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Historietas encantadoras de una nenita inocente

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HISTORIETAS ENCANTADORAS DE UNA NENITA INOCENTE UNO

Susanita, absolutamente encantadora a sus diez y ocho años, cabello largo entrelazado color castaño, al que le hacía coquetas trenzas que contrastaban deliciosamente con sus ojos azules, nariz perfecta, parejos dientes blancos y boca pequeña bellamente diseñada de labios superiores como w invertida, y carnosos labios inferiores enmarcados por su barbilla partida.

Su rostro hermoso le hacia juego a un cuerpo definitivamente bien torneado, desde sus pies hasta sus orejas, pasando por su vientre plano que delineaba una hermosa fila de bellitos quemados que partían de su ombligo en dirección a su vagina. El "Caminito de la felicidad" como ella los llamaba. Contaba con una espalda recta y dividida claramente por su espina y dos hermosas, redondeadas y duras nalgas encima de las cuales, picarones hoyuelos a la altura de sus caderas de guitarra, se le formaban.

Tenía las tetas pequeñas, de puntiagudos pezones anhelantes, que apuntaban como flechas hacia delante; quemada de tal manera, que marcaba preciosa diferencia entre blancura y bronceado.

Esta mamacita divina, no necesitaba de ninguna… Cirugía.

Había perdido su virginidad en medio de una borrachera de tequila, cuando un novio que no la quería, engañándola la llevo antes de estar lista en su jeep descapotado, a un sitio lejano en donde después de él, sin haberle preguntado, cinco amigos más, la ultrajaron en fila, sin darle la oportunidad alguna de disfrutar enamorada su primera experiencia, creándole de por vida una confusión distorsionada sobre el sexo, al tiempo que le robaban para siempre…. Su hermosa inocencia.

Al día siguiente de aquel ataque descarado y traicionero, en su pueblo la trataron, como si fuera una perra regalada, así mismo la miraban las puritanas rezanderas que se persignaban y salían corriendo a su paso. Nadie se percato que en realidad había sido drogada y sobre todo, engañada, por una mala elección de su corazón enamorado. Los hechos se convirtieron en insoportables obligándola a irse sin aclarar las cosas, a donde una prima que estudiaba en la capital.

Esta prima vivía, en un cuarto en el cual una sola cama cabía, le llevaba seis años de edad; era libre pensadora feminista, estudiante de filosofía y quería comunicarle muchas cosas a su primita.

Le enseño sin ninguna mala intención, conociendo su situación, sobre todo en las noches frías, a obtener placer tierno y bueno; sin dolores ni mentiras, pues ambas, debajo de las cobijas, abrazándose cariñosamente y de mutuo acuerdo se proporcionaban… Calor.

Las cosas sucedieron sin premeditación, cuando su prima que era lesbiana reconocida, de aquellas que detestaban a los hombres, no se aguanto las ganas de enseñarle a su recién llegada primita, mil formas de satisfacción tranquila.

De manera suave, la cogió de su cuenta para enseñarle, que no todo lo que tenía que ver con el sexo era fuerte y doloroso; mucho menos patán ni grosero, sino todo lo contrario: Suave y placentero.

Susanita aprendió agradecida de su prima, que en verdad la quería y siempre con mucho cariño la consentía, lo que le permitió disfrutar y sacar partido de su sexo que enloquecía por igual a hembras y machos de todas las edades y condiciones, entendiendo rápidamente el asombroso poder que entre sus piernas tenia; sobre todo, cuando se negaba a satisfacer necesidades ajenas, manejando las cosas a su antojo, haciendo solo lo que a ella complacía, pues era inteligente, de carácter y aprendió la lección de su primera, perturbadora y pésima... experiencia.

Había decidido que nunca más abusarían de ella, así le costara la vida.

