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Mi verdadera vocación

en Confesiones

Todo empezó en una fiesta, era el cumpleaños de una amiga y me había invitado a pasarme por el bar que había elegido para tal evento. Fui solo y en la fiesta no conocía a casi nadie salvo a la cumpleañera y a alguna amiga suya, lo cual no me importaba demasiado ya que tenia mucha confianza con ella y me apetecía desfasar.

Había sido una semana horrible, en el trabajo habían rechazado mi ultimo proyecto sin argumentos, simplemente por que al capullo del jefe no escuchaba mis propuestas, sabia que tenia que salir de ahí cuanto antes, no tenia ningún futuro en esa empresa y ya se me quedaba pequeña en cuanto a los proyectos que sacaba adelante.

Así que ahí estaba, en un garito de Madrid reservado solo para nosotros con barra libre, buena música y un montón de niñas estupendas (más que una fiesta de cumpleaños parecía una despedida de soltera, yo era la única representación masculina en todo el local, ¡hasta el pincha era una chica!) así que me puse manos a la obra nada más llegar. Después de saludar a los cuatro gatos (en este caso gatas) que conocía y besar en los morros a la cumpleañera me dirigí a la barra a pedirme un copazo.

La barman estaba de espaldas ordenando unos vasos cuando me acerque, tenía un cuerpo alucinante envuelto en unos vaqueros apretados y un minúsculo top, su rubia melena caía dibujando dorados tirabuzones. Estupendo, pensé, ¡me va a estar sirviendo copas toda la noche un ángel! Y mientras pensaba esto se dio la vuelta, sus grandes ojos azules me miraron muy abiertos mientras con una sonrisa me preguntaba que quería tomar. – siempre que veo una película en la que se encuentran el chico y la chica y este se queda callado mirándola con cara de bobo me pongo malo, ¡eso nunca pasa en la vida real! Y me cabrea que sean tan típicos y poco realistas… bueno, pues esta vez me tuve que comer mis propias palabras por que la verdad es que no sabia que decir, me quede como congelado, mirándola con los ojos muy abiertos y supongo que si, con cara de bobo… - hace tan solo cinco segundos tenia muy claro lo que iba a pedir… pero en ese momento simplemente no me salía, así que me pegue una auto colleja mental y tomando aire active de nuevo mi neurona.

- Si, hola, esto…. Me pones un Habana con coca por favor

- ¡Marchando! – respondió dándose la vuelta en busca de mi alcohólica bebida. Era una maravilla verla trabajar. Movía las botellas con una maestría impresionante y no borraba ni un segundo esa preciosa sonrisa de su cara, así da gusto, me da muchísima rabia que un barman te sirva las copas con cara de perro como si te estuviera haciendo el favor de tu vida, esta claro que no es el mejor trabajo del mundo, pero ya que estas ahí intenta disfrutarlo y sacarme el mayor partido ¿no? Al menos eso intentaba hacer yo los años que me toco estar a mi detrás de la barra.

Termino de servir mi copa y mientras le decía un sonoro "gracias" con la mejor de mis sonrisas… ya estaba preparando otra ronda de chupitos para toda la fiesta, a este ritmo la cosa se desfasaría pronto.

Me tome un par de estos de golpe y copa en mano me dirigí a la pista de baile, por ahí andaban las amigas de teresa hablando de algún chico que les gustaba o de otro que no les hacia caso, me fijé en la extraña forma de los cigarrillos que fumaban y resulto que no eran de los que venden en los estancos precisamente, ¡menudas trompetas! Al cabo de un rato y sin darme cuenta tenia uno en cada mano, así que di sendas caladas a cada uno y termine mi copa de un trago mientras dirigía mis pasos hacia mi ángel de la barra.

Esta vez estaba sola, no había nadie pidiendo copas y disponía de toda su atención, así que cuando se acerco ya no me pillo por sorpresa aunque no podía evitar cierto nerviosismo cuando me miraba, sus ojos azul cielo me tenían completamente hipnotizado y ese cuerpo me hacia perder la concentración.

