Luego de hacerme cargo del servicio médico de una empresa, disfrutamos con mi novia de la piscina en soledad hasta que fuímos observados por un obrero.
Ver a mi mujer gozando de una paja fantástica fué suficiente para masturbarme y proponerle una nueva forma de goce sexual.
La peonada y mi marido fueron a vacunar la hacienda, solo quedamos el domador y yo.
Me enamoré después de varios años de matrimonio de una mujer casada y juntos decidimos un plan para blanquear la situación con nuestras parejas.
Convencí a mi esposa para acompañarme y disfrutar de una segunda luna de miel en Tailandia.
Soy tímida pero mi psicóloga me indujo a concurrir a la despedida de soltera de mi amiga para descargar mis frustraciones sexuales.
Fue mi amante por varios meses y acepté ir a su casa cuando me convenció que estaríamos solos el fín de semana, solo estaría la empleada que era de su absoluta confianza.
Fui al campo de vacaciones y en soledad cumplí con una fantasía que alguna vez me imaginé al leer una revista porno.
Estaba de novia con Mabel. Su madre viuda desde hacia muchos años me sorprendió y practicamenmte me violó una tarde durante la siesta en que quedamos solos.
La conocí en un picnic y me enamoré. Era reservada y parecía tímida. Luego de las primeras citas resultó ardiente y una hembra en celo y una yegua haciendo el amor.
Perdí mi virginidad con el médico que salvó a mi madre. El dolor no fué tan intenso y me preparó para disfrutar de ahí en más del placer sexual.