miprimita.com

Prisionera de Guerra (V - Final)

en No Consentido

Hola amigos de "Todorelatos", quiero agradecer todos los mails que he recibido a causa de la historia, la cual originalmente es un relato escrito en inglés, por conwic@aol.com. Esta es la quinta y última parte de esta historia ambientada en la guerra del Golfo, en ella se describen violaciones orales, vaginales, y anales, tortura y humillación. Si te disgustan estos temas, no continúes leyendo.

- - - - - - - - - - - - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Tan pronto como terminó de leer el reporte de la CIA, el Presidente meneó la cabeza molesto. Su Jefe de Estado Mayor observaba preocupado, sospechando que el presidente había llegado a la parte en que el informante describió la golpiza y violación que propinó el General Rashid a la Mayor Barker. "Espera a que llegues a la parte de la violación tumultuaria", pensó sarcásticamente.

Él había estado pensando en cómo la guerra había estado saliendo tan bien, y ahora tenía que pasar esto. A pesar de las dudas del ejército, era claro que tenían que hacer algo para salvar a la mujer. Si no lo hacían, los grupos feministas los crucificarían. Simplemente no importaba que perdieran 50 hombres para salvar a ésta mujer piloto. Ellos tenían que hacer algo y hacerlo antes de que los medios se enteraran de todo esto. Los estadounidenses nunca les perdonarían si esto salía a la luz y no hubieran hecho nada para entonces. Él estaba mentalmente poniendo en orden sus respuestas para cada una de las objeciones del Ejercito, cuando el Presidente levantó la vista y dijo, "Hazlo".

La noche siguiente, el General Rashid estaba de buen humor. Los preparativos para el ataque a Khafji iban sobre ruedas. La moral estaba alta en el 5to. Mecanizado, justo como el supo que sería. Y ahora se había enterado de que sus hombres habían capturado otra mujer piloto y en esos momentos era llevada a sus cuarteles. Parecía lógico que aprovecharía su presencia antes de enviar a la mujer a Bagdad. Después de todo, si le daba a Saddam su victoria, entonces nadie diría una palabra de éste pequeño gusto. Porque si fallaba el ataque, el sería hombre muerto independientemente de lo que le hiciera a ella. "Es la victoria o la muerte", pensó, así que vive el momento.

Dos horas más tarde, el General Rashid inspeccionaba a su nuevo juguetito, Marina Teniente Kathleen O’Connor. Una pequeña pelirroja de cuerpo atlético a la que todos llamaban por su apodo, "Muñeca", por su aspecto inocente y cara infantil. La mujer presentaba un fascinante contraste con la musculosa Mayor Barker. Fue fácil hacer una comparación; Rashid tenía a Diana postrada sumisamente al lado de la mujer más pequeña, con sus piernas separadas para dejar al descubierto su concha y los brazos cruzados atrás de su cabeza. La "Muñeca" fue atada inclinada boca abajo sobre la mesa con sus piernas atadas a las patas de la mesa para dejar descubierto su pequeña raja con rizos rojos. El General estaba forzando a Diana a relatar a la pelirroja marina todas las cosas que le había hecho a ella. Diana tenía lágrimas escurriendo por su cara mientras contaba lo que le hicieron en el desierto. Su resignado tono cambió, su voz se quebró y ya no pudo continuar. El General tuvo que "motivarla" con su cinturón para que completara su historia acerca de la violación y cómo Rashid la había usado en el carro en el viaje de regreso.

El General estaba disfrutando a conciencia el efecto que la historia de Diana producía en la joven mujer. Sin embargo, el miedo en su cara lo estaba excitando y, algo había que hacer para resolver eso ...

 

A menos de cinco millas de ahí, un equipo de soldados Americanos de la Delta Force estaba esperando entre las dunas de arena, a la mitad de una curva con forma de "S". El equipo de asalto esperó tensamente dentro de su Caballo de Troya, un camión de la armada Iraquí, mientras el equipo de apoyo en dos equipos regados a través de las dunas. El vigía ya había señalado la aproximación del convoy de provisiones proveniente de los cuarteles de la III Compañía. Todas las noches cuatro camiones hacían el viaje a la ciudad de Kuwait y regresaban con cualquier cosa que pudieran encontrar para alimentarse ahora que el sistema de aprovisionamiento Iraquí se había colapsado bajo el fuego de los bombardeos. El equipo Delta Force se iba a unir a este convoy y usarlo para pasar a través de los retenes dentro del área de los cuarteles. Cuando el último camión se aproximó a la primera parte de la curva, los dos equipos de apoyo escondidos a los lados del camino jalaron una cuerda para levantar un alambre de púas a través del asfalto frente al camión. Tan pronto el camión Iraquí se desvió hacia la arena y disminuyó su velocidad con dos de sus llantas ponchadas, el camión de la Delta Force emergió de las dunas para reemplazarlo al final del convoy. Con el rugido de los motores y el efecto atenuante de la curva, ninguno de los Iraquíes en los primeros tres camiones oyeron los disparos con silenciador de los AK-47 con los cuales el equipo de apoyo despachó a los dos iraquíes que iban en la cabina del camión. Todo lo que vieron fue el destello de las luces del último camión saliendo de la curva. En unos momentos, el convoy estaba ya pasando por el primer retén.