- Hola otra vez, creo que esta noche nos vamos a ver mucho – dije con una sonrisa mientras la mostraba mi vaso vacío – Permíteme que me presente, me llamo Rober y me tienes loco, da gusto que te sirvan una copa con una sonrisa en los labios. No te preocupes, no te voy a dar la paliza, es que no conozco a casi nadie de la fiesta y como creo que tu tampoco… pues oye a hacer vida social ¿no? Así mientras no sirves a nadie no te aburres.

Me miraba con unos ojos dulces y una sonrisa pícara como si supiese perfectamente lo que quería.

- Hola Rober, yo me llamo Yolanda y efectivamente no conozco a nadie pero es normal… soy la barman, tu tranqui que te voy a tener bien servido toda la noche que me has caído bien hombre –

- Ole, pues para empezar por que no sirves un par de cupitos y brindamos por los encuentros entre desconocidos.

- Madre mía, empiezas pronto, venga vale, total, mañana no trabajo – dijo mientras se daba la vuelta en busca de los ingredientes de su alcohólica poción.

Estuvimos hablando bastante rato mientras se iba llenando el local. A ratos servia copas, otras veces chupitos, pero siempre acababa en mi lado de la barra continuando la conversación.

Resultaba que no era barman profesional, hace poco que había dejado su trabajo, por lo visto era comercial, pero acabo harta del mundo de los trajes y las prisas y viendo que no llenaba su vida decidió dejarlo. Era increíble, como si estuviera solo unos pasos por delante de mí, yo estaba en su misma situación pero todavía no había sido capaz de tomar la decisión.

Me contó que quería ser cantante, llevaba dando clases de canto un par de años y ahora que tenía más tiempo se dedicaba completamente a ello por las tardes, ya que por las mañanas dormía por lo tarde que se acostaba siempre, es lo que tiene trabajar de barman.

Entre frase y frase seguían cayendo copas y chupitos prácticamente sin darle importancia

Después de contarle yo mi historia me pregunto que a que me quería dedicar yo. Le comente que trabajaba en una agencia de publicidad como creativo pero que lo que realmente me gustaba a mi era el arte, en cualquiera de sus formas, pintura, escultura, fotografía, pero que era muy difícil vivir de aquello así que me tenia que buscar algo que me diera de comer mientras dejaba fluir mi creatividad artística.

- ¿Y que vas a buscar para poder vivir? Supongo que habrás pensado en algo ¿no? –

A esas alturas me di cuenta de adonde había llegado, se ve que el alcohol ya me había hecho hablar de más y me encontraba en un callejón sin salida si es que no quería mentirla, pero me daba mucha vergüenza decirle a alguien a que me iba a dedicar… si es que tenia el valor de hacerlo claro, así que me bebí de un trago lo que quedaba de la nosecuantas copa que llevaba y cuando me disponía a decírselo sobresalió un grito en la canción que empezaba, "Kiss" de Prince. Supongo que fue el alcohol, pero me tire a la piscina, me veía capaz de hacerlo, así que sin mediar palabra me aleje un poco de la barra y me puse a bailar, ella me miraba extrañada, claro, la había dejado con la pregunta en el aire y en vez de contestar me había puesto a bailar… a bailar… ¿que estaba bailando?

Había un par de grupos bailando en corro y chicas sueltas por aquí y por allá, no seríamos en total más de veinte personas. Ni cortó ni perezoso me fui acercando al centro de la pista mientras miraba lascivamente a todas las hembras que tenia alrededor, especialmente, claro está, a Yolanda que me miraba incrédula. De repente una que me vio le dijo a las demás en voz alta, - Anda, ya ha llegado el boy, pero ¿no venia a las 2:00?

Oído esto no me quedaba otra, era la mejor oportunidad del mundo para ver si valía, así que no lo pensé dos veces y sensualmente al ritmo de la música me fui quitando la sudadera que llevaba. Las caras de las chicas habían cambiado nada más oír a su amiga diciendo que esto estaba preparado, sus ojos me miraban de otra manera, fue muy curioso el cambio, ahora las que me miraban con caras lascivas eran ellas.

