Mientras esperaba en la sala oí como me llamaba desde otra estancia. Cuando llegué a la habitación de donde provenía la voz, me encontré a Emily en la cama de espalda, con los gemelos en alto y un bote de crema en la mano.
Terminamos la ducha y muy amablemente le dije a Kelly que llegaba mi turno para rematar el entrenamiento. Ella me dijo que en su habitación estaríamos más cómodos y que así nadie nos molestaría.
Después de 4 años de carrera, 2 masters en preparación física en alto rendimiento y muchos años trabajando en diferentes clubs de balonmano, baloncesto y fútbol a lo largo y ancho de España, estaba en paro. La situación para alguien tan activo como yo, no era fácil.
Las andanzas de un montador de escenarios en uno de sus conciertos