Era viernes por la noche, y la verdad es que no tenía muchas ganas de salir... pero se empeñaron un par de amigas que salieramos, y un poco contra mi voluntad, me arreglé y salimos a bailar en un bar de copas con música que nos gusta.
No había sonado aún mi despertador, pero ya tenía los ojos abiertos... ya empezaba a hacer calor, y a pesar de tener las ventanas abiertas, no había aire esa mañana, el sol aún no había salido, la ciudad parecía aún dormida... cuando empecé a oir unos gemidos, cuales, no tenía duda, venía de alguna casa vecina...
Era verano, había poco trabajo en la oficina. Como me aburría, me puse a chatear con un par de tíos en un sitio de encuentros... Empezó a subir el tono de las conversaciones y poco a poco, noté como me estaba entrando calor... Había cerrado la puerta del despacho, así que nadie me podía pillar.