La música cambio, el Dj había puesto "american woman", Yo sentía como poco a poco mi cuerpo se iba sintiendo más y más libre, los movimientos salían solos. Ahora era yo el rey de la pista y un grupo de preciosas chicas me rodeaban con los ojos muy abiertos y las mentes bastante abiertas gracias al alcohol, así que no podía defraudarlas.

Del grupo salieron dos chicas empujando a mi amiga que me miraba incrédula, por lo visto era verdad que habían contratado a un streaper como regalo de cumpleaños para Teresa, lo que ella no se podía creer es que fuera yo, pero antes de que pudiera reaccionar la cogí por la cintura y empecé a moverme con ella mientras mis manos la recorrían. Después de darle un buen meneo de arriba abajo la solté y fui una por una a todas sus amigas mientras mi camiseta caía al suelo. Gracias a dios había decidido volver al gimnasio meses antes y estaba en un momento especialmente bueno, digamos que a las chicas les gustaba especialmente pasar sus largas manos por mis duros pectorales y una se atrevió a tocarme el culo, me di la vuelta sorprendiéndola y del susto me soltó de golpe a lo que yo respondí cogiéndoselas de nuevo y pasándomelas por todo el cuerpo haciendo una buena parada eso sí por donde ella había empezado.

Se ve que el estado general era bastante "alegre", yo estaba como en un sueño, rodeado de mujeres impresionantes que se morían por tocarme y por ser tocadas.

En una de estas otra que también iba con lo suyo me agarro el paquete, madre mía, pensaba yo, como se esta poniendo esto. A esta traviesa le di ración extra, la subí a la barra desde la que Yolanda me miraba con los ojos muy abiertos con una mezcla de risa y asombro y encima de ella continué moviéndome como siempre me ha gustado hacer, seduciendo, atrayendo, provocando. Sentía las miradas ardientes en mi cuerpo y me encantaba.

Estaba subido encima suya, mientras ella se dejaba hacer con una sonrisa maliciosa, llevaba una minifalda que en esa postura apenas le tapaba nada y una camisa de generoso escote por el cual mi boca recorría su piel.

Las otras chicas se me pusieron celosas, así que me baje de la barra y continué con mi sensual baile.

Llegaba un momento delicado, los pantalones. Claro, yo no era un verdadero boy y no iba preparado como tal, aquí no tenia ni velcro ni tanga ni nada de eso (gracias a dios, lo del tanga no se yo como lo voy a llevar) así que después de quitarme las botas y los calcetines emprendí el juego con los vaqueros. Parece que baja… no baja… baja, no, media vuelta, te miro, me acerco, me tocas, intentas bajármelos, me alejo y dejo asomar un poco más. Me encanta este juego de "travieso" hace que te deseen más y más.

Llevaba unos calzones bóxer de estos que van bien pegados. Esta situación es bastante delicada si uno no la controla, digamos que estas mucho más destapado y no hay que cortarse un pelo, pero claro, entre unas y otras no paraban de sobarme y uno no es de piedra, el bulto que esa tela tapaba cada vez se ponía más y más grande sin poderme contener hasta que de la presión parecía que los calzoncillos se fueran a romper. Yo iba de una a otra mientras pensaba como terminaría el numerito sin quedarme en bolas en medio de la pista, pero parecía que la cosa no iba a tener mucho éxito ya que poco duraron puestos, entre unas y otras me lo arrancaron textualmente. Así que ahí estaba yo, rodeado de unas veinte chicas más salidas que el pico de una plancha, en pelota picada y con una erección tal que podría partir nueces con la verga.

Para no parecer un principiante yo seguía moviéndome de una a otra restregándome contra todo trozo de carne que se me acercara, y en una de estas una de las que me encuentro por mi camino me agarra la polla, en ese momento no tenia muy claro que hacer, pero parece ser que ella si, así que ni corta ni perezosa se agacho y ante mi incredulidad se la metió en la boca y empezó a hacerme una mamada de verdadera profesional.

