos para que deje de llamarla. Cuando se rompe algo, lo mejor es alejarse … no rogar por que vuelva. Pero, prefiero saber qué es eso que tanta molestia le causa a Iris.

-Iris, lo que pasó aquella vez no sucederá de nuevo. Fue un error mío, lo acepto … pero no me hagas esto. ¿Iris?, joder … me colgó – dice Andrea molesta y tirando el móvil sobre la cama.

Primero la caja y ahora esta llamada … Andrea no me está contando toda la historia completa. Necesito hablar con esa tal Iris, es la única que me podrá quitar la duda.

Andrea es muy cuidadosa de su móvil, así que tengo que esperar un buen momento para tomarlo. Regreso a mi cuarto, estoy algo cansada … muchas noticias que asimilar en tan poco tiempo … quizás por eso sienta que mi cabeza necesita un descanso. Rápidamente caigo en los brazos de Morfeo.

13 de agosto

-Rocío, ¡despierta! -me grita Andrea, parada en la puerta de mi cuarto.

-Que pasa, gritas peor que tu madre -refunfuño.

-Entraré a bañarme, si viene alguien por mí la haces pasar, que yo bajaré en un momento.

- ¿Dejar pasar? Ni siquiera me dices quien vendrá, puede venir cualquier persona. Yo no dejaré entrar sino me dices quien es, Andrea.

-Es una amiga, saldremos un rato, necesito despejarme tú ya sabes por qué.

-Si, lo sé. Está bien, ¿cómo se llama ella?

-Cristina, se llama Cristina.

Asiento con la cabeza, mientras Andrea desaparece de mi vista. Me levanto de la cama para poder tomar un vaso de agua, pero antes de bajar observo de reojo que el cuarto de Andrea estaba con la puerta entreabierta. Mi sorpresa es más grata cuando veo que su celular está en la mesa de noche. No lo pienso ni un segundo, cojo el móvil y empiezo a buscar las últimas llamadas, hace trece horas es la más reciente y maso menos coincide con la hora que recuerdo. Apunto el número con un boli en mi mano y salgo corriendo de la habitación.

Antes de bajar a la cocina, agarro mi móvil. De camino a la cocina, algunos mensajes de Leslie, pero ninguno de mi padre. Aún no me llamaba y me estaba preocupando.

Guardo el número en mi celular con el nombre de “I” y tomo un vaso agua. Llaman a la puerta.

- ¿Sí? -digo abriendo.

-Buenas tardes, se encuentra Andrea.

-De parte?

-Cristina, una amiga.

-Adelante, ella ya debe bajar dentro de unos minutos. Está duchándose.

La mujer asienta con la cabeza y entra, sentándose en uno de los sofás. Era una mujer de unos 30 años de piel muy blanca, como las chicas nórdicas. Su cabello era negro lacio y largo. Nunca me considere baja, pero en comparación de ella sí que lo era, me atrevería a decir que me llevaba quince centímetros. Venía con una vestimenta algo seria para el verano, algo extraña. Un pantalón de cuero y un top negro, pero debo admitir que no le quedaba nada mal. Quizás no tenía el mejor cuerpo del mundo, pero el pantalón levantaba un trasero digno de ver por unos momentos. Lo que más me llamo la atención, fue sus ojos … eran marrones pero oscuros, penetrantes e inquietos a la vez.

-Cristina, perdón por hacerte esperar -baja Andrea rápido, se había puesto una falda corta y una blusa blanca, con la que a veces iba a la universidad cuando había exposiciones. Un estilo casual, pero algo elegante, se ve que la amiga no era cualquiera.

-Rocío, regresaré en la noche, ¿yo te llamo si pasa algo vale?

-Vale, ve con cuidado.

“Son amigas, no pasa nada” pienso para mí, pero aquella mujer se veía algo distinta, su manera de mirar y caminar era algo altiva. Bah, al final no es mi amiga … es de Andrea. Algo de cansancio repentino se acerca a mi cuerpo, son un poco más de las doce, pero según mi cuerpo ya es de noche. Caigo en un sueño profundo.

El reloj marca las seis en punto, me levanto de golpe, no puedo creer que haya dormido casi seis horas. Para poder hacer algo productivo decido llamar al número que había obtenido. Con algo de temor, busco en la agenda y marco. Suena y suena …

- ¿Sí?, diga.

- ¿Buenas, se encuentra la señorita Iris?

-Si, con ella habla. ¿Qué se le ofrece?

-Verá … yo … soy la hermana de Andrea.

- …

-No cuelgue, no vengo en nombre de ella. Quisiera saber algunas cosas, mi hermana me preocupa y creo que tú eres la única que me puede ayudar.

-No quiero saber nada relacionado con ella por el momento.

-Sí, lo sé. Pero créeme que, si me lo dice, Andrea la dejará tranquila.

-Mira, no te conozco, pero que pierdo. Total, no sería la primera vez que le cuento a alguien cosas mías sin conocerla. Si quieres que te cuente lo que estás averiguando, ven al parque del centro a las siete, justo iba a salir de compras, pero aprovecharé para hablar contigo. Estaré en unas de las bancas, llámame cuando llegues.

-Está bien, eso haré gracias.

Cuelgo el teléfono y la verdad me pareció más sencillo de lo que esperaba. Bancas del centro, bancas del centro, repetía en mi cabeza mientras subía a mi habitación para cambiarme. En que lío me metí, estoy a punto de verme con la ex de mi hermana sin motivo aparente, descubrí que mi hermana es una masoquista y aparte tengo lujuria por ella. Vaya embrollo que estoy armando.

Me quito el short que llevaba puesto, para seguir con el polo. Estando en ropa interior, me miro al espejo. ¿Estás segura de lo que haces? Me preguntaba muchas veces, mientras me daba vuelta para admirar mi trasero. ¡Si!, claro que lo estoy, tengo que descubrir en que está metida Andrea. ¿Y por qué? ... acaso, todo esto me da algo de morbo o mucho peor ¿excitación? Supongo que lo averiguaré en el trascurso.

Me pongo una blusa blanca con los hombros al descubierto, imitando el estilo de Andrea, un pantalón jean holgado y unas sandalias con algo de plataforma. Salgo apurada de casa, ya eran casi las siete. Llamo a un taxi, digo la dirección y emprendo rumbo.

Felizmente mi casa no está tan lejos del lugar, en cuestión de minutos llegó y bajo del taxi. Ahora, a buscar las bancas de la plaza. Mis ojos recorren todas las bancas, pero casi todas andan vacías. ¿Es que la gente no sale en verano? O yo soy la única loca que lo hace. Marco a Iris.

- ¿Sí?

-Soy la hermana de Andrea, ya llegué, pero no puedo ubicarte.

-Estoy en la banca más cercana a la pileta - me dice de forma cortante y cuelga.

Vaya mujer, sí que tiene un genio, olvido sus palabras y camino por la plaza hasta llegar a la pileta, busco entre las bancas que están ahí y a lo lejos logro divisar a una mujer sentada en una de ellas. Era morena, fina y muy linda … Andrea no tiene malos gustos, no por lo que veo.

