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Federico (Inicio: Liliana)

en Jovencit@s

Hola. Es un placer poder comenzar en esta fabulosa pagina de relatos; mi nombre es Federico e intentare deleitarlos con algunas de las experiencias que he tenido a lo largo de mis 21 años de vida. Yo no tengo muchas historias y, en algunos casos, escribiré todas las fantasías que me vengan a la mente. Pero eso si, tratare de que les guste mi forma de escribir aunque algunas historias sean fantasías. Pero también les puedo decir que las historias sobre mi, todas son verdaderas.

Sin mas que decir, comenzare.

Para empezar esta anécdota debo comenzar diciendo que no soy muy apuesto, como muchos se describen en algunos relatos. Mido 1.70m; peso 75kl; no soy atlético; soy moreno de ojos negros; cabello crespo, del mismo color que mis ojos; estoy pasado de peso, pero no estoy gordo; soy bastante velludo; y por ultimo, y espero que me crean, mi verga mide 10 pulgadas de largo por 7 pulgadas de circunferencia. Mi verga es lo único que me gusta de mi.

Esta relato comienza cuando tenia 18 años; en esos tiempos tenia la misma figura que describo, pero con 1 pulgada menos en cada medida de mi pene. En esos tiempos, la crisis me obligo a conseguir trabajo en un pequeño colegio religioso para poder pagar mis estudios y ayudar a mi familia. Como seguramente muchos de ustedes ya se lo imaginaban; la escuela era y es única y exclusivamente para señoritas de entre 8 y 18 años, sin un hombre a la vista a excepción de algunos maestros y de su servidor. Y como en todo colegio, las estudiantes regresaban a sus casas hasta las vacaciones; pasando la mayor parte del año en aquel lugar donde yo trabajaba.

Yo era el encargado de la limpieza junto con dos mujeres, Josefa y Agustina, 20 años mayores que yo. Entre los tres nos encargábamos de la limpieza de las habitaciones de las alumnas mientras ellas iban a sus clases. Josefa, una señora de 40 años bastante fea y siempre malhumorada, se encargaba de la limpieza de las habitaciones de las niñas de los 4 primeros cursos( 8 a 11 años) y siempre se quejaba de lo sucias que eran las pobres chiquillas, llegando hasta el punto de amenazar a las infantes; algo que detestaba de ella. Por otro lado; Agustina, una mujer de 38 años bastante gordita pero que siempre tenia una sonrisa en la cara, se encargaba de las habitaciones de la niñas de cursos intermedios( 12 a 15 años) y en ninguna ocasión la había oído quejarse de su trabajo, era muy buena con las niñas y a mi me agradaba mucho. Y como ustedes supondrán, yo era el encargado de la limpieza de los últimos cursos( 16 a 18 años) y las demás áreas del colegio( sanitarios, áreas verdes, oficinas, gimnasio), por lo que me pagaban un poco mas que a mis otras dos compañeras.

Un día, mientras limpiaba la habitación de tres alumnas del ultimo grado, me encontré con unas hermosas bragas de algodón en la cima de una montaña de ropa sucia que estaba amontonada en una esquina de la habitación. No podía evitar excitarme con semejantes objetos a la vista; tome una braga de color blanco y me la lleve directamente a la cara, olfateando el excitante aroma que despedía aquella preciosa prenda mientras con mi mano derecha acariciaba mi grueso pene por encima del pantalón. El suave perfume unido al aroma corporal de la dueña me trastornaban bastante, obligándome incluso a bajarme los pantalones y masturbarme con aquellas bragas que tenia a mi disposición.

-¡¡¡Quico!!!- grito una voz atrás de mi.

Cuando voltee me encontré cara a cara con Agustina. Yo no sabia que hacer, estaba consternado. Rápidamente lance las bragas hacia la montaña de ropa sucia y me subí los pantalones con algo de dificultad debido a mi enorme erección. Mire con nerviosismo a la señora y con bastante temor.

-No deberías hacer eso- me dijo con suavidad la señora- si alguien te hubiera descubierto te habrías metido en muchos problemas.

-perdóneme Agustina- dije nervioso- no quería, no sabia que, discúlpeme.

