miprimita.com

Evangelina, mi hermana

en Amor filial

Mi nombre es Alfredo tengo en estos momentos 36 años y la historia que voy a relatar se remonta a los tiempos de mi niñez, tendría yo unos 10 años, mi familia está compuesta por mis padres Alfredo e Isabel y mi hermana Evangelina de 8 años.

Vivimos a 3 Km. Del pueblo más cercano, somos de condición humilde, nuestra casa es de construcción antigua compuesta de una cocina, un pequeño baño y dos habitaciones, las cuales una la ocupan papá y mamá y la otra Evangelina y yo. papá trabaja en una fábrica que se encuentra a unos 12 Km. de casa y pasa todo el día fuera, mientras que mamá se dedica a las labores del campo y a atender la casa, Evangelina y yo salimos de casa a las 9,30 para ir a la escuela del pueblo, comemos en la escuela y regresamos a casa sobre las 18 horas.

Evangelina es una niña morenita, alta para su edad, casi tan alta como yo y parece que su cuerpo empieza a formarse es muy alegre y dicharachera y siempre nos llevamos divinamente jamas discutimos entre nosotros y siempre nos defendimos el uno a la otra y viceversa con uñas y dientes. Yo con 10 años ya tengo una estatura de 1,68 soy rubio y al igual que mi hermana también soy muy alegre y juguetón.

Con 11 años empecé a tener las primeras erecciones y a fijarme en el cuerpo de mi hermana que con 9 le empezaban a apuntar sus tetitas no obstante en ningún momento pasó por mi cabeza idea alguna relacionada con el sexo y ni sabía que era eso, por supuesto ella menos que yo. Nuestra vida dentro de la pobreza era muy feliz papá y mamá se llevaban muy bien y nos daban todo lo que buenamente podían.

Cuando cumplí los 13 años yo estaba casi completamente formado, media 1,76 y de complexión atlética, Evangelina con 11 ya casi era una mujercita, preciosa, con un cuerpo de 1,68 y unas tetitas como limones que apuntaban hacia delante con absoluto descaro, unas piernas torneaditas y largas seguidas de un culito respingón precioso. Nuestros papás en ese momento se plantearon separarnos y ampliaron un poquito la casa construyendo una tercera habitación que fue para Evangelina, hasta ese momento Evangelina y yo nos mirábamos, nos estudiábamos mutuamente pero aparentemente no había nada que nos inquietara (Me refiero en el aspecto sexual) Hasta esa fecha dormíamos juntos, jugábamos nos abrazábamos y un montón de cosas mas pero siempre de la forma más inocente, sin prejuicio de ningún tipo. La separación debió obrar como un revulsivo, nuestro carácter parece como si se agriara, se inició entre nosotros una especie de separación, a la escuela siempre íbamos cogidos de la mano y de pronto dejamos de hacerlo, teníamos miedo de tocarnos. En el colegio las niñas no perdían la ocasión de acosarme, especialmente una rubita de 15 años que me seguía a todas partes y por la cual yo no tenía ni él más mínimo interés, pero ella no cedía, Evangelina me observaba a distancia y en principio no pasaba nada, pero un buen día Marina que así se llamaba la rubita y yo, quedamos solos en el aula, ella ni corta ni perezosa se abrazó a mi y comenzó a besarme apasionadamente, justo en ese momento entro Evangelina, cogió a la rubia del pelo, la giró y le soltó un tremendo bofetón seguidamente me dirigió una mirada fría como el hielo y salió corriendo, la seguí y en cuanto traté de hablar con ella rompió a llorar con desesperación y eso me entristeció enormemente...

- ¿Qué te pasa hermanita mía? ¿Porqué estas tan arisca conmigo? ¿Qué fue lo que te hice para que te comportes conmigo de esta forma?

Ella me empujó violentamente, siguió llorando y no quiso decirme nada, yo muy apenado me aleje de ella, al finalizar las clases ella no me esperó para el regreso a casa, me puse a correr hasta alcanzarla, le puse mi mano sobre su hombro y ella se giró con intención de arañarme, la cogí de las muñecas y se lo impedí entonces empezó a llorar de nuevo...

  • ¡Pero nenita mía! ¿Qué te pasa?
  • Tu no me quieres...
  • Como que no te quiero si eres la persona que mas adoro en el mundo.
  • Desde que no dormimos juntos te has alejado de mi y hasta vas con otras niñas ¡¡No me quieres!!

