miprimita.com

Un momento de perversión

en Dominación

Llevo 7 años de casado y mi matrimonio es feliz. Tengo una familia preciosa, una esposa atractiva, dos hijos hermosos y un trabajo prospero. También tengo una mente abierta, soy algo liberal en muchos aspectos y, como no podía ser de otra manera, uno de esos aspectos es el sexo.

Siempre trate de cumplir con cada fantasía que tenía y si a veces mi esposa no me acompañaba en ellas, la cumplía con alguien más…….. Para que mentir, así eran las cosas.

No he tenido demasiadas amantes desde que me case, apenas dos o tres pero eso nunca impidió que siguiera amando a mi esposa como el primer día.

Mi jornada laboral a veces era extensa y al llegar a mi casa, en mas de una ocasión, encontraba a mi esposa ya dormida pero no la culpe por ello nunca, entendía que entre su trabajo, la casa y los chicos a veces estuviera realmente extenuada así que si eso sucedía, me disponía a cenar solo, darme una ducha y acostarme.

Normalmente la comida me esperaba en el microondas y solo debía calentarla y cenar, aunque a veces hasta esa tarea se me facilitaba porque nuestra empleada se ocupaba de eso, siempre y cuando ella también estuviera despierta al momento de llegar a mi casa.

Una de las tantas noches en las que mi trabajo me impidió llegar temprano a casa, llame a mi esposa para avisarle que no me esperara para cenar porque no sabía a que hora llegaría y ella me respondió que no importaba porque era el cumpleaños de su madre y se iría a su casa con los chicos.

La verdad es que había olvidado el cumpleaños de mi suegra pero no era un motivo de preocupación para nadie porque ya me conocían y sabían como era así que nadie se ofendería si no iba, solo me limitaría a llamar para saludarla y todos contentos.

Pasadas las once de la noche apague las luces de mi oficina y partí hacia mi casa. Llegue y, como ya era sabido, no estaba ni mi esposa ni los chicos, solo se veía la luz de la cocina encendida, lo cual me daba la pauta de que estaba la empleada trabajando en algún rincón.

Fui hacia mi cuarto y la encontré en un pasillo. Le pedí que me calentara la comida, que después de darme una ducha bajaría a cenar. Así fue como me duche y me recosté en la cama antes de bajar a comer para poder ver el final de un programa que estaban dando en cable y me interesaba mucho.

No recuerdo bien como sucedió, solo se que de pronto me desperté y me di cuenta de que me había quedado dormido sentado en la cama. Lo que mas me llamo la atención no fue eso sino la sensación de que había tenido algún sueño erótico porque al moverme me di cuenta de que tenía una erección tremenda bajo mi bóxer.

Trate de hacer memoria, de ubicarme en donde estaba y ahí comencé a recordar. Había llegado tarde del trabajo, mi esposa aun no había llegado de la casa de su madre, no llegue a comer nada porque me senté en la cama y me dormí con el televisor encendido.

El tema era recordar que había soñado para estar así, tan excitado. Ese recuerdo no vino a mi mente pero la excitación no disminuía para nada y mi esposa no llegaba. La verdad es que no quería masturbarme pero algo tenia que hacer porque la sensación de placer que me había dejado el sueño era tremenda pero la calentura mas aun.

Fui derecho a la cocina a tomar un vaso de agua helada a ver si algo me calmaba y estaba en eso cuando escucho los pasos de mí empleada detrás de mí. Se había levantado para atenderme pero la verdad es que no quería que me viera en esas condiciones así que había decidido pedirle que me dejara solo, que me calentara yo la comida, que se fuera a descansar.

Evidentemente estaba demasiado excitado porque cuando me di vuelta para decírselo, me quede pasmado al verla. Hacia menos de un año que Mora trabajaba con nosotros pero jamás le había prestado atención, hasta ese momento.

Se había levantado de la cama así que no tenia más que un pijama celeste bastante holgado pero aun así le estaba viendo una figura que, con el uniforme de trabajo de todos los días, jamás había notado.

Quizás fuera producto de mi calentura, lo cierto es que le vi un cuerpazo tremendo. Era algo mas baja que yo (mediría más o menos metro setenta), su cabello era castaño y lo llevaba corto a la nuca y su piel era blanca pero si bien no me llamo la atención nunca su belleza, ahora debo confesar que me había quedado impactado con el físico.