-no te preocupes- comento amablemente- yo tengo dos hijos de tu misma edad, y se la pasan robándole las bragas a las vecinas, jajaja- me dijo bromeando.

-¿entonces no se lo dirá a nadie?- le pregunte un poco aliviado, pero con un tono nervioso en mi voz.

- solo evita que no te descubran las alumnas- me dijo- y mucho menos que te descubra la ogra de Josefa- termino diciendo y se retiro de la habitación.

Desde ese momento le tenia mas confianza a la señora Agustina. Desde que había empezado en ese colegio, hasta el día que renuncie, siempre fue como una segunda madre para mi. Entonces termine de limpiar ese día la habitación y me fui a terminar los otros deberes que tenia.

Al día siguiente me encontré con la señora Agustina en la entrada del colegio.

-Hola Quico- me saludo amablemente- la directora nos esta esperando en su oficina, vamos rápido.

-¿la directora?- pregunte confundido- ¿para que nos quiere en su oficina?

-no lo se- me contesto sonriendo al ver mi nerviosismo- tal vez es para que dejes de oler las bragas de las alumnas, jajaja.

Me puse nervioso al oír esas palabras, pero sabia que la señora Agustina solo estaba bromeando y eso m confortaba un poco. Mientras caminábamos por el pasillo hacia la oficina de la directora, observaba a las alumnas corriendo para no llegar tarde a sus salones mientras sus faldas se levantaban por la velocidad.

Cuando llegamos a la oficina de la directora nos encontramos con la vieja malhumorada de Josefa; con una cara aun mas fea de lo que jamás pudiera haber imaginado, y eso ya era casi imposible. Estaba sumamente enojada mientras mantenía su vista apartada de todos los presentes, tratando de evitar aun mas a la directora Guadalupe que se encontraba enfrente de nosotros sentada en su silla tapizada del otro lado del escritorio.

-buenos días Agustina, Federico- dijo cortésmente.

-buenos días señora directora- contestamos al unísono con la misma cortesía.

-la razón por la que los mande llamar- dijo la directora con un tono bastante serio- es porque he recibido quejas de algunas alumnas, diciendo que la señora Josefa hace llorar a las alumnas de los primeros grados- dijo mientras yo observaba como la bruja Josefa apretaba cada vez mas los puños y trataba de guardarse las ganas de insultar a la señora directora.

-yo no he hecho nada malo- dijo la bruja- no puede despedirme- termino con un tono retador en la voz.

-no se preocupe Josefa- contesto la directora con calma- lo único que are será cambiarle sus actividades para que ya no tengamos problemas con las alumnas, ¿están de acuerdo?- pregunto la directora.

-claro que si, señora directora- conteste alegrándome por las pequeñas que ya no tendrían que soportar al adefesio ese.

-¿y usted Agustina?- pregunto la directora a la señora Agustina.

-por mi no hay ningún problema señora directora- contesto jovialmente Agustina.

-bueno- dijo la directora- entonces esto quedara así. Josefa, tu te encargaras de los últimos cuatro grupos(15 a 18 años); Agustina, te encargaras de los grupos de 11 a 14 años; y tu Federico te encargaras de la limpieza de las habitaciones de las niñas de los primeros cursos(8 a 10 años) y de las otras tareas que ya tenias antes. ¿les parece correcto?

-Si señora Directora- contestamos los tres empleados al mismo tiempo.

-bien, pueden retirarse a hacer sus labores de siempre y mañana empezaran con sus tareas asignadas el día de hoy- contesto la directora con amabilidad.

Al salir de aquella oficina, Josefa se retiro inmediatamente mirándonos con cara de satisfacción mientras Agustina y yo la mirábamos alejarse. Después de un rato, nos encaminamos directamente a empezar con nuestras labores de siempre, pensando en las nuevas áreas que nos tocarían a cada uno de nosotros.

-solo esperemos que no te descubra con las bragas de las niñas en la cara, jajaja- me comento jovialmente Agustina.

-no se preocupe Agustina- le dije nervioso- me gustan mas grandes, jajaja- le conteste fingiendo una risa.