El General Rashid encontró a la pelirroja muy atractiva, de una manera muy perversa, pues ella estaba muy apretada ( justo como una niña colegiala ), según descubrió mientras le exploraba su ano y concha con un dedo. Rashid sonrió al considerar la idea que le había venido a la cabeza en ese momento. Tomó a Diana del cabello y la llevó a rastras hacia entre las piernas de la "Muñeca".

"Pon tu mano sobre el sexo de ésta pequeña mujerzuela. Ahora!"

"¿Señor? Yo.. yo no puedo..."

"Pon tu mano sobre ella, o te llevaré de vuelta con los muchachos de la 2da. Brigada. Los recuerdas, no es así, golfa? Hazlo ahora! "

La envejecida Diana Barker habría rehusado la insana orden. Pero ésta Diana había sido violada y golpeada con bestialidad; ya no le importaba más quién estaba siendo lastimado mientras no fuera ella. Estaba lista para hacer cualquier cosa que fuese necesario para evitar más dolor. Entonces, con firmeza y decisión, empujó dos dedos dentro de la concha de la "Muñeca".

"AAHHHHH!!!! ¡ME LASTIMAS! ¡SACALO!!"

Cuando los dedos de Diana la penetraron, el cuerpo de la "Muñeca" parecia tener convulsiones ya que se sacudía con fuerza y jalaba contra las cuerdas que la sujetaban a la mesa. Los dedos de Diana dolorosamente llenaron las pequeña concha sin lubricar. Diana se sorprendió al darse cuenta de cuán apretada era la vagina de la pequeña mujer, tan diferente de la de ella misma. Presionó con más fuerza y pudo sentir cómo los músculos de la "muñeca" lentamente daban paso. Los dedos de Diana se hundieron más profundamente en esa raja con mechones rojos, hasta que estuvieron enterrados hasta los nudillos.

"AAHHHH!! NOOO!! POR FAVORRR NOOO!!!!!"

El General observó el comportamiento de Diana, sus ojos brillaban, y entonces observó los grandes dedos femeninos forzar su entrada en esa diminuta concha.

"Más hondo ahora. Mete tu mano entera dentro de ella, zorra. Muéstrale lo que sentiste cuando yo te follé!"

Diana empezó a introducir su tercer dedo en la "Muñeca". Podía meter todos los dedos en la pelirroja, pero no creía que pudiera meter la mano entera más allá de los nudillos. Ignorando los gritos de la "Muñeca", Diana empujó tan duro como pudo contra la raja de la pelirroja, pero los músculos vaginales no le permitieron ir más allá. Diana sacó sus dedos de la concha y se chupó la mano entera, cubriéndola con su saliva. Equipada con éste improvisado lubricante, los dedos de Diana de nuevo penetraron la concha de la pelirroja fácilmente arriba de los nudillos. Sólo bastó un último empujón más y su mano desapareció en la concha de la "Muñeca" hasta la muñeca. ¡ Estaba dentro de otra mujer ! Su mano entera había sido tragada por la apretada y caliente concha pelirroja.

"AAAHHHHHH!! !! OOOOOMMMPPHHH!! NNOOOOOO!!"

El General so colocó enfrente de la "Muñeca". Abriendo su bragueta, jaloneó la cabeza hacia atrás con su otra mano y puso su polla erecta enfrente de la cara cubierta de lágrimas.

"Chupa, Americana! Hazlo, o la Mayor te sacará las entrañas. Hazlo zorra!"

La piloto pelirroja abrió su boca y permitió que el General introdujera su polla en su cavidad oral. La polla del hombre llenó su pequeña boca, pasando sobre su lengua para golpear ruidosamente dentro de su garganta. Esto fue humillante, pero era el menor de sus problemas. Ella sintió que Diana la hacia pedazos Era como si estuviera dando a luz... a un puño. La "Muñeca" no era virgen; pero ella nunca había tenido algo tan grande o doloroso dentro de ella. Literalmente la estaba destrozando.

