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La fuente del olvido

en Erotismo y Amor

Cerca de un valle, un hombre conoció a una mujer. Esa mujer, era la hija de un Coronel, al que ese hombre le había sido infiel. Le traicionó en una batalla, la Guerra. Ahora había una pausa, pero pronto volvería la lucha...

El hombre siguió a la muchacha, pues le sorprenda su extraordinaria belleza. Nunca la había visto: tendría unos 16 años, pelo castaño y curvas bien trazadas, Era una flor y su perfume era violeta. ¿Se fijaría en él? : un hombre de 18 años, tímido y de melena oscura hasta los hombros Tal vez no... Si no fuese por su extraordinaria valía... Pues la chica se dirigía a la fuente de aquel bosque que solo ellos descubrieron. Ella resbaló y se dirigía a lo mas profundo del foso... Si no fuese por la rapidez de él, talvez, hubiese perecido. Le sujetaba la mano muy fuerte. Logró subirla a la superficie, y al intercambiarse miradas: surgió un milagro. Allí fue, donde se enamoraron, en aquella fuente.

Dulces días de primavera pasaron, se amaban profundamente. Pero no todo era perfecto.

La guerra continuaba y la frontera no había logrado acabar con los enemigos. Como un relato de Romeo y Julieta, su amor, no podía ser correspondido.

Él le explicó lo sucedido, no pudo evitar la muchacha, el abrazar a su amado... Tenían miedo. No querían separarse. Pasaron la noche allí, en aquella fuente, donde se prometieron. El joven le entrego un anillo y prometió que volvería, puesto que su amor rompería las fronteras, para poder estar con ella de nuevo. Sus palabras fueron simples: - Espérame mi amada, pronto volveré... Ella asintió y le beso. Un beso dulce, que posiblemente anunciaba el fin. O tal vez el principio de otra historia de amor, miles de fabulas, canciones y leyendas.

Un amor puro, que nunca sé havia extinguido por la pasión.

Pasaron la noche cerca de la fuente. La fuente del olvido.

Fue la hora de partir. En el lugar, todos tenían miedo, lloraban desconsolados: padres, novias y amigos, que sabían que la batalla les quitaría la vida.

Cabalgaron días y noches hasta encontrarse al enemigo. Batallas ensangrentadas, vidas perdidas... Pasaron así una semana. Quedaron 13 escasos soldados, todos los demás habían caído. En una de las guerrillas, estallo una tormenta, llovía junto los rayos que caían en los árboles ya moribundos. Habían caído tres hombres mas, pero al fin, lograron alcanzar al gran enemigo que, también eran escasos, la batalla acabaría aquí. Uno a uno fueron cayendo, pero él, estaba todavía dispuesto a volver. Sacaron sus espadas y comenzaron a luchar. La batalla duro horas... parecía no tener fin. Pero estaba tan cansado, que el enemigo alzó su sable... y la lluvia, se convirtió en sangre. Sangre que no derramaba del pobre muchacho. Pues, para la desgracia del joven, la espada solo le había producido un leve rasguño... ¿De donde podía ser aquella sangre cristalina? -Amor... siento no haber esperado... Era la voz de aquella bella mujer, pues su amor era tan puro, que le havia seguido hasta la batalla. No hubiese sido profunda la herida, si el enemigo no le hubiese traspasado con la espada para apartarla del joven. Tal rabia sintió él, que en un estallido ferio al enemigo sin dudarlo. Pero no lo suficiente para impedir que escapase. No podía perseguirle... la guerra havia terminado, pero a él ya no le importaba. Cogió la mano de su amada, la lluvia havia parado. havia perdido la vida. Desesperado por ella le llamo y le grito, pero no logro recibir respuesta. Ella le havia seguido y salvado la vida, por ello, él empezó a preguntarle, él porque lo hizo... -Ella quería verte como luchador, y no muerto... Era su mejor amigo, el único superviviente, lo había visto todo, pero era demasiado tarde y no pudo hacer nada para evitarlo. Si por él hubiese sido, hubiese interferido, pero sus heridas le impedían avanzar.

