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Angela y su ciberamiga (II)

en Sexo Virtual

Ya recordaran ustedes, que mi hermana Ángela escribió su historia contando las peripecias con su cyberamiga Ximena y su amigo Carlos. Bueno todo lo que les contare, ocurre exactamente después de lo sucedido a mi hermana.

Aquella, noche al volver a casa, estaba contenta. Se notaba la alegría en su rostro. Inocentemente pensaba que había estado con sus amigas y por ello el motivo de su alegría.

¿Cómo te fue? Le pregunté.

Muy bien. Me respondió. Y además he estado con un amigo que es todo un caballero que me dijo que cuando iríamos las dos, para conocerte.

- ¿Y para qué quiere conocerme? Le pregunté. - Pues, para que él conozca a parte de mi familia, pues tontita. Creo que él piensa que soy sola en este mundo, y me gustaría que mañana fuéramos las dos. ¿Te parece? Ya veras que es muy simpático, y además, nos llevara a servirnos helados y bebidas.

Pensándolo bien, no estaría mal. Le respondí. Así, después de una conversación extensa que seguimos en nuestro dormitorio, nos quedamos dormidas y llegó el día siguiente.

Mi día no fue muy agradable. Tenía dos exámenes, uno de matemáticas, para lo cual no soy muy buena y otro de física, que tampoco me va mejor. En el descanso, conversaba con mis compañeras de cosas triviales, cuando se acerca mi hermana, diciéndome que saldríamos más temprano que de costumbre. Ella había sabido que no tendríamos las dos últimas horas de clases, entonces allí aprovecharíamos de juntarnos con su amigo Carlos.

Ustedes aún no me conocen, así que me presentaré. Mi nombre es María y todos en casa me llaman Mary. Tengo 17 años. Bueno, mi hermana ya les dijo que vivimos sólo con mi mamá, ya que mi padre se fue con otra mujer. Y nuestro hermano mayor estudia fuera de la ciudad. Siendo menor que mi hermana, somos casi de la misma estatura. 1.57 de alto. Mis medidas se asemejan bastante a las de Ángela. 70-55-75.

Siempre nos intercambiamos nuestra ropa. En esto incluimos, nuestros jeans, faldas y ropa interior. Aunque debo ser honesta, mi hermana es bastante atrevida para usar sus prendas intimas. Casi toda es medio transparente. A mí me avergüenza un poco usar este tipo de prendas. Mi madre hasta no ha mucho siempre me compraba ropa interior de algodón. Siempre blanca.

Al terminar las clases, nos juntamos, a la salida del instituto, y subiéndonos a un taxi nos dirigimos al centro de la ciudad. Al llegar mi hermana pagó con billete que por su cantidad, me extrañó, que ella lo llevara, siempre en casa nos daban lo justo para nuestros gastos de movilización. Y ella ahora salía con un billete que casi cuadruplicaba lo que nos daba mi madre.

Bajamos del taxi, y caminamos hacia un edificio de departamentos. Subimos al ascensor y llegamos al quinto piso. Caminamos por el pasillo y llegamos a uno que tenía el numero 57. Ángela toca el timbre y esperamos. Sentimos un ruido interior, y supusimos que alguien llegaba a abrir la puerta.

Era Carlos. En realidad era tal como me lo había descrito Ángela. Un poco más alto que nosotras, de unos 54 años, pero no se veía viejo para su edad.

¡Hola! ¿Cómo les va? Nos preguntó.

Ángela, que ya lo conocía. Le respondió que ahora iba conmigo para que me conociera, tal como le había dicho el día anterior.

Me alegra que vengan las dos, nos dijo. Así que tu eres la hermanita de Ángela. Me dijo dirigiéndose a mí. Me hizo sonrojar. ¿Se sirven algo? Nos preguntó. Bueno, contesto Ángela.

Y levantándose del asiento, se dirigió al refrigerador y nos sirvió bebida. Estaba exquisita.

¿Esta bien así o quieren otra cosa? Nos pregunta.

Ángela le dice que sería bueno, beber la bebida con algo más, para que no estuviéramos tan tensas. La verdad es que yo no entendía por qué estábamos tensas. Agregó un poco de whisky en nuestros vasos, cosa que me hizo toser al sentir la bebida con licor. Ellos rieron cuando me vieron así.

Después seguimos conversamos de cosas de instituto, de su trabajo, en fin. Hasta que luego, Ángela le pregunta si le había llegado aquella película que le había comentado. Carlos le dijo que sí, y nos pregunta si queremos verla. Yo no tenía ni idea de qué tipo era. Entonces Ángela me dice que es una película muy subida de tono, pero que la veremos y nada diremos en casa. Será un secreto entre nosotras. Le dije que bueno.