Aprendió a conocer sin límites, ni prevención alguna, los placeres que le podía proporcionar su propio cuerpo, desde los dedos de sus pies, hasta los movimientos que proporcionaba la brisa en su cabello suelto. Estando sola o acompañada, supo disfrutar de su sexualidad; a encontrar su belleza en el espejo; a complacer y ser complacida; a complacerse complaciendo y a hacerle a una mujer, lo que soñaba que le hicieran a ella, sin inútiles cargos de conciencia.

Aprendió que para obtener su propio placer, estaba dispuesta a hacer lo que fuera.

En medio de todo, sabía perfectamente que le faltaba una pieza, algo irremplazable por más placer que otra mujer pudiera proporcionarle y muy pronto…La encontraría.

Su último año de bachillerato, conoció a un hombre que llamaba su atención bastante, sin que pudiera controlar lo que ese hombre 20 años mayor, en todo su interior movía. Se trataba de su profesor de educación sexual.

Su forma varonil y manera de expresarse le encantaban; por su posición e inteligencia; nunca veía a las alumnas con ojos de deseo, sino con aparente indiferencia, hablándoles espontáneamente, respondiéndoles claramente y sin misterio, sus preguntas, inspirándoles confianza.

En realidad, usaba mascaras como estrategias bien calculadas, pues era mas bien pervertido y cuando le daban "papaya", siempre la aprovechaba esperando los momentos más oportunos, aunque se cuidaba de hacerlo discretamente o generando situaciones en las cuales a nadie convenía formar un lío, sabiendo claramente a quienes sí y a quienes no, podía hacer parte de sus deseos.

El día del examen final el profesor eximio a los más sabihondos, mandándolos para la casa con cinco en la materia, dejando premeditadamente, a los más vagos e inquietos, los que hacían chistes de doble sentido, pero sobre todo, a los más cachondos.

Con el pretexto de analizar una película, los llevó al teatro, lejano del resto de edificaciones en sesión de tres horas, que por supuesto, no podía ser interrumpida.

Comenzó diciendo que era el momento de poner en práctica lo aprendido y que con confianza, debían ser ellos mismos; sin mascaras, aceptando su sexualidad sin misterios, dejando florecer sus más oscuros deseos y dándole desarrollo a sus sentidos.

En sesión secreta, el ejercicio consistía en que todos escogieran pareja ubicados frente a su respectiva mesa, apagando la luz mientras cada video silencioso de diez minutos rodara, sintiendo al máximo la experiencia, sin verse a las caras y sin tener pena, para luego decirles en secreto a sus compañeros lo que sintieron.

El lugar había sido previamente acondicionado, con música muy suave de fondo, escogida y apropiada. En algunos puntos claves habían sido dispuestas ciertas fragancias y esencias que aromatizaban el ambiente generando…. Tranquilidad y confianza.

A Susanita le hubiera encantado escoger a su profesor como pareja, pero se le adelanto una rubia divina, que por lo hermosa que era, nunca se la había llevado bien con ella, simplemente porque no estaba la rubia dispuesta, a compartir con otra igual de hermosa, su liderazgo de años, por ser además, la más… "Tesa".

La más popular del colegio y que, por supuesto, quería coronarse primero, al profesor que todas sus compañeras deseaban y a las que su sola presencia, excitaba.

Susana, muriéndose de las ganas de aprovechar la oportunidad que se le presentaba, sin haber estado con hombre alguno, en todo este tiempo desde su primera y traumática experiencia, deseándolo más que nunca, opto por cuadrar con un amigo suyo, que era marica, que cuando estuvieran a oscuras, cambiaran de pareja, sin que nadie se enterara, quedando ella con su mejor amiga, mientras que ese niño buscara al que frente a todos se las tiraba de más macho.

Cuando el profesor apago la luz, les dijo:

Muchachos, hoy puede ser, la oportunidad mas importante de sus vidas, un experimento científico, en el cual dejaremos las caretas, impedimentos y taras para comprobar al tiempo, que la sexualidad es inherente a la naturaleza humana.

Sin misterios.

Todos vamos a sentir idéntico: Al principio, temores y dudas, después…. ya nos daremos cuenta. Sin luz y sin vernos, daremos paso a todos nuestros demás sentidos.