Llevaba una falda blanca, algo corta y una blusa color mostaza … resaltaba muy bien. No era tan alta, quizás por eso los tacones de gran tamaño.

- ¿Tú eres Iris? -pregunto temerosa mirándola a los ojos, ojos grandes y muy bonitos, por cierto.

-Si, supongo que tú serás Rocío, la hermana de Andrea - me dice mientras se levanta y me da un beso en la mejilla – ella me ha hablado mucho de ti.

Sabía mi nombre todo este tiempo y nunca se dignó a decirme Rocío. Ahora no me caía tan bien la morena.

-Si, soy ella – con la sonrisa fingida – quieres hablar aquí o prefieres ir a un café.

-Prefiero un café, corre algo de viento y yo aquí con falda – sonríe.

-En la otra cuadra hay uno, es bueno y no hay mucha gente. Podremos hablar más tranquilas.

-Adelante – dice haciendo un movimiento con la mano para que pase.

Durante el trayecto al café no decimos ni una sola palabra, uno de los silencios más incómodos que he vivido. Su cabello era perfecto, ondeado y castaño oscuro … moviéndose al compás de sus piernas, estoy empezando a creer que mi yo lésbico le está ganando terreno a mi heterosexualidad.

Después de varias pisadas inertes y escuchar el viento hablar en mi oído, llegamos. Nos sentamos en un pequeño sofá que había, una de las tantas ventajas del café que solía visitar muchas veces.

-Que van a ordenar señoritas – nos dice el joven camarero – con el calor de ahora, estamos vendiendo jugos y bebidas más frías por si les apetece.

-Gracias – respondo – yo pediré un jugo de fresa, helado por favor.

-Y yo un café expreso.

El joven se retira y por fin llegó el momento de charlar con la famosa Iris, la razón de las lágrimas de Andrea y el motivo por el que estoy aquí.

-Bien, que quieres saber, no tengo mucho tiempo así que seamos breves – me pregunta.

-Son muchas preguntas … ¿Por qué terminaste con mi hermana? – pregunto ya algo ofuscada por el trato de aquella mujer.

-Las cosas ya no daban para más, tu hermana tiene muchos problemas y yo no podía con todos ellos.

-Qué clase de problemas – parezco saltar de mi lugar ante la intriga – ¿te hizo daño?

-No sé ... si lo hizo o no. Si has venido a buscarme, supongo que ya sabes que le gusta a tu hermana, es masoca. Te lo digo así porque enserio lo es, cuando la conocí era una chica linda con apenas diecinueve, una belleza de mujer … pero con el pasar del tiempo se fue oscureciendo todo.

- ¿Oscurecer?, en qué contexto dices eso. Sé de los gustos de Andrea, pero cuando dices oscurecer siento que es algo que va más allá.

-Al inicio eran nalgadas … un azote o una jalada de pelos. Pero luego me pedía que le azotará con más dureza, usando látigos o mis correas, ella quería que le deje el culo rojo o hasta morado y eso no va conmigo. Traté de aguantar eso y creo que lo logre, por que amaba a tu hermana y soporte todos sus caprichos, hacía todo lo que ella quería … y ahora que lo veo pienso que todo fue al revés de lo que cualquier persona pudiera imaginar, yo fui su esclava … no ella de mí.

-Entonces, hiciste todo lo que ella quería … pero pudiste aguantarlo hasta que paso algo … ¿qué fue lo que detono todo y te convenció para que terminases con ella?

-Es algo difícil de explicar, cuando empezó todo este problema … ella me pedía constantemente que fuera o que me convirtiera en su Ama.

- ¿Ama?

-Si, todo lo que hacíamos eran simples juegos, en la intimidad a lo mucho. Mas, ella quería dar un paso o varios pasos adelante, quería que nuestra relación se volviera una relación BDSM.

-Relación BDSM – sacando lustre a mi investigación rápida sobre este tema – entonces quería que la tomes como sumisa permanentemente, no solo en la cama sino en la vida diaria.

-Así es, obviamente no acepte, pero hasta ahí aún estaba considerando seguir con ella e intentar lo que ella me propuso.

-Hasta … - digo tratando de continuar sus palabras.

-Hasta que un día me mostro un sitio que se llamaba “Escuela de sumisas” – intente no reír con el nombre, para mí, absurdo que tenía esa página.

-Sé que es gracioso, yo también lo tomé así hasta que vi en lo que se había metido – dice mirándome y sonriendo fingidamente – resulta que Andrea había pagado un “curso” para volverse sumisa. Obviamente todas las fantasías de Andrea, hasta ese momento eran muy guarras, pero hasta cierto punto era inexperta y pedía por pedir hasta que fue a ese curso.

- ¿Que viste en esa página?

- Vi muchas cosas … mujeres siendo azotadas, bañadas en cera, cosas fuertes que no te diré porque me pondré asqueada. Pero eso no es todo, Andrea me mostro fotos suya de las sesiones que había realizado en esa escuela.

- ¿Y que viste?

-Cosas parecidas a las anteriores, pero me sentí traicionada … sabes que es ver a tu pareja que amas siendo usada por una extraña, que simplemente por ser “Ama” puede tocar a tu mujer. Me deprimí, esas fotos también estaban colgadas en la red, pero estaban pixeladas en donde se podían ver la cara de Andrea.

- ¿Y por qué razón te la mostro?

- Por qué quería que fuera con ella a las sesiones, quería que “aprenda” de la domina encargada de ese sitio. De sus propias palabras: “quiero que te vuelvas mi Ama, pero una de verdad”. Ella solo veía su mundo, no veía el mío y me sentí traicionada. El poco amor que quedaba por ella se terminó y decidí alejarme de ella.

-Lo siento, debió haber sido difícil para ti.

-Si, estás en toda la razón – dice mirándome fijamente – para mí, tu hermana fue infiel y eso no se lo perdonaré nunca. Pero eso no es todo, cuando me alejé de Andrea ella aún me enviaba mensajes pidiéndome perdón así que como última medida decidí verme con ella para ver si tenía algo de remordimiento y actitud de cambiar las cosas.

Si, debe ser la vez que mi padre viajó … el día que descubrí esos mensajes. Ahora todo tiene sentido, pero … Andrea tiene algo que hasta cierto punto está fuera de lo normal.

- ¿Y qué pasó? – pregunto ansiosa.

-Algo peor, nos reunimos en la plaza, pero al no poder conversar bien fuimos a mi casa, que estaba cerca de allí. En ella Andrea me dijo que tenía una sorpresa para mí, me alcanzó un video para que lo ponga en la televisión. Yo supuse que era un video de ella pidiendo perdón o algo romántico, pero fue todo lo contrario. En ese video Andrea aparecía siendo usada por esa asquerosa mujer, no pude ver ni medio minuto, salí llorando y la largué de mi casa. Desde ahí decidí cortar total comunicación con ella

-Entiendo, la verdad no pensé que el morbo de Andrea fuera tan fuerte. Te voy a ayudar con algo … ten mi palabra de que Andrea no te volverá a molestar. Tu molestia está más que justificada y para olvidar a alguien se necesita tiempo, y tiempo habrá.

