Ese domingo se celebraba la fiesta del barrio. El plato fuerte de la mañana era el tradicional partido de solteros contra casados siempre muy disputado.
Eran dos chicas jóvenes de unos 20 años, una pelirroja y la otra morena. Llevaban sendas maletas y estaban haciendo dedo justo al lado de una parada de autobús vacía. Iba de vació así que pare por si iban en mi dirección y también, porque no decirlo, interesado en verlas de cerca.
Como recordaran en el episodio anterior Inés sucumbió a los libidinosos deseos de su jefe el Sr. Andrés, era solo el preludio de la vorágine sexual que se le avecinaba.
Este relato ilustra como por azar me folle por primera vez a Marta, mi vecina del 3-2, estando ella embarazada de 4 meses. Es un hecho real, aunque los diálogos no sean muy exactos.
En ese momento Eva hubiese podido abortar todos mis planes simplemente buscando cualquier excusa para irse a casa, pero la droga había hecho su efecto y ella estaba súper cachonda y muy desinhibida.
Efectivamente el hijo del Sr. Andrés había estado viendo como su padre sodomizaba a Eva la dependienta en el lavabo. El chaval de unos 16 años se llamaba Joaquín era mas bien regordete y tenia la cara repleta de granos. Parecía un adolescente tímido y tontaina por lo que no pude ni imaginarme su actuación unos minutos mas tarde.
Inés aunque era maravillosamente joven ya estaba casada desde hacia 3 años con Eduardo, cuatro años mayor que ella y que trabajaba como camionero autónomo haciendo rutas de Lunes a Viernes con su propio camión de gran tonelaje.
Un encargo profesional nos lleva por el excitante camino de las bajas pasiones y el sexo duro.