Juro que ese uniforme que usaba a diario no le hacia la justicia que le estaba haciendo ese pijama celeste, era espectacular verla allí, parada al lado de la cocina esperando que le indicara si me servia la cena o no.

Después de reaccionar, opte por decirle que se fuera a la cama, que era demasiado tarde y que yo me prepararía solo la comida. A pesar de que insistió en quedarse, preferí que se fuera porque mi situación física era demasiado evidente y no quería que se diera cuenta.

Mora se fue a su cuarto y me quede en el breakfast apoyado, pensando en mi excitación y en esa tremenda mujer que había descubierto hacia solo instantes.

Cene algo muy frugal y me fui a dormir. Trate de pensar en cualquier cosa con tal de que disminuyera mi calentura y parece que surtió efecto porque caí rendido al poco tiempo de acostarme nuevamente.

No se a que hora llego mi esposa, solo se que al levantarme me dio otro baño, me vestí y al bajar a la cocina volví a encontrarme con Mora, esta vez enfundada en su uniforme laboral y preparando el desayuno.-

La salude como siempre y mientras se movía por la cocina no podía despegar mis ojos de ella, fue como una revelación descubrir a esa mujer bajo mi propio techo…., como no la había visto antes ¿?? Como podía ser que nunca me hubiera llamado la atención ¿???

Trate de que no se diera cuenta de mi repentina obsesión pero no renuncie a mirarla y admirarla. Desde ese momento, en mi mente comenzaron a aparecer fantasías de cualquier clase con ella y sabia que en cualquier momento iba a querer llevar a cabo alguna, solo era cuestión de esperar el momento oportuno para volver a encontrarla a solas en casa.

Mientras estaba en la oficina el cuerpo de Mora aparecía una y otra vez. Esta mañana me había dedicado a mirarle las piernas. Eran macizas, fuertes y sostenían un torso increíble. Anoche me había llamado la atención la turgencia de sus pechos atravesando la tela del pijama y esta mañana fue lo primero que le mire.

El uniforme dejaba poco espacio para comprobar algo pero aun así me detuve en sus tetas y la verdad es que me encanto lo que vi. La parte del arriba del uniforme consistía en una pequeña pechera blanca con puntillas que se extendía hacia abajo, formando un delantal encima de su uniforme azul y esa pechera blanca era la que se levantaba notablemente y dejaba ver la dimensión de las tetas que anoche se marcaban debajo del pijama.

Tenía cintura pequeña así que eso resaltaba más aun su delantera. Desde ese momento me prometí que al menor descuido de Mora, estaría comiéndome esos pechos maravillosos.

Cuanto tiempo había perdido al no notarla en mi casa ¡!!! Bueno, no importaba, de alguna forma compensaría esas horas desaprovechadas.

 

Pasaron unas cuantas semanas desde aquel día en que descubrí a la maravillosa mucama de mi casa y en ese tiempo las fantasías mas locas cruzaban mi mente. Siempre fui muy activo en el sexo y en mi mente bullían miles de situaciones que quería vivir así que estaba dispuesto a poner alguna que otra en practica en cuanto Mora bajara la guardia y si no la bajaba, no quedaba mas que dejarle en claro quien era el que mandaba en la casa.

Una mañana como cualquier otra, antes de salir para la oficina, mi esposa me comenta que ese día tendría que concurrir a una reunión de madres en el colegio de los chicos con lo cual no estaría de regreso hasta el mediodía.

Dentro de mí comenzó a gestarse la idea de quedarme y aprovechar la oportunidad para encargarme de lo que hacia tiempo me desvelaba: Mora. Salí para la oficina normalmente, pero ya con la idea de regresar en el momento en que sabia que se quedaba sola en la casa. Era el día ideal, no quedaba nadie mas que ella y yo solos, era ese día o nunca.

Regrese cuando me había asegurado de la partida de mi esposa, entre sigilosamente por la puerta de servicio, la busque y la encontré en mi cuarto, limpiando los muebles lentamente, con la cadencia que había notado que tenían sus caderas al moverse, pasando la franela por encima del mueble del televisor, concentrada en su trabajo.

Al escucharme entrar en el cuarto, se sobresalto.

Señor, no lo escuche llegar, sucedió algo ¿??