-pues esperemos que así sea Quico- me dijo- no queremos a "maicol yacson" en esta escuela, jajaja- contesto la señora, acordándose de los problemas que sufría el cantante mencionado sobre el abuso a menores.

Los dos nos reíamos juntos hasta llegar a una bifurcación donde tomamos caminos diferentes para poder realizar nuestras actividades del día. Tal vez muchos de ustedes se están desesperando por la falta de acción que llevo por el momento, pero no quiero que este relato parezca vulgar y quisiera compartir con ustedes mi aprecio por aquel colegio.

Al día siguiente, después de encontrarme con la señora Agustina en la puerta del colegio y bromear un poco, me encamine a realizar mis labores recién asignadas, empezando por las habitaciones de las niñas de 10 años. Cada vez que entraba en alguna habitación de estas infantes me daba cuenta de las decoraciones infantiles con las que adornaban sus dormitorios. Dibujos de animales, listones rosas y una infinidad de muñecos de peluches que dejaban sobre la cama. Inmediatamente me ponía a ordenar aquellas habitaciones, teniendo cuidado de no echar a perder sus lindas decoraciones.

Estaba muy contento de que me asignaran a estos grupos debido a que me gustaba lidiar con las menores. Siempre inocentes, aborrecía como las trataba esa vieja bruja de Josefa. Me caían bien las niñas y, por lo que me di cuenta una semana después de mi entrada al colegio, yo les agradaba mucho a todas las chicas del colegio. Después de limpiar algunas habitaciones demasiado decoradas, me encamine a la ultima habitación de las alumnas de 10 años. En esta habitación había tres camas, lógicamente para tres alumnas, y dos de ellas estaban cubiertas con muñecos grandes y pequeños. Pero una de las camas no tenia ningún muñeco, no; la ultima cama, que se encontraba cerca de la ventana que daba hacia las oficinas, no tenia ningún muñeco de peluche pues, en esa linda camita, se encontraba acostada una linda muñequita de 10 años. De pelo negro y carita angelical, esta jovencita se había quedado dormida y no pudo asistir a su primera clase.

-oye- susurre- pequeña. Despierta, se te ha hecho tarde- le dije mientras la movía suavemente para despertarla.

-aaaaaaffff- bostezo la pequeña sin abrir los ojos. Se acomodo debajo de la sabana y se acurruco bastante feliz.

-preciosa- le dije sin malas intenciones- despierta. Ya no es hora de que duermas.

La pequeña empezó a abrir los ojos con un poco de dificultad y me miro con sus tiernos ojitos negros que delataban la ingenuidad que en ella habitaba. Rápidamente se quito la sabana dejando al descubierto un lindo cuerpecito vestido con un pequeño camisón que me permitía observar sus lindas braguitas rosas y contemplar sus delicadas piernitas infantiles.

-¿que horaaaaaaaaaafff es?- hablo sin poder evitar el suave bostezo.

-son las 9am- le dije suavemente- te has perdido las primeras clases.

-¿queee?-grito inocentemente- noooo- termino con una leve tristeza en su voz.

-no te preocupes- le dije mirándola a los ojos con una sonrisa amistosa- puedes entrar a tu clase de las 10:30.

Ella me miro con unos ojitos vidriosos que me mostraban que quería llorar; pero vio mi sonrisa, se seco las pequeñas lagrimas que le estaban saliendo, y me sonrió dulcemente.

-tienes razón- me dijo mas alegre.

-Así esta bien preciosa- le dije con alegría- las niñas bonitas no deben llorar mucho porque se vuelven feas como doña Josefa, jejeje.

-nooooo- me dijo con ternura y preocupación- yo no quiero ser como esa señora, es muy mala y esta muy fea.

Lo hermoso de los niños, y tal vez su peor defecto, es que siempre dicen la verdad. Y en algunos casos, decir la verdad puede lastimar mas que una mentira contada por los adultos. Sin embargo, estaba de acuerdo con la pequeña sobre doña Josefa, vieja bruja.

-tienes razón- le dije- debe ser porque lloro mucho cuando tenia la misma edad que tu.

-¿ella también fue niña?- me pregunto inocentemente.

