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A Vanessa también le gusta exhibirse

en Voyerismo

Hacía unos meses que éramos amantes. Vanessa tenia su vida en su ciudad y yo tenia la mía. Cuando empecé hace tiempo con eso de los chats nunca pensé que las historias que había leído serian ciertas, pero el caso es que algún tiempo después sucedió lo increíble. Pase unos agradables meses de charlas algo picantes con una amable joven hasta que un día nos encontramos físicamente y desde entonces nos veíamos con cierta frecuencia. Vanesa no es muy alta, pero tiene un cuerpo espectacular y sabe bien como usarlo. 1.62, pelo castaño claro rizado, blanca y delgada, y con buenas proporciones, 88-56-86.. Tiempo atrás os conté nuestro encuentro (cyber-sexo hecho realidad, publicado el 22-11-01) y esta fue otra de nuestras reuniones.

Yo aun estudio, mido 1.84, moreno, pelo corto rizado y juego al baloncesto. Voy a clase por las tardes, así que no es raro el día que me despierta el teléfono a eso de las 10 o las 11. Medio dormido lo descolgué y balbucee como pude un quien es?. Mi sorpresa fue cuando una suave voz femenina me acabo de despertar a la frase de: ""Tengo ganas de desayunarte, y tu? Que quieres de desayuno?"". Unas pocas frases mas bastaron para ponernos de acuerdo y quedar en poco tiempo en un restaurante de comida rápida del centro de Madrid (yo lo prefiero así para evitar perderse a la gente de fuera de la ciudad).

Rápidamente me duche y vestí para acudir a la cita mientras pensaba que podía hacer para que fuera un encuentro interesante. Pedí unas patatas y algo de beber y me senté en una mesa a esperar. 15 minutos después (bendita puntualidad femenina) apareció ella. Enfundada en un abrigo hasta los tobillos (era casi Diciembre) enseguida me vio y se sentó conmigo. Un breve beso y desde enfrente me asalto con su penetrante mirada apenas cubierta por unas gafas de esas que medio veladas, ni oscuras ni normales. Con picardía paso su lengua por sus labios mientras se desabrochaba el abrigo y mostrando uno de esos trajes de falda y chaqueta que tanto la gustan me pregunto:"" Cuál es el menú de hoy??"". Yo no pude menos que sonreír y hacerla esperar un poco más.

Me harás caso en todo??

Claro, acaso algún día me negué a algo?

No, pero siempre habrá una primera vez para todo

No te preocupes, mientras no me lastimes soy tu sierva- y me dedico otra de sus sonrisas.

De que color es tu ropa interior?

Hmmm, mas o menos azul.

Llevas un bolso grande?

El mas grande que traje- y me mostró uno bolso que parecía más grande que mi mochila- te vale? Es que acaso iremos de compras?

No, pero otro día quizás. Ahora quiero que con tu abrigo y tu bolso vayas al baño y que cuando salgas, solo lleves la ropa interior debajo de tu abrigo.

COMOOO?????

Tardo un poco en dar su brazo a torcer, pero parecía que tampoco le disgustaba tanto la idea. Cuando llego con el abrigo bien abrochado y el bolso mas abultado. Sus mejillas estaban ligeramente rojas pero llevaba la cabeza bien alta. No parecía avergonzada por nada. La hice pasar a mi lado esta vez y decidí aprovechar la poca afluencia del sitio a esa hora.

Quiero ver que es verdad que no llevas nada debajo.

Se lo pensó un momento y luego aflojo un poco la presión de la parte superior del abrigo dejándome ver un poco de su suave piel y la pequeña tela de su sujetador. Pase mi mano por su piel, acariciando cuello, estomago, pasando por su tanguita, notando el calor de su entrepierna y la sentí estremecer a mi paso por sus muslos. Alcance despacio su mano derecha y con suavidad la introduje por dentro de mi chándal.

Parece que en mi este juego esta dando resultados, quieres comprobarlo??- a lo que con un gemido, ella paso a acariciar mi vientre, entrepierna, testículos y comenzó a masajear suavemente mi pene, mientras miraba con nerviosismo a las mesas de alrededor.