-Gracias … Rocío, te ves una buena mujer … quizás si no fueras hermana de ella podría haberte ligado – ríe mientras lo dice, por lo menos ya no es tan pedante como hace rato solo le devuelvo una sonrisa, algo incómoda, por cierto.

-Y bueno, me tengo que ir. Espero todo te vaya bien, hasta luego – dice levantándose y dándome un beso en la mejilla.

Aún me falta mucho por descubrir, pero ya quiero ir a casa a descansar. Me retiro del lugar y tomo un taxi. Al llegar, aún no regresaba Andrea, me preocupo un poco hace rato que ya salió con aquella mujer y como que no me causaba buena impresión.

-Andrea, ¿dónde estás? ya son casi las nueve.

-Ya estoy en camino, tranquila se me hizo un poco tarde – dice tratando de apaciguarme.

-Está bien, de paso compras algo para cenar que yo también salí y no pude hacer nada.

-Vale, hablamos cuídate.

Antes que regrese Andrea, terminaré mi búsqueda que empezó hace algunas horas. Ha sido un día largo, pero quiero terminar de una vez todo esto. Recuerdo las palabras de Iris, una página “Escuela de sumisas” así que decido inmiscuirme en el internet nuevamente para ver si hallo algo interesante respecto a ese nombre. Mi sorpresa es grata, la primera página con esa búsqueda me envía a una página con todas las características presentadas por Iris. Fotos por doquier, busco alguna en la que pueda reconocer a Andrea y efectivamente … una foto de ella atada a una cruz totalmente desnuda, juro que es ella, sus pechos … su cintura su cabello, es ella.

Este sitio tiene muchas fotos, muchas prácticas … desde asfixia hasta momificaciones, inserciones, algo llamado “caning” que todavía no sé qué significa, torturas con agujas, trajes de látex … vaya, que lío es este.

Busco en aquel sitio algún contacto y felizmente aparece un número. Supongo que será de la que administra todo ese lugar.

-Rocío, ya estoy en casa – grita Andrea desde abajo – traje lo que me pediste así que o bajas rápido o me lo acabo todo.

-Está bien, ahí voy – digo mientras me levanto de la cama, cerrando la laptop y bajando rápidamente.

- ¿Que has traído?

-Tenía ganas de comer algo grasoso así que pedí KFC, para variar.

-Bueno, no lo negaré ya se me antojo comer ese pollo.

-Comamos, que tengo hambre – sonriéndome.

-Y que tal tu salida … con aquella chica, ¿cómo se llamaba?

-Cristina, estuvo bien … salimos más que nada a conversar un rato, solo que se nos hizo tarde – me dijo dubitativa, no le creí sus palabras.

-Y sobre qué conversaron, por que tardaron bastante.

-Sobre temas laborales, ella puede conseguirme trabajo. Ya falta poco para acabar la universidad y no quiero depender de mi madre, le pedí un poco de ayuda en eso. Y tú ¿a donde fuiste?

-Tenía que verme con Leslie, hace tiempo que no hablaba con ella y nos pusimos al día.

-Ah, bueno sí … según lo que me habías contado, hace algunas semanas no conversabas con ella. Pero bueno, cambiando de tema, el pollo está muy rico así que creo que más seguido compraré esto.

-No, no puedes estar comiendo muchas grasas.

- ¿Las mujeres deprimidas como yo, podemos comer todo lo que queramos no? – dice entre riendo y sintiendo algo de pena por ella misma.

-Sigues en ese plan Andrea … ya te dije que tienes que hacer.

-Si, si – se levanta – tengo que olvidarme de esa mujer y rehacer mi vida. Ya me lo has dicho, pero no es tan fácil como crees Rocío. Ya terminé, iré a lavarme los dientes y dormiré, estoy muy cansada.

-Pero recién son las diez, tú te acuestas más tarde.

-No, esta vez no.

Al parecer le enfado mi comentario, bueno yo solo dije la verdad. Andrea se marcha así que para no estar sola abajo subo a mi habitación. Aún seguía con la ropa con la que había salido, así que ni bien entro a mi habitación me desnudo y me pongo un polerón blanco.

Era verano, no era para dormir tan abrigada y mucho menos con ropa interior. Antes de caer en los brazos de Morfeo, decido anotar el número que había visto en la página. Agarro un papel y un boli y empiezo a escribir, supongo que mañana llamaré y veré si puedo ir o concertar una cita con la dueña de ese establecimiento.

Mi móvil vibra por fin mi padre me envía un mensaje.

“Hija, aquí estamos con tu madre paseando. No he tenido mucho tiempo de escribir porque hemos estado viajando mucho. Quizás dentro de unos días te llame vía Skype para conversar. Descansa hija, te amo”

Sonrío al leer que mi padre está bien y le respondo algo corto pero bonito.

“Gracias por avisar padre, espero que tú y mi madre la estén pasando muy bien. Aquí todo bien, suerte en su viaje y que disfruten su “luna de miel”, besos”

Casi al instante, mi celular vibra de nuevo era un mensaje de Leslie.

“Oye, hace tiempo que no nos vemos y no me contestas los mensajes mal amiga. ¿Mañana tienes tiempo? “

“Disculpa, estos días he estado en otra. Mañana no, tengo que resolver algunos problemas. Es sobre Andrea, ya te contaré algún día”

“¿Algún día?, nunca me cuentas nada. ¿Qué le paso a la niña genio?”

“No te pienso contar por móvil, es algo muy largo y no quiero escribir todo”

“Que jodida te has puesto, que te cuesta … mira que nos queda poco tiempo de vacaciones y después en la universidad ya no podrás contarme todos tus líos”

“Está bien, está bien tanto jodes te voy a contar”

“Dale”

“Mi hermana es lesbiana y se enamoró de alguien”

“Que me cuentas, ¿lesbiana? Jaja, vaya sorpresa. Es que es verdad lo que me dicen, los genios son un tesoro que siempre te acaban sorprendiendo”

“Calla tonta, es mi hermana no te burles así”

“Ya, disculpa. Pero cuál es el problema … hoy en día, no tiene nada de malo ser lesbiana o eres de las que piensa que sí”

“No, ese no es el problema. El problema es que terminaron … pero no por algo convencional. Andrea tiene un problema, algo personal que obviamente no te voy a contar”

“Que hija de puta, para eso me cuentas el chisme”

“Entiende, eres mi mejor amiga, pero ella es mi hermana o bueno, hermanastra”

“Ya bien, entonces tu hermana tiene un problema muy grave y eso hizo que terminara con su pareja. ¿Y tú que pintas en todo eso? Quieres ayudar a que regresen o serás cupido y le conseguirás otra persona. Mira que estoy disponible y puedo experimentar con mujeres jaja”

“Jaja, no seas graciosa. Quiero ayudarla a superar su problema, pero no sé cómo … es algo psicológico lo que tiene y bueno … yo soy arquitecta”

“Si, tus maquetas no servirán para eso jaja. Mira, yo tengo una amiga … psicóloga te puedo dar su número y ver si te ayuda”

“Mm … bueno no pierdo nada intentándolo. Pásame el número, por favor “

“Te lo mando mañana en la mañana, tengo que buscarlo en mi agenda, pero está en la otra habitación y no me quiero levantar de cama”

“Floja como siempre, está bien … no te olvides de pasármelo mañana, lo más temprano posible”

“Si, si y ya que estamos hablando de parejas … ¿tú andas saliendo con alguien?