No, por que ¿??

Es que es raro que venga a esta hora……. Lo puedo ayudar en algo ¿?

Creo que en forma inconciente dio en la tecla con esa pregunta, claro que podría ayudarme, solo que ella aun no sabia como.

Si, Mora. La verdad es que no me siento demasiado bien así que regrese para quedarme en casa, serias tan amable de prepararme una taza de te ¿???

Como no Señor, enseguida se la alcanzo.

Aproveche que bajo a la cocina para quitarme la ropa, quedarme solo con mi bóxer y meterme en la cama.

Cuando subió con la bandeja y la taza de te, se reclino sobre la mesa de luz que estaba a la derecha de mi cama y al apoyarla allí, sorpresivamente, la tome de las muñecas con cierta fuerza, para que no tuviera tiempo de escapar.

Señor, que sucede ¿??

Nada, Mora…. Por que ¿?

Es que…., no entiendo…. Que hace ¿??

Mora, querida…. Nunca te dijeron que sos muy bonita ¿??

Señor, discúlpeme pero creo que tengo que retirarme….

No, para nada…. Acaso no me preguntaste si podías ayudarme en algo ¿??

Si, pero…. me refería a si necesitaba algo…. si quería que …

Justamente Mora, necesito que te quedes acá, que seas cariñosa conmigo….

Por favor, Señor…. Déjeme ir …

No, todavía no…. Quiero que te quedes acá, que seas buenita conmigo….

Señor, por favor…. déjeme salir….

Sus muñecas se retorcían entre mis manos, quería escapar, su rostro estaba desencajado, podía sentir como subía su nivel de adrenalina ante una situación que le estaba dando temor y eso solo hizo que me excitara más todavía.

No Mora, no te vas a ir…. Quiero que te quedes acá y es una orden …

Señor, por favor, no me haga esto ¡!!

Su voz había dejado de ser una suplica para convertirse en un sollozo semi ahogado pero no me importaba, quería llegar hasta el final.

Así, mientras sostenía sus muñecas entre mis manos, me levante de la cama y me plante frente a ella, empujándola contra mi cuerpo, para que sintiera la incipiente erección que estaba asomando entre mis piernas y terminara de darse cuenta de lo que le esperaba.

Sos muy bonita, sabias ¿?? No tenia idea del cuerpo precioso que tenes…. sentís como me gustas ¿??

Asintió con la cabeza pero seguía mirándome aterrada, sin entender hasta donde llegaría todo eso.

Quiero que te quedes quieta y hagas todo lo que te pido

Señor, por favor, no me haga daño ¡!!

No preciosa, no te preocupes …

Nada de lo que le dijera la calmaba, seguía forcejeando, seguía con la idea de irse, no quería quedarse allí, estaba demasiado asustada pero ya se le pasaría, confiaba en que terminaría saliendo todo a pedir de boca.

Solté sus manos pero la encerré con mi cuerpo y con las mías, le desgarre el uniforme.

Ante mis ojos salto su soutien que apenas sostenía esos pechos enormes con los que había fantaseado desde hacia semanas.

Como un lobo hambriento comencé a besar su pecho, a dejar resbalar mi boca por su carne mientras sentía como sus piernas se tensaban y buscaban una salida entre las mías.

Señor, por favor, nooooo ¡!!

Shhhhhhh, callate ¡!! Aca el que da las ordenes soy yo ¡!!!

No, por favor, nooooo ¡!!

Mientras seguía protestando, la tumbe en la cama, termine de romperle el uniforme y la contemple parado al lado de la cama. Mi pija ya estaba asomándose por encima de mis boxer y su cara de pánico al ver mi abultada entrepierna, me excito más aun.

En un descuido intento levantarse de la cama pero volví a empujarla contra ella y la inmovilice con mis brazos a los costados de su cuerpo.

Te dije que no te irías de acá, entendiste ¿??

Mora solo sollozaba, ya ni siquiera protestaba, estaba tomando conciencia de lo que pasaría y sabia que no tenia escapatoria.

Su cuerpo yacía sobre la cama, tendido, solo cubierto por su ropa interior. Su respiración agitada hacia que sus tetas subieran y bajaran a un ritmo vertiginoso y ese movimiento me estaba matando, eran unas tetas increíbles y estaban a mi merced.

