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Cartas de Jennifer a Roxana

en Intercambios

JENNIFER LE ESCRIBE A ROXANA

Las cartas incluidas constituyen en si mismas una historia de erotismo y sensualidad increíbles. Las recibí en mi dirección email – durazno@hotmail.com - tanto del marido como de la mujer. A mi me gustaron mucho, especialmente por haber tenido la suerte de recibir correo de una mujer, pues muy pocas me escribieron, y también por haber logrado una amistad sincera con ella. Espero que, pese a algunas pequeñas contradicciones en los relatos, la historia les guste como me gustó a mí. Los nombres de los protagonistas, por supuesto, han sido cambiados.

 

LAS CARTAS DE ÉL:

(1): Estimada Roxana: Antes que nada, déjame decirte que respeto mucho tu forma de pensar al respecto y decirte que lo que te ha ocurrido es el resultado lógico de una pareja que tiene diferentes puntos de vista acerca de lo que es el sexo compartido. Mi nombre es Antonio, soy casado desde hace 25 años. Soy una persona que se considera normal, soy profesionista y vivo una vida tranquila, tengo 46 años. Mi esposa se llama Jennifer y es un poco menor que yo, nos llevamos muy bien y tenemos 4 hijos jóvenes (2 mujeres y 2 hombres). Yo quiero aclararte que tuve una experiencia similar con mi esposa, quien afortunadamente aceptó hacerlo con un amigo nuestro. De esto hace ya varios años y te puedo decir que nuestra vida sexual se ha enriquecido de una manera fabulosa. Al principio, cuando se lo propuse por primera vez, naturalmente y al igual que tú, no quería saber nada de eso, ya que ella proviene de una familia de una moral hasta cierto punto rígida y, pues ya te imaginarás cómo reaccionó cuando se lo propuse. Actualmente, hay ocasiones en las que ella me pide que deberíamos terminar con esta situación y yo le contesto que si ya no desea continuar, esta bien, pero otras veces ella misma me pide que llame a nuestro amigo y terminamos por tener unas sesiones de sexo increíbles. Yo no sé si esto está bien o mal, pero lo que sí te digo es que nuestra vida sexual lejos de ser monótona y aburrida se mantiene excitante y ella luce radiante y esplendorosa y siento que me ama más que nunca. Tal vez tú pienses que si una pareja se ama no necesita otra persona en su cama para hacer el amor, pero el caso es que desde que mantenemos esta relación nuestra visión de las relaciones humanas ha cambiado para bien de los dos y hasta somos más tolerantes el uno con el otro. Me gustaría recibir tus comentarios y opiniones al respecto. Esta es la primera vez que relato esto y me gustaría conocer tu punto de vista. Te saluda, Antonio.

(2) Roxana: Gracias por tu carta. Te preguntas si me fue difícil convencerla de compartir la cama con el amigo, te digo que no lo fue tanto, pues ya habíamos fantaseado al respecto y me di cuenta que el amigo le gustaba. El problema fue al día siguiente, pues tenía un sentimiento de culpa tremendo y no se convencía de haber actuado así. Me costó mucho trabajo convencerla de que no habíamos hecho nada malo. Después de varios días, invitamos a comer al amigo para platicar sobre lo sucedido, y él la trató con mucho respeto y comprensión, pero pasó algún tiempo para que volviéramos a intentar algo otra vez. Y aún así las siguientes veces no se entregó fácil. Recuerdo que las siguientes tres o cuatro ocasiones se comportaba como si fuera la primera vez. Sin embargo hubieron algunos cambios interesantes. Por ejemplo; antes de que se acueste con nuestro amigo, difícilmente hacíamos sexo oral, pero después que hicimos el trío, fue una de las cosas que más le gusta hacerle a él y a mi. Fue algo que sucedió la primera noche que estuvo con él, fue tanta su excitación al ver otro pene que no pudo evitar chuparselo.