“Otra vez que jodes con eso. No, estoy sola y te dije que planeaba estarlo por un buen tiempo”

“Sabes que creo Rocío, que tú también eres lesbiana joder. Teniendo a varios chicos guapos en tu clase, no aprovechas a ninguno”

“No me interesan … son muy superficiales nadie como Daniel”

“Daniel te puso los cuernos idiota, si eso es ser mejor hombre estamos muy mal Rocío”

“No me hagas recordar eso, sabes que fue doloroso para mi”

“Si, lo sé … perdón es que a veces me das cólera. Quiero verte feliz al lado de alguien, yo estoy saliendo con un chico … y no quiero que tú te quedes así solterona toda tu vida. Eres linda, solo que no quieres aceptar a nadie”

“Lo que digas, Leslie … ya iré a dormir me ha dado un sueño terrible”

“Ok, buenas noches … en la mañana te paso el número, bye”

“Bye”

Y si Leslie tiene razón, últimamente he visto a las mujeres de otro modo … quizás estoy desarrollando un gusto por ellas. Desde pequeña siempre admire la belleza femenina … pero ahora la deseo. Algo ha cambiado en mí, pero bueno no quiero soñar con eso.

14 de agosto

-Rocío – me despierta Andrea moviéndome de la cama – voy a ir a comprar algunas cosas para hacer un trabajo. Una profesora me llamó y quería que le hiciera una maqueta para un cliente de ella y me pagará por eso.

-Eh … ok - digo aún media dormida – vendrás para comer o lo harás afuera.

-Comeré afuera, no te preocupes. Que tengas un lindo día, quizás este en casa por la tarde – me da un beso en la frente y se va con ese vestido que le encajaba perfecto en su delineada cintura y firme trasero.

Me levanto, aún con sueño, pero agarro el móvil para ver si Leslie me había mandado el número de la psicóloga. Felizmente que uso la poca memoria que tiene y me lo envió.

Entro a la ducha para darme una ducha rápida y prepararme el desayuno. Iba a salir en busca de la dueña del sitio ese y ver si podía obtener algo más de información, así que me pongo una ropa maso menos formal, una blusa blanca y una falda de vestir negra y ceñida, abajo una tanga que pocas veces uso … pero hoy tuve ganas de usarla y un sujetador. Tacones altos y el cabello totalmente recogido, unos colgantes y un collar en el cuello terminaban de adornar mi atuendo.

Llamando al número de la página …

-Buenos días, ¿hablo con la encargada de la página web “Escuela de sumisas”?

-Buenos días, si así es.

- ¿Con quién tengo el gusto?

-Con la dominatrix Lucy.

-Encantada, mi nombre es Rocío. Verá, quisiera tener una cita con usted, necesito hacerle algunas preguntas sobre su establecimiento y sobre una practicante en particular, su nombre es Andrea.

-Querida, citas a diario me piden muchas personas. Por qué te daría una a ti si no me garantiza que no seas una periodista que quiera averiguar sobre mis prácticas y la verdad, me aburre estar mostrando todas mis instalaciones a gente vainilla.

-Porque – pensando alguna buena razón, por más falsa que sea – puedo hacer que su página web tenga más visitas y por lo tanto más gente interesada en contratar sus servicios.

-Bueno … no negaré que me interesa, pero la integridad de cada muchacha que trabaja conmigo esta sobre guardada. Pero, como se trata de Andrea y ella lleva conmigo unos pocos meses puedo hacer una excepción – dice mientras yo me quedo pensando con que gente se codea Andrea, que por algo de “dinero” pueden venderla – te espero a las once en la dirección que tiene la página, ven sola por favor. Cuando llegues me llamas.

-Gracias, ahí estaré a las once – cuelgo.

Eran las diez, así que debo cambiarme rápido. Tomo un jugo y como un pan con jamón, me lavo los dientes y salgo rápido. Voy buscando la dirección y la pongo en el celular para poder ubicarme mejor. No estaba tan lejos de casa, así que decido ir caminando ya que aún quedaba más de cuarenta minutos.

Después de unos cuantos minutos, llego al lugar indicado. Era una casa grande de cuatro pisos y muy bonita, aunque con un aspecto medio tétrico. No tenía timbre, algo raro, quizás por eso me pidió que la llamase y es lo que inmediatamente hago.

-Buenas, señorita Lucy, estoy afuera de la propiedad.

-Bien, ahora te abren.

Sale una chica, otra morena despampanante con cabellos negros y rizados. Estaba semi desnuda, apenas llevaba una pequeña falda … sus pechos al aire, de gran tamaño y muy lindos a la vista. Pero aquella muchacha no se inmutaba ante mi mirada.

-Buenas tardes, señorita. Mi Ama, Lucy está encantada de recibirla. Por favor pase adelante.

-Gracias – digo pasando a la residencia. Tenía un aspecto muy apacible, sofás grandes donde podían caber sin exagerar cinco a seis personas.

-En un momento ella bajará – dice la muchacha mientras se retira subiendo las escaleras hacia el segundo piso.

Inspecciono el lugar, de ambientación mesurada, con muchos cuadros de pinturas y algunas velas decorativas daban el toque de zozobra que le faltaba a la casa de una “domina”. A simple vista, este primer piso no tenía habitaciones, solo era una gran sala, donde se hacían reuniones sociales, supongo. Siento pisadas, así que modulo mi manera de sentarme cruzando las piernas como toda señorita y esperando.

Mis ojos no pueden creer a la persona que ven bajar, era Cristina, la amiga de ayer que vino a la casa. Vestía una falda de látex, ceñida … estúpidamente ceñida … y una especie de corsé que le marcaba la cintura que tenía. Tacones altos que se escuchaban en toda la casa cuando rozaban con el piso … y en su mano llevaba una correa, que recorriéndola con mis ojos daba a la muchacha que me abrió la puerta. Caminaba detrás de Cristina, con la cabeza gacha y tratando de no caer con las escaleras, que por cierto eran algo empinadas.

-Creo que nosotras ya nos conocemos – me dice en un tono sarcástico – por algo me pareció haber escuchado esa voz en algún otro lado. Tú eres la hermana de Andrea ¿cierto?, supongo que ella no sabe que has venido acá y tú tampoco sabías que era yo, la que te iba a recibir.

-Si – tantas palabras ciertas en tan poco tiempo – no sabía que tú eras … la que lleva esto a cabo. Supongo que mi hermana …

-No, tu hermana aún no forma parte de aquí, si es lo que ibas a decir – dice mientras baja – esclava, por favor ve a traer agua que muero de sed.

La muchacha de hace un rato sube las escaleras en dirección a lo que posiblemente sea la cocina, en el segundo piso.

-Y dime, Rocío ¿no? Que te trae por aquí, no creo que quieras formar parte de mi pequeña organización – dice sarcásticamente y sentándose en un sofá.

-No, tienes razón esa no es la razón. ¿Cómo te llamo … o cuál es tu verdadero nombre? – pregunto.