Se ve que las otras sintieron envidia, por que mientras una me la chupaba sentí como varias manos acariciaban mi espalda, mi culo, mis pectorales, ¡esto era demasiado! Así que aprovechando que tenía dos manos empecé a acariciar alternativamente a todas las que me rodeaban, sentía como si me faltasen extremidades para poder saciarlas a todas.

En un segundo eran tres las que se peleaban por mi extremadamente dura polla como si de un manjar exquisito se tratase, iban alternándose, mientras una se la metía hasta las amígdalas las otras compartían mis huevos, era una sensación indescriptible.

A la que tenia a mis espaldas mordiéndome el culo le acariciaba el pelo y a la que tenia a mi izquierda le masajeaba el clítoris por debajo de su pequeña falda mientras me lamía el cuello, la muy ansiosa ya se había quitado las bragas para disfrutar de mis manos.

En otro momento me habría corrido enseguida, pero gracias al deporte tengo mucho más control sobre mi y puedo pasarme mucho tiempo antes de correrme así que disfrutaba de la mamada sin preocupación, pero ante mi sorpresa sentí un cálido y húmedo contacto en mi ano, joder, ¡eso no me lo esperaba! La que tenía detrás se había vuelto glotona y me perforaba con su lengua. Así no aguantaría mucho más, pero justo antes de empezar a preocuparme realmente por el chorretón de leche que se iban a tragar las tres chicas arrodilladas se levantaron a la vez y me llevaron hasta la barra donde se apoyaron las tres con el culo en pompa para que las tomara alternativamente.

Como buen amante, antes de meter la carne en el asador (nunca mejor dicho) me gusta preparar el horno, así que me puse en medio y mientras a una le batía su coñito con la lengua a las otras dos de los lados las introducía dos dedos por sus húmedos agujeritos, y viendo que les gustaba mucho hice una pausa en el que me estaba comiendo para humedecer ligeramente ambos ojetes e introducirles también ambos dedos gordos, uno para cada una. Ahora las tres gritaban como si les estuviera follando a la vez, era deliciosa la mezcla.

Sus caderas se movían rítmicamente acelerando sus espasmos y sentí como una tras otra se iban corriendo, dos en mis manos y una en mi boca. La chica que tenía entretenida con mi culo no tardó ni un segundo en aparecer delante de mí. – ¡es mi turno! – dijo mientras se sacaba sus grandes y perfectas tetas y cogiéndola por el ya desnudo culo me tiré a por ellas.

Después de saciarme y dejándole los pezones duros y respingones la senté en una de las butacas que estaban donde la barra y la abrí de piernas dejándola totalmente expuesta, estaba totalmente depilada y sus labios eran sonrosados y salientes, con la mano empecé un masaje para prepararla que duró poco, estaba chorreando e impaciente por que la follara así que enfilé y antes de que me diera cuenta me cogió por las caderas y fue ella la que se la metió, de un golpe entro hasta el fondo. Primero grito por el dolor, digamos que no tengo una polla especialmente pequeña, pero en un par de sacudidas ya estaba gimiendo y moviendo el culo.

Las que había dejado al lado en la barra habían empezado a magrearse entre ellas, esto se había convertido en una orgía y mientras yo me follaba a esta con la mano cogía de aquí y de allí como quien pica en un aperitivo. Otra se me acercó por la espalda y me mordisqueaba las orejas mientras con las dos manos masajeaba mi culo, yo envestía y en una de estas me metió un dedo por este, también esta vez me pilló por sorpresa pero esta vez no me pude contener, no se que cojones tocó ahí dentro pero no podía pararlo, la que me estaba follando se percato y se saco mi polla con un ágil movimiento bajándose de la butaca y colocándosela entre sus grandes tetas mientras me miraba a los ojos con cara de traviesa, los grandes chorretones le llegaron hasta la cara de la fuerza con la que salieron y cuando ya parecía que dejaba de salir se la metió en la boca alargándome el orgasmo bastante tiempo, fue increíble.

