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Madre Prematuras. (2ª Parte)

en Amor filial

 

A Nuestra llegada a casa intentamos comportarnos normalmente como lo habíamos hecho siempre, sin embargo algo no debía de ser igual porque la abuela percibió ciertos cambios en nuestra actitud para con nosotros…

-“Os veo muy raros, ¿Ha pasado algo que deba saber…?”

Fuera de mis oídos se quedaron sentadas en el sofá después de cenar y ver el último capítulo de nuestra serie favorita “La que se avecina” en Telecinco. Yo me marché a mi cuarto a mi ordenador, mientras ellas se quedaron charlando otro largo rato. A solas en mi habitación me gustaba leer relatos eróticos filiales de chichos que se follan a sus parientes más cercanos… madres, hermanas, tías y abuelas. Me ponía cachondo para terminar haciéndome una paja pensando que esas protagonistas podrían ser las mujeres que estaba en casa, uno de esos relatos ya se había hecho realidad ¡¿Se cumpliría con doña Manuela…?! Mi abuela comenzó el interrogatorio a mi madre, un tercer grado en toda regla. Mi madre un tanto hastiada por la rutina del trabajo fuera y dentro de casa, cambió a una alegría equilibradora de su ánimo, pasando a ser más jovial, como cuando era una chavala, con muchas ganas de disfrutar de la vida y de las pequeñas cosas que ésta te da. Todo esto se lo fue narrando mi abuela a mamá dándole a conocer que su cambio repentino era más que notable, dejándola a descubierto sin más remedio que decirle la verdad, pues de cualquier otra forma la pillaría en un renuncio sin sentido. Entonces le soltó el porqué de su dicha después del viaje en barco…

-“Mamá, es un poco duro pero me has llevado a un callejón sin salida”.

-“¿Entonces me vas a decir que pasó en esas vacaciones en el mar?”

-“Así es…, Lorenzo ligó con una chica pelirroja muy mona, y una noche me pidió que le permitiese llevársela a nuestro camarote. El caso es que la chica se asustó al ver a mi hijo desnudo, salió corriendo de allí dejándolo con un calentón del quince al pobre”.

-“¡Pero eso no es nada bueno…! Menuda calienta pollas ¿¡No!?”

-“Ya espera, se encontró conmigo en la sala de fiestas, tomamos unos cubatas y bailamos hasta cansarnos. Es caso es que en el camarote me lo contó, y queriendo aliviar a Lorenzo de su congestión, pues una cosa llevó a otra…”

-“¡No me digas que acabasteis follando…!”Espetó mi abuela.

Mi madre se quedó callada unos instantes, hasta que finalmente habló la abuela para darle su bendición. Aquella realidad no era una novedad para Manuela, de pequeña ya vivió el incesto en casa con su tío Amador y hermana mayor Carmen, pero ella misma tenía su secreto particular de amor filial con su hermano Sebas. Como pudo comprobar en su hija y nieto la tradición no se perdía, por eso la comprensión era axiomática, directa, empatizaba con Maite en todo con unas vidas cuasi paralelas. Con la exposición de ambos casos familiares a mamá, la tensión del momento se relajó explicando muchas cosas que inconscientemente sucedían en casa perenemente. De esa manera mi madre y yo teníamos el visto bueno de la abuela para compartir la misma cama, y ¡Quien iba a evitar ahora afanar también en la de mi abuela! Todo lo que pareció una tragedia a primera instancia, no fue más que una sincera confesión entre una madre y su hija desvelando los más oscuros secretos de familia…, como venía siendo costumbre desde muchos años atrás. Después de lo dicho entre mi madre y la abuela, se trazó un plan para que yo también pudiera cumplir con doña Manuela, cerrando el reducido círculo familiar…, solo tenía que convencerme preparando una sencilla trampa donde todo hombre suele caer irremediablemente y de esa manera consagrarme en el macho alfa de ambas hembras… el hombre de la casa y semental de la pareja de féminas en estado de gracia por muchos años. Solo era necesario propiciar la situación para que me follara a su madre, mi abuela Manuela. Como ya he dicho una mujer tirando a rellenita de tan solo 52 años muy bien llevados…, morena con tetas grandes y una piernas de muslos duros contorneados y estilizados, rematado en un culazo así como el de mi madre…, firme con cierta piel de naranja, pero bien disimulada, pues salían cada día un rato a caminar, lo que les daba una agilidad vital encomiable. Ese mismo fin de semana mi madre me invitó a salir con ellas en el paseo vespertino…

-“Vente con nosotras y así vamos más protegidas con un hombre al lado…”.

