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Sorpresa (IV)

en Zoofilia

Diana me había anunciado que el perro estaba por acabar, yo no lo pensé mucho y le dije que no quería que la llenara. Así de simple, pero ella me miró perdida y me dijo " NO !!, quiero que me inunde la concha de leche y además quiero que vos te corras en mi boca".

No estaba en condiciones de negarme , Diana estaba empalada por "Dólar" y eso también me excitaba tremendamente.

Por un lado me daba envidia que semejante chuza estuviera enterrada hasta los pelos, por un momento pensé que el bulbo que se le forma el pene del perro no entraría en la vagina de Diana, pero me equivoque no solo entró, sino que a medida que "Dólar" imprimía más velocidad se iba hinchando adentro.

Como competir con semejante émbolo que arremetía salvajemente sin piedad, tratando se saciar el más primitivo impulso.

Mi mujer Diana también quería sentirse empalagada y colmada en sus instinto más bestial.

Por momentos no eran una mujer y un perro sino dos bestias copulando !!

Fue fulminante mi sentencia, pero yo también era parte de lo mismo.

Nunca me imaginé que profusa puede ser la acabada de un perro, no fue una corrida sino una catarata.

Diana engullía mi taralira hasta la raíz y se notaba que estaba gozando doblemente y yo no me pude abstener y también lancé lo mío en la garganta de mi mujer.

Doblemente penetrada me pidió que esparciera el semen del perro por su culo, así lo hice prefiriendo sus cantos pero deteniéndome en su orificio marrón.

Fue fácil meter un dedo, luego dos y tres en el año, la muy yegua me pedía más mientras "Dólar" no se separaba aún y seguía abotonado.

Diana deliraba, me dijo que quería recibir mi pedazo por el culo y la pistola del perro por la concha.

En otras palabras ser doblemente montada.

Pero esa ya es otra historia...

Datos del autor/a:

    Nick: Capitolio.