En este sitio que he pedido por tres horas, nadie puede entrar y mucho menos, interrumpirnos; esta cerrado con llave y yo la tengo.

La luz no será prendida en ningún momento, para tener confianza y no sentirnos descubiertos. En igualdad de condiciones experimentando por primera vez la misma experiencia que será positiva pues por algo los he escogido. Disfruten pues, de este examen que nadie antes, lo ha perdido.

Mientras que puso a correr el primer video les dijo: "quiero que sientan la presencia de su pareja; pongan atención a su respiración, su aliento, su cercanía y dejemos que ese miedito que sentimos en este momento, se apodere de nosotros. Miedo de no saber exactamente que debemos hacer o dejar de hacer. Venzámoslo, para permitir que nuestros cuerpos se muevan por puro instinto, sin pensar demasiado, sin tener que hacer las cosas de un mismo modo, sintiendo y dejándonos llevar con nuestras parejas, por los instintos; sin afán, paso a paso, muy lento, pues tenemos tiempo suficiente para sentirnos.

Desde ahora me quedare en silencio, es lógico, que sintamos nerviosismo y se oigan risas nerviosas entre otras cosas. El primer ejercicio a partir de ahora es acercarse los cuerpos en completo silencio; sentirse al tacto, el aliento, al oído, dejándonos llevar libremente por donde indiquen nuestros propios instintos".

Los estudiantes, entre nerviosos y deseosos, con sus corazones acelerados, muertos de ganas de seguirle el juego al maestro, queriendo experimentar sensaciones nuevas, sobre todo las de terapia en grupo, estuvieron todos dispuestos a guardar el secreto de aquella sesión y hacer caso a la sensual voz que los dirigía a oscuras.

El profesor, se había ganado en suerte a la más hembrita, que lo escogió como pareja. Aquella chica, era una rubia natural de cabello largo y liso que llegaba a la mitad de su torso; sus trenzas, doradas enmarcaban su rostro. Picarona y brillante, con carita de ángel; tierna y dulce. Ojos azules, nariz respingada y pequeña, al igual que su boquita bien delineada, que guardaba sus dientes blancos de aliento fresco, y detrás de ellos, una lengua puntiaguda, rosada y larga con la que podía tocarse la punta de la nariz, sin esfuerzo.

Pecosita, en su rostro, hombros y por encima de sus pequeñas y respingadas tetas.

Alta y delgada, talla seis, piernas largas, bien torneadas, tetas perfectas, proporcionadas, blancas de pezones trasparentes; vientre plano y detallado, por el ejercicio diario, una cuquita mojadita y cerradita que ocultaba un clítoris rosadito, rodeada de bellitos casi blancos muy bien cortados y sobre todo, unas nalguitas, paraditas, redonditas y duras que semejaban a una manzanita cuando usaba jeans rojos, muy ajustados.

Sentía ganas de que se la metieran por cualquier parte.

Cuando apagaron la luz, se hizo el silencio, oyéndose la respiración entrecortada y el pálpito de los corazones acelerados de todos los que allí se encontraban, ninguno veía más allá de sus narices, pero sentían muy cerca las parejas con las que deseaban entrar en contacto.

Las niñas llevaban su uniforme, camisa blanca y falda a cuadros, rojos y negros, medias blancas hasta la rodilla y zapatos rojos. Los hombres, jeans, idéntica camisa con el escudo del colegio y zapatos negros.

Ninguno era virgen, más bien experimentados, pero ninguno había participado nunca, en una orgía.

La rubia divina de espaldas a su profe, busco su contacto, hasta que lo encontró con sus nalgas. Moviéndose lentamente, las froto contra su verga dura, mandando de una vez, sus manos a la bragueta; desabotonándolo, metiendo sus dedos finos en medio de los jeans y los calzoncillos.

Al sentir que agarraba por fin, lo que tanto había soñado, suspiro profundo y de inmediato, comenzó a mojarse.

