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María Fernanda, una niña inquieta (4)

en Sadomaso

Cuando aquella sucia perrita, que a pesar de lo pobre y de bajo mundo que parecía lucia como lo mas hermoso que este mundo había parido, mulata, ojos saltones y aguados, cejas definidas y delgadas, labios pálidos, tetas gordas, anchas, espumosas, cintura delgada, aunque con un bultito más que excitante, una panocha peluda y saltona, piernas largas y hermosas, iba descalza, sus pies, muy bonitos, tiernos o enternecedores.

Me llevo hasta una habitación del tercer piso del lugar, grande, desde donde la vista daba a la anchura del espeso bosque que cubría la sabana bogotana. Ato mis ojos con una seda negra, yo me deje hacer, más que ensimismado, ¿Q uién era yo para estar ahí?, este era el mejro lugar en el que podía estar en este momento.

Empezó a recorrerme con su cuerpo, como bailando, sentir sus senos recorrerme, sus pezones chocarse con la dureza de mi piel, mi pene alcanzar una expresión de entusiasmo.

Su voz, cálida, como distorsionada, diciéndome que no tuviera miedo, que esta sería una noche de suavidad, de riesgo, y suciedad, de perversidad, pero que nada me lastimaría, nos lastimaría.

Sentí un filo recorre, cada palmo de mi cuerpo, cada centímetro de mi piel, por mi pene, mi cuello, mi culo, mi espalda, todo sintiendo impotencia, entrega, una sensación que nunca más en la vida sentiría o creo sentiré. Fue reemplazado aquel filoso instrumento por una lengua, lengua a mi espalda, lengua a mi ombligo, lengua a mi polla, a mi verga, lametones, grandes, desde la punta de mis pies, hasta mi boca, indefensa, abierta.

Luego mis manos guiadas, hasta unos senos grandes, la verdadera voz de aquella perrita, "te gusta, pon atención, tu eres quién domina la situación, no nosotras, en cualquier momento puedes dominarnos, no habrá oposición"

Sabían que no me gustaba sentirme dominado, humillado, con esas palabras obtuvieron mi permiso APRA seguir jugando:

-acuéstate.

Sentí una vagina en mi legua, la sentía, la reconocía, era Hela sin lugar a duda, empecé a chupetear con fruición, a lamer, a chupar, a morder, a hurgar con mi nariz en su almeja.

Ella gritaba, , sentí una lengua juguetona en la parte baja de mis huevos, antes del ano, lamer y lamer.

Yo seguía mamando esa panocha agria pero deliciosa, estaba más que erecto, y todos saben que suelo ser agresivo en esos momentos, así que, empujé para arriba a mi vagina, la obligue a ponerse de rodillas y empezar a mamar, mamo y mamo, y lamió y chupo, la hice atragantarse, le provoque arcadas, dios como me encanta provocarlas. La otra empezó a lamerme el culo, yo le hice un favor ayudándola a acostase sentándome en su rostro de tal manera que quede con el culo lamido, y la verga justopara que mi alemanita de tetas gruesas siguiera en su labor, yo utilicé mis manos ya no para sobar los pezones de mi puta pobre, lamemelo puta de mierda, apuesto que es la mejor comido que has tenido en mucho tiempo.

Hela se reía conmigo y creo a ver sentido un cosquilleo que me indico que mi sumisa también lo disfrutaba.

Así estuvimos un buen rato, hasta ser interrumpidos…

Continuará.

No tengo mucho tiempo en el día para escribir los relatos,

Pero me gustaría seguir contando estas experiencias, ya saben se basan en situaciones reales, yo le agregue algunas cosas, pero siempre con esencia verídica.

Escribanme,

Su autor: Juan Eduardo (estudiantecaliente@hotmail.com).