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Una noche chocolatada

en Hetero: Primera vez

Una Noche Chocolatada

Una de esas tantas noches de insomnio conocí a Jaime a través de internet. Estaba vagando por uno de mis website favoritos cuando recibí un mensaje instantáneo en mi msn, resultó ser de mi misma ciudad y con gustos similares. Después de ese fortuito encuentro nos comunicamos diariamente por teléfono y e-mail. Nunca intercambiamos fotografías ni nuestras características físicas, pero a pesar de eso me comencé a sentir atraída por ese hombre de voz profunda, a tal punto que cuando mi celular sonaba y leía Jaime llamando un escalofrío me recorría entera.

Después de tres meses de conversaciones decidimos juntarnos para tomar helados...Creo que he olvidado algo importante, lo siento. Me presento, mi nombre es Colomba, tengo 20 años y estudio Comunicaciones en una prestigiosa universidad del país. A pesar de todos mis esfuerzos no logré pasar el 1.60 mts. de estatura; lamentablemente mi figura no es lo suficientemente escultural como deseara, pero está todo puesto donde corresponde, tez clara, cabellos castaños y ojos pardos...nada fuera de lo común. Nunca antes había conocido personalmente a algún flirteo virtual, es que había algo especial en ese hombre que me atraía poderosamente

Retomo mi historia. Nos juntaríamos un viernes, pero se adelanto nuestra cita, debido al estreno de una película que ambos queríamos ver. Así a las 6 de la tarde llegué al lugar de encuentro con un nudo en el estomago para conocer a mi misterioso galán, sólo sabía que lo reconocería por una polera roja. En eso estaba, sentada en el centro comercial buscándolo, cuando alguien me sorprendió con un abrazo por la espalada.

-Eres tú... lo supe desde que te vi- me dijo.

Me dejó helada, no se parecía en nada al super hombre que había imaginado, su cara dulce y con rasgos casi infantiles no representaban sus 23 años, delgado, pero con los músculos del abdomen bien definidos, bastante más alto que yo y con una sonrisa impecable.

-Jaime?- necesitaba cerciorarme... uno nunca sabe.

-El mismo- me dijo mientras me inspeccionaba con la

mirada.

Después de las presentaciones correspondientes fuimos a ver la película. Durante la proyección no pasó nada fuera de lo normal, ni un roce, ni mirada extraña. Al termino fuimos a una cafetería para conversar... la hora voló cuando nos dimos cuenta se ofreció gentilmente para acompañarme a casa.

A estas alturas ya estaba encantada con su presencia y lo encontraba sumamente guapo. Lamentablemente o para fortuna, se nos hizo tan tarde que a eso de la 1 de la madrugada ya no encontró locomoción para su casa. Así que "tuve" que invitarlo a pasar la noche en la mía. Vivo con unas compañeras de estudio, pero cuando llegamos ya estaban todas durmiendo, porque al otro día teníamos clases temprano.

A falta de un lugar para dormir le di a elegir entre dormir en el sillón o compartir mi cama; obviamente me interesaba más la segunda opción y parece que a él también, porque no lo dudo.

-Sería interesante compartir tu cama- dijo sonriente mientras se inclinaba para besarme, como hace mucho tiempo lo hacían, con verdadera pasión y urgencia. En cuanto sentí su lengua en contacto con la mía me sentí sumamente excitada y él se dio cuenta, porque me cogió por la cintura y me llevó hasta la cama, en todo el trayecto no dejo de besarme ni acariciarme.

Me gusta dejarme seducir, pero prefiero tomar las riendas y llevar la batuta, así que rápidamente comencé un juego dulce y peligroso. Siempre guardo unos chocolatitos de emergencia en un cajón de la cómoda, para casos de emergencia y este era uno de ellos.

Le saqué la polera y lo tendí en la cama. Con una barra de chocolate medio derretida recorrí desde su cuello hasta el ombligo y con mi lengua comencé a seguir el camino trazado. A mi amigo pareció gustarle el juego porque se veía realmente encantado, cuando termine de besarlo supe que esto no tenía vuelta atrás.

Luego fue mi turno, me tumbó en la cama y desnudó completamente, solo quedé con unas pequeñas tangas. Comenzó a esparcir chocolate por mi cuello, pechos, estomago y algo que me sorprendió hasta la pelvis y más abajo. Se dedico a la ardua labor de recorrerme con la boca, primero el cuello, los pechos mordiendo tiernamente mis pezones, bajo por mi estomago y se detuvo en la entrepierna, me miró a los ojos y me dijo con una voz excitadísima...

-prepárate-

Abrió mis piernas y su boca se perdió en mi sexo. Comenzó lentamente jugueteando con los labios hasta que mis jugos comenzaron a fluir, abrió aún más mi flor y se concentró en el clítoris con mordiscos y lamidas. Fue un orgasmo maravilloso, cuando acabé lo besé y en su boca aún quedaban restos de mis fluidos. Quise devolverle la mano a mi compañero así que me afane en su pene... no me había dado cuenta, pero alcanzó un tamaño considerable, eso me animó a tomarlo entre mis manos y besarlo suavemente. Al parecer le gustó mucho, porque no me dejó detenerme, con mordiditas y acariciando sus caderas lo conduje hasta un orgasmo explosivo. Pero no se detuvo con eso.

A continuación comenzamos a besarnos y acariciarnos, su sexo tomó nuevamente su osado tamaño y con cuidado comenzó a penetrarme; con cada empuje mi excitación aumentaba hasta llegar a un punto que me sobrepasó y me entregué completamente a ese hombre casi desconocido, pero que sabía hacerme gozar.

Terminamos exhaustos y nos dormimos. A las pocas horas me despertó con un cálido beso... pero esa es otra historia.

 

Colomba Fabrés.