Entonces Carlos, nos dice que, mientras nosotras miramos la película, él saldrá un momento, para que no nos ruboricemos. El video lo tenía ubicado en su dormitorio, por lo que nos hace pasar, y nos dice que podemos sentarnos en la cama sin problemas. Le explica a Ángela, cómo debe hacerla funcionar y luego sale de la habitación para dirigirse a la entrada principal y salir de su departamento.

Cuando oímos cerrarse la puerta, entonces Ángela se levanta y enciende el video. En realidad la película era bastante subida de tono. Había allí una pareja, que conversaba, para luego, abrazarse y besarse apasionadamente. Luego el hombre, mete su mano bajo la blusa de la mujer y acaricia sus senos. Luego levanta su sostén, y acerca su boca para besarle los pezones. La mujer echaba su cabeza hacia atrás, y gemía de placer mientras ello ocurría. Luego el hombre hace que la mujer se levante y comienza a desnudarla. Saca toda su ropa. Y luego la mujer también comienza a desnudarlo a él. Cuando ambos quedan desnudos, la mujer se arrodilla frente a él, y tomando su miembro lo introduce en su boca, para comenzar a besarlo y mamarlo.

En aquellos momentos me estaba poniendo intranquila. Mire a Ángela y vi, que ella estaba ensimismada en la película. Cuando estaba la mujer mamándole el miembro al hombre, Ángela me dice que aquello la estaba excitando, y que lo que quería hacer en ese momento era masturbarse. Me miró como para ver mi reacción. Notó que mi cara estaba colorada, por aquellas escenas.

¿Y por qué no lo haces tú también? Me dijo.

Realmente no sabía qué pensar. Entonces fue que Ángela, me dice que no pudiendo más, se levanta y saca su falda, para luego sacar su calzón, y volver a sentarse, con las piernas abiertas, para acariciarse entre sus piernas.

Eso, algunas veces, yo lo había hecho en mi pieza, cuando estaba sola. Había estado mirando unos archivos de Ángela, en el PC, en donde estaban unas parejas haciendo el amor. Mirar a mi hermana masturbarse y aquella película, me estaba excitando. Y ya no pudiendo más, también saqué mi falda, y mi calzón, para comenzar a masturbarme. Me sentía totalmente mojada.

Mi excitación se acrecentaba cada vez más. Miraba la película y a mi hermana, y todo para mí era excitación. Sentía que muy luego llegaría al orgasmo. Metía dos de mis dedos en mi virginal vagina, apenas tocando mi delicada membrana. Cerraba mis ojos para sentir cada vez más, la rica sensación que me llevaría al orgasmo. La película, ya casi no me interesaba.

Una de mis manos recorría toda mi entrepierna en busca de mi sexo, mientras la otra levantaba mis blusa y mi sostén, para acariciar mis senos. Estaban tan duritos, excitados, los sentía deliciosos. Con mis ojos cerrados buscaba el momento de llegar al máximo de mi placer. Lo deseaba, lo buscaba con ahínco.

Sin darme cuenta, de pronto sentí una mano que tomaba uno de mis senos y al abrir los ojos, vi allí a Carlos parado a mi lado sonriéndome.

Sigue... no pares. Me dijo. Disfruta, que no te interrumpiré, al contrario te ayudaré para que goces al máximo.

Y arrodillándose ante mí, saca mi mano de mi entrepierna que me cubría mi sexo, a su miraba, para luego acercar su boca y comenzar a besarme allí. Me sentía cohibida. Ángela me miraba y me sonreía.

Déjalo y veras que rico es. Me dijo.

Carlos se acerca a mi sexo, y su boca comienza a besarme con pasión. Sentía su lengüita en mi clítoris, lo chupaba con delicadeza. Su lengüita trataba de ingresar en mi vagina. Era tan delicioso lo que estaba sintiendo en aquellos momentos. Luego veo que se para a mi lado y comienza a bajar su pantalón.

Lo baja y luego su slip. Y deja al descubierto su enorme miembro, que por primera vez veía yo. Nunca antes había visto uno en persona, siempre sólo a través de fotos de Internet. Aquel que veía en esos momentos era realmente grande para mi conocimiento. Debía medir por lo menos unos 20 o 25 cm. Y unos 5 a 6 cm de diámetro. Me tomó una mano y me hizo tomárselo. Con su mano me guiaba, para acariciárselo, como si lo estuviera masturbando. Mientras ello ocurría, sus manos acariciaban mis senos, apretando mis pezones delicadamente. Acercándose a mi rostro, sus labios se acercan a los míos para besarme apasionadamente.