-Me llamo Cristina, como tú sabes. El nombre Lucy, es mi nombre que utilizo en este ambiente, llámame como tu creas conveniente.

-Está bien, Cristina, he venido hasta este lugar para poder saber cómo te contactó mi hermana y por qué.

-Verás, Andrea ya tiene veintiuno, porque tendría que darle explicaciones a su hermana. No eres ni su padre ni su madre, no tendrías el derecho de pedirme información – tenía razón, mientras habla se acerca la muchacha de antes y le da el vaso de agua en la mano para luego arrodillarse a su costado como si de una mascota se tratara – que te motiva a buscar tan presurosa los motivos de Andrea.

-Por qué Andrea está pasando por un mal momento … acabo de descubrir muchas cosas de ella y simplemente quiero ayudarla. Y si eso significa, averiguar cosas sobre ella y pedirte información a ti, pues lo voy a hacer.

-Me sorprende tu determinación, solo por eso cooperaré contigo – dice mientras bebe un sorbo de agua - Andrea vino hacia mi hace algunos meses, para ser exactas en mayo. Buscaba un lugar donde poder mostrar sus bajos instintos, pero yo no acepto así por así a cualquier mujer, ¿sabes cuantos locos o locas puede haber por las calles?

-Si, lo sé.

-Sin embargo, acepte verme con ella porque se veía que enserio buscaba esto. En la entrevista la conocí y noté que era diferente a las demás chicas que pasaban por mi oficina. Ella no solo buscaba que un día la torturaran o hicieran sentir la peor basura de este mundo, Andrea buscaba algo más profundo … un estilo de vida. La sentí una mujer reprimida, estudiaba y era muy inteligente, pero eso no es lo que ella quería. Según me contó, lo hacía por su madre … pero nunca menciono que tenía una hermana, recién me enteré cuando fui a su casa y te vi ahí.

-No soy su hermana, soy su hermanastra, hace poco tiempo nuestros padres se comprometieron y por eso vivimos juntas.

-Entiendo, ahora todo tiene sentido. Bueno, prosigo … Andrea tenía muchas ganas de probar sesiones con una domina de verdad, me dijo que tenía novia pero que ella no gustaba de estas prácticas. Dude en tomarla aquí, porque generalmente acepto a mujeres que ya tienen algo de experiencia en este mundo y no a neófitas.

-Y entonces … ¿Qué pasó?

-Le dije que por algunas semanas vería si en realidad la podría aceptar o no. Ella, como era de esperarse, aceptó. Y es así como pasaron algunas sesiones con ella, se comportó bien … algo novata y temerosa pero bien, al fin y al cabo. Pero en una de esas sesiones, me preguntó si podía traer a su novia a que la viera en cada sesión, quería que ella se empapará de estas prácticas y que pudiera gustarle y practicarlas con ella misma.

- ¿Aceptaste?

-Lo pensé algunos días … pero al fin le di mi aprobación. Pero, nunca la trajo y ya no le pregunté más sobre el tema. Supongo que su novia, no acepto venir.

Si, eso era obvio … me enteré ayer, todo está cuadrando perfectamente.

-¿Y por qué te viste ayer con mi hermana?

-Aún me veo con ella y aún no la acepto, le falta mucho por aprender. Pero tiene mucha aptitud para ser sumisa, te lo dice alguien que está en este mundo ya más de diez años.

¿Diez años? Si yo le ponía treinta … no creo que a los veinte haya comenzado en este mundo.

-Tengo cuarenta años, tus ojos te delatan niña inoportuna – me dice como adivinando lo que pensaba en esos momentos – me cuido bien, no quiero parecer una vieja teniendo un espíritu tan joven.

-Disculpa, es que te ves muy joven, que te ponía treinta años.

-Si, me lo dicen a diario.

-Si … pero ¿qué se hace aquí?, porque tanta preparación previa, supongo que hacen sesiones donde la azotas y dominas. No entiendo por qué tanto protocolo.

-Te daré un video para que lo mires en la intimidad en tu casa y entenderás porque se necesita tanta preparación. Esto no es algo de novatos, aquí se realizan prácticas especializadas, es más se me paga por cada sesión. Yo no voy a hacer un trabajo a alguien que no sabe ni que quiere. También está mi reputación en juego, por eso se necesita conocer bien a la que será tu sumisa en la sesión – se levanta y va hacia un cajón.

-Entiendo, no sabía que se cobraba.

-Nada es gratis en esta vida – me dice mientras me alcanza un sobre con un CD adentro – míralo en tu casa y entenderás mejor mi punto de vista. ¿Tienes alguna otra pregunta?

-Por qué Andrea, recibió una caja llena de artículos sadomasoquistas, ¿tú tienes algo que ver?

-Si, supongo que te refieres a una caja que yo pedí que le mandasen. Ella me pidió que quería tener algunos instrumentos en casa, por si quería probarlo con alguna persona. Entonces me pregunto si conocía alguna marca o tienda que brindaba esos instrumentos.

- ¿Y tú conocías a esa marca?

-Claro, es mi proveedor, una amiga es la dueña de esa marca. Así que le dije que le enviara un paquete de iniciación con cosas útiles que le pudiera gustar a ella.

-Entiendo … así es como ella consiguió ese paquete.

-Exacto, así fue. En fin, ¿alguna otra pregunta?

-No, por el momento no. Creo que eso es todo, ya entiendo mejor. Ya no te quito más tiempo, son casi las doce.

-Tienes razón, si no hay nada más que decir, me retiro a mi habitación. Te deseo suerte y que tengas buen día, cuídate – me dice Cristina mientras suba las escaleras con su “esclava” siguiéndola a todos lados.

-Algo más – digo antes que se vaya – no le digas a Andrea sobre esto, ella no se puede enterar.

-Está bien, ella no se enterará. Aún no sé si la veré de nuevo – dice mientras sigue caminando.

Desaparece de mi vista ambas, pero al minuto baja la muchacha.

-Me puedes abrir la puerta ¿por favor? – le digo mientras la veo correr por las escaleras.

-Si señorita, no tiene por qué pedirlo.

- ¿Hace cuánto tiempo estás aquí?

-Hace cuatro años, señorita.

-Vaya … es bastante tiempo, bueno me voy cuídate y saluda a Cristina.

Me hace una mueca de aceptación y la puerta se cierra lentamente frente a mis ojos. Bueno, por lo menos ahora sé porque Andrea se peleó con Iris, sé que vino a buscar en Cristina y también sé que tengo mucha hambre. A unas pocas cuadras hay un restaurante así que apresuro el paso para ir rápido y comer.

-Buenas, que se va a servir señorita – me atiende la camarera.

-Un pescado a las finas hierbas, por favor y una copa de vino.

-Está bien, en un momento le traigo la orden.

Cristina me había dicho muchas cosas que Iris ya me lo había comentado, pero desde otro punto de vista. Quería llegar a casa y ver el video que me había alcanzado, estaba ansiosa e intrigada. La comida no tarda en llegar y mi estómago ruge de hambre.