Sin darle tiempo a nada, tome de mi mesa de luz un par de pañuelos de seda que siempre tenía allí para "ciertas ocasiones eróticas "que vivía con mi esposa y lentamente ate sus muñecas a los barrales de la cama.

Cuando Mora vio esto, abrió mucho mas sus ojos y comenzó a gritar sin control así que una vez que sus manos estaban atadas y sabia que no se movería le vende la boca con un pañuelo de mano, para que sus gritos no se escucharan desde ningún lado.

Así quedo mi mucama, a mi merced, dejando bajo mi lasciva mirada su cuerpo, invadiendo mi mente con miles de fantasías que cumpliría en ese instante, rigurosamente.

De un solo tiron le quite su soutien y libere sus tetas. Dios mío ¡!! Que panorama maravilloso era verlas libres de cualquier atadura ¡!! Sus pezones eran enormes y estaban duros pero del miedo, el miedo había invadido por completo su cuerpo, lo tensaba más y hacia que sus tetas se vieran más duras de lo que parecían.

Baje con mis manos hasta su tanguita y también la rompí de un solo manotazo. Casi me quedo sin aliento al ver su concha. Sobresalía entre sus piernas, era descomunal y estaba perfecta y prolijamente depilada. En una fracción de segundo me pregunte cuantas bocas se la habrían comido antes pero decidí que como yo, ninguna.

Mora, en su desesperación, retorcía sus piernas dado que era el único medio de protesta que aun le quedaba libre así que decidí ir hasta mi armario y con un par de chalinas de mi esposa, atar también sus pies a la cama.

Cuando ya estaba completamente indefensa, me aleje de ella y la contemple parado frente a la cama. La fantasía de experimentar una violación siempre había poblado mi mente, la idea de someter a alguien siempre me había excitado pero nunca la había podido llevar a cabo y ahora tenia a esta hembra en mi cama, muerta de miedo por lo que le podía llegar a pasar, con unas tetas insuperables y una concha abierta para mi, que seguro estaba contraída por miedo, que se habría cerrado solo frente a la idea de lo que vendría, situación que me calentaba mas al pensar lo estrecha que estaría por dentro, lo tensos que estarían sus músculos, el placer que me ocasionaría meterle mi pija y sentir como me costaba entrar cada vez mas.

Mora había optado por cerrar sus ojos, sabía que no le quedaba nada por hacer pero eso, en vez de preocuparme, me alentó más.

Deje caer mis boxer y liberé mi erección. Con una sola orden la obligue a mirarme.

Ves mi calentura ¿? Ves mi excitación ¿? Te das cuenta de que esta pija esta así para vos ¿?

Mora abrió los ojos y al ver mi pija parada dejo escapar una mirada de pánico increíble. Me fui acercando a ella y con la pija en mi mano, le acaricie de costado las mejillas, mientras por sus ojos se deslizaban algunas lágrimas de terror. El contraste de la blancura de su piel con la rosada cabeza de mi miembro erecto era algo para un cuadro, sentir con la piel de mi sexo la tersura de las mejillas de quien era mi victima, solo hacia que me calentara más.

Mi pija ya estaba húmeda así que a medida que al dejaba deslizar por su cara, veía como ciertas gotas de esa humedad quedaban allí y solo me detenía un segundo para poder lamerlas con mi lengua, humedeciéndole la cara con mi saliva.

En su rostro se mezclaba el sabor de mi saliva, de mi semen y de sus lágrimas y era una combinación casi letal para mí, quería seguir pero no quería nada apresurado, tenia tiempo y deseaba gozarlo a fondo.

La misma operación la repetí a lo largo de su cuerpo, con mi mano guiaba mi miembro por sobre su piel, le acaricie las tetas, le deje un hilo de semen en sus pezones, su abdomen y sus muslos.

Mora estaba como inconciente, no se movía, solo me miraba de forma desorbitada.

Vas a ver que bien la vamos a pasar, preciosa ¡!!

Dicho esto me incline sobre ella y me dedique a morderle las tetas. Hacia semanas que esperaba ese momento, hacia semanas que soñaba con chuparle esas tetas magnificas que tenía y ahora me las estaba comiendo una a una.