¿Quieres que vayamos a la cama? Me pregunta.

Me dio miedo esa pregunta. Miré a Ángela como tratando de pedirle ayuda pero ella estaba en otro mundo con su mirada en la película, con los dedos en su vagina, gozaba como una loca. Tenía que responder por mí misma, no tendría ayuda de mi hermana.

Bueno. Le respondí.

Y tomándome de las manos, me guió hacia la cama. Antes de tenderme me ayudo a sacarme mi sostén y mi blusa para quedar totalmente desnuda ante sus ojos. Estaba avergonzada. Traté de recapacitar, pero era demasiado tarde.

Se tendió a mi lado y comenzó a besarme. En los labios. Una de sus manos mientras tanto, acariciaba mis senos, para luego bajar a mi sexo y comenzar a jugar con mis vellos púbicos. Uno de dedos comienza a introducirse en mi vagina muy suavemente, acariciaba mi clítoris, y a cada toque más crecía mi excitación. Tomó una de mis manos y la colocó sobre su miembro para que lo acariciara.

De pronto siento una mano junto a la mía que no era de Carlos, y al mirar hacia allá, veo que es Ángela que arrodillada ante él, toma su miembro y lo lleva a su boca para comenzar a mamarlo tal como en la película que habíamos visto. Así, mientras Carlos me introducía un poco más su dedo, llegando hasta mi delicada membrana, Ángela le estaba dando una mamada a él.

Luego de un momento, Carlos le pide a Ángela que lo suelte para, acercarlo a mi sexo. En aquel momento, me sentía muy excitada, pero me daba miedo lo que iba a ocurrir. Era mi primera vez y no pensé que fuera de esa manera. Realmente sentía temor ante esta situación.

Recostada de espaldas, Carlos se sube sobre mí, sin cargarme. Con una mano acerca su pene a mi sexo y comienza a pasarlo de arriba hacia abajo por encima de mi sexo. Luego se arrodilla y le pide a Ángela que me coloque un cojín bajo mi cintura. Presurosa, fue a buscarlo, para luego ubicarlo bajo mi cintura.

Te va a gustar... me decía Ángela... ya verás.

Quedando con mi sexo a la altura de su miembro, Carlos con una mano abre mis labios vaginales y comienza a introducírmelo. Yo estaba tensa. Ángela me dijo que no me apretara para que no me doliera. Traté de hacer lo que me decía, pero algo me hacía ponerme tensa.

Luego Carlos me toma de los tobillos y alza mis piernas para dejarlas sobre sus hombros, mis muslos, estaban pegados a su pecho que era muy velludo. Luego tomándome de las caderas, comienza a empujar cada vez más y más, hasta llegar a toparse con la membrana de demostraba que era virgen.

¿Te duele? Me pregunta. ¡No... pero... por favor... no sigamos... ¡ ¡Pero si sólo será un poquito y gozarás como nunca, ya lo verás! Me replica. ¡Pero es que me va a doler... ¡ ¡No te pongas tensa... relájate! Me decía. ¡Ángela... dile cómo tiene que hacerlo! Le dijo a mi hermana.

Ángela, acercándose a mí, me dijo, que me relajara, que todo era cosa de un momentito que me dolería, pero que después sería como en película y que me gustaría mucho todo esto.

¿Por qué no la besas Ángela? Le dijo Carlos.

Y acercando su boca a mis labios, mi hermana me besa en la boca. Siento su lengua, jugar con la mía, y no lo encontré malo. En ese momento en que mi hermana me besaba, Carlos empuja un poco más, y siento que a cada empujón, mi membrana se resiste a permitir el ingreso de aquel intruso. De pronto, cuando mi hermana me besaba apasionadamente, siento un empujón más fuerte y como una cuchillada dentro de mí. Aquel empujón había roto mi himen, mi delicada membrana. El grito fue ahogado con el beso de mi hermana. Y sentí que ahora su miembro entraba hasta lo más profundo de mí vagina. Luego Carlos se dobla un poco hacia mí y comienza a meter y sacar su miembro de mi vagina. Mis lagrimas corrían por mi cara hacia mis oídos. El dolor era insoportable. Pero Carlos, seguía su mete y saca de mi vagina.