El profesor sabía que era ella, Natalia, la hembrita que junto a Susanita, eran las mas divinas del colegio; de sólo saberlo, su verga se hincho de inmediato, poniéndose más tiesa, dura y grande que nunca, saliéndosele la cabeza, del pantaloncillo.

Con su lengua húmeda, busco el oído de su alumna y con su aliento, la hizo ponerse arrozuda y le paro de punta todos los pelitos de su cuerpo. Sin perder tiempo, metió su mano derecha entre el sostén entrelazando sus dedos por el pezón izquierdo, mientras ella, aún de espaladas, agarraba con sus dos manos aquella verga y le frotaba las huevas.

Tanteándolas… Reconociéndolas.

Estuvieron sintiéndose por algunos minutos, como sin duda en ese momento, los demás participantes de aquel evento, con sus respectivas parejas lo estaban haciendo, hasta que ella alzo su falda y el bajo sus pantalones para restregar afanosamente su culito divino contra ese miembro hinchado, sin que ningún pedazo de tela se les interpusiera de obstáculo.

La atrapo, apretándola con sus nalgas como para que no se le escapara.

Sintiendo ese culo divino que le estaban regalando, el profesor se olvido del resto de la clase, y le metió su mano izquierda en ese coñito apretado y mojadito, deseoso de que lo penetraran.

Haciendo que la hembrita recostara su torso boca abajo en la mesa de en frente, aún con sus pies en el suelo, el profesor se puso en cuclillas y desesperadamente le paso la lengua húmeda varias veces por entre la raja de las nalgas, hasta que no aguanto más y se la metió en su apretadito hoyo del culo, lo más dentro que pudo, haciéndola soltar el primer grito de placer puro, que se escucho en todas partes.

Inmediatamente la voltio, boca arriba y recostándola, encima de la mesa le metió la lengua en su vagina caliente y húmeda, recorriéndola palmo a palmo, palpándole suavemente el clítoris y chupando sus bellitos, al tiempo que masajeaba sus tetas pequeñas, tomando con sus dedos sus pezones erectos, como si estuviera cambiando la emisora de una radio.

Natalia se arqueo como una gata cuando el hombre le metió la lengua hasta el final del túnel sin olvidarse de pasarla una y otra vez por aquellas nalgas, sin olvidarse recorrer su vientre y el monte de Venus. La chupo con apasionadas ganas y sin misericordia alguna, hasta que su cuerpo no resistió más y encantado al máximo, le regaló a su maestro un orgasmo.... Apoteósico.

Antes de acabarlo, el profe con la verga más dura que nunca y sin perder un segundo, se la hundió en el coño, hasta la cabeza no más, la niña ya no sabía donde estaba, viendo estrellas por oleadas, sin embargo, de ser estrecha y que lo que le estaban metiendo era como si no cupiera, en bombeos suaves y repetidos hasta lo más profundo, y que no le hacían daño, por el contrario, se puso toda lubricada, lo que el profesor aprovecho para levantarla a verga de la mesa apretándola por la cintura con sus fuertes manos, al mismo tiempo que sus huevas le golpeaban las nalguitas durante minutos que parecieron horas enteras hasta que esta niña, que se sentía partida, tuvo de nuevo otro grandioso orgasmo, más fuerte que el primero, cuando ya se sentían gemidos y ruidos placenteros por todas partes del auditorio.

Susana por su parte, que por estar muy cerca no perdía detalle de cómo su profesor se comía a su compañera, excitada al máximo, se ocupo de su mejor amiga besándola de arriba abajo logrando que tuviera tres orgasmos, antes que la monita tuviera el último. Cumpliendo así con ella, le pidió permiso y antes de que el profesor se derramara, se acerco agarrándole la verga con una mano, al tiempo, que con la otra; cosquilleaba el coñito mojado de la monita diciéndole en secreto a él, que le permitiera estar con ellos, y dándole un prolongado beso de lengua.