Al sentir mi peso sobre su cuerpo, Mora intentaba retorcerse pero como no podía, solo elevaba sus caderas en señal de protesta y eso hacia que, con cada movimiento, rozara con su abdomen mi sexo mientras mi boca seguía encargándose de sus pechos.

El roce de su piel refregándose involuntariamente contra mí, aumentaba el nivel de calentura que traía así que no le dije nada y deje que siguiera pataleando porque, sin quererlo, me estaba excitando más y mas.

Que manera de chuparle las tetas ¡!! Las tomaba con mis manos, las masajeaba casi brutalmente, las mordía a gusto y muy a pesar de ella misma, sus pezones estaban reaccionando, se ponían más y más duros y hasta llegue a sentir que temblaban cuando mi lengua los lamía y los llenaba de saliva.

Se pusieron tan duros como mi pija y los masticaba, los estiraba con mis labios mientras seguía sintiendo la fricción de las piernas de Mora contra mi entrepierna.

Comencé a bajar con mi lengua por su estomago y podía sentir como se le contraían los músculos al sentir la aspereza de mi lengua sobre su piel y a medida que me acercaba a su sexo, sentía cada vez mas su olor a hembra, el característico olor de la mujer abierta frente a un hombre.

Lo que nunca me imagine era encontrarme con un sexo húmedo, con un sexo que me indicaba que, a pesar de todos los forcejeos de Mora para zafar de esa situación, algo dentro de ella, en forma inconciente, la estaba traicionando y la excitaba.

Sin decir nada, decidí redoblar mis esfuerzos para seguir en la lucha y me deslice por sobre su cuerpo tenso hasta quedar de cara a sus piernas abiertas. Increíble ver su sexo abierto, su concha en primer plano, su definitiva vulnerabilidad frente a mi boca.

Ahora vas a saber lo que es bueno, preciosa ¡!!

Que sabor maravilloso ¡!!! Hacia rato que no me calentaba tanto comerme una concha como en esa ocasión, hacia mucho que no me deleitaba tanto saboreando los labios de una vagina como aquella.

Mientras mi lengua lamía los labios por fuera, trataba de ver la cara de mi mucama para saber si sus gestos eran acordes con la calidez que salía de su interior y solo veía que me miraba fijo, que no se movía, que no emitía sonido, parecía haberse rendido a la evidencia de que la situación no cambiaria.

Mi lengua reptaba por los labios externos una y otra vez hasta que no aguante más y con la misma lengua, le abrí la concha y comencé a comérmela casi con desesperación. No tenía ganas de ser delicado, quería tomarla a la fuerza, quería que sintiera mi poder sobre ella.

Mis dientes se encargaron de su clítoris, lo mordieron hasta que sobresalía por todos lados, mis labios lo sorbieron y lo estiraron sin control y cada vez era más evidente que la mucamita estaba empezando a gozar porque de esa concha maravillosa salían ríos de flujo espeso, salado, sabroso como pocos hayan deleitado a mi boca.

Deje que mi primera cogida fuera con mi lengua y se la metí hasta el fondo, trate de que se asemejara a mi pija y me la cogi una y mil veces hasta que comencé a notar que el cuerpo de Mora se arqueaba despacio, casi sin querer que me diera cuenta, sus caderas estaban comenzando a moverse así que seguí con mi intención, seguí violando esa concha con mi boca y le agregue mis dedos.

Primero fue el índice, después el índice y el mayor, de a poco el anular y entraban con una facilidad asombrosa. La cantidad de flujo que ya manaba de ella hacia que fuera mucho mas sencillo cogermela con los dedos y parecía agradarle muchísimo.

No decía nada, solo movía sus caderas al compás de mis embates manuales.

Que pasa, preciosa ¿?? Estas gozando ¿? Estas comportándote como cualquier perra hambrienta ¿???

Mora no decía nada, solo cerraba sus ojos y la tensión de sus manos atadas se aflojaba de a poco y sus caderas seguían moviéndose hacia arriba y hacia abajo, conforme mis dedos le marcaban el ritmo del placer.

Cuando no podía mas, cuando me daba cuenta de que su concha ardía, me alejaba de ella y la contemplaba, veía como había empezado a mirar mi pija parada, como deseándola aun contra su propia voluntad.