Sin pensar en nada la abracé tiernamente y la besé en la boca, ella respondió a mis besos, abrió su boquita y enlazó su lengua con la mía, nos exploramos mutuamente, nuestros cuerpos comenzaron a reaccionar y a buscar nuevas sensaciones, nuestros cuerpos se apretaban entre sí, nuestras respiraciones estaban agitadísimas y mi polla comenzó a levantares, nos alejamos del camino y nos metimos en un pequeño bosquecillo, comenzamos a desnudarnos mutuamente y muy lentamente, explorándonos, estudiando nuestros respectivos cuerpos, Eva con 14 años estaba totalmente desarrollada, cuando le quité el sujetador quedé embelesado mirando sus hermosas tetitas, las tenia preciosas, no demasiado grandes, si un tamaño justo, los pezones como garbanzos perfectamente centrados en el conjunto de su adorable pecho. Con mis manos se las cogí y besé con devoción acariciándoselas dulcemente, ella tenía los ojos cerrados y estaba muy colorada, tenia mucha vergüenza pero al mismo tiempo con un gran deseo de que siguiera mis caricias, mientras besaba y chupaba sus pezoncitos mis manos recorrían su cinturita de avispa, solté el cierre de su falda y esta se cayó al suelo, de su ombliguito partía hacia abajo una ligera hilera de pelillos, por su braguita se transparentaba un verdadero matorral de pelos, tenía un monte de Venus tremendamente poblado, fui besando muy suavemente su barriguita y mis dedos fueron bajando muy despacio su braguita, ella seguía con los ojos cerrados y gemía dulcemente, en cuanto dejé su coñito al descubierto me quedé embelesado mirándolo, era el primero que miraba al natural, mis dedos lo acariciaron dulcemente y mi boca se posó sobre su monte de Venus, besándolo mientras mis manos acariciaban su culto, sus caderas, sus muslos, no quedaba un centímetro de su piel que mis manos no recorrieran eran insaciables, nos recostamos los dos sobre la hierba y ella me quitó el pantalón, al ver el gran bulto que hacía mi calzoncillo se quedó con la boca abierta y un poco asustada, con mucho cuidado y con algo de miedo los fue bajando muy poquito a poco, cuando mi pene quedó liberado de su prisión saltó como un resorte quedando derecho como un poste de teléfono, ella abrió los ojos y la boca con espanto (Mi pene medía en plena erección unos 22 centímetros).

  • ¡Hermanito! Esta cosa tan grande no puede entrar en mi cosita ¡Esto es enorme!
  • Tranquilízate cariño mío, ya verás como no va a pasar nada.
  • Pero, es que nosotros nunca lo hicimos, me vas a hacer mucho daño.

Sus ojos no se apartaban de mi tranca, la acariciaba con un dedito, con mucho respeto, y su cabeza comenzó a bajar lentamente, le dio un besito a la cabezota que ya presentaba un color medio morado de dura que la tenía, mis dedos acariciaban los labios de su cosita que estaban muy mojados, lentamente fui introduciendo uno en su interior metiéndolo y sacándolo y entonces localicé su clítoris, lo tenía muy duro y era bastante grande, mientras ella de los besitos a la cabezota pasó de pronto a metérsela todo lo que pudo en la boca, empezó a chupar de ella como si fuese un caramelo, le aparte la cabeza muy a tiempo, de pronto comenzaron a salir verdaderos torrentes de semen a una presión inusitada, ella con sus manos conseguía que saliera mas y mas. Tremendamente agradecido por lo que mi hermanita me había hecho me coloqué en medio de sus muslos y comencé a darle besitos en su chuchita, de pronto le introduje la lengua en su interior y fui recorriendo todos sus pliegues, el olor que emanaba era embriagador, sus flujos dulcísimos y espesos, ella se retorcía y gemía con desesperación, en su vida había sentido un placer semejante, hasta ahora solo conocía lo que era acariciarse superficialmente con sus deditos, no sabía lo que era un orgasmo ni lo había tenido nunca.