Me caló la idea y comencé a salir con ellas a caminar una vez caído el sol el severo sol de la canícula. Tras una hora caminando a ritmo rápido volvíamos a casa los tres. Mi madre o mi abuela nos daban de beber cuando llegábamos, para posteriormente ponerse cómodas. No sabía el por qué, pero cada día que pasaba mamá se puso unas mallas más atrevidas. Dirigiéndose a mí mi madre me dijo…

-“Hoy cuando lleguemos quiero que me des tu opinión sobre una prenda que me agenciado en el mercadillo…”.

No pregunté el por qué le tenía que dar mi opinión, así que nada más llegar yo me fui a mi cuarto y ella a suyo a ponerse cómoda después de sacar algo de beber. Mi madre se puso unos leggings blancos para mostrarlo a mi abuela en primera instancia, y después sería yo quien diera mi opinión acerca de la prenda… se le marcaba el coño y cada una de sus curvas…

-“Mira mamá esto es para cuando llegue el invierno, con él pienso ir a caminar…”,ambas empezaron reírse. Al oírlas salí a ver qué pasaba. Mi abuela soltó…

-“Mira tu madre, dice que saldrá así a caminar”.

-“Pues más de uno se pondrá burro…, se te marca todo”. Nos sentamos a tomarnos los tres el refrigerio que había sacado mi madre y entre risas Manuela le dijo a su hija…

-“Estas muy contenta hacía tiempo que no te veía así hija”.

Mi madre contestó como si de un guion se tratase… -“Sí es gracias a mi hijo que me hace muy feliz ahora”.Entre comentarios mi madre continuó con la apostilla que le hice sobre sus leggings… “¡¿Hijo es verdad que se me marca mucho el coño…?”!Sin esperar mi respuesta. “Te puedo comprar uno a ti, así marcas paquete y nos alegras la vista a las dos…”.Entre risas mi abuela…

-“Sí eso que nos alegre la vista el niño que estamos las dos bien escasas de esas alegrías…”.

-“Eso está hecho ahora mismo, por mi mujeres lo que haga falta…”. Fui a mi habitación y me puse un mallot corto de ciclismo, cuando llegué a su presencia… “¿Así vale o no? Mi madre señaló…

-“Mira Manuela que paquete marca tu nieto”.Al tiempo que mamá acariciaba mi abultamiento sobre la tela…

-“¡Hija como se le ponga dura se le va a marcar más que a ti el coño!”,esbozó doña Manuela. Sentándome al lado de mi madre…

-“A ver…”,se abrió de piernas.

-“Pues mira ahora ya se le está poniendo dura…”,mi abuela miraba el show cuando expulsó… “¡Vaya polla gasta el niño!”Y mi madre con un gesto de falsa vergüenza…

-“¡Anda disimula eso hijo, que la abuela se va a poner mala!”

-“Pues anda que tu no hija…”.

Y mi madre entonces sin ningún recato, una vez alcanzo el objetivo del plan…, ponérmela dura ante ellas, fue directa a mi entrepierna cogiéndome la polla sobre la tela, entonces mirando a su madre le apuntó a mi abuela Manuela…

-“¡Esto es lo que me tiene tan contenta madre!” Cogió el elástico del mallot y me los bajó sacándome la polla con una hinchazón prominente. Se puso a cuatro patas sobre el sofá, bajando la cabeza en mi entrepierna asiendo con firmeza mi estoque previa bajada del prepucio que cubría mi gordo glande…, empezó a chupármela con suavidad. Mi abuela miraba alucinada por la naturalidad del acto impúdico. Por mi parte me dejé llevar sin pudor ante las dos mujeres que acostumbraba tratar en las situaciones más diversas de la vida…, esta era casi nueva para los tres. Mi madre dejando de comerme el cipote miró su madre y le dijo…

-“¡Mamá no seas tonta y ven a ayudarme con esto! ¿Cuánto hace que no te follan…?” Poniéndose al otro lado la cogió y empezó a masajearme la polla.

