-Quiero que mires cómo me entrego a él porque es lo que ambos habíamos deseado desde hace tiempo. -Dijiste que no habría penetración y ahora me dices que te vas a entregar a él... ¡eres una zorra! dije rabioso y enrojecido de celos.
Al rato ví que salía mi mujer desnuda, bien untada de crema, y con su coñito depilado como me gustaba a mí, dejándo tan sólo una fina hilera de pelo cortito por encima de sus carnosos labios, ¡pero qué labios!
Al salir los ví juntos en la barra. Él la estaba invitando a un cubata y ella sonreía lo que significaba que se sentía a gusto. Dudé en acercarme o quedarme viendo la escena a distancia. Por fin me decidí a verlo a distancia. Me pudo el morbo de ver a mi mujer ligando con un desconocido.
Está más que mojada, está a punto, dijo él sin dejar de tocarla, introduciéndo sus dedos dentro de mi entregada novia. - Yo, nervioso y celoso pero con una erección más que notable, les dije que tenía ganas de verlos haciendo el amor delante mío
cuando entré en el coche lo encontré con la polla en la mano. Se asustó y se la guardó en los calzoncillos. Lo calmé diciéndole que había venido para saber cómo estaba después de su huida. Al verme vestida únicamente con el tanguita y los tacones, se quedó mudo.