Entonces, todo pasó así … algún día de mayo, Andrea fue a buscar a Cristina en busca de sesiones sadomasoquistas. Ella no acepto al inicio, pero luego la puso a prueba por un tiempo. Luego, aun estando a “prueba” un dieciocho de junio mi padre y su madre deciden casarse y se muda con nosotros. Así durante todo ese tiempo, se veía a hurtadillas con Cristina aun estando con Iris, hasta que un nueve de agosto, fecha que vi el mensaje de Iris en la laptop de Andrea, se entera de todo y cansada de todos los pedidos que le hacía mi hermana decide terminar con ella. Al día siguiente mis padres nos dan la noticia que viajarían y el once salen de viaje. Ese mismo día Iris y Andrea se reúnen, pero como Andrea tenía los mismos planes se terminan separando definitivamente. El doce encuentro la caja de sumisión y el trece me reúno con Iris. Así llegué hasta hoy, donde conocí a Cristina y pude comprender todo. Mi mente piensa todo eso y de manera tan rápida que hasta yo misma me perdí en mis pensamientos.

Acabe de comer, por fin. Me he llenado, pensando todo lo que he hecho en estos tres días y que aún no acabo. El reloj marca las dos, decido ir a mi casa a poder ver el video … espero que Andrea aún no llegue a casa.

Entrando en casa, felizmente aún no llegaba, subo a mi cuarto y me quito la ropa quedándome en ropa interior. Echándome en la cama y agarrando la laptop, agarro el CD que me había dado Cristina y lo pongo en la lectora.

El video está cargando, la pantalla en negro hasta que aparece la silueta de Cristina. Caminando con un vestido de látex, ceñido color negro. A lo lejos se ve a una mujer, atada a un poste, desnuda y con una venda en los ojos. Era una mujer con un buen cuerpo, blanca y con unos pechos enormes, redondos con unos pezones rosados y muy estirados … no sé si por el frío o por la excitación.

“Bienvenida a mi mazmorra, esclava”

“Gracias, Ama Lucy, me siento muy honrada de ser su esclava y poder estar en su mazmorra”

“Lo sé, es obvio que tienes privilegio de estar acá”

El ambiente no se parecía en nada a la casa en donde estuve hace algunos momentos. Era un cuarto oscuro, con apenas un hilo de luz entrando por alguna ventana que no se puede ver en la toma. Cristina, toma un látigo de cuero y empieza a azotar los pechos desnudos de la mujer. Siempre pensé que esos azotes no duelen, pero al ver como marcaban la piel de la muchacha, mis pelos se pusieron de punta.

Después de unos cuantos azotes, los pechos de la mujer estaban rojizos, con muchas marcas … juraría que en algún momento vería la sangre brotar, pero felizmente no pasó nada de eso. Cristina para, no sé si por el dolor y los gemidos de dolor de la chica o porque simplemente se cansó y hará otra cosa.

“Mira esas tetas, la verdad están rojas … pero tú me dijiste que querías que tus pechos sean torturados ¿cierto? … te gusta que tus tetas sean estrujadas y tratadas con mucho sadismo ¿cierto? “

“Sí mi señora, usted tiene razón, quiero que me torture mis grandes tetas”

Cristina lanza una risa, sádica y muy burlesca, se acerca a la muchacha y le arranca la venda, mostrando a la cámara unos ojos muy bonitos, color miel. Le lanza una fuerte y seca cachetada haciendo que su cara quede mirando al piso, de una manera sumisa y con aparente dolor.

La mujer se repone, pero Cristina la recibe con otra cachetada, esta vez para el otro lado. Se tira para atrás, la autodenominada “Ama Lucy” y desaparece de la cámara. A los segundos, regresa con una bolsa en mano … había una mesa cerca de donde estaba atada la mujer, la jala y la pone al costado.

“Bien, si quieres que tus tetas sean torturadas, lo serán querida”

Cristina, revela lo que había en la bolsa. Saca unas diez agujas hipodérmicas y las deja sobre la mesa, se pone unos guantes quirúrgicos y aprieta cada uno de los pechos de la mujer. Los estruja fuerte, se nota como cada uno de ellos se amolda a la forma de la mano de su torturadora. Un gemido se escucha en la habitación y Cristina sonríe, como si de música clásica se tratase. Su mano izquierda se queda en el pecho izquierdo y con la derecha agarra una aguja, con cuidado la va acercando a la zona de arriba cercana al pezón. Sin mediar nada, la clava de manera fría, seca y algo tosca en la piel de la mujer. Un grito ensordecedor se escucha en la habitación y no solo en la del video, sino en la mía.

Sin dejar su mano izquierda presionada, escoge otra aguja y la vuelve a introducir en la piel de la mujer y no tarda en venir otro grito más en todo el lugar. Lágrimas, caen lentamente por la mejilla de la mujer, mostrando el dolor que siente en ese momento.

Para no perder presión, Cristina agarra una cuerda que estaba tirada en el piso y la amarra alrededor del pecho de la mujer. Su pecho queda algo rojo con toda la sangre acumulada. Ahora en sus dos manos trae dos agujas y dándole un beso en la boca a la ya vencida mujer, clava una de ellas muy cercana a las demás y antes que se escuchará el grito estira el pezón y la cuarta aguja atraviesa ese pedazo de piel erecto por el dolor.

“Mírate, una auténtica masoquista, jaja”

La mujer aparentemente ya no tiene fuerzas para seguir hablando y solo se resigna a seguir derramando lágrimas … escondidas tras esos ojos hermosos que tiene.

“Tranquila querida, para que el dolor sea equilibrado le daremos el mismo trato a tu otro pecho, te encantará estoy segura”

Repite el proceso, escoge otra soga y amarra el otro pecho que estaba aún en condiciones sanas. Mientras lo hace, por el lente de la cámara se puede ver como pequeños hilos de sangre caen por la pierna de la mujer y terminan en el piso. La escena es fuerte, digna de alguna película de terror, pero fuera de eso no me impresiona. Empiezo a pensar que, de tanto hablar y escuchar sobre esto, me he vuelto algo indiferente.

Las manos de Cristina agarran cuatro agujas más y una por una la clava en las posiciones simétricas anteriores. La octava, nuevamente atraviesa el pezón causando que la mujer rompa en llanto y pida clemencia, clemencia a una Domina, que parece que disfruta con el dolor ajeno.

Aún quedaban dos agujas libres … no me atrevo a poder adivinar que hará con ellas.

“Como te has portado bien, te daré a elegir el lugar donde quieres que acaben estas dos agujas restantes”

La mujer mira a Cristina con temor, pero a la vez con una lujuria que envidio.

“Atraviese nuevamente mi pezón Ama, quiero que me duela el doble”

Me quedo tonta, la chica hace algunos minutos pareciera que se iba a morir de dolor y ahora le pide que lo haga nuevamente. Estoy ante una verdadera masoquista, quedo pasmada, pero no mentiré todo esto me está empezando a gustar.

Siento como mi entrepierna empieza a nadar en el sabor de la lujuria y el placer de ver a una mujer siendo torturada. Cristina sonríe y hace caso a la mujer, sus pezones estaban ya rojos por la sangre que había derramado cada una de las agujas anteriores, pero aún había espacio para algunas más. Sus pezones eran muy largos … demasiados dirían yo.

