En una fiesta solo para hombres una mujer tan ardiente como yo es capaz de cualquier cosa, incluso de subir al escenario y masturbarme para todos ellos.
Tras tontear con un compañero de trabajo casi en las narices de mi novio, nos fuimos a su casa donde nos esperaba una noche casi a solas.
Un día de casualidad conocí a mi nuevo vecino y tras un encuentro casual quedamos para tomar algo y acabamos en su casa pasándolo muy bien.
Una noche decidí salir de marcha después de que mi amiga me insistiera mucho y nunca me arrepentiré porque fue de lo más morboso.
Después de un buen sexo oral en el despacho con el compi de mi padre éste me invitó a pasar la tarde en su casa.
Tenía 17 años cuando experimenté con el compañero de mi padre en su oficina lo que era una buena sesión de sexo oral.