Aprehendiéndola de la cabeza hice que empezara a chuparla ¡Uuhmm! cómo se la comía mientras le lamía las tetas a mi madre… -“Sí mamá cómesela bien”,decía mi madre. Después de la comilona de doña Manuela, mi madre quitó a la abuela guiándome sentado en el sofá, con la verga tan erecta que más bien parecía un mástil. Apartándose las bragas se sentó encima de mí metiéndose toda la polla de un solo envión de lo húmedo que lo tenía. Empezó a follarme…

-“¡Uuummm, si hijo qué cachonda estoy… esta erección es un pecado desperdiciarla! ¿Verdad mamá?”

-“Estás mojadísima mamá…” sus pechos se balanceaban delante de mi cara intentando atraparlos, finalmente conseguí hacerme con unos de sus pezones para succionarlos con vigor…

-“¡Mira como mama otra vez tu nieto mamá!”

Sentí la mano de la abuela sobándome los huevos, todo un manjar para mis soliviantadas ansias, comencé a alternar los pezones erectos de mamá con los labios de mi abuela que me inició a besos por las mejillas y terminó en mis labios, mi lengua jugaba con la suya teniendo de espectadora a mamá empalándose mi rabo hasta las pelotas. Allí estábamos los tres apareándonos como animales salvajes en esa posición durante unos minutos. De pronto mi madre paró quedándose sentada con toda la polla dentro de su estuche para dirigirse a su madre…

-“¡Quítate la ropa que mi hijo te va a follar! ¡Vas a sentir lo que es una verdadera polla dura!”

Y volvió a su cadencioso vaivén arriba y abajo recorriendo todo mi tronco en el caliente y mojado coño de mamá. Debo reconocer que el olor a hembras de esas dos señoras me embriagaba tanto que me creía el marajá de Brunei… -“¡Así es como mi hijo me llena el coño! ¡Uummm!”Cabalgaba sin parar como una amazona profesional…“¡Si hijo así, toda dentro! ¡Rómpeme el coño cariño! ¡Pártele el conejo en dos a tu madre…!”

En todo esto doña Manuela se estaba desnudando, se quitó la ropa, se sentó a mi lado observando cómo su hija era empalada por un cipote de 19 cm grueso y muy duro con las venas hinchadas bombeando sin parar sangre al orondo glande, veía como entraba y salí todo el cipote impregnado de fluido blanquecino de lo agitado de sus vaivenes y como mis bolas subían golpeando su coño y se relajaban alejándose para volver a pegarse al conejo de mamá con todo el falo embutido. Mientras mi madre me follaba a todo galope, la abuela acariciaba mis pelotas y el culo de mamá, así como la entrada de su coño abierto por mi tranca, al tiempo que ella se dedicaba también a hacerse una paja…

-“¡Qué grande tiene la polla mi nieto! Debe ser una gozada tenerla dentro…¡Y qué dura la tienes hijo!”

-“¡Ni que lo digas mamá, el nene es todo un MACHO con mayúsculas, Aaaggg!” Mamá ya fuera de sí aceleró sus sentones sobre mi endurecido falo… “¡Uujjjj! ¡Sí fóllamelo bien fuerte cariño!” Mi madre gritando comenzó a estremecerse, a correrse… “¡Uuuummm! Si me corro hijo… ahhhhh siiiii ¡cómo la siento dentro de mí!” Dirigiéndose a la abuela… -“¡Mmamá menudo descubrimiento con este niño! ¡Qué digo niño súper macho! Nada que ver con el falo de plástico que acostumbro a meterme ¡Esto es maravilloso!”.