Una aguja cae en el pezón izquierdo y la otro en el derecho, dando la estocada final al parecer. Un grito frío y muy estremecedor se escucha en la fría sala. Cristina da un beso a la mujer, para poder apaciguar su notable dolor.

“Ya está mi niña” dice mientras le acaricia el cabello como si de una mascota se tratará.

Los hilos de sangre caen por los muslos de la mujer, dándole a la escena un toque infernal. La mujer era muy blanca y su sangre demasiada roja … parecía la escena de un vampiro chupando la sangre de su víctima, era mórbida pero muy excitante a la vez.

Cristina la desata, aún con las agujas puestas en su piel, la mujer cae en sus brazos. Después de algunos segundos, se repone y se pone de pie por si sola. La cámara cambia de ángulo, mientras Cristina lleva a la mujer hacia una camilla donde se echa.

La camilla tenía dos pedestales, para que la persona que se eche en ella pueda poner sus muslos y piernas en ellos. Eso mismo hace la mujer, tendiéndose y abriendo las piernas.

Mis ojos ven la entre pierna de la mujer, su sexo estaba depilado y totalmente empapado por la excitación del momento. Cristina saca con mucho cuidado todas las agujas que había puesto en esa hermosa piel y una por una la va poniendo en un pequeño recipiente que tenía aquella sofisticada camilla.

Los pechos de la mujer están todos ensangrentados, pensé que los limpiaría, pero al parecer a la mujer le gusta ver sus pechos con sangre, vaya morbillo.

El techo de la habitación no era tan alto, un poco más del tamaño de Cristina. Esto le daba un aspecto más extraño a la situación.

Arriba de la camilla había, al parecer soldado, un fierro de tamaño considerable. Al parecer servía como soporte para colgar distintas cosas. A este fierro Andrea cuelga hilos de grosor moderado que tenían en su parte final unas pesas. Por su tamaño, no parecían tan livianas.

La parte inicial de cada hilo tiene como una aguja, pero un poco más grueso asemejándose a un anzuelo. Cristina jala de ella hasta que la tiene cerca de los pechos de la mujer. Los pechos adoloridos de aquella masoquista recibirían otra dosis de dolor.

La domina acerca la aguja al pezón derecho y lo atraviesa sin mediar fuerza. La mujer aguanta el dolor de una manera impecable, sin embargo, cuando el peso puesto en el fierro empieza a caer el dolor se vuelve insoportable. Para que la aguja no se salga del pezón Cristina pone dos cerrojos en cada extremo de esta, que impiden que se salga de su lugar. Este aparato casero, es una especie de contrapeso. Si se pone más peso en el fierro el anzuelo puede hasta desgarrar el pezón.

Pero recuerdo lo que encontré en internet, el BDSM no es para hacer daño, si aquella mujer está ahí es porque quiso que se le haga tal cosa. No creo que suceda lo que mencioné hace poco, solo es un mecanismo para darle dolor … lo que ella tanto desea.

“Muy bien, el peso está haciendo su efecto, ahora tu otro pecho querida”

Cristina repite el procedimiento con el pezón izquierdo. La mujer tiene dos anzuelos anclados a sus pezones que tiran de ellos. Cada peso puesto al final del hilo tenía un pequeño anclaje para seguir poniendo más pesos.

Ante esto, la domina trae dos pesas más, del mismo tamaño que las primeras y las pone en estos anclajes. El peso se duplica y el rostro de la mujer nos muestra eso, trata de aguantar, pero su boca cede y las suplicas emergen de su garganta.

“Muy bien, así me gusta, que grites … esto es lo que querías, que te destroce las tetas”

Cristina desaparece y regresa con una fusta con la que empieza a golpear los adoloridos pechos de la mujer. Los movimientos de la mujer son retraídos por los pedestales y sus correas que fijan las piernas a estos. Intenta moverse, pero sencillamente no puede, su desesperación se nota … los pesos cada vez le dan la sensación de que sus pezones terminarían desgarrados.

Cristina ríe, feliz y contenta. Su artefacto está teniendo el efecto que ella quería, darle la sensación de dolor extremo … pero sin llegar a ese extremo que ella pensaba que pasaría. La locura estaba tan cerca de ese momento.

La domina mirando en la pequeña mesa que estaba junto a la camilla, saca diez pinzas, nuevamente unidas a un hilo de grosor medio. Pinza con una de ellas en los labios del sexo de nuestra pobre mujer y las asegura bien. Cada pinza tenía un seguro, que hacía que se quedara fijo a la piel a la que era puesto … estira el hilo y lo coloca en uno de los dedos de la mujer.

El hilo queda tensado, cada vez que el dedo se moviera jalaría del hilo y causaría mucho dolor en el sexo. Cristina hace lo mismo con cada uno de los dedos … en cada uno de sus pies.

La mujer quedo con diez pinzas jalando su sexo, pero el dolor era soportable … total, si ella no se movía no jalaba mucho. Pero Cristina tenía todo planeado al parecer, de la misma mesa escoge una fusta, pero con pequeñas plumas en la punta. Empieza a pasar las plumas por la planta de los pies, haciendo que la mujer se mueve como loca.

Mezcla de emociones … por una parte el dolor de sus pechos, por otro la risa que le causa esas plumas y ahora por estas, se mueve más y más haciendo que sus dedos se muevan de un lado a otro. Esto hace que jale de las pinzas, propinando aún más dolor.

La clave del dolor en este aparato está en los seguros de cada pinza y de cada anzuelo. El movimiento de los dedos y las pesas respectivamente ejerce una fuerza que, al ser retraída por el seguro, se duplican o hasta triplican.

La mujer, ríe y llora a la vez, algo que no es muy común ver. Cristina no cesa en las cosquillas propinada a la mujer, quiere ver hasta donde resisten los seguros.

Tan fuerte es el movimiento de pies de la mujer, que los seguros van cediendo poco a poco y por consiguiente los labios de su sexo son estirados cada vez más. Se puede ver todo el esplendor de su entrepierna, mis pupilas no pueden creer lo que ven, pero mi sexo si y su humedad es la prueba viviente de eso.

Una pinza, sale de su lugar y cae al piso, con algo de dificultad, puedo ver como deja una marca en uno de los labios de la mujer. Grita ante, lo que imagino, es un dolor agudo pero corto. Cristina sonríe, su objetivo estaba siendo cumplido.

“Bien, tienes mucha fuerza al parecer. Vamos a ver si eres capaz de quitarlos todos”

Deja la fusta a un lado, se quita los guantes quirúrgicos y ahora sus grandes uñas son las que empiezan a hacer cosquillas, la mujer se retuerce en la camilla … y solo hace falta algunos movimientos más para que cada una de las pinzas vayan saliendo y cayendo al piso una por una. Los gritos de la mujer no cesan, cada vez que salen de sus labios ella exclama y suplica por compasión.

Cristina, con ambas manos prosigue en su labor … hasta que sonríe complacida. Cada una de las pinzas estaban en el piso y el sexo de la mujer, rojo … sus labios con pequeños rastros de sangre … pero sobre todo su clítoris emergía en todo ese charco de emociones … la excitación era latente y Cristina lo sabía.