El amigo es un tipo muy atractivo y del tipo de hombre que sabe halagar a una mujer. No creo que ella hubiera aceptado hacerlo con otro hombre que no fuera él. Bueno Roxana, creo haber respondido tus inquietudes. Te besa Antonio.

 

LAS CARTAS DE ELLA:

(1): Que tal? Soy Jennifer, la esposa de Antonio. Deseo ofrecerte una disculpa por no haber chateado contigo hace unos días. Antonio me comentó un poco tarde en la noche, de tal forma que me fue imposible entrar al chat. Leí tu relato en la página de parejas liberales y siento mucho que no hayas coincidido con tu anterior pareja en cuanto a sus fantasías. Pero por otra parte me da gusto que hayas encontrado al hombre de tu vida y estés enamorada actualmente. Creo que Antonio ya te comentó lo de nuestra relación con un amigo nuestro y déjame decirte que desde entonces el sexo entre Antonio y yo se ha incrementado y mejorado de manera increíble. Es una experiencia muy satisfactoria para ambos. Como te decía son ya variados años que estamos en esto, reuniéndonos por lo menos una vez al mes, aunque, debo confesarte que a veces pienso que no está bien y que hemos rebasado ciertos límites; pero la verdad es que si pongo las cosas en una balanza, tengo mas satisfacciones que remordimientos, pues cuando tengo relaciones con mi marido, siempre extraño la relación de a tres. El amigo es soltero, y no hay temor de involucrarnos sentimentalmente. En fin, me gustaría que me dieras tu opinión, ¿Que me aconsejas, debo pedirle que ponga fin a esta situación? Yo por ahora la estoy pasando bien, pero no sé hasta donde podamos llegar. Espero que me respondas en cuanto te sea posible. Saludos. Jennifer

Querida Roxana: Me da mucho gusto saludarte y con mucho gusto te contesto porque deseo contarte, con lujo de detalles, como empezó todo esto.

Pues bien, todo empezó hace como 8 años cuando nos presentaron en una reunión a nuestro amigo Daniel (así se llama nuestro amigo). Él es una persona muy atractiva y muy parlanchín es de esos tipos que siempre tienen una broma a la mano para hacer las veladas amenas y además toca la guitarra y siempre es el centro de las fiestas. Al principio todo fue normal, nuestra amistad se conservó siempre con el debido respeto, y me refiero al respeto que se le debe tener a la esposa de un buen amigo.

Al paso del tiempo, mi marido y yo, lo llegamos a considerar uno de los mejores amigos de la familia e inclusive de nuestros hijos. Después de cierto tiempo, yo empecé a notar que Daniel me dirigía miradas que yo interpretaba como de admiración porque, como te dije antes, jamás me faltó al respeto de ninguna manera, y supongo que eran de admiración porque yo acostumbro siempre estar lo mas guapa posible porque sé que eso le gusta mucho a Antonio y además también lo interpreté así porque de vez en cuando él le comentaba a Antonio, en mi presencia, que tenía una esposa muy guapa y todas esas cosas que tu ya sabes pero siempre en forma sana y Antonio y yo así lo veíamos.

Poco a poco, Daniel empezó a buscar a Antonio en nuestra casa en las horas en que se encontraba trabajando y empecé darme cuenta que no era más que un pretexto para verme, pero yo siempre le di poca importancia a esta situación y le comentaba a Antonio que en ocasiones venía Daniel a buscarlo y él solo se sonreía. A partir de entonces, en nuestra intimidad, Antonio me empezó a preguntar qué opinaba de Daniel, yo naturalmente, y por la confianza y por lo años que teníamos de conocerlo, le dije que me caía muy bien, que era muy simpático y que lo consideraba un buen amigo. Por esas fechas, Antonio y yo teníamos unas relaciones sexuales estupendas y empezábamos a fantasear con actores y gente del medio artístico, que si fulanito me gustaba, que si nos gustaría tener sexo con este o aquella, bueno tu sabes, pero todo como fantasía estaba bien, pero de pronto, Antonio empezó a insinuarme que sí me gustaría hacerlo con Daniel, pues él intuía que yo le gustaba a nuestro amigo. Yo le respondí, dentro de la fantasía que lo consideraba atractivo y que debía ser un mujeriego y cosas así. Pero me oponía.