Cuando cogí con mis labios su clítoris y alojados en el interior de su vagina dos de mis dedos dio un grito, comenzó a temblar de pies a cabeza, arqueó su espalda y se corrió de una forma tremenda quedando a continuación totalmente desmadejada y semi inconsciente, yo estaba otra vez totalmente excitado y mi pene duro como una piedra, seguí acariciándola y poquito a paco me fui deslizando sobre ella, llegue con mi boca a su boca y nos besamos con pasión desenfrenada, la cabeza de mi pollón se deslizaba sobre sus labios vaginales y en un movimiento certero de mis caderas esta se alojó un poquito en su cosita, ella se relajo y yo comencé a apretar muy despacito, ella comenzó a realizar ligeros movimientos con sus caderas con el fin de facilitar la penetración, de pronto me encontré con una especie de tope e inicie un movimiento de retroceso entonces ella dio un formidable golpe hacia arriba con su culo lanzando un grito al mismo tiempo, mi polla entró en su interior hasta el fondo, le caían lágrimas a chorro, el daño que le hice fue terrible, comencé a extraer suavemente mi pene de su interior para no hacerla mas daño, ya no tenía interés ninguno en hacerle el amor solo la quería con locura y que no sufriera, en cuanto se lo extraje totalmente comenzó a sangrar abundantemente y los dos nos asustamos un poco, doblé mi calzoncillo cuidadosamente y se lo coloqué como compresa colocándole a continuación las braguitas para sujetarlo, luego esperamos un buen rato, pasó una hora mas o menos y con mucho cuidado hice una comprobación y su coñito ya no sangraba por lo cual nos dirigimos a casa, ella en principio tenía algo de dificultad para caminar pero al poco rato dijo que ya no sentía nada, pasó su mano suavemente sobre mi paquete...

  • ¡Hay! Hermanito que cosa tan enorme tienes aquí, casi me partes en dos.
  • Pero... Si fuiste tú ¿Cómo se te ocurrió dar aquel tremendo golpe?
  • Si no lo hiciera así todavía seguiría siendo virgen ahora y mañana o pasado no podría disfrutar plenamente de esta cosa que tienes aquí.

Me dijo eso acariciando mi polla sobre el pantalón y riéndose como una loca.

  • ¡¡Ah!! Hermanito si veo a la rubita de Irene acercarse a ti nuevamente y tu le haces caso, os doy de hostias a los dos ¿Vale?
  • Pierde cuidado hermanita, desde hoy para mi solo existe y existirá una sola mujer y esa eres tu. Te lo juro por lo más sagrado.

Nos besamos con verdadero amor y empezamos a planificar nuestro futuro, los dos sabíamos que a partir de ahora correríamos un serio riesgo de que quedara embarazada, ella tenía una muy buena amistad con la profesora por lo cual urdimos un plan con el objeto de conseguir anticonceptivos y al siguiente día lo pusimos en practica, ella le contó una historia y la profesora muy comprensiva se encargó de conseguírselos. Pasaron tres días y todavía sentía molestias, los dos estábamos locos por hacer el amor pero nos aguantamos muy bien, eso si de vuelta a casa parábamos en nuestro sitio favorito y ella me hacía unas pajas tremendas, le encantaba hacerlo, yo a ella casi no la tocaba para no excitarla ya mas de lo que normalmente estaba. El Viernes por la tarde al llegar a casa papá y mamá nos estaban esperando y eso en principio nos preocupó muchísimo, creíamos que se habían enterado de algo pero no, lo que había ocurrido es que el Abuelo el Padre de papá se había muerto por lo cual ellos se marcharían por todo el fin de semana, nosotros si no teníamos inconveniente era mejor que nos quedásemos, nosotros muy apesadumbrados de entrada pusimos alguna pega pero en cuanto se marcharon nos abrazamos llenos de júbilo y felicidad, todo el fin de semana sería para nosotros, acompañamos a papá y mamá hasta el pueblo donde tomaron el Bus que les conduciría a casa de los abuelos, en cuanto salieron a su destino nosotros regresamos a casa casi corriendo, en cuanto llegamos nos desnudamos y nos lavamos concienzudamente el uno al otro, yo perfumé a mi hermanita por todos los lados y rincones de su adorable cuerpo, ella se reía muy feliz, nos hacíamos cosquillas en fin jugábamos como lo que éramos ¡Niños! Pero... Muy mayores, luego yo como única prenda de vestir me coloqué un calzoncillo y ella una fina batita, preparó la cena para ambos, cenamos estupendamente bien aunque con un poco de impaciencia, nuestros cuerpos pedían guerra, los dos teníamos la piel erizada y nos comíamos con los ojos, casi no podíamos hablar. Terminamos de cenar y nos dirigimos cogidos de la mano a la habitación de nuestros padres, en cuanto entramos nos miramos fijamente a los ojos, juntamos nuestras bocas y nos besamos con pasión , nuestras lenguas entablaron entre sí una verdadera batalla, ella mientras con su mano derecha acariciaba mi miembro sobre el calzoncillo, yo pasé mi boca por sus hombros y cuello luego chupe suavemente el lóbulo de sus orejas mis manos acariciaban dulcemente sus hermosas tetitas sobre la bata, entonces se la quité y la recosté sobre la cama, ella me quitó el calzoncillo y mi pene saltó como una barra de hierro.

