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Carta de presentación

en Sexo Oral

CARTA DE PRESENTACION

"... me masturbo muchas noches, pensando en usted. Le explicaré como lo hago, le agradará mi descripción, y espero que le ponga un poquito caliente. Echada en mi cama, con la luz apagada, procuro apretar con fuerza la almohada entre mis piernas, hasta que siento la necesidad de algo más duro, algo penetrante, algo que se introduzca en mi cuerpo, y me procure el placer que necesito.

Es el momento de confiar en Sam, mi "amigo consolador", lo compré en un viaje a Amterdam, en el barrio rojo; es viscoso, rojo, transparente, mágico, con tres velocidades y un pequeño mando a distancia; última generación, trae unos arneses de cuero, que permiten dejarlo introducido en mi vagina sin que se pueda salir, pero también que alguien lo utilice para follar.

Una vez que mi coño está ocupado, mis caderas no pueden cesar de moverse, en un balanceo suave, a veces le incorporo un pequeño apéndice en el extremo posterior, en forma de mariposa, que permite que mi clítoris se frote, al tiempo que los movimientos de la polla compañera.

Gozo, tal vez demasiado, puedo llegar a correrme diez o quince veces sin problemas, me gusta hacerlo; en ocasiones he pasado de treinta orgasmos en una sesión, pero no suele ser lo más frecuente. Alguna vez, pongo un video porno de negros follando con una blanca, tengo varios, me gusta como embisten los morenos, y eso me excita mucho, así voy alcanzando orgasmo tras orgasmo, hasta sentirme satisfecha.

En otras ocasiones, simplemente pienso en usted, le imagino en su despacho, sentado en su cómoda butaca, con las piernas ligeramente abiertas, mientras yo me deslizo bajo la mesa, abro su bragueta con delicadeza, y extraigo su polla, que me trago al instante; con ella dentro, quedo quieta, muy quieta, viendo como se excita, como desea que inicie ese movimiento de cabeza, que recuerda al picotear de una gallina.

Si, usted me mira, con cara de incrédulo, mientras se fuma un cigarrillo, y espera, sin decir nada, a que mi cabeza inicie la danza del placer, pero no lo hago, quiero que desee sin apariencias que le proporcione un maravilloso orgasmo; usted entonces se impacienta, y yo lo percibo, ese es el momento para tomar sus huevos con suavidad en mi mano, y sin llegar a realizar ningún movimiento externo, jugar con mi lengua en su glande, recorriendo el surco muy despacito, primero hacia la izquierda, luego hacia la derecha, para repetirlo de forma continua, pero lenta.

Luego inicio la succión, absorbo su polla, y sigo sin mover mi cabeza, pero su polla entra y sale, entra y sale, y cada vez se va poniendo un poquito más dura, me agrada endurecérsela. Al final, logro que se le ponga como un leño. Es agradable.

Un poquito más tarde, inicio los movimientos, dejando la lengua en el dorso de su polla y recorriéndola de abajo arriba, con una entrada rápida, y una salida muy suave, eso le excita mucho, pero sobretodo cuando la lengua, acompaña al movimiento ascendente, primero en un lado y después en otro de su deliciosa polla.

Siempre he pensado que el tao consiste en repetir los mismos movimientos una y otra vez hasta lograr la perfección, es como el yoga. A mi me gusta, hacerlo con las pollas, vera usted, las pollas son diferentes, una amiga mía que fue puta durante una temporada me explicó muchos secretos.

Hay pollas que requieren un cuidado extenso y otras necesitan intensidad, normalmente esto se relaciona con la edad, los viejos prefieren la calidad, los jóvenes la cantidad. Pero hay algo más interesante, no sé si existe el punto G en los hombres, pero mi amiga ha hallado diversos puntos, por los que distingue las vergas.