Al tiempo que la "Muñeca" llevó el falo dentro de su boca, el equipo Delta Force se aproximaba al Cuartel. Casi invisible en sus uniformes negros y usando lentes de visión nocturna para encontrar su camino en la oscuridad, los 16 hombre rápidamente rodearon el edificio. Cuando estuvieron en posición, el líder del equipo envió el mensaje de luz verde a la fuerza de evacuación, dejándoles saber que era hora de empezar la fase de asalto.

A diez kilómetros de allí, la señal fue recibida por el Comandante del batallón de helicópteros de ataque. El transmitió la señal de luz verde a sus quince aeronaves y luego presionó su acelerador, haciendo que su helicóptero Apache de 9 toneladas se elevara dirigiéndose a los cuarteles Iraquíes. A su izquierda iban sus hombres; Dos mil metros a su derecha estaban los otros tres helicópteros de la compañía "A". A intervalos de dos mil metros atrás de él iban las otras dos compañías de su batallón. Su misión era simple: abrir un corredor de cinco mil metros de ancho para el equipo de asalto y los helicópteros de evacuación. Todo lo que tenían que hacer era disparar por su camino a loas casi 20 baterías antiaéreas y tanques de batallón que protegían los cuarteles. "Pan comido", pensó el Teniente General, con la vista térmica sobre esas cosas, nosotros podemos verlos pero ellos no a nosotros. Tan pronto no quede ninguno de esos idiotas bajo nuestras alas, nos podremos ir todos a casa.

 

Mientras el General follaba la boca de la "Muñeca", Diana empezó a experimentar con la concha de ella. A una orden de General, ella empezó a mover su mano hacia atrás y hacia delante dentro de la "Muñeca". A Diana le gustó el sentimiento que le daba cuando hacía que la otra mujer se retorciera y se estremeciera por el movimiento de su mano. Finalmente disfrutaba ver el sufrimiento de alguien más. Su mano se cerró y su puño empezó a moverse más hondo y más rápido en la concha de la "Muñeca". El enojo y el miedo reprimidos dentro de ella se canalizaron por si mismos en la violencia que aplicaba con la pelirroja.

Diana bombeó su puño aún con más fuerza, haciendo que sus músculos se marcaran al tiempo que hundía su brazo en la maltrecha vagina de la "Muñeca". Ahora Diana lo hacía en serio, torciendo su brazo dentro de la "Muñeca" para incrementar el dolor al tiempo que trataba de golpear el cautivo cuello del útero. En su mente, ella podía verse a sí misma en esa mesa en lugar en lugar de la pelirroja con Yazeed bombeando su puño dentro de ella. En su mente, ella se había convertido en Yazeed. Al tiempo que perforaba a la "Muñeca", Diana empezó a murmurar:

"CONCHA...GOLFA...ZORRA...CONCHA...PERRA...ZORRA...PERRA...GOLFA..."

La "Muñeca" intentó gritar por el intenso dolor, pero con el falo de Rashid llenando su pequeña boca, todo lo que salió fue un gemido profundo. Los dos enemigos seguían bombeando dentro de ella, llenando su boca y su concha, mientras ella, en medio de ellos con lágrimas chorreando por su cara.

DIAN observaba al General mientras follaba la cara de la "Muñeca". Repentinamente, tres manchas rojas aparecieron en el pecho de él. Diana observó asombrada cómo el General se derrumbó de espaldas con una cara de sorpresa en el rostro. El General pegó de espaldas en la pared, luego se deslizó hacia el suelo, dejando un rastro de sangre en la pared tras de él. Diana, con su puño aún dentro de la pelirroja,, detuvo su movimiento por el miedo. Detrás de ella oyó voces hablando en inglés--- soldados americanos.

" ¡ DIABLOS !! Hey tú, saca tu mano de esa concha, y larguémonos de aquí !"

EPILOGO : La Mayor Diana regresó a Arabia Saudita sana y salva mientras que once de sus rescatadores no lo hicieron. La historia de lo que habían estado haciendo cuando sus rescatadores las encontraron fue mantenida en secreto, a excepción de las historias que se cuentan en ciertos bares de Forth Bragg, la estación de casa de la Delta Force. Pero nada salió fuera de las murallas de Forth Bragg. A los medios les encantó la historia – tal como ella la contó – una victima héroe de guerra. Su foto estuvo en la portada de la revista Time y fue famosa casi dos semanas. Las cosas se tornaron muy bien para ella. En un par de meses ya ni siquiera necesitó pañales para adulto.

Fin Parte 5 de 5.