Encima de la barra continuaban las otras tres chupando tocando y metiéndose todo lo que encontraban. Tengo que reconocer que no soy de los que echan uno detrás de otro, me gusta tomarme mi descanso para seguir media horita más tarde con lo que sea, pero la visión que tenia delante hizo que ni se me llegara a bajar la erección, supongo que ayudo bastante que "miss tetas gordas" no se la sacara de la boca. Cuando por fin se decidió a soltar mi manjar no pude contenerme, una de las chicas estaba subida en la barra comiéndole el coño a otra a cuatro patas y desde donde yo estaba podía ver perfectamente el culo abierto que poco antes había perforado con mis dedos, así que me fui hasta ella y sin decirle nada la agarre por los glúteos y comencé a abrírselo mas todavía con la lengua, quería romperle el culo ahí mismo. No tardo en dilatarlo, se ve que a esta le gusta que se lo taladren a menudo, así que sin más dilaciones puse mi verga en camino y con ayuda de la mano fue entrando poco a poco. Ella continuaba con la entrepierna de su amiguita y de vez en cuando separaba su cabeza soltando gritos mezclados de placer y de dolor, yo para ayudarla con su ardua tarea le agarraba del pelo y alternativamente le metía la cabeza entre las piernas de la otra y tiraba como permitiendo que así respirase y gritase.

Su culito estaba más apretado de lo que parecía, la presión que ejercía sobre mi miembro me excitaba muchísimo, esta vez no aguantaría mucho y cuando empecé a bajar la velocidad para aguantar mi corrida ella empezó a mover el culo más rápido alcanzando el orgasmo, a lo que yo me rendí corriéndome a la vez con ella dentro de sus profundidades.

Cuando por fin reaccionamos después de semejante sesión de sexo nos dimos cuenta de que en la sala apenas quedaban siete u ocho personas, claro, las demás habían visto que no podían todas conmigo y decidieron marcharse.

Estaba extenuado, estuvimos cerca de una hora sin darnos cuenta y nuestros cuerpos estaban totalmente empapados de sudor y flujos. Es lo malo de montar una orgía en un bar... no hay duchas ni toallas, así que nos pusimos la ropa mientras nos repartíamos cómplices miradas y se fueron yendo poco a poco. Una se me acerco y me dio un sobre despidiéndose de mi con un gran beso profundo, era la de las tetas gordas. En el sobre había una cantidad apreciable de billetes de veinte euros y yo estaba que no me lo creía.

Mientras terminaba de vestirme alguien toco mi espalda, era Yolanda.

- Con que el arte en todas sus formas ¿eh? – me dijo entre risas negando con la cabeza

- esto… yo… no sabía… no me esperaba… ¿Qué tal he estado?-

- Macho… creo que estas hecho para esto – y dándome una palmada en el culo se dio media vuelta y se fue.

Un poco atontado todavía por la cantidad de alcohol y sexo que había digerido aquella noche me dirigí a la salida ya que no había rastro de mi amiga la cumpleañera, es más ni siquiera me di cuenta de si ella fue una de las que me sobaban por la espalda, estaba deseando llamarla para que me contara que le había parecido el espectáculo.

Sumido en mis pensamientos tropecé con un chico que entraba en ese momento por la puerta con cara de preocupación.

-Perdona- me dijo – ¿ha terminado ya la fiesta?

- Me temo que llegas tarde macho, y menuda fiesta te has perdido – dije con cierto tono irónico y riéndome por dentro.

- ¡Mierda!, tenía que actuar esta noche aquí, pero el coche me dejó tirado, en la agencia me matan…

- No te preocupes, te garantizo que no les llegará ninguna queja, yo que tu ni lo mencionaba, las chicas se lo han pasado tan bien que ni se han acordado de que venias, lo se de buena tinta –

Y dándole una palmadita en la espalda le deje en la puerta del bar con cara de no haberse enterado de nada.

- Creo que esta noche ha empezado el resto de mi vida-. Pensé mientras mis pasos me dirigían hacia un baño caliente y una buena cena, me lo había ganado, ha sido un día duro de trabajo.