Vámonos de aquí - dijo, y se levanto arreglándose el abrigo.

Un joven de al lado debió alcanzar a ver algo, porque se quedo con la boca abierta a medio bocado de hamburguesa, y ni se inmuto cuando la mitad se cayo a la mesa. Le sonreí y le guiñe un ojo al pasar, aunque aun no se si consiguió separar su mirada de mi acompañante. Ya en la calle la abrace por la espalda y comenzamos a andar despacio. Aproveche un momento y nos besamos apasionadamente contra un escaparate. Apenas noto como introduje la mano entre su abrigo hasta que el frió de mis manos la helo medía pierna. Se separo con un grito dejando que se abriera su abrigo y me maldijo por lo fría que tenia las manos, advirtiendo muy seriamente que no la volvería a tocar hasta que ella diera el visto bueno a la temperatura de cualquiera de mis miembros. No pude mas que aceptar, mientras veía a otro par de jóvenes que aun hablaban y se volvían haciendo comentarios seguramente sobre la ropa interior de Vanesa.

Ahora andamos mas deprisa en un momento llegamos al hotel. Ella pidió la llave y en segundos nos besábamos en el ascensor. Nuestras lenguas luchaban en su boca furiosamente cuando el timbre del ascensor nos saco de la situación. Comenzamos a andar por el desierto pasillo y cuando ella hubo girado la puerta y se disponía a entrar yo la detuve y la dije:

Me gustaría saber si mis miembros tienen ya una temperatura adecuada- a la vez que tiraba del cinturón de su abrigo para dejarlo abierto.

Ella giro a ambos lados la cabeza y cogió una de mis manos, la paso por su cara, beso la palma, chupo alguno de sus dedos y la dejo descansar suavemente en uno de sus pechos para pasar a analizar la otra mano con un procedimiento parecido. Apreté suavemente sus pechos mientras ella gemía levemente pro la excitación. Separe mis manos de ese maravilloso lugar y deslice su abrigo por sus hombros quedando en ropa interior en medio del pasillo. Tire el abrigo al interior de la habitación mientras ella miraba a cada lado del pasillo y se arrodillaba frente mi diciendo:

Debo comprar la temperatura de todos tus miembros, no??

Empezó a bajar mis pantalones y comenzó a mordisquear mi miembro por encima de mi ropa interior. Rápidamente paso a un lado la tela y dedico sus caricias a mi pene desnudo. Su lengua recorrió las partes mas delicadas del tronco de mi instrumento, su boca atrapo la cabeza, y suavemente comenzó a engullir mi falo, proporcionándome una mamada que hizo surgir mis primeros gemidos. Eso la devolvió a la realidad del pasillo y con las mejillas sonrojadas se incorporo y comenzó a mirar a cada lado del pasillo. Yo no quería que acabase ahí y la empuje contra la pared del pasillo. El leve golpe la produjo otro suspiro que fue mas gemido de excitación que de dolor. Se mordió el labio inferior mientras mis manos liberaban sus pechos de su sujetador. La bese y fundimos nuestras lenguas mientras mis dedos se clavaban en sus piernas, haciendo surcos en su camino hacía sus nalgas. Le apreté el trasero y chupando su lengua la eleve en vilo de manera que su sexo quedo a la altura de la punta de mi pene. Ella acepto mi movimiento y amarrándose a mi cuello con una mano, con la otra separo la breve tela de su tanga mientras le situaba la punta de mi pene en su entrada. Al sentirla allí retiro su mano, juntado ambas detrás de mi cabeza y poniendo su cabeza en mi hombro, acercando su boca a mi oído, de manera que podía oír sus suspiros, lo cual me excito muchísimo. Moviendo sus caderas recorrió toda su rajita con la punta de mi pene, suspirándome al oído y mordisqueando el lóbulo de mi oreja a la espera de ser penetrada. No quise hacerla esperar mas y de un solo movimiento, dejándola caer sobre mi y aprovechando lo mojada que estaba ella. Dio un grito espectacular en mi oído cuando mis testículos golpearon su trasero y quedo jadeando con los ojos cerrados sobre mi. Me asuste y tal y como la tenia abrazada sobre mi la metí a nuestra habitación, golpeando con el pie la ropa que quedaba en el suelo del pasillo hasta que estuvo dentro de la habitación.

