No se esperaba lo que le iba a pasar esa noche...
Carla había venido a hacerse un trío con su amiga. Hasta ahí todo normal. Ahora se encontraba desnuda, subiendo a cuatro patas las escaleras del dúplex, guiada por su amiga con una correa de perro.
Daniela trata de recuperar mi atención y se humilla hasta conseguir que Carla pase por el aro.
Me había preparado un fin de semana idílico, con un trio incluido con su mejor amiga. Pero las cosas se fueron torciendo. Compartir el plato con el perro supuso un límite, que acabará por traspasar.
Sabía como tenía que hacer la maleta. Prohibidos tacones de menos de siete centímetros, faldas por la cintura y nada de sujetadores. Lo que no se esperaba es que volvería a su casa convertida en una puta.