De repente salió el sol, sintió el calor de sus manos, el fino olor de la piel de la muchacha, que tenia en brazos, y vio caer una lagrima a sus pies... justo cuando salió el sol.

Volvieron a la ciudad... con su cuerpo entre manos. Él se dirigió hacia el bosque y la enterró cerca de la fuente. Se sentó a reflexionar el motivo de su muerte. No comía ni bebía, solo reflexionaba.

Pero al pasar una semana, al dormirse, vio aparecer en sus sueños a su amada. Le abrazaba y hablaba con él, no se soltaban y compartían la noche. Ala mañana todavía sentía su calor. Lloraba de felicidad. Cada noche le visita hasta el amanecer, le habla al oído y le roza la piel. Incluso cuando se va, le pide en silencio, que vuelva otra vez, junto a aquella fuente donde juro eternamente que nunca querría tanto a una mujer.

Llego el invierno y aunque savia que la guerra había vuelto a empezar, él seguía volviendo por las noches a verla. Él solo quería estar con ella. Pero una noche, cuando él se durmió, ella le habló y en sus más profundos sueños, escucho su voz... -Sé que mi muerte te ha roto el corazón, pero tienes que vivir, porque yo, al verte así, sufro por ti... En ese instante, él comprendió que esa debía de ser, su ultima noche hasta el amanecer. Pues cuando despertó, sorprendido observo, que tenia junto a él, su ropa y su anillo, incluso ese fino olor de su piel. Junto a la fuente donde juro su amor.

Rezo en silencio porque en otra vida la volviese a tener otra vez. No-savia si ella la observaba, pero él savia perfectamente que jamás la iba a olvidar. Lucharía por ella, vengaría su muerte.

Armado de valor junto a sus compañeros, se volvió hacia el frente, quería acabar con el hombre que desgarro su felicidad.

Cabalgando día tras día, iba avanzando, faltaba poco, pronto lograría su objetivo. Tan solo unos kilómetros... Por fin lo ha encontrado, junto a su pequeño ejercito. Solo es un grupo, pero para él acababa aquí su batalla.

Parece reconocerle. Vuelven a luchar, golpe tras golpe, los demás, vuelven a caer. Después de un largo rato, cae el asesino. Era el General.

El enemigo se ha ido. Hay mucho silencio, solo la brisa. Pronto volverán para matarle. Solo cuando suenen los tambores sabrá, que han llegado. Seguro que ha de morir, pues el también ha sido herido por ellos, y la herida se expandía gravemente. Ve correr su sangre, su vida se le va a escapar. De ese cuerpo malherido, que nunca debió arriesgar, siempre alzado en el poste, de un sueño, que seguramente ya no conseguirá, su amor, él vuelve a recordarla... Quiere que cuando ellos vuelvan le encuentren en pie. En pie y desafiante, como el siempre vivió al peligro, a su venganza de amor Observa triste la zona y ve que han muerto todos, todos sus amigos, solo él sigue en pie, pero no le importa, si pronto los ha de ver. Empieza a perder el sentido, casi no puede ver, solo su pensamiento, lo único que logra ver. Le pide a la muerte que espere un momento, porque pronto han de volver... Ve venir una sombra, una dama, se parece a su amada. Ella le sonríe. Piensa, que si esa dama es la muerte: ¿Por qué le ha de temer? Melodía sale de sus labios, carnosos, muy dulces. Parece cantar una nana, le suena, es de su tierra, donde nació. Se la solía cantar su madre, la primera mujer, que lo dio todo por él. Seria incapaz de olvidarla... le sigue...

Ahora se encuentra en los cielos, ella le estaba esperando. Parece que haya despertado de un sueño. Un sueño eterno.

Se cogen de las manos, avanzan, han vuelto para estar juntos, por siempre... jamás.