La monita que todavía estaba viendo el cielo desmadejada en la mesa, ni se dio cuenta, en que momento, Susana sin esperar un instante, le metió adentro toda su lengua, chupándole ese coñito rubio, succionando y tragándose todos sus jugos al tiempo, que metía dos dedos en su boquita pequeña para que los chupara mientras que se le ofrecía toda, a su profesor de espaldas, para que este le metiera su verga por donde fuera.

El hombre no podía creer que tenía en frente a las dos hembras que mas deseaba en la vida y sin pensarlo dos veces se la metió a Susana por el coño hasta el fondo, sin hacerle daño, porque se encontraba toda lubricada y con solo sentirla, Susanita se vino, sintiendo el orgasmo más prolongado de su vida y en medio de espasmos musculares y circulares, lanzó un grito con su boca ocupada en el coñito de la mona que esta sintió adentro haciéndola venir al mismo tiempo y tener otros cuantos orgasmos mas .

Natalia agradecida, sabiendo ya que era Susana quien la chupaba con tal pasión y delicadeza, la abrazo y atrajo hasta su boca para meterle su lengua caliente hasta la garganta, mientras el profe terminaba de comérsela. Los jadeos, los sudores, los olores a esa hora embriagaban a todos los que estaban en aquel salón y Susana acomodándose encima de la monita, se puso de tal manera que ambas cuquitas se juntaron, refregándose de manera que el profe les dio a las dos, en turnos bien calculados hasta que llego el momento en que no pudiendo aguantar más dio síntomas de venirse y Susana al percatarse de ello, se afano en ser la primera en tragarse todo el semen de su maestro, bajando rápidamente, y arrodillándose en frente se metió la verga hasta su garganta, cerrando la boca para que no se le escapara nada.

Susana sintió en su interior un temblor, que claramente anunciaba la primera descarga, como si se tratara de un volcán en erupción, al tiempo que el profesor gritando, le descargo un chorro caliente de gran cantidad de esperma densa y concentrada que se estrello contra la pared de su garganta. Sacándose la verga un poco, sin dejar de apretarla con sus labios, sintió la segunda descarga en su lengua y por su boca que se inundo toda y sacándosela completamente espero la tercera, masturbándolo con las dos manos, hasta que se la boto en la frente, nariz y mejilla ensuciándole el cabello, para luego, metérsela nuevamente hasta la garganta, ordeñando a su profe por completo mientras la verga perdía tamaño y sentía toda clase de orgasmos al ver que Susana se tragaba encantada todo su semen sin que se desperdiciara nada.

Como gata golosa que no deseaba perderse aquel inusual festín, al lado les cayo arrodillada, la monita que también quería y Susanita en un gesto de compañerismo, le introdujo su lengua en la boca, pasándose entre ambas, la leche gustosas, cosa que recibió la mona como agua en un desierto pasando a su vez su lengua por todo el rostro de Susana recogiendo y restregándole a la vez lo que por ella chorreaba, tragándose las dos amigas ya para toda la vida, lo que su profe les daba.

Desde ese instante, se volvieron inseparables compañeras y jugaron los mismos juegos sexuales, durmiendo donde la prima de Susana para hacer tríos de horas enteras de placer y conocimiento.

 

No demoraron mucho en notar que los demás andaban en lo mismo, teniendo prolongados orgasmos al unísono que uno tras otro se repetían haciendo eco por todo el salón inundado también y por supuesto, de inconfundibles olores placenteros de la magnífica combinación de coños nuevos y semen fresco.

El profesor tomando el micrófono, les dio el último aviso de que este examen lo habían pasado todos y que la materia les quedaba en cinco, todo un éxito y que tenían cinco minutos para dejar de hacer lo que estuvieran haciendo, para recuperar la compostura y encender las luces del habitáculo.

Cuando así lo hizo, se encontraron todos medio desnudos y medio vestidos, con sus cabellos sueltos y sudorosos de tanta excitacion y ejercicio físico extremo, con sonrisas de júbilo y picaronas miradas de placer no reprimido, que los tenían a todos felices de poder haber vivido en complicidad, su primera orgía juntos.

