Un hombre mayor con un bastón en la mano me seduce en un cine, me mete los dedos en el culo y me lo come. Su jovencito sobrino me folla con una polla descomunal. Tuve más orgasmos que nunca
Caigo en la trampa urdida por mis dos alumnos gemelos, a los que daba clases de recuperación, y acaban follándome por todas partes para evitar que unas fotografías acaben en poder de sus padres.
Decidí premiar a un lector de los muchos que me han enviado mensajes, fotos y vídeos. Elegí uno entre cientos, le exigí sumisión, le até, le hice ver cómo seducía a un chico jovencito y luego me lo follé en un parque de Madrid. Me encanta el sexo. No lo puedo resistir.
Era un hombre de unos 50 años, se metió en el metro conmigo, me estrujó contra la puerta, su mano entró por debajo de mi falda y de mis bragas. Me acarició y me acarició el chocho. Días después me llevó a una casa abandonada y allí me comió el coño y me folló brutalmente. Él me volvió insaciable.
Él era un hombre oscuro y turbio. Estábamos en un parque al atardecer. Él se acariciaba la polla y yo estaba cachonda, caliente, deseosa de sentir sus labios abrazando mi clítoris. Me folló sobre la hierba brutalmente.