Percibía cada contracción de sus paredes vaginales presionar mi cetro endurecido, su cuerpo convulsionando con los ojos cerrados interiorizando cada espasmo, tanto se deshacía por su coño encima de mí soltando un pequeño chorrito de fluido que recorría mi rabo, mis pelotas y finalmente a las sábanas. Se tendió sobre mí buscando mi boca para agradecerme el placer suministrado, mientras la abuela acariciaba su culo, su espalda y mis huevos en pequeños apretones, durante unos segundos atronadores. Una vez más espabilada se irguió, se sacó mi polla de su reducto encharcado y fue directa a mi abuela para abrirle las piernas…

-“¡Venga hijo métesela a la abuela! Verás que chocho más bueno tiene ella también…”.

-“¡Ven aquí cariño… lo tengo muy caliente! ¡El conejo de la abuela también tiene mucha hambre…!”

-“Menudas par de putas os tengo hechas a las dos”.Pensé en voz alta, a la par que mi madre cogiéndome la polla la apuntó al coño de Manuela que se mostraba dispuesta con las piernas abiertas, completamente despatarrada para gozar de su exultante nieto, riendo desvergonzadas y muy animadas…

-“¡Métesela toda, que sepa lo que es una polla de verdad...! Me espetó mi madre.

Lo tenía enfilado en la raja rasurada de mi abuela…, un coño mullido como un cojín de labios frondosos, diáfanos con un interior rosado caliente y mojado pese a su edad, chorreaba como una puta salida con ganas de ser atravesada por mi pollón. No la iba a privar de ese placer, y mucho menos yo… con un empujón amarrado por la dulce mano de mamá encontré la boca de su coño. Fui clavándosela poco a poco para ensanchar el apretado conejo de la dama, largamente en estado de barbecho, no deseaba lastimarla por mi grosor y largura. Empecé a follármela… Ella gemía levemente, a poco se endureció su jadeo… -“¡Uuhhhh, síii!”Decía ella “¡Qué polla tan buena… me está llenando todo el coño! ¡Cómo has crecido hijo y cuanto tiempo sin hacerte caso!”

Mi abuela cerraba los ojos interiorizando el deleite de sentir otra vez una dura polla en su interior después de muchos años en el dique seco… jadeaba y gemía moviendo sus manos en busca de mi cuerpo…, acariciaba mis muslos, caderas y pecho resistiendo me atenazando embate sobre aquel cuerpo anhelante de amor carnal. A nuestro lado por su parte mi madre animaba la incesante cópula del apareamiento animal entre una abuela necesitada y su pervertido nieto. Mi madre debía de ver en aquel acto el momento en que la engendraron a ella…

-“¡Fóllala fuerte hijo! La abuela tiene un buen coño para aguantar los pollazos que les puedes dar… ¡Vamos métesela hasta los huevos nene! ¡Hasta la raíz, que no te quede nada fuera de su conejo tragón… y chúpale las tetas! ¡Mira que pezones más buenos para un mamón como tú…!”

Viendo como me la follaba la pobre señora no dejaba de gemir y dar pequeño gritos cuando sentía mi capullo en lo más hondo de su chumino, alterada me indicaba… ¡¡Dame duro Lorenzo!! ¡Hasta adentro…Aaagg! Sí, así ¡Mámame las tetas y clávamela polla hasta el fondo cabrón…!Me decía a dulce señora convertida en una puta salvaje, deseosa de mis embestidas profundas y constantes.

Gemía al tiempo que mi madre me acariciaba y me besaba quitándome el aliento, humedecía mis resecos labios de la hiperventilación cuando no chupaba los pezones de su madre. Me sentía en una nube irrealista, donde las fantasías se encarnaban en la más excitante realidad, en la más nítida naturalidad de un acto tan impúdico y tarado de inmoral. Para ninguno de los tres ese acto nos parecía antinatural, más bien el culmen de una relación de convivencia estrecha plena de amor y alivio de los deseos más oscuros e intrincados que retenemos por pudor cuando es lo más natural entre un macho y una hembra, en este caso dos. Así sin dejar de perforar a mi abuela, ella me sujetaba del culo para no dejarme escapar de su acogedor agujero negro, un coño capaz de tragarse hasta la verga de un caballo si se lo propusiese…

-“¡Uuhm que pollón tiene mi nieto…! Me estás llegando donde nadie ha estado con su polla dándome todo este gusto que me entusiasma ¡¡Me haces tan feliz hijo, Uummm!! ¡Joder que dentro la noto!”Me decía la señora mordiéndose el labio inferior deseosa de alcanzar su clímax.