-claro que si corazón, todos los adultos fuimos niños alguna vez- le respondí con naturalidad.

Ella me miro, sonrió y luego me dijo: "tu eres un niño".

-¿porque lo dices, corazón?- le pregunte confundido.

-pues porque pareces niño, jijiji- dijo con la mayor naturalidad posible y existente.

La verdad, esta pequeña tenia mucha razón. Y es que hasta hoy día, a pesar de mis 21 años y mi falta de condición física, todavía presento una apariencia infantil que me llena de burlas en mi escuela por parte de mis compañeros, pero también me llena de sonrisas por parte de mis compañeras que me consideran tierno.

-tienes razón, jejeje- le dije sonriendo- ¿y como te llamas pequeña?

-yo me llamo Liliana- me contesto con una sonrisa.

-hola Lili- le dije dulcemente- yo me llamo Federico, pero me puedes decir Quico.

-¿Quico?, que chistoso nombre, jijiji- echo a reír delicadamente.

-dime Lili- le dije- ¿qué clase tienes a las diez?

Ella reacciono, acordándose de que debía asistir a sus clases. Rápidamente se dirigió al armario y empezó a aventar toda la ropa que había sobre la cama.

-¿Lili?- pregunte confundido.

-tengo clases de gimnasia- me contesto con alegría- estoy buscando mi ropa de gimnasia.

-bueno, Lili- le dije- yo tengo que seguir con la limpieza. ¿Dónde esta tu ropa sucia y la de tus compañeritas?

Lili salió apresuradamente del armario con un pequeño leotardo de gimnasia azul cielo, color de la escuela, y me miro a los ojos con ternura mientras dejaba el atuendo sobre su cama.

-ahora te la traigo- me dijo decidida.

-esta bien, Lili. Aquí te espero- le dije mientras me sentaba en la cama.

Liliana se retiro velozmente vestida con su pequeño camisón que le daba un aire sensual e infantil cuando caminaba. Se metió en el cuarto de baño y desapareció de mi vista. No sabría como explicar lo que sucedió a continuación. Estaba sentado sobre la cama de Lili, con el pequeño leotardo Azul cielo frente a mi y me dieron ganas de olfatear aquella prenda de licra con la cual seguramente Liliana se veía preciosa. Tome la prende y me la puse en la nariz; la sensación no fue muy excitante, aquel leotardo olía a recién lavado, olía a jabón. Entonces escuche unos pequeños pasos pautados y coloque el pequeño leotardo azul sobre la cama mientras me levantaba para ver como estaba la niña.

-aquí......esta...la ropa- decía la niña mientras jalaba un cesto repleto y que la hacia esforzarse mucho.

-tu no debes jalar estas cosas si están tan pesadas- le dije acercándome a ella y tomando el cesto con mis manos.

-waoooooo- dijo asombrada- eres muy fuerte.

-a mi no me pesa mucho porque ya soy grande- le respondí con una sonrisa- ¿falta algo mas?- pregunte mientras volteaba a todas partes buscando mas ropa sucia.

-mmmmmmmm, no se- se detuvo a pensar- ¡¡¡ya se!!-grito muy emocionada.

Entonces, sin siquiera esperármelo, la pequeña Liliana se empezó a bajar sus lindas braguitas rosas hasta los tobillos para luego quitárselas y ponerlas sobre el cesto; luego se quito su pequeño camisón hasta quedar completamente desnuda frente a mis ojos. Yo no podía dar crédito a lo que la inocente niña estaba haciendo mientras yo contemplaba su hermosa figurilla infantil totalmente desnuda. La mire de arriba abajo, deteniéndome unos momento en una diminuta rayita que sobresalía entre sus lindas piernas.

-¿por qué te desnudaste Lili?- reaccione mientras volteaba a todos lados para asegurarme que no hubiera nadie.

-¿qué tiene de malo?- me pregunto con inocencia- siempre me quito la ropa frente a mis amiguitas y no dicen nada- termino con una carita confundida y alegre.

-pero....pero...- no podía hablar- pero tus compañeritas también son niñas, con ellas si esta bien. Pero yo soy un niño y no debes hacer eso.

