Poesia, derrepente, un sabado de madrugon.
Le cojo la mano y me la llevo a mi pecho, el entiende rápido y la coje con la palma abierta, la acaricia, y con la otra me abraza, y aprieta fuerte contra su pecho, aun tiene la camisa puesta... Primero un botón y luego el otro,... le huelo el pecho... me encanta su olor, su calor. Empiezo a chuparle un pezón, este se pone duro aceptando mi lengua y pide mas... ya noto la polla de mi marido en mi coño húmedo... sigo sentada como una niña, y mi cuerpo solo pide una cosa...