Tras más de quince minutos follándome a esas damas, mi fortaleza se rendía a tan inclemente arremetida. Todo mi cuerpo se estremeció, el rabo venoso se endureció como señal de la inminente corrida. Con el cambio de ritmo de mis inserciones, mis jadeos y el ensanchamiento endurecido de mi verga dentro de su vagina, mi abuela percibió lo que estaba por llegar, se empinó y me mamó un pezón mordisqueándolo de puro gozo…

-“¡¡Abuela me voy a correr!!” No hacía falta decírselo, ella no notaba sobradamente.

-“Si hijo ya lo siento…se te ha puesto muy dura ¡Venga nene, dame más polla, dame tu leche sin miedo…! A ver si consigues preñar a tu abuela… ¡Aaggg!” El hecho que me dijera que había una posibilidad de preñarla me excitó mucho más. Arremetí con mayor contundencia, mayor ritmo para llegar al clímax en todo lo alto con la mejor eyaculación de toda mi vida… mi madre no dejaba de apretar y manosear mi culo, dejando deslizar su mano por debajo hasta llegar a mis huevos colganderos que aporreaban el sentido coño de su madre. El calor de ambas fémina, y lo excitante de tal situación me llevaban en volandas a la segura inseminación de Doña Manuela. Ya no podía más, solo quedaba expulsar mis largos chorros de leche espesa en el fondo de su coño. La metí tan dentro que vacié mis testículos en el mismo conducto uterino de mi abuela…

-“¡Uuhhjhhgh abuela qué bueno! ¡Uuummm!” El primer lechazo me abrió el orificio expeliendo con una dulce punzada…

-“¡Si hijo lléname de leche…! Pero no pares, dame un poco más…” La abuela estaba también a punto de correrse, buscaba más penetración moviendo su cadera hacia mí en sincronía con mis metidas… Sin sacarla continué follándomela, mientras que su hija la pajeaba con movimientos contundentes sobre el capuchón de su clítoris. Entre ambos conducimos a la señora a su clímax… “¡¡Ummmm! Me voy así de bien llena de leche de mi nieto… ¡Me corro nene, no pares de follarte a tu abuela… no pares por Dios Santo! ¡Qué Gusto… Ummm agghh!”Gemía retorciéndose de gozo corriéndose con mi estaca clavada al fondo. Nos corrimos casi juntos, dándonos un gustazo enorme… “¡Gracias hijo por hacerme tan feliz!” Aún la mantenía en su interior.

Mi madre me besaba agradeciendo mi esfuerzo titánico de fallármelas a las dos. Yo estaba orgulloso de haberles dado un orgasmo a cada una, aguantando mí corrida para ello casi veinte minutos. Finalmente la extraje impregnada de semen y fluidos espesos de mi abuela dejando un pequeño reguero se esperma entre sus labios que impregnaba de leche su ano y finalmente las sábanas. Nada más hacerlo, mamá me hizo una felatio para saborear esos jugos y dejármela limpia. Le di un beso a cada una en la boca, como corresponde a un semental caballeroso después de inseminar a sus damas. Nos marchamos juntos mi madre y yo a la ducha, porque los tres no cabíamos. De camino al aseo, antes de salir del salón dijo Manuela a su hija…

-“¡Dale bien de comer a ese semental que nos tiene que alimentar el conejo a las dos todas las semanas por lo menos un par de veces…!” Se echaron a reír como dos brujas en el aquelarre donde yo era su víctima propiciatoria…

Continúa...

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