-¿quién dice eso?- me pregunto con una linda carita molesta y poniéndose las manos en la caderita, dejándome observar su lindo pecho falto de senos y que se veía tan suave- yo no he escuchado eso.

-¿nunca te lo dijeron tus papas?- le pregunte.

-¿mis papas?- dijo con un tono triste y bajando la mirada- ellos nunca están conmigo- decía mientras una pequeña lagrima recorría sus mejillas.

Tal vez fue la excitación, o fue la tristeza que rodeaba a la niña lo que me indujo a soltar el cesto de ropa sucia y a abrazar a la pequeña con mis brazos desnudos, sintiendo la suavidad de su piel y oliendo su delicado aroma dulce, mientras la pequeña Lili me abrazaba y rompía en llanto sobre mi hombro.

-ya no llores pequeña. No quiero que te vuelvas fea como doña Josefa- le dije para tratar de consolarla.

-esta bien......*snif*- contesto mientras se apartaba de mi y se secaba las lagrimas con la sabana de su cama.

-mira- le dije- ponte tu traje de gimnasia y ahorita vuelvo.

-esta bien- me contesto un poco triste.

Sin perder tiempo salí de la habitación y fui al cuarto de empleados en el que solía comer con Agustina, pues doña Josefa salía a un pequeño restaurante afuera de la escuela. Al llegar, tome mi mochila y de ella saque unos dulcecitos y una paletas de caramelo que tenia para comer mientras trabajaba. Después, y con la misma velocidad, regrese al dormitorio donde se encontraba Lili y la encontré vestida con su leotardo azul cielo. Mis pensamiento fueron acertados cuando me dije que Lili se veía preciosa con aquella ropita. Acomodándose el pequeño leotardo para que no la lastimara, Liliana se dio cuenta de que había regresado y que traía la mano llena de dulces. Se emociono mucho.

-¡¡¡Que rico, dulces!!!- grito la pequeña muy contenta.

-son para ti Lili, por no llorar- le decía mientras le entregaba las golosinas en sus pequeñas manos.

Liliana inmediatamente tomo una pequeña paleta de caramelo, la desenvolvió y se la metió a la boca muy risueña. Después me tomo de la mano, me acerco a su cama para que me sentara en ella; inmediatamente después de que me senté en aquella cómoda cama, la niña se sentó sobre mis piernas y me rodeo el cuello con sus lindos brazos.

-gracias- me dijo dulcemente- ¿me das mas dulces?- me pregunto mientras se contoneaba sobre mis piernas, aumentando la excitación que ya tenia desde que la vi desnudita.

-si....aquí tienes- dije nervioso mientras le daba otros dulces. Jamás en mi vida había tenido a una muchacha sobre mis piernas y menos aun a una infante de 10 años que se meneaba excitándome sobrecogedoramente.

-ahora yo debo darte algo- me dijo quitando sus brazos de mi cuello, bajándose de mis piernas y corriendo rápidamente al armario para buscar una vez mas.

Yo estaba muy caliente con los contoneos de Lili sobre mis piernas, contemplando su hermoso trasero mientras ella se arrodillaba dentro del armario para buscar algo que regalarme. Moviéndose su linda colita mientras tarareaba una tonada de "brytny espirs" y arrojaba la ropa del armario por todo el dormitorio. Mire mi reloj, eran las 9:30 y todavía no terminaba con aquella habitación. Me levante y me dispuse a decirle a la niña que ya era hora de que me retirara para poder limpiar las demas habitaciones.

-Lili- dije- ya tengo que retirarme- le dije sin recibir respuesta.

-¡¡¡Aquí esta!!!- grito emocionada. Se levanto y salió del armario, acercándose a mi y obligándome a sentarme una vez mas sobre su cama- ten, te regalo esto. Sofi me dijo que esto le gustaba mucho a los niños.

-¿quién es Sofi?- pregunte, pero me quede con la boca abierta al contemplar el regalo que me había dado la pequeña.