Al principio creí que la habría lastimado, pero el tono de los gemidos que daba en mi oído con cada movimiento que hice para meter todo en la habitación me descubrió que estaba disfrutando. Cada paso que daba, el movimiento de mover las piernas, producía que me moviera dentro de ella y con la fuerza de la embestida parecía que estaba en trance. Eso acabo de excitarme aun mas si era posible y apoyándola contra la pared comencé a bombearla. La velocidad de mis embestidas fue subiendo, acompañada por un aumento en la intensidad de sus gemidos. El oírla gemir en mi oído, sintiendo sus piernas apretadas a mi cintura y su cuerpo apretado entre el mío y la pared, unido a la enorme excitación que sentíamos hizo que me corriera con la fuerza de mis embestidas. Vanessa noto como me vaciaba en su interior y al sentir como me derramaba en ella, sus gemidos crecieron y mordió mi hombro, produciéndome un intenso dolor. La mezcla de sensaciones fue increíble y ambos nos corrimos de una manera brutal.

Cuando acabo el orgasmo nos encontramos allí, apoyados contra la pared, ambos resoplando, con su cuerpo enganchado a mi cintura y besando el lugar del hombro que acababa de morder.

Creo que si me dejas en el suelo, mis piernas no podrán sostenerme.

Aprovechando que aun estaba erecto, la lleve así, en mis brazos, sin salirme de ella, hasta la cama. Cada paso se reflejaba en su cuerpo, provocándola un pequeño estremecimiento. La tumbe en la cama con delicadeza y acabe de desnudarnos lentamente. Ella se dejaba hacer, parecía agotada y eso que el primer encuentro había sido corto. A mi me pasaba lo mismo, pero aun estaba muy cachondo y quería algo mas, aunque si que me temblaban ligeramente las piernas fruto de la cantidad de sensaciones que habíamos experimentado. No éramos exhibicionistas, pero el numerito del pasillo había dado resultado.

Ya desnudos me tumbe a su lado abrazándola desde su espalda. Vanesa se dejo abarcar y parecía ronronear ante mis caricias en sus pechos. Su culo se restregaba contra mi entrepierna y en poco tiempo, mis caricias y mis besos en su cuello, hicieron sus movimientos mas urgentes. Mi pene ya se había endurecido de nuevo y hacía camino entre sus nalgas. Me empuje un poco mas abajo y deje que mi miembro siguiera su camino hacía ella. Lentamente nuestros movimientos nos fueron empujando hasta que nuestros cuerpos se unieron de nuevo. Este era un movimiento lento, suave, pero no menos placentero que el anterior con mas cariño incluso. Permanecimos en esa posición un rato, con mis brazos abrazándola, mis manos estrujando suavemente sus pechos, sus manos acariciando como podía mi pelo y mis caderas, y nuestros cuerpos moviéndonos con movimientos claros y precisos. La levante y sentado, la senté en mis piernas, mirando hacía mi, paso sus piernas por detrás de mi cuerpo y metiendole de nuevo mi instrumento comenzamos a besarnos a la vez que nos movíamos. El movimiento así abrazados fue muy placentero también, y la excitación acumulada y el recuerdo de las sensaciones del anterior polvo hizo que nos corriéramos también casi a la par, ella inflamada por nuestros besos y mis manos en su trasero y yo al sentir su orgasmo, notando como apretaba mi pene con su cuerpo y como su calor me fundía. Permanecimos así unos minutos, besándonos y mirándonos mientras mi pene perdía su erección en su interior y salía el solo. Una vez separados nos tumbamos aun abrazados y separándonos solo para meternos bajo las sabanas nos dormimos abrazados, dejando para el momento de despertarnos la ducha y quizás un ultimo asalto antes de despedirnos por quien sabe cuanto mas tiempo.

Pero eso son otras historias... si esta os ha gustado, o no, o simplemente queréis compartir historias /relatos/ aventuras, por favor, escribirme a kxstories@yahoo.es y contarme que os ha parecido.