Estos puntos, normalmente son cuatro, que describiré como dorso de la base, dorso del fuste, capitel y cúspide. Verá que asemeja a una columna jónica. Hay hombre, habitualmente los más jóvenes, que disfrutan mucho, cuando la lengua se mueve con mucha rapidez en la base de su pene. Mientras que otros se deleitan con un recorrido continuado de la vena dorsal, esa que se inflama, cuanta más excitación sienten.

Hay otros que se lo pasan en grande, mientras la lengua les recorre el anclaje del frenillo y sus zonas adyacentes, y por último, están los que se derriten, cuando se hace vibrar la punta de su lengua en el orificio uretral. A mi los que más me gustan son los del surco, que a veces tomo entre mis labios, y aprieto con fuerza. Normalmente, estos sujetos follan muy bien.

Tal vez le esté aburriendo con tantos detalles, pero le diré algo más acerca de los movimientos, que son infinitos, yo he contado más de ciento veinte. Le describiré algunos, mejor dicho, le diré, como le haré la primera mamada cuando sea posible.

Acudiré a la cita bien vestida, con un traje azul muy mono que me he comprado en una tienda de modas, me arrodillaré ante usted, y usted permanecerá quieto, muy quieto, mientras yo libero su polla, y luego, la lameré por todos lados, hasta dejarla bien húmeda, y en ese momento me la meteré en la boca, haré un poquito de torsión a un lado y a otro, apretando mis labios contra su surco, primero por encima, luego por debajo, y posteriormente iniciaré un batir de mi cabeza, muy lento, tragando, succionando.

Su polla se irá poniendo cada vez más dura, con ganas propias de encontrar un lugar en el que derramarse; no le miraré en ningún momento, ni sacaré su polla de mi boca hasta que se halla corrido. Usted se sentirá como en el cielo, se lo aseguro, y no creo que resista mucho tiempo sin correrse, procuraré que resista lo posible, cesando en mis movimientos cuando detecte que va a hacerlo, así prolongaremos el placer.

Al final, usted se irá, me llenará la boca con su semen, salpicando mi paladar y suspirando al mismo tiempo, yo me quedaré muy quieta, hasta que usted termine, luego me levantaré y me iré...".

Señoritas, vayan concluyendo, el tiempo se ha acabado, y ya saben que nuestro presidente está muy ocupado, aunque como les he dicho con anterioridad, procurará leer las cartas de presentación personales que ustedes acaban de escribir -, un hombre con gafas y buen aspecto, pronunciaba estas palabras, y yo dejé de escribir.

Ahora, como les hemos prometido, podrán visitar las dependencias de la mansión presidencial, las que habitualmente no se muestran al público; la próxima semana, les será comunicado por escrito, quienes de todas ustedes serán las colaboradoras elegidas para trabajar en la proximidad del primer hombre de nuestra gran nación -, y pronunciando estas palabras, aquel hombre gris, terminó su perorata insípida de funcionario tedioso.

P.D.: Reconozco que he sido dura al vengarme del presidente, todavía debe estar preguntándose que ocurrió con este documento, que hubiera aclarado las cosas de una forma definitiva cuando fue juzgado por mentiroso. Pero realmente, me sentí muy dolida cuando eligió a mi compañera como colaboradora, y no a mi.

Todo fue sencillo, el día que supe que mi amiga iba a visitarle, le dije que la acompañaría para que no se sintiera sola. El presidente fue muy amable y condescendiente con nosotras; mi amiga, me había comentado que él le había mostrado esta carta, y que estaba oculta en la pasta de un viejo libro: "las memorias del presidente Jefferson".

Cuando llegamos, y mientras Bill le decía a mi amiga que le acompañara al despacho, yo le rogué que me dejara en la biblioteca, que deseaba hojear los libros. El aceptó con gusto, y todo resultó muy sencillo, localizar el libro, extraer la carta y volver a colocarlo en su lugar. Todo esto me llevó menos de cinco minutos, y ellos tardaron más de veinte minutos en regresar.

Un presidente no debe equivocarse en las decisiones importantes, señor Clinton. Si me hubiera elegido a mi como becaria, hubiera disfrutado mucho más, se lo aseguro.