Una revista pornográfica, y no cualquier revista, una de las revistas mas pornográficas(guarras) que había visto antes. Llena de mujeres desnudas bañadas en semen y penetradas por todas los orificios conocidos. Mujeres siendo cogidas por hombres negros de enormes penes; mujeres siendo folladas por animales; mujeres practicando sadomasoquismo. Esta revista tenia todas las desviaciones conocidas en casi 300 paginas a todo color. Pasaba de pagina en pagina observando muy detenidamente cada imagen sin darme cuenta de la mirada curiosa de Lili. Creí que esa revista no terminaría nunca; con todas esas imágenes tan excitantes. Hasta que llegue a las paginas centrales y una de las paginas decía en letras grandes "PEDO" mientras debajo de la palabra se podía observar a una pequeña de no mas de 10 años cubierta en semen y rodeada por tres enorme penes negros. Voltee la pagina y encontré la foto de otra niña, pelirroja, aparentemente con la misma edad que la otra siendo penetrada por un viejo asqueroso que le metía la verga por el ano mientras la pequeña cerraba los ojos y aguantaba la intrusión. Las paginas siguientes fueron básicamente las mismas y me excitaron de tal manera que mi verga empezaba a notarse mucho mas por debajo de mi pantalón, hasta que una pequeña voz me bajo de las nubes.

-¿tu crees que le duela?- me pregunto la pequeña Liliana mirando la foto de un hombre gordo metiendosela a una niña de pelo negro muy parecida a ella.

-no....no se- le dije consternado, tanto por la revista que me regalo como por la pregunta.

-¿qué sentirán?- volvió a preguntar mientras miraba la revista y me miraba a mi alternamente.

-no deberías hacer esas preguntas, Lili- le dije algo molesto y preocupado- tu y tus amiguitas no deben ver estas revistas, ¿cómo la consiguió Sofi?.

- se la encontró en la casita abandonada del jardín- me dijo con una sonrisa, sin notar mi enojo.

-¿la casita del jardín?, ah, ya recuerdo- le dije, acordándome de la pequeña casa maltrecha que había en el jardín y que había pertenecido al antiguo encargado de la limpieza(conserje).

En parte, ya sabia la razón del porque esa casa estaba abandonada. Me lo dijo la directora el mismo día en que empecé a laborar. El antiguo encargado era un viejo bastante repugnante de unos 65 años que se pasaba todo el tiempo metido en los dormitorios de las niñas de once años para robar las bragas de las infantes. Un día intento violar a una de las niñas, pero esta grito tan fuerte cuando sintió las intenciones del viejo, que todas las maestras(10 que todavía dan clases) y los maestros(3 que renunciaron antes de que yo me fuera del colegio) fueron a ver que pasaba y encontraron al viejo con los pantalones en el suelo y la verga al aire mientras la pequeña lloraba frente a el. Fue inmediatamente denunciado y encarcelado, sin muchos cargos debido a que la niña que intento violar no sufrió ningún daño por sus rápidos reflejos.

-¿y por que no debo ver esa revista?- me pregunto la pequeña con suma inocencia.

-porque esta revista solo es para adultos- le dije con autoridad.

-¿pero porque?- me pregunto de nuevo con mas inocencia. Al parecer estaba en la edad de preguntar.

-porque....porque- no sabia que responder. Jamás me había pasado nada así antes, ni siquiera con mis hermanitas.

-ves- sonrió- tu no sabes, jijiji.

- no debes ver estas revistas, porque tu no sabes de esto- le respondí pensando que aquella respuesta era por demas idiota.

Liliana me miro con una sonrisa y se subió a la cama, levanto sus piernitas sobre su pecho y se aparto el leotardo de la vagina. Empezó a tocarse su pequeño conejito y a acariciar su lindo anito de un color rosa claro.

-¿qué haces?- le pregunte excitado y confundido

- no es tan complicado- me dijo con una sonrisa en su rostro- hace cosquillas, jijiji.

Empezó a acariciarse su pequeña vagina lampiña de manera mas excitante, introduciendo suavemente sus pequeños deditos en su conejito para luego sacarlos completamente húmedos y llevárselos a la boca. Yo estaba poniéndome mas excitado, mi verga quería romper mi pantalón mientras veía como la pequeña, en lugar de excitarse con sus caricias, se reía lo mas tiernamente posible.

