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Sorpresa (I)

en Zoofilia

Con Diana mi esposa llegabamos a nuestros momentos más algidos del acto sexual contando nuestras fantasias o experiencias sexuales anteriores , utilizabamos frases cortas y entrecortadas para expresarnos en esos momentos donde la imaginacion puede alcanzar niveles extrapersonales.

En cierta ocasión mientras haciamos el amor , mi mujer me contó que habia tenido una relacion con un perro. Inmediatamente quede paralizado por tal confesion, pero en segundos me repuse y le pedi que me la contara sin poner demasiado enfasis ,dudando se ella lo iba a imaginar o simplemente contaria una vivencia propia.

Diana empezó inmediatamente a una secuencia de prolongadas y profundas penetraciones en una postura que practicamente se montava sobre en mi en nuestra cama matrimonial.

"Me clavó hasta el fondo" me dijo jadeante mi esposa, y continuó su relato entrecortado por el esfuerzo fisico que estabamos haciendo, " . . . cuando tenía quince años estaba tomado sol en el patio de mi casa sin malla para que no me quedaran marcas. Me calenté sola poniendome bronceador. Me enpece a acarciar los senos y despues me hice una pajita con los dedos boca abajo. Entre el sol y el bronceador acabé fuerte sin más ayuda que mis deditos. No me habia dado cuenta que "Sultan" me miraba desde cerca. El perro de raza indefinida pero de gran tamaño era el encargado de vigilar y avisarnos cuando alguien entraba sin permiso.

Sultan siempre habia sido obediente conmigo pero nunca dudaba en avalanzarce sobre los extraños en forma violenta y desagradable para los extraños.

El perro no alcanzaba a comprender si mis quejidos eran porque pedia ayuda o por que otro motivo, de todas formas empezó a acercarce y se quedo a unos dos metros mio en la mitad del patio, yo seguia acarciandome los labios de la vagina acompañando con suaves movimientos el placer que sentía. No podía parar de ninguna manera. Sultán empezó a oler en el aire el aroma que despedia mi cuerpo junto al bronceador.

Sin que lo llamara Sultan se acercó y me empezó a oler mientras mis deditos seguian masturbandome, los labios de mi vagina estaban totalmente abiertos y despedian abundante flujo y el propio olor a hembra caliente.

La fuente de olores fue identificada por Sultan quien no tuvo mejor idea que meter la nariz en mis pliegues, produciendome un escalofrio y la inmediata suspensión de mi pajita. En vez de enfriarme me calente más y descaradamente me eche de espaldas con las piernas colgando abiertas. Lo llame al perro que sin dudarlo vino directamente hacia mi vulva. Le acaricie la cabeza y empece despacito a bajarlo hacia mi ardientes labios.

Pase la palma abierta buscando mi jugos y se los acerque para que lamiera , Sultan no se hizo rogar me empezó a lamer primero la mano y luego con su lengua larga y rapida por la mitad de mi surco. Me tiré para atrás y deje que el hicera todo el trabajo. Estaba encantada.

Solo atine a ver si podia alcanzar el pene del perro. No llegué con mano pero empece a acarciarlo, hasta que alcance el aparato. Sultan se quedo quieto mientras empece con las maniobras de estimulacion, no fueron mucho tiempo, hasta que un soberbio de palo rojo asomo ante mi.

No dude ni un instante y redoble el movimiento. Pensé me iba a llenar, incluso que podia quedar "abotonada" como una perra. Más me calenté queria esa columna de carne dentro mio.

Sultan tambien queria. Como pude me meti debajo de su cuerpo y el perro no tuvo reparos cuando empece a guiarlo hacia mi vagina. Solo bastó el primer envión para estar empalada, al segundo sentí que la deformacion del pene del perro habia entrado en mi. Senti una barra hirviendo en mis entrañas. Acabe inmediatamente. Sultan seguia con velocidad alucinante con su ritmico movimiento de va y viene. No podia dejar de acabar y el perro se preparaba para llenarme, asi que en un acto de voluntad hice que el acabara en mis nalgas", finalizó Diana.

Cuando terminé de escuchar el relato y sin que dejarmos de hacer el amor en ningun momento, le pregunté al oido si lo volvería a hacer y ella me contesto que sí.

Hacia tiempo que no teniamos un orgasmo juntos tan explosivo.