Para enloquecerla mas aun, le acerque mi sexo al suyo y solo con la punta le acaricie el clítoris. En ese momento salto, sus caderas se arquearon y un gesto de dolor atravesó su rostro porque las ataduras se tensaron y le hicieron arder la piel de las muñecas y los tobillos.

Me acerque a su cara y le pregunte:

Te vas a portar bien ¿?? Me prometes que no vas a gritar ¿?? Si me lo prometes, te saco la venda de la boca…. vas a portarte bien y a hacer lo que te pida ¿??

Movio su cabeza afirmativamente así que le quite la venda de la boca y la mire profundamente a los ojos.

Sabes que quiero ¿??

No, Señor …

Que me chupes la pija, quiero verte esa boca llena de mi pija….

No había terminado de decirlo cuando me coloque parado en la cama sobre ella y le acerque mi pija ardiendo hasta sus labios. Presione con mi sexo sus labios hasta que los abrió y con mis manos empuje la pija hacia adentro.

Chupame la punta despacito…. despacito….

Saco su lengua lentamente y comenzó a pasarla despacio por la punta, era increíble verla con la boca abierta, sus manos atadas a la cama y chupandome de esa forma.

Con mis manos me ayudaba para metérsela y sacársela, de acuerdo al ritmo que quería que tuviera esa situación y cuando estaba volando de calentura, se la metí entera en la boca.

Casi se atraganta pero no me importo nada, quería tener la imagen de mi mismo cogiendome la boca de mi mucama y me calenté terriblemente al ver los esfuerzos que hacia para mamarmela y no ahogarse.

Le cogi la boca como si fuera su concha, me daba un extremo placer verla indefensa, sin que pudiera negarse a nada, solo abierta para mi.

Entre y sali de su boca hasta que sentí que mi leche venia hasta la punta y mi primera acabada rebalso sus labios, dejando escapar unos hilos de leche por sus mejillas, pero la muy guachita se había tragado una buena ración de semen y eso me había puesto mas caliente todavía.

Estas gozando perra, verdad ¿?? La estas pasando bien pero no queres admitirlo….

A pesar de tener libre su boca, no decía nada, solo me miraba como tratando de adivinar que vendría después, demasiado orgullosa como para admitir que le estaba gustando al situación.

Un poco para ponerla a prueba y otro poco porque no aguantaba más, me metí entre sus piernas y comencé a jugar con mi sexo y la entrada de su concha. Le acariciaba el agujero con la punta de mi sexo, confiando en que no gritaría ni diría nada. Así la mantuve un buen rato hasta que, sin que lo esperara, le clave la pija de un solo empujón bien adentro.

Fue maravilloso ver su rostro de sorpresa, sentir la tensión de todo su cuerpo al tenerme dentro, observar como saltaron sus tetas ante la envión de mi cuerpo hacia adentro. A pesar de estar mojada, su estrechez era evidente. No era virgen, estaba claro que alguien mas ya la había gozado, pero aun así la entrada en ella me costo, era estrecha y la sensación de mi pija encerrada de esa forma me encantaba.

Hummmmmm, sos estrecha, perrita ¡!!! Pero esto te va a gustar, verdad que te esta gustando ¿???

Mora no se movía, no decía nada pero el calor que manaba de su cuerpo me indicaba que algo le pasaba y algo bien agradable. Colocado como estaba sobre ella, dentro de ella y con mis brazos al costado de su cuerpo, la tenía toda a mi disposición así que fui combinando las arremetidas en su interior con más mordidas y lamidas a sus tetas. No podía parar de cogermela, la imagen de su sumisión tenía una carga de morbo muy especial para mí, la idea de estar violando a alguien indefenso traía a mi mente la sensación de ser alguien perverso y eso me encantaba.

Sentís como te estoy cogiendo ¿?? Sentís mi pija adentro ¿?? Contéstame, guacha ¡!!!!!

Si, si, la siento- fue la tímida respuesta de mi mucama.

No te escuche, la sentís ¿????

Siiiiiiiiiiiiiiii, Siiiiiiiiiiiiiiii, la siento ¡!!!!!!!

Y te gusta, perra ¿??? Quiero escucharte decir que te gusta ¡!!!!

Si, me gusta.

no te escuche bien, te gusta o no ¿??

Siiiiiiiiiiiiiiii, me encanta ¡!!!!!!