-que chistoso sabe- dijo Lili después de haber saboreado su propia miel.

-Lili, ¿me dejas acariciarte?- le pregunte sin siquiera saber porque demonios le había hecho esa pregunta. Jamás había tenido novia y mis relaciones sociales eran un desastre, pero aun así me atreví a preguntarle eso a una niña de 10 años.

-esta bien- dijo sonriendo- pero si me prometes que me harás lo que esos señores le hicieron a las niñas de las fotos.

A pesar de sus diez años, Liliana ya tenia pinta de que seria muy coqueta. Las niñas ya no eran ni son como antes, ahora son mas abiertas en cuanto al sexo y mas curiosas en todo lo relacionado con el mismo. Pero aunque parecía que era muy coqueta, todavía tenia mucha inocencia que desbordaba a raudales por todo su lindo cuerpo.

-esta bien- le respondí muy nervioso. Jamás había tocado a una mujer en los 18 años que tenia en esos momentos.

-¡¡¡siiiii!!!- grito entusiasmada mientras apartaba sus manos de su pequeña vagina.

Lentamente acerque mi boca a su pequeño conejito, sosteniendo mi peso con las manos sobre la cama. Entonces empecé a saborear aquel conejito con olor a perfume infantil mientras Lili apartaba su pequeño leotardo azul cielo para darme una mejor visión de su vagina y su ano. Lamía cada vez mas lento para disfrutar de aquel delicioso manjar, dándome cuenta de una ligera humedad que se iba produciendo en la vagina de Lili y que no era mi saliva. Aquel liquido transparente salía lentamente del conejito de Liliana, mojando sus labios vaginales y proporcionándome un placer sin igual al saborearlo. Aparte mi cara de aquella infantil vagina y mire el rostro de Lili. Ella tenia los ojos cerrados delicadamente y tenia la boca abierta, respirando agitadamente. Volví a mirar mi reloj, las 10am, tenia que irme pero no quería dejar esta oportunidad. Seguí pasando mi lengua sobre la dulce vagina de Lili mientras ella empezaba a lanzar pequeños gritos de placer, los gritos de placer que no se oyen como los de una mujer mayor, unos gritos de placer que irradiaban ternura e inocencia. Lili tenia la cara completamente enrojecida; su cuerpecito empezaba a sudar por todas partes y empezaba a desprender un aroma muy excitante mientras seguía sosteniendo su leotardo para que le pasara mi lengua muchas veces mas. Hasta que en un momento, Liliana se agito completamente y lanzo un hermoso grito de placer y ternura unidos al desbordante chorro de néctar que salía de su conejito y mojaba su culito con mucha inocencia. Se tendió sobre la cama exhausta, dejando de sostener su leotardo y empezó a respirar mas tranquilamente con la cabeza recostada en la almohada.

-bueno, ya es hora de irme- le dije al notar que mis pantalones estaban totalmente húmedos por la excitación que me hizo chorrear bastante liquido preseminal.

-no- respondió ella con una voz suave y falta de energía- tu me lo prometiste.

-pero ya son las 10:10, Lili- no nos va a dar tiempo, mejor mañana.

-no, yo quiero ahora- dijo apoyándose con sus manos sobre la cama y mirándome con tristeza.

-pero tu tienes que ir a tus clases, corazón- le dije para tranquilizarla un poco.

-no, yo quiero que me hagas como a las niñas de la revista- me dijo con una mirada de enojo y ternura.

Mire mi reloj una vez mas, apenas tenia tiempo para poder hacer lo que me pedía.

-pero Lili, no te va a dar tiempo para ir a tus clases- le dije intentando convencerla.

-pues no voy- me dijo con mucha naturalidad.

-eso si que no jovencita- le dije un poco molesto- tu tienes que ir a clases para que no te conviertas en doña Josefa- le dije esperando que ahora si se convenciera.

-esta bien- me dijo bajando la mirada- pero debo bañarme primero, tengo mucho sudor- dijo la pequeña con su alegría característica mientras se quitaba el leotardo hasta quedar completamente desnuda, una ves mas, frente a mi.