“Terminemos contigo, perra”

La domina, se ensaliva los dedos y empieza a frotarlos lentamente en el clítoris de su esclava, baja de a pocos y empieza a inmiscuirlos dentro de su pertenencia hecha carne. Primero dos, de afuera hacia adentro … en círculos y con más dureza. El sexo de la mujer no genera resistencia, dilatado totalmente, Cristina penetra ahora con cuatro dedos a la vez.

El calor de la escena, la excitación … se puede oler, se puede sentir. Los gemidos mezclados con gritos de dolor, causados aún por las pesas en los pechos de la mujer hacen que mi libido se dispare hacia la luna.

El sonido de los dedos entrando y saliendo, mezclado con la laguna de excitación de aquella mujer, es música para mis oídos. Cristina no para y sigue penetrando a la mujer, que gime como si no hubiera tenido sexo por una década. Mis ojos siguen cada movimiento y observan como la domina introduce ya no sus dedos … sino su mano entera dentro de su pertenencia.

Ella podía hacer lo que quisiera con ella, estaba introduciendo su ser dentro del de ella … su alma le pertenecía y su orgasmo también. Su mano entra íntegra y esta vez la mujer no puede contener más. Sus piernas empiezan a temblar.

“No te corras, perra. No lo hagas”

La mujer trata de evitar lo inevitable, se ve que contrae el orgasmo … pero no sé si lo podrá lograr. Su cadera se mueve de arriba abajo, haciendo que sus pechos jalen las pesas aún más. Los seguros están más flojos que nunca, pero no iban a escaparse … ese artefacto estaba diseñado para poder torturar sin fin a la víctima.

Cristina sigue rompiendo a su esclava … toda su mano y medio brazo dentro de ella. La mujer llora y suplica por perdón.

“Ama, por favor déjeme … déjeme correrme, mi coño está explotando, necesito botar … necesito fluir”

Cristina sonríe.

“Adelante, quiero que me des tu mejor orgasmo”

Dicho esto, la mujer lanza un último grito, frío y seco … sus piernas dan los últimos temblores y sus pechos los últimos movimientos. Cae rendida en la camilla, mientras Cristina saca su mano un chorro de placer sale del interior de la muchacha e inunda todo el lugar.

Chorro tras chorro, grito tras grito y tembladera tras tembladera. Así es un orgasmo causado por Cristina. Los fluidos caen por todo el piso … mojándolo y empapándolo.

La domina se levanta satisfecha viendo como la mujer no se podía ni mover. Desata sus piernas, las cuales al no tener soporte caen del pedestal y quedan flotando. Quita los pesos y viene la parte más difícil de toda la noche. Con sumo cuidado, saca el anclaje de los pezones … la mujer parece resucitar, pero solo para lanzar más gritos de dolor.

Brota más sangre, sus pezones están hinchados … totalmente derrotados. La todopoderosa Cristina, deja a un lado el hilo y acaricia el rostro todo desencajado de su esclava.

“Ya todo termino, querida, tienes que levantarte … te llevaré a que descanses”

Se ve como la ayuda a levantarse, toda herida … pero contenta, con sangre, pero feliz, llorando, pero excitada. Son mezclas que jamás pensé ver en una mujer, pero mis ojos incrédulos lo están haciendo y mucho peor … lo están deseando.

Termina el video … duró casi dos horas, dos horas de eterno dolor y sufrimiento. Ahora entiendo por qué pide tanto entrenamiento, cualquier persona que vaya y pida que le destrocen los pechos no podría soportar todo ese martirio. Mi vista sigue aún en negro … por el oscuro fondo del video, apago la laptop y me voy a lavar la cara, para que yo también me reponga de la emoción.

Recuerdo palabras de Iris, ella me dijo que en la última vez que vio a Andrea ella le entrego un video. Si esto hace Cristina, puede ser posible … que Andrea haya sufrido tratos parecidos. Por Dios … imaginarme a mi hermana siendo torturada por alguien me despierta algo, pero hacerlo yo me hace volar por los cielos.

Son casi las cinco, aún sigo pensando en el video que vi y meditando seriamente si la que necesita ayuda psicológica soy yo en vez de Andrea. Suena la puerta abrirse.

-Rocío, ya llegué – hablando de la reina de roma y para variar grita en toda la casa – no me tardé mucho, pude acabar la maqueta rápido y ya me pagaron. Quinientos pavos joder, ya tengo para poder comprarme ese set de pintura que tanto queríamos.

-Que bien, ahora podremos hacer la maqueta de la casa de nuestros padres y que se vea bonita – respondo feliz.

-Pues sí, tienes razón. Baja mujer, te invito a cenar a las siete de paso que celebro mi paga y comemos algo rico.

-Vale, vale me ducho y salimos.

-Vale.

No puedo irme con esa humedad en mis bragas … tengo que saciarla, pero no con Andrea en casa. Supongo que solo me daré la ducha y me aguantaré para otro día. Me baño rápido, recordando todo el video … y a veces confundiendo el jabón con mi excitación.

Al terminar, me seco y me pongo mi conjunto de ropa interior favorito … bragas rosadas y sujetador blanco, un vestido azul oscuro de corte canesú … corto y muy fresco y para terminar unas sandalias con plataforma. Esta noche, decido no ponerme ninguna joyería ya que no tenía ganas de brillar por la calle. Bajo a la cocina, para ver donde estaba Andrea.

-No me demore mucho – digo mientras miro el reloj, que marcaban las seis.

- ¿Si no?, casi una hora joder, he tenido que hasta ver noticias por tu culpa – me dice Andrea.

Río por un momento y le doy un fuerte abrazo.

-Vaya que estás cariñosa - me dice en tono juguetón.

-Nunca más te abrazo, por jodida – digo molesta.

-Jaja, no te enfades solo bromeaba.

-Si, muy chistosa …. mejor dime a donde iremos a comer.

-Iremos a un sitio de pastas, siempre iba con mi madre de seguro que te gusta como hacen el ravioli.

-Bueno, veremos si es cierto lo que dices.

Así termina un día … un largo día, donde pude descubrir muchas cosas sobre mi hermana. Algunas buenas, pero otras me causaron ingratas sorpresas. Fuimos a comer … tuvimos una buena velada, pude conversar con ella sobre la universidad y sus aspiraciones. Al parecer había olvidado a Iris, se veía muy feliz … como si se hubiera inyectado una droga para calmar los dolores.

De camino a casa, pienso en como he cambiado en tan poco tiempo. Hace pocos días, al encontrar la caja reaccione como una mujer recatada y que huía de las cosas banales y tan morbosas como esas. Pero ahora, estoy pensando constantemente en ese video que vi, en torturas y como el sexo se puede convertir en una escena de sadomasoquismo, puro y duro.

No sé si encontrarme con Andrea fue lo mejor que me ha pasado, o por todo lo contrario lo peor, pero lo único que sé es que mi sexualidad ha cambiado y en demasía.

Regresamos a casa … cansadas con ganas de dormir, espero no soñar con nada relacionado con el video … porque mis sábanas amanecerán pegadas.

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La segunda parte de esta serie, espero les agrade y cualquier duda o sugerencia, mi correo está para eso. Pronto vendrá la tercera parte y también la segunda de la otra serie. Besos y felices fiestas a todos.