Sin embargo, como eran cada vez más frecuentes nuestras fantasías con relación a Daniel, le pedí a Antonio que la cortáramos, pero él siguió insistiendo con el tema. Debo confesarte que ante su insistencia, de ahí en adelante me excitaba bastante y disfrutaba el imaginar que estaba haciendo el amor con nuestro amigo. Cuando nos visitaba en casa y lo saludaba, me ponía un poquito nerviosa cuando se acercaba a darme un beso a manera de saludo. Yo estoy segura que Daniel se dio cuenta de esa situación porque a partir de ahí, me coqueteaba discretamente y en más de una ocasión lo observé acariciando su verga por encima de su vaquero, que por cierto siempre lo usaba muy ajustado provocando que se le notara un gran bulto, que, la verdad, siempre me traía bastante excitada y con la boca abierta. Así las cosas, un buen día, mi cumpleaños, Antonio llegó a la casa en compañía de Daniel dispuestos a pasar una grata velada tomando unos tragos y escuchándolo tocar la guitarra. Después de eso, pusimos música lenta y empecé a bailar alternadamente con los dos, pero todo en una forma por demás natural y nos divertimos bastante. Pero imagínate, cuando me sacaba a bailar Daniel, lo nerviosa  que estaba al sentir la cercanía de su cuerpo, que no me apretaba demasiado por la presencia de Antonio, pero cuando mi marido se levantaba al baño, Daniel se aprovechaba y me estrechaba contra su cuerpo y... ¡Madre mía! quería morir cuando sentía toda su erección contra mi vientre, y me empezaba a hacer proposiciones a mi oído. Afortunadamente Antonio volvía enseguida y continuábamos bailando normalmente como si nada hubiera pasado.

Pasaron las horas y en un momento dado yo quise retirarme a descansar porque me sentía mareada por el alcohol y porque sabía lo peligroso de continuar con esa situación, que aunque no me disgustaba, sabía que no estaba bien y que debía terminar. Te confieso Roxana que me sentía sucia, ¿Cómo era posible que estuviera así con dos hombres y que uno de ellos sin ser mi marido, me pidiera tener sexo con él? No, aunque estaba toda mojada, me dije que no iba a prestarme jamás a una situación de ese tipo. Antonio y Daniel se sorprendieron cuando les dije que quería descansar y noté en ambos una cara de desilusión que me gustaría que hubieras podido ver..., pero no pusieron objeción y me fui a la cama. A pesar de estar un poco alcoholizada, no creas que pude descansar o dormir, en mi mente había un caos de sentimientos encontrados, por un lado, estaba tremendamente excitada por los momentos vividos un poco antes, y por el otro, mi razón me decía que esa situación tenía que terminar... Por fin después de un rato me quedé dormida.

No se cuanto tiempo pasó, pero todavía era de noche, y no se escuchaba ningún ruido por lo que supuse que nuestro amigo se había marchado. La puerta de nuestra recámara se abrió y escuché que alguien entró; sin abrir los ojos y estando aun vestida, me hice a un lado de la cama para que él se acomodara junto a mí, me dio un beso en la mejilla y pensé, al sentir su bigote (Antonio y Daniel tienen un gran bigote), que le hacía falta un corte. Al voltearme para preguntarle si Daniel se había marchado, Sorpresa...... ¡¡Era Daniel!! ¡Se había metido a nuestra habitación y estaba a mi lado en nuestra cama! Me levanté bruscamente, confundida, molesta, pero más que nada sorprendida por la presencia de él en mi habitación. Rápidamente deduje lo que estaba pasando y al preguntarle a nuestro amigo qué hacia ahí, y donde estaba mi marido, simplemente no me respondió.................................................

