miprimita.com

Solos en mi casa...

en Erotismo y Amor

Solos en mi casa, sentados en un gran sillón. Empezamos hablando de tonterías, cosas simples. El se iba acercando cada vez más, me miraba sin parar. Yo me aturdía porque no daba crédito a lo que iba a ocurrir. Quizás fuera falta de costumbre, quizás inseguridad mía. En un par de veces tocó mi pierna y a mí fue como darme electricidad. Lo cierto es que lanzó su boca sobre la mía. Casi no tuve tiempo de reaccionar porque lo deseaba tanto…

Una y otra vez sin separarnos, nos besábamos. Besos fuertes, con la mandíbula, besos largos, profundos, rápidos, con ojos cerrados, él, con ojos abiertos, a veces yo. Entonces yo le dije, si sólo puedes quedarte una hora y media, no da tiempo de nada. Apagó su móvil de inmediato, me lo hubiera comido en ese momento.

Empezaron las caricias, por debajo de nuestra ropa nuestras manos exploraban el encanto de nuestros cuerpos encendidos. Mis manos algo más tímidas comenzaban a atraer ese cuerpo hacia mí. Tocaba su nuca que no paraba de moverse cuando me seguía besando sin parar. No abría los ojos, yo sí de vez en cuando…

Nos dijimos quietamente que nos quitáramos la ropa. Así lo hicimos rápidamente y suspiramos al ver nuestros cuerpos desnudos. ¡que bonito!, me decía y eso me elevaba al cielo. No sé si primero hicimos el amor, penetrándome, o si fue el placer más caliente que tuve cuando me realizó una maravillosa felación. Sin ningún pudor, apasionadamente, sin pensar, suavemente y con toques de fuerza, no sé fue algo alucinante. Lo cierto es que yo abría mis ojos y me preguntaba, "¿esto me está pasando, a mi de verdad?". Abría mis ojos como aquel que no da crédito a lo que está viviendo, que cree que lo está soñando… Pero no fue un sueño, fue una pasión.

Nuestros movimientos nos transportaban al más allá, las caricias intentaban hablar, nos decíamos mucho sin mediar palabras porque encajábamos a la perfección.

Lo mejor de la noche no había llegado. Cambiamos de lugar y nos fuimos a la cama. Allí nuestras fantasías siguieron su camino, casi solas, no hacía falta decir así, aquí allá, sólo se realizaban. El estimulaba mis oídos con sus deseos, me decía cosas picantes "fóllame, dame tu lechita, lo quiero todo, tengo hambre, déjame comer tu concha…" y yo callada le daba lo que pedía. Poco a poco fui diciendo algunas cosas que le ponían a cien. Lo cierto es que no soy muy habladora en ese momento, pero esta persona saca de mi algo que yo no sabía que tenía, mi pasión.

Así fue nuestro primer encuentro, nos marcó a ambos. Ninguno sabía que esto iba enganchar nuestras complicadas vidas. Del futuro, nada sé. Lo veo más bien gris porque tenemos la pasión , el amor incluso, creo, pero nos falta perder el miedo a tener una vida normal, éste es sobre todo su miedo. Yo también tengo miedo, pero yo ya sé cómo es ese tipo de vida, pero no él que siempre ha vivido volando y cuando ha notado que podían herirle sus alas, se ha lanzado a otras latitudes sin pensarlo. Cosa que ahora está a punto de hacer, ya sin remedio.

Algo que siempre recuerdo y que le agradecerá es cuando oigo en mi mente las palabras "¡que bonito…!" que tanto me repetía mientras nos uníamos. Me cuesta pensar que esto se va a acabar, y el caso es que después de casi un mes ayer nos despedimos de forma muy extraña. Le mandé un mensaje y no me contestó, por lo que pienso que lo mismo es que he herido más de lo que creo a ese gran pájaro que ya quiere volar, y aunque se vaya, llevará un ala bastante herida. Sólo me queda decirle que yo esperaré para curársela, no sé cuanto tiempo, pero lo haré. El marchará pronto con ese dolor, lo sé, y cuando esté lejos de mí o bien se curará sólo o bien me esperará a que lo cure yo… ya se verá. El sabe lo que es curarse sólo, pero creo que no sabe lo que es anhelar a alguien que hacía mucho no le calaba tan hondo. La verdad es que él me ha dado mucho en un momento en el que me hacía mucha falta, pero yo también le he dado mucho de mi alma. Siempre le digo que no quiero que cambien si no lo siente de veras, porque no sería real ese cambio. Así que ahora, cuando marche, tendrá tiempo para ordenar su vida, su mente y su corazón, y espero que en esa vida yo tengo un bonito lugar.