Esta noche se encontraba súper sexy, su dueño llegaba con un hombre duro que no conocía. Estaba asustada porque hablaban de una deuda que tenía su amo y sometida a su poder se convertía en su juguete.
Esta noche tendría una visita especial, sería una sorpresa le susurró Alejandra acercando su rostro a su oído. No sabía a que se refería, pero tampoco tardó mucho en descubrirlo.
No tenía vendas en los ojos y a la sorpresa de poder ver a su dueño se le sumaba la excitación de tener a Alejandra a su lado susurrándole instrucciones.
Volvieron a vendarle los ojos, Se sentía como una yegua que se había rendido, aceptando la voluntad de sus dos amos. Cualquier cosa que le hubiesen pedido se las hubiese concedido sin chistar.
Se desnudó, le vendaron los ojos y pagaron por ella. Le quedaba mucho que aprender, le decía su amo, ya que era todo nuevo para ella.