  • Que barbaridad esta cosa es tremenda, pero preciosa.

Su boquita y lengua comenzaron a hacer filigranas sobre mi polla, mi boca y lengua hacían filigranas en su coñito de pronto la advertí...

  • ¡Sácala de la boca Eva que me voy a correrrrrrr!

Ella no hizo el menor caso y yo comencé a largarle un verdadero río de leche en su garganta, saqué la cabeza de entre sus piernas y la miré, ella me sonreía limpiándose la comisura de sus labios con la punta de la lengua, no dejó escapar ni una sola gota de semen.

  • Ahora hazme feliz a mi cariñito mío.

Volví a meter mi cabeza entre sus maravillosos muslos, introduje dos dedos en el interior de su vagina y mis labios se apoderaron de su clítoris, mientras mis dedos se deslizaban suavemente de alante atrás con los labios y lengua chupaba y acariciaba el clítoris, ella empezó a temblar y a mover las caderas, sus manos aprisionaron mi cabeza contra su coñito al mismo tiempo empujaba su culo hacia arriba, comenzó a gritar y convulsionarse, su corrida fue apoteósica, su vagina era un manantial de flujos, me fue imposible esperar mas me situé sobre ella y comencé a chupar sus pezones que estaban como piedras, sus tetas parecían dos rocas de duras que las tenía, ella se fue recuperando, cogió mi polla con una mano y ella misma la dirigió y encajó en la entrada de su vagina, abrió sus piernas al máximo y las cruzó sobre mi espalda y entonces yo comencé a apretar muy suavemente, ella movía sus caderas acompasadamente según mi pene la iba penetrando hasta que los dos nos dimos cuenta que había llegado al fondo, con una tremenda alegría ambos iniciamos simultáneamente el movimiento del coito pero disfrutándolo plenamente, saboreando ella cada centímetro de mi pene y yo cada rincón de su vagina, nuestras bocas se unían e intercambiábamos nuestras salivas, lo que estábamos sintiendo era algo indescriptible, sin premeditarlo de pronto parábamos totalmente nuestros movimientos y nos mirábamos a los ojos con todo el amor del mundo.

  • ¡Ya mi amor! Perfórame hasta las entrañas mi vidaaaaa ¡No pueeeeedoooo aguantar masssss!
  • Yo tampoco cariñito míoooooo ... ¡Me corrooooo!

Los dos simultáneamente tuvimos un orgasmo difícil de explicar, se nos nubló la vista, por la espalda de ambos parecía que pasaban descargas eléctricas y nuestros cuerpos de pronto subieron al cielo, me dejé caer al lado de ella y sin sacarla de su interior nos besamos dulcemente quedándonos dormidos profundamente. Fue nuestro primer polvazo y fue apoteósico para ambos.

El Domingo por la mañana nos despertamos muy sobresaltados los dos estábamos completamente desnudos sobre la cama de nuestros padres y estos muy serios nos estaban contemplando, en principio ninguno dijo nada, mamá estaba muy triste pero parecía tener resignación, papá tenía el rostro totalmente hermético y de pronto dijo...

  • Hijos, vuestra madre y yo hace algún tiempo que nos temíamos esto, hace mucho tiempo que nos hemos dado cuenta que el amor que os profesabais mutuamente no era normal entre hermanos, cuando os separamos fue cuando nos convencimos que esto antes o después ocurriría, ya ha ocurrido ¿Qué hacemos ahora?

Evangelina valientemente se dirigió a papá y dijo...

  • Papa, mamá, Alfredo y yo en efecto somos hermanos pero nos queremos con locura, ninguno de los dos permitiremos que nada ni nadie nos separe, a partir de hoy pretendemos hacer vida de verdadero matrimonio aquí o en cualquier otro sitio con vuestra bendición o sin ella.

Papa estaba pálido... y habló mamá...

  • Es vuestra decisión y nosotros no podemos cambiar los hechos muy a pesar nuestro, a partir de hoy seguiréis durmiendo juntos, solo os pedimos que seáis tremendamente prudentes, cuando sea posible si queréis marcharos de casa será decisión vuestra y si queréis continuar en ella tenéis todas nuestras bendiciones, es mucho lo que os queremos.

Desde esa fecha Evangelina y yo hacemos vida de matrimonio pero... como mamá dijo, con mucha prudencia incluso en casa, cuando nos montamos nuestras orgías, procuramos por todos los medios que papá y mamá no se enteren, incluso creemos que nunca nos escucharon y mucho menos vernos hacer el amor.

 FIN