Juro que esa respuesta fue sincera, no la estaba obligando a ser tan honesta en su mirada porque eso fue lo que me dio la pauta de que ya estaba entregándose por completo al placer de mi cogida.

Ante cada movimiento de mi cuerpo obligándola a abrirse mas y mas, la mirada de Mora iba cambiando y de a poco estaba aceptando que su cuerpo reaccionaba contrariamente a lo que decían sus palabras.

Movete, movete, perra ¡!!!

Y siguiendo mis órdenes, se movía. Había comenzado a elevar sus caderas cada vez mas, hasta donde las ataduras se lo permitían, pero mas que nada había comenzado a contraer los músculos de su concha y podía sentir como me retenía adentro solo por puro placer.

De a poco su voz comenzó a hacerse escuchar en forma de gemidos suaves, su deseo comenzó a escapar por su boca y eso me alentaba a seguir cogiendola más y más.

Estas caliente, cierto ¿?? Al final sos puta como todas ¡!!! Te gusta ¿?

Hummmmmm, si, Siiiiiiiiiiiiiiii ¡!!

Yo sabia que lo ibas a pasar bien ¡!! Movete, guacha ¡!! Quiero escucharte gritar ¡!!

Siiiiiiiiiiiiiiii, así, así, así ¡!!!!!!!

Decime que queres, Decime ¡!! Quiero escucharte decir que lo estas pasando bien. Habla, perra ¡!!!!!!

Siiiiiiiiiiiiiiii, me encanta ¡!!!! No pare, Señor, no pare ¡!!!

Esa frase me encendió más aun y le pregunte:

Que no pare de hacer que, perra ¿????

Que no pare de cogerme ¡!!!!!

Pedimelo por favor…. Rogame, quiero que me ruegues ¡!!!!!

Por favor, Señor, no pare de cogerme ¡!!!!!!!

No se cuanto tiempo estuve pero entre y sali de su concha mojada mil veces, bombee mi pija dentro de ella hasta que sentía que le ardía, hasta que sentía que dentro de ella se mezclaban el placer y el dolor.

Aun hoy recuerdo como gemía de placer, como se había entregado a mi deseo, como se había liberado para gozar, como toda puta barata que se pueda encontrar por ahí.

Ante el cambio de la situación decidí liberarla de sus ataduras, estaba seguro de que no se escaparía, le estaba gustando demasiado la cogida como para irse y quedarse con las ganas.

Cuando la solté, sin darle tiempo a nada, la tumbe boca abajo en la cama y le abrí las piernas desde atrás. No me dijo nada, solo miraba de costado la escena mientras yo miraba de frente el panorama de su culo y de su concha abierta frente a mis ojos.

Me acomode atrás de ella y comencé a lamerle las dos entradas al mismo tiempo, desparramando por ambos agujeros la cantidad increíble de flujo que salía ya sin control desde su interior. Podía sentir como se contraía el agujero de su culo ante el pasaje de mi lengua y adivine que no faltaba poco para el momento de poder clavársela por atrás.

Vas a tener que pedírmelo, no lo voy a hacer si no lo pedís.

Que cosa quiere que le pida, Señor ¿??

Que te la meta por el culo ¡!!!

No, por favor, eso no ¡!!!!!

Si, eso si ¡!!!!!!! Vas a ver que te va a gustar ¡!!!!

No, por favor, no ¡!!!!!!!!

Pedimelo, es una orden ¡!!!!!!!! Pedimelo o va a ser peor ¡!!

La verdad es que, me lo pidiera o no, igual se la iba a meter por el culo pero quería tener la satisfacción de escucharla cuando lo hiciera, quería tener la sensación de excitación terrible que me produce una hembra pidiéndome que se la meta por atrás.

Vamos, vamos……. Habla, perra ¡!!!!!

Por favor, Señor…. Hágalo ¡!

Que queres que haga ¿?? Decilo con todas las letras ¡!!

Metamela en el culo ¡!!!!!!

Queres que te coja por el culo ¿????

Siiiiiiiiiiiiiiii, por favor…….. quiero su pija en mi culo ¡!!!!!!!!!!

No la hice repetir dos veces lo mismo, me acomode por encima de sus espaldas, flexione mis piernas, la tome por las caderas y sin darle tiempo ni siquiera a respirar hondo, fui presionando con la cabeza de mi pija en el agujero de su culo hasta que sentí que cedía lentamente.

