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La Venganza (II)

en Sadomaso

La joven calló exhausta sobre la cama mientras el poderoso miembro del perro permanecía pegada a su concha bañada de semen, pero el indio no habia terminado aun con ella. Se retiro hasta la cocina y trayendo un balde cargado de agua fría que violentamente volcó sobre la zoofilica pareja, sin darle respiro a Jorgelina y permitiéndole a su perro soltarse de la maltratada vagina de la joven.

NO POR FAVOR... POR FAVOR DÉJEME- comenzó a gemir Jorgelina nuevamente al ver los endemoniado ojos del indio sobre su hermoso y castigado cuerpo.

CÁLLATE PERRA BLANCA - ordeno el indio – YA HAS SERVIDO A MI PERRO PERO TODAVIA NO ATU AMO – dijo el indio mientras se desnudaba dejando ver a la joven su poderoso y fornido cuerpo. Su poderoso pene estaba extraordinariamente crecido pero al parecer no habia alcanzado todo su tamaño, los restos del vomito de Jorgelina sé habia endurecido sobre su aparato y formaban una costra que despedía un fuerte olor.

El indio tomo a la joven y la levanto rudamente de la cama sentándola en el frío piso, Jorgelina estaba paralizada y se percataba de su situacion de sometimiento que dominaba todos sus sentidos producto del pavor que sentía y la rudeza y la fuerza con que habia tratado su cuerpo aquel sádico indio.

SI QUIERES SALIR VIVA CON TU ESPOSO DE ESTA HARAS TODO LO QUE TE DIGA... ENTENDISTE?- gruñó el indio mirando lascivamente el cuerpo de aquella hermosa hembra, su esclava ahora.

Si – respondió tímidamente la joven.

NO TE ESCUCHE PERRA – le grito el indio mientras asestaba un golpe sobre las mejillas de la joven – DIME SI AMO -.

Si amo – respondió Jorgelina

MAS FUERTE... PARA QUE LO ESCUCHE TU ESPOSO – gruñó el indio amenazándola con el puño cerrado.

SI AMO – respondió sumisamente la joven temerosa de los golpes del indio, intentando no mirar a Martín que se revolvía y dejaba caer lagrimas al ver a su esposa en aquella humillante sensación.

-VAS APRENDIENDO ZORRA – dijo el indio con una endemoniada sonrisa en el rostro – AHORA LIMPIA LA BERGA DE TU AMO, ZORRA – agrego blandiendo su poderosa lanza sobre la tierna cara de la joven.

La joven elevó sus delicadas manos, tímidamente tomando el poderoso miembro del indio entre sus manos, allí se percato del poderoso aparato del indio, estaba durisimo y apenas sus dedos podía rodearlo completamente, tenia una poderosa cabeza colorada y gigante, nunca habia imaginado que alguien pudiera tener un aparato tan poderoso y grande.

El indio alcanzó con sus largas manos sus senos y se apodero firmemente de ellos – VAMOS PERRA QUEIRO QUE LO LIMPIES Y ME LA CHUPES – le dijo dominante apretando ligeramente sus pezones.

Jorgelina estaba extasiada por aquel enorme falo, pero despedía un olor inmundo que le provocaba mucha repulsión. Pero sabia que las ordenes del indio si no eran cumplidas le acarrearían dolorosas flagelaciones, así que venciendo su asco introdujo el miembro del indio en su boca.

La enormidad de aquel miembro llenaba toda su boca y solo una tercera parte lograba entrar totalmente en ella, el gusto era asqueroso producto de su vomito pero el terror que le provocaba aquel hombre vencía todos sus miedos.

MAS ADENTRO PERRA – le señalo el indio apretando esta vez fuertemente sus pezones hasta hacerla contorsionarse de dolor. Jorgelina tenia terror y trato de introducir aquel falo mas adentro pero sus arcadas comenzaron nuevamente, aunque esta vez logro contenerse. Lo intento nuevamente y aunque tubo una arcada finalmente sintió la cabezota del indio en su garganta y se alivio. Pero todavía faltaba un tercio más.

Entonces el indio despego una de las manos de los pechos de la joven y con una fuerte estocada sobre su cabeza terminó de hundir su pija en la boca de Jorgelina que comenzó a gemir y agitarse de dolor.

ESO ES, PERRA, GÓZALA – gimió el indio mientras con su mano comenzó un suave vaivén en la boca de Jorgelina que se revolcaba atravesada por aquel gigante falo que entraba y salía de su pequeña boca.

MMMMHHH UUUUUMMMMM HHHHHMMMUUUUHHH – atinaba a decir la joven mientras era follada duramente por la boca como nunca antes sé lo habian hecho.

TIENES UNA BOCA MUY EXCITANTE ZORRITA – decía el indio gozando de aquella humillante escena – SSSSIIIIIIII TÉ HARE LLEGAR MI LECHE DIRECTAMENTE A TU ESTOMAGO PERRA – gimió el indio mientras con su mano comenzó a apretar con mas fuerza los rozados y hermosos pezones de la joven esposa.

MMMAAAHHHHHGGGGGGGGGGGGGAAAAAAAAAHGGGGGGGGMMMMMMM – balbuceaba Jorgelina atravesada por la boca y sintiendo como sus pezones le quemaban dolorosamente en las manos del indio, que iba ejerciendo cada vez mayor fuerza sobre ellos.

De pronto sintió como un cálido liquido comenzaba a caer sobre su garganta mientras el indio aliviaba la presión sobre sus pechos y su cabeza, al principio penso aliviada que era el semen del indio vaciándose como le habia prometido directamente hacia su estomago, pero sabia distinto, era muy abundante, como si fuese una manguera vaciándose de liquido en su interior.

Inesperadamente el indio extrajo su falo de aquella preciosa boca y comenzó a rociar aquel abundante liquido sobre la cara de la joven, que por instinto cerro los ojos, para nuevamente abrirlos y percatarse que el indio habia orinado su estomago su cara y todo su cuerpo con su asqueroso liquido amarillo.

JAJAJAJA... TOMA PERRA... JAJAJAJA – río el indio estrepitosamente – MIRA A TU PUTA ESPOSA HUINCA ES UNA RAMERA QUE LE GUSTA EL CLORO Y LA PIJA... JAJAJAJAJA –continuo riendo el indio.

Jorgelina desesperada y humillada comenzó a llorar, su cuerpo estaba cubierto de un meo con fuerte olor a almizcle desde su cabeza hasta sus caderas y muslos chorrendola y cubriendo su cuerpo.

VEN AQUÍ PERRA... Y DEJA DE LLORIQUEAR – gruñó nuevamente el indio – AHORA SI ERES UNA PERRA INDIA COMO ME GUSTA A MÍ – dijo el indio acercándola para sentir el olor de la joven – AHORA ERES DIGAN DE SER MI ESCLAVA... ALÉGRATE PERRITA... PORQUE RECIBIRAS LO QUE ESTABAS BUSCANDO – le señalo el indio tomándola de los brazos y alzándola para arrojarla nuevamente sobre la cama.

El indio la miro excitado, lascivamente como nunca habia sido vista, Jorgelina temblaba resignada apenas sollozando para que le indio no se enojara y la golpeara nuevamente. Se sentía una perra usada y humillada, dolorida y sucia. Tal vez era aquello lo que quería aquel maldito indio. Muy pronto lo sabría.