Confesión de sobre como me veo sexualmente, especialmente respecto a muchos de los relatos eróticos que leo. Una cierta reivindicación de la discrepancia, desde un punto de vista feminista, humanista y no violento.
No me sabe mal pasar la noche sola, ya que voy a hacer el amor conmigo misma, o quizás es con una yo distinta cada vez.
Marta siempre tuvo fantasías masoquistas y, al fin, consigue hacerlas realidad con Sandra, una chica lesbiana con quien tiene muchas afinidades, que tiene mucha experiencia en el tema de dar azotes.