Cuando me había retirado a descansar, Antonio y Daniel lo habían planeado todo. Mi marido le dijo a Daniel que él sabía que yo le gustaba y Daniel no pudo negarlo. Antonio le dijo a nuestro amigo que a mí también él me atraía y que estaba seguro que deseaba hacer el amor con él, pero que obviamente yo jamás lo aceptaría así por así. Entonces, Antonio le propuso a Daniel que entrara a mi habitación para saber de una vez por todas la verdad y... fue así como él acabó en mi recámara. Le pedí que se marchara, que los dos estaban ebrios y que no sabían lo que estaban haciendo, pero él me contestó que ya no estaban ebrios y que sí sabían lo que estaban haciendo. Me abrazó y me dio un beso que me dejó viendo estrellas, yo traté de apartarlo y forcejeé con él mientras me besaba en el cuello, los oídos, introducía su lengua en mi boca, mientras sus manos se metían debajo de mi falda y me acariciaba mis nalgas y toda mi humedad. Poco a poco dejé de ofrecer resistencia y me dejé llevar por el embriagante placer que empecé a sentir al estar en sus brazos y la verdad, mi estimada Roxana, lo que siguió fue una orgía de sexo y placer como no tienes una idea. Pasados los primeros instantes de tensión, la que se genera al estar en la cama con un hombre que no es tu marido, lo demás fue un disfrute total de mis sentidos. Debo decirte que antes de Daniel no acostumbraba, por mi propia iniciativa, hacerle sexo oral a mi marido, pero al estar con Daniel, imagínatelo Roxana; totalmente entregada, se apoderó de mí un deseo incontenible de disfrutar cada centímetro de él, de su verga, del morbo de tener otra verga que no es la de tu marido, te juro que se la mamé con toda la lujuria que tenía dentro de mí y... ¡Ay Dios Mío! ¡Que rica estaba Roxana, era la primera vez que se la estaba chupando a otro hombre y estaba deliciosa! Estaba fuera de control y sin embargo estaba gozando como pocas veces había gozado con Antonio. ¿Que te pareció mi querida Roxana?, así fue como sucedió la primera vez que me entregué a otro hombre que no era mi marido. A su vez el me besó todo el cuerpo, diciéndome que estaba preciosa y que me iba a dar verga toda la noche, lo que cumplió a cabalidad, llenando todos mis orificios excepto el ano. Y hubieras visto como me metió la lengua ahí abajo, me hizo venir antes de ponerme en cuatro. Yo no lo podía creer, estaba recibiendo una cogida que difícilmente la podré olvidar. Durante todo ese tiempo Antonio estuvo afuera de la habitación, para no cohibir al amigo, y me comentó que se estuvo masturbando y deseando unirse a nosotros. Sin embargo al día siguiente yo tenía una culpa moral tremenda; no paraba de llorar y no quería ver a mi marido en la cara. Antonio me consoló y me dijo que todo estaba bien y que no debía sentirme culpable por lo sucedido. A mi me costó bastante asimilar el hecho de haber tenido relaciones sexuales con un hombre que no era mi esposo, pese a lo mucho que había gozado con Daniel. Tampoco quería ver a Daniel, estaba avergonzada, pero ambos se encargaron de platicarme y convencerme de que todo estaba bien. Durante tres o cuatro veces lo volvimos a intentar, y siempre me costó asimilarlo.