Cuando ya había entrado la punta, sin demorar mas y sujetándola fuertemente desde atrás, le clave todo mi sexo dentro de ella.

El grito de dolor que profirió solo hizo que me calentara mas, su culo era virgen y mucho mas apretado que su concha, estaba a pedir de boca, me sentía en la gloria.

Mora estaba rendida, la cara enterrada en la almohada, las manos aferrando las sabanas, sus maravillosas tetas aplastadas contra el colchón y su culo mas parado que nunca, la apertura que me daba para seguir clavándosela era ideal pero ella estaba sufriendo.

Seguí, seguí…. Vas a ver que dentro de un ratito no duele más.

Por favor, Señor, basta ¡!!

No, vas a ver que esto también te va a gustar.

Después de dos o tres arremetidas en su interior, me di cuenta de que el dolor había cedido y pude notar que los movimientos de sus caderas comenzaron a ser hacia adelante y hacia atrás. La tensión de sus manos aferrando las sabanas había cedido y nuevamente había comenzado a gemir en forma muy suave.

Así, así…. ves que lindo es ¿????

Si, Señor…. Me gusta ¡!!!!!!!!

Sos una putita barata, como todas ¡! Te gusta que te cojan por el culo ¡!!!!

Siiiiiiiiiiiiiiii, Siiiiiiiiiiiiiiii, siga ¡!!!!!!

Y seguí, seguí metiéndosela y alternaba su culo y su concha. Cuando sacaba la pija de su culo y veía el agujero abierto que le quedaba, me calentaba más y más la cogia por su concha. Siempre me excito ver el agujero del culo de una mujer cuando le saco la pija pero en este caso, sabiendo que por ese lado era virgen hasta que llegue yo, me excitaba más y mas me gustaba ver la huella que dejaba mi sexo al salir de su interior.

Me gustaba sentir que la perforaba, que cuando me la montaba por atrás era como montarme a una perra callejera, me gustaba subirme a su espalda, acomodar mi pija adentro de su culo y agarrarle desde atrás las tetas que bailoteaban con el movimiento de sus caderas.

Al final, la mucamita era toda una zorra que no paraba de gozar, le había despertado el instinto más animal que todos los seres humanos tenemos dentro y estaba gozando como la más experimentada de las putas, estaba gimiendo de placer ante cada entrada de mi sexo en el suyo.

Había hecho bien en soltarla porque se movía como descontrolada, ya no necesitaba que le ordenara cosas, ella sola se encargaba de moverse, de abrirse, de pedirme que la coja sin parar.

Extendía sus manos hacia su clítoris y se acariciaba mientras yo seguía empalándola por atrás, se metía sus dedos en la concha y no dejaba de gritar, estaba descontrolada y eso hacia que yo aumentara mi calentura, que quisiera seguir cogiendo con esa hembra todo el día.

Creo que los dos perdimos la noción del tiempo y no recuerdo cuantas veces acabo entre sus manos y bañó mi sexo con sus flujos, lo cierto es que llego un momento en que nuestros cuerpos estaban exhaustos y mi leche pedía a gritos ser descargada en algún lugar.

Cuando sentí que no podía evitar mas el orgasmo, me retire de su culo, la di vuelta en la cama, dejándola de rodillas frente a mi y parado sobre el colchón, con ella elevando su mirada hacia mis ojos y su boca abierta esperando mi descarga, un chorro de semen salio de mi interior bañándole las mejillas, resbalando por su cara.

La muy perra termino con otro orgasmo acariciándose el clítoris mientras podía ver como trataba de tragarse todo el semen que podía y lo que se le escapaba por la comisura de sus labios, lo arrastraba nuevamente hacia el interior de su boca con su propia lengua.

Esa imagen de la mucamita relamiéndose hizo que tuviera otro orgasmo más y esta vez se lo desparrame entre las tetas.

Cuando los dos habíamos acabado de vaciarnos mutuamente, caímos rendidos en la cama, la misma cama en donde dormía con mi esposa día a día.

La misma cama que, minutos después, con el uniforme de mucama completamente destrozado pero acomodado sobre su cuerpo como podía, Mora estaba armando nuevamente, como la empleada eficiente que había demostrado ser.

 

Sabrosa

mis_relatos@hotmail.com