miprimita.com

Mi primera vez

en Hetero: Primera vez

MI PRIMERA VEZ

Estabamos hablando cuando todo quedó en silencio. Sentados en el sofá ella me miraba con esos grandes y oscuros ojos negros que siempre me cautivaron. No se cuanto tiempo permanecimos mirandonos sin expresión alguna; hasta que ella rozó con su mano mi rostro incitándome a besarla.

Fueron besos lentos, como si los dos quisieramos saborear algo que nunca probamos. Por un instante, sentí como todos mis músculos reaccionaban al adentrarse en mi boca su pequeña, suave y dulce lengua. Sentia como los dos bailabamos fuera del tiempo y del espacio, despreocupados del mundo q nos oprimía.

Como si nos entendieramos a la perfeccion, los dos decidimos dejar de besarnos al mismo tiempo. Ahora separados pero saboreandola todavía; nos mirabamos fijamente diciendonos lo que con palabras no hubiesemos conseguido.

Compenetrados totalmente nos acariciamos el uno al otro imnotizados por la pasión. Era algo que obligaba a deshacernos de nuestros atuendos por que cada centímetro q tocaba; cada milimetro de su piel que exploraba era algo nuevo para mi.

Mi corazon explotaba de la excitación contenida. Con la yema de mis dedos palpe desde su ultimo cabello ondulado, hasta la punta de su pie izkierdo.

Muriendome por cada curva de su cuerpo en un solo instante me puse erecto, el mismo en el que me recoste al lado de ella para compartir mi placer con ayuda de mis dedos

Nuestras lenguas se acariciaban mientras yo trabajaba consiguiendo que su respiración fuera mas y mas rapida.

Prohibiendome continuar con un gesto, se subio encima mia besandome mientras que mi falo rozaba con su fascinante aparato femenino. Termino de besar con un movimiento brusco de cuello con el que consiguió separar las dos bocas sedientas de más. Acto seguido y movida por el deseo cogió mi aparato colocandolo a las puertas del suyo; y en un instante me sentí dentro de ella, pude ver como espiraba llena de placer por aquel insignificante momento.

Sin apenas moverse del sitio, comenzo a moverse de forma tan natural y atractiva que me ví obligado a ayudar aquel movimiento poniendo mis manos en sus lindas posaderas.

Poco a poco el ritmo fue en aumento y de la misma forma sus pequeños gemidos me hacian enloquecer de placer. Mis manos temblaban, aquel movimiento aumentaba aún la velocidad y sudando mientras tocba sus pechos; fue en aquel momento cuando al unisono estallabamos de placer. Expirando y como si mi corazon se parara recordaré ese pequeño instante, el más bello de mi vida.

Fatigados pero ya tranquilos nos abrazabamos desnudos, permaneciendo así hasta el final de mis recuerdos.

Fue fantástico. Fue mi primera vez