Luego de un momento, el dolor comienza a disminuir. Pero nunca tanto como para soltarme por completo. Sentía sus vellos púbicos mezclarse con los míos. Lo sacaba hasta dejar solo la punta de su pene en mi interior, para luego meterlo hasta el fondo. Lo sentía llegar a mi útero.

¡Aaaaaahhh... qué rica estas Mary... tan apretadita... eres como tu hermanita... deliciosa... aaaaahhhhhh... ¿te gusta? ¿O aún te duele?... qué riiiica... mmmmmmhhhhhh...

A su vez Ángela le decía: Así... así... dale papito... dale como lo hiciste conmigo... hazla gozar... llénala toda, para que sienta cómo eres tú... dale papito...

Algo dentro de mi estaba respondiendo a esas sensaciones y hacía que deseara que Carlos lo metiera y lo sacara más rápido. Me daba vergüenza decirlo. Pero ya no podía más.

¡Aaaaahhhhgggg... lo siento tan adentro... ¿Qué es lo que siento? Ángela... ayúdame... qué rico es lo que siento... mmmmmhhhhh... aaaaahhhhhh... más... más... dame más... uuuuuuuhhhhhhh... está tan adentro... está tan rico... dámelo... dámelo...

Mientras Carlos se movía cada vez más aprisa, Ángela se besaba con él. Las manos de Ángela, tomaban mis senitos, y los apretaban delicadamente. De pronto Carlos casi al unísono conmigo, exclama:

Tómalo... tómalo... te voy dar toda mi lechita... te dejaré llenita para que goces mi amor... aaaaaahhhhhhhggggg... ahora... ahora... Siiiiii... dámelo... dámelo... aahhhh... aahhhh... aahhhh... mmmmmmhhhhhh... qué rico... dámelo todo...

Y así llegamos a un delicioso orgasmo, que me dejó desfalleciendo pero plena de gozo. Carlos se tendió a mi lado mientras por el otro lado tenía a Ángela. Luego de un momento, Ángela me pidió que se lo mamara, para volver a excitarlo. Eso me daba asco... no me atrevía a hacerlo. Pero tomándome una mano la lleva a su pene y me hace acariciárselo. Luego ella acerca su boca a su pene y comienza a pasar su lengua por la punta.

¿Ves?... así se hace, me decía.

Acerco mi boca a su miembro, y su aroma me era diferente. Apenas saco mi lengua y la paso por la punta tal como ella lo hacía. Luego me induce a que lo meta en mi boca. Al hacerlo, siento su liquido pegajoso alrededor de su miembro. Después sabría que era el semen que había quedado después de haber estado dentro de mi vagina.

Aun quedaban restos muy ligeros de sangre de mi membrana, pero nunca tanta, como para no introducírmelo entero en mi boca. Ángela comenzó a mover mi cabeza, hacia arriba y hacia abajo como masturbándolo. Así... así... decía Carlos... mmmmm qué rico me lo estas mamando... cómetelo todo Mary... es todo tuyo por ahora... así Maryyyyyyyy... mámalo... mámalo... chúpalo... chúpalo... aaaahhhhhhhh... qué cosita mas riiiiica... tómate la lechita... tómatela... aaaaahhhhhhgggggggggggg y agarrando mi cabeza, la empuja hacia su miembro, introduciéndomelo hasta la garganta hasta casi ahogarme... y siento un liquido que me llena por dentro de mi boca...

¡Trágalo... trágalo... es tuyo... trágatelo... ¡

Y como no había otra solución debido a que tenía mi cabeza agarrada, tuve que tragar todo su lechita, que corrió por mi garganta hacia mi estómago. Pero fue una sensación deliciosa.

Y así fue mi inicio de relaciones con Carlos. Cuando después de vestirnos nos despedimos. Nos fuimos con Ángela a casa. Aun no llegaba mamé. Era ya tarde, así que después de cenar nos fuimos a acostar y en ese momento Ángela me confiesa que todo estaba preparado para mi iniciación, que el viaje al departamento de Carlos estaba programado de antes. Me sonreí, pero nada le dije. Me había gustado mi iniciación.

Claro que esa noche, mi hermana no tuvo lo que Carlos me dio, y allí me enseñó a que ambas podíamos calmarnos mutuamente nuestros deseos. Así desde esa noche, Ángela y yo, somos más hermanables que nunca, y no nos separamos para nada, somos las perfectas amantes de Carlos y de nosotras mismas.

Pero había algo que nos daba pena... mamá siempre estaba sola... ¿Cómo podríamos ayudarla?

Un beso para todos.

Ximena

xcortez@yahoo.com