El temor de ser descubiertos, la satisfacción de vencer las dificultades y la excitación producida por la belleza de las mujeres y los rítmicos movimientos del varón, todo ello constituye el incomparable placer del voyerismo, actividad sexual a la que mi pareja y yo nunca renunciaremos.
Con mis métodos de la insinuación, el desnudo "involuntario", el nudismo "pudoroso" y el nudismo con permiso, logro buena excitación y un placer inagotable.