Cuando salieron de allí con cara de ponqué, Susana invito a Natalia a su casa a recordar lo sucedido.

Las dos llegaron felices de haberse coronado al profe, cuando el sol de la tarde, calentaba la cama a través de la ventana.

Entrando y quitándose los zapatos se acostaron en la cama, riendo alegremente por lo que habían hecho, pues no solo se habían coronado a un hombre deseado durante un año sino que se habían por fin, vuelto amigas, y mas que eso, confidentes de incontables secretos. Lo mejor de todo era que nadie en el salón había visto lo que habían hecho, y de ser así ninguno podía chantajearlas, por estar haciendo lo mismo, pues sin lugar a dudas, todos habían disfrutado de aquel examen final como para jamás olvidar.

Mirándose fijamente, a sus ojos azules, se dieron cuenta de lo hermosas que ambas eran, y tomando la iniciativa Nattie a Susanita le dijo:

Susanita, debo confesarte, que cuando te vi llegar al colegio, tan bella, me sentí, comprometida, pues ser la líder del grupo me tomo varios años y compartir con otra, tesa, sexto de bachillerato no me pareció para nada agradable.

Ahora me agrada decirte que siempre quise ser tu amiga y después de lo que hoy paso, quiero que tú y yo seamos como ninguna sin tener que decírselo a ninguna, guardando nuestro secreto.

Susanita, le contesto: Hermosa mía, tu eres la mas bella, lo nuestro nos pertenece, nadie lo entendería, no quiero perderte. Te deseo.

De medio lado en la cama. Sabiendo que nadie las interrumpiría, Nattie la abrazó, pasando su mano por las nalgas de Susana y ella le correspondió.

Levantando sus uniformes, ambas impacientes se esculcaron y deseándose como ustedes, se dieron un tierno y prolongado.... beso.

Se abrazaron como perdonándose sus rivalidades anteriores, y ambas se ayudaron a quitarse el uniforme, las faldas los brasieres, dejándose únicamente las bragas.

Juntaron sus pechos, sus tetas y sus pezones desnudos, en medio de apasionados besos de lengua, restregándose sus piernas contra las bragas. Hasta que decidieron hacerlo todo sin olvidarse de... Nada.

Sus respectivas manos, se metieron dentro de sus respectivos panties, húmedos de la pura delicia de estar juntas.

Hablando de todo lo que había pasado se fueron excitando hasta que sus coñitos tiernos se fueron poniendo mojaditos a tal punto que en sus panties, una manchita deliciosa se fue desarrollando.

Entonces, solas, sin miedo y sin testigos, con todo el tiempo del mundo, empezaron a jugar entre si con sus pelitos negros y rubios, se vieron a los ojos, y comenzaron acariciarse y a darse besitos tiernos de medio lado se dieron sus bocas suaves, calientes y húmedas, cerraron sus ojos y comenzaron a sentir el encuentro de sus lenguas y el paso de la saliva que ya era mucha. Como por instinto ambas buscaron sus coñitos, abarcándolos y a la vez tocando con sus índices el clítoris mutuamente deseado. Ambas querían sentir el delicioso sabor de la otra, así que inmediatamente hicieron un noventa y nueve, sin quitarse las bragas, chupando los jugos vaginales que por ellas se infiltraban, tragándoselos con muchas ganas.

Natallie tenía una lengua tan larga que se tocaba la nariz con ella; catorce o diez y siete centímetros dispuestos por la vulva de su amiga hasta que al final se la metió toda

Ella respondió de la misma forma metiéndole todo su dedo en el culo y ambas lo hicieron satisfaciéndose hasta alcanzar juntas orgasmos deliciosos que se gozaron mutuamente.

 

 

A Susanita ese y muchos otros encantadores encuentros con su profesor y su amiga, le sirvieron para olvidar el mal momento y un poco el resentimiento que guardaba adentro en contra de los muchachos que se las tiraban de muy machos; comenzó nuevamente a interesarse en los hombres y poco a poco fue cediendo ante quienes consideraban que eran auténticos y de una sola pieza.