Poco a poco fui aceptando la idea de hacer un trío, incorporando a mi marido. Eso sucedió después de unos tres meses, al asistir a una fiesta y coincidir con Daniel. Después de la fiesta él nos invitó a su departamento y aceptamos. Empezamos a tomar algo suave y a bailar. Mientras mi marido preparaba los tragos, Daniel bailaba conmigo y me besaba el cuello, la boca, me succionaba la lengua, me besaba los pechos y me dio una rica sobada de nalgas que me dejó sin aliento. Luego se incorporó mi marido y entre los dos me acariciaron y desnudaron por completo. Seguí bailando para ellos mientras sentía como me acariciaban cuatro manos y dos bocas me chupaban los pezones. Luego las manos bajaron hasta mi vagina y empezaron a buscar mi clítoris. Entonces me deslicé hacia abajo y me encontré con una preciosa verga en todo su esplendor y empecé a succionarla. No recuerdo cual era, pero la otra esperaba pacientemente su turno. Seguíamos bailando y mientras ellos estaban calentando motores, yo traía una calentura que no me aguantaba. Aquí vino la mas rico; después de habérselas mamado, me llevaron a la cama y mientras uno comía mi puchita, el otro me metía ese divino instrumento en la boca y luego cambiaron posiciones.

Después me pusieron de perrito y me la metieron, uno por atrás y el otro en la boca. Posteriormente me hicieron una doble penetración. No te imaginas Roxana lo rico que fue; no te imaginas lo delicioso que fue sentir dos vergas en mi cuerpo para mi sola. Me volví loca y me vine varias veces. La verga de Daniel es un poco mas grande que la de mi marido, pero Antonio tiene una mejor técnica a la hora de hacer el amor. Después de eso, repetimos la hazaña muchas veces. Que te parece mi querida Roxana??? Te besa, Jennifer.



La siguiente es otra carta, sin relación con el anterior caso, pero que merece la pena incluirla aquí, por tratarse del punto de vista del "tercero" en un trío.

Roxana: Terminé de leer tu relato y me pareció muy estimulante. Este tipo de relatos es mi favorito. Soy un profesional de 36 años casado y solamente he tenido una experiencia con una pareja amiga. Ella no estaba muy convencida de hacerlo pero finalmente su marido y yo la convencimos, fuimos a mi habitación y le hicimos el amor varias veces entre los dos. He repetido la experiencia con esta misma pareja y siempre ha sido muy satisfactoria. Creo que puedo decir que somos antes que nada amigos. Estaría dispuesto a realizar esta experiencia con mi esposa si ella estuviera dispuesta, pero el problema es que ella tiene una forma de pensar bastante tradicional y ni siquiera se lo he planteado fuera del contexto de una mera fantasía. Incluso le plantearía la posibilidad de que no necesariamente tienes que llegar a la relación sexual completa. Se pueden crear atmósferas verdaderamente estimulantes tan solo con ver, dejar que te vean, jugar a la seducción de un tercero (o tercera) conversar o tan solo con compartir un relato bien escrito como el tuyo. En cuanto a la pareja con la cual he compartido, te puedo decir que hasta ahora todo ha sido con el mas profundo respeto hacia los dos: respeto su matrimonio, entiendo completamente la fantasía y pienso que les ayudo a escapar de ese monstruo que es la monotonía. En cuanto a mi se refiere, te puedo decir que ha sido la experiencia mas fuerte que he tenido. Ellos tienen años juntos, hijos etc. Pero nunca me he sentido como un intruso. Solamente somos tres personas que compartimos la misma fantasía. Vale la pena aclarar que, dadas las distancias, nos vemos con muy poca frecuencia y supongo que la próxima vez será igual de estimulante: salir a comer, beber algo, bailar, todos estos preliminares van creando una expectativa muy grande porque ya sabemos lo que pasará al final. En tu relato el iniciador del intercambio es "castigado" y al final sale perdiendo. Supongo que esta fantasía no te emociona...o me equivoco? Un besote de tu amigo Oscar. PD: Espero con impaciencia que vuelvas a escribir. De verdad sabes como hacerlo.

Si me escriben, favor no enviar adjuntos, pues no los abriré. No quiero que mi marido me mate por que le entró un virus a su computadora.