Liliana me tomo de la mano y me levanto de la cama llevándome hasta el cuarto de baño donde me dijo: "báñate conmigo". Entonces abrió el paso del agua para la tina y espero a que se llenara, inclinándose sin doblar las rodillas para ver como subía el agua en la tina y enseñándome su hermoso culito que se veía precioso en ese momento. Cuando el agua estuvo lista, Liliana se metió rápidamente en la tina y se mojo completamente. Echo algunos perfumes en el agua y se empezó a enjabonar mientras yo la miraba embelesado. Ella se dio cuenta de mi mirada y me sonrió, salió de la tina totalmente empapada y cubierta de espuma y me tomo de la mano acercándome a la tina diciéndome: "vamos, báñate conmigo". Ya no podía mas; mirarla cubierta de espuma y completamente mojada me daban la impresión de que alguien mas la había cubierto de semen y que a ella le había gustado por la forma en que se enjabonaba el cuerpo, esparciéndose la espuma por todos sus rincones.

-estoy muy cansada- me dijo suspirando- anda, entra conmigo para que me bañes- me dijo con inocencia.

-esta bien, espérame un poco- le decía mientras salía del baño e iba a cerrar las puertas y ventanas del dormitorio para que nadie me descubriera. Luego regrese y empecé a quitarme la ropa, dejando al descubierto mi mal formado cuerpo velludo, con mi pene cubierto por la ropa interior.

-jijiji, tienes mucho pelo- me contesto risueña- oye, eso no se vale, tienes que quitarte la truza- me respondió señalando mi ropa interior con un poco de desagrado.

-esta bien, esta bien, no te enojes- le decía mientras tomaba por ambos lados mi truza y la bajaba completamente hasta mis tobillos sin doblar las piernas y quitármela completamente, dejando al descubierto mis 9 pulgadas de enorme y gruesa verga que tenia en esos tiempos.

-waaaaaaaaaoooooo- grito emocionada- que grande tienes tu cosa, y también tiene mucho pelo, jijiji- sonrió sin apartar la vista de mi verga- vamos, ya metete para que me bañes.

Lentamente me acerque a la tina y contemple la carita infantil de Liliana que me miraba sentada dentro de la tina de baño. Ella se aparto para que yo entrara en la tina. Cuando me senté en la tina, cubriéndome con el agua caliente y reconfortante que había, me relaje mucho; me olvide de todos los problemas y me sentía aliviado con el reconfortante calor del agua hasta que un suave cuerpecito se sentó sobre mi. Lili se había sentado sobre mis piernas en la misma dirección que yo y había puesto delicadamente mi verga entre sus piernitas, repegando su conejito en mi grueso palo. Con el calor que sentía debido a la excitación, le abracé su estomago con uno de mis brazos mientras que con el otro me masturbaba frente a la niña para después acariciar aquella suave vagina infantil que me hacia arder en calentura. Liliana noto esto y aparto mis manos para poner las suyas sobre mi grueso pene, realizando torpes movimientos que lastimaban levemente mis testículos debido a la fuerza con que lo hacia.

-jijiji, que gracioso- me decía mientras seguía con la torpe masturbación.

-si cariño, pero hazlo mas despacio- le dije cerrando los ojos por la excitación y el dolor.

-esta bien Quico- me decía alegremente, con mas confianza y relajando sus movimientos sobre mi verga.

Yo estaba mucho mas relajado al sentir la suavidad con la que Lili me estaba masturbando. Hasta que sentí que la pequeña se recargaba mas a mi, y con una de sus manitas tomaba mi gruesa verga mientras con la otra se intentaba abrir un poco mas su pequeña vagina infantil para introducir aquel enorme falo que masturbaba hace rato.

-no lo hagas Lili- le dije quitando su manita de mi verga y acomodándola en la posición anterior.

-pero quiero saber que se siente- me miro por encima de su hombro y se metió un dedito en la boca haciéndola lucir muy coqueta.

-es que esta muy grande, corazón- le dije para calmarla un poco- no te va a caber.

-a que si me cabe- me dijo con mirada decidida.

La niña volvió a acomodarse encima de mi y volvió a tomar mi pene con su manita mientras con la otra se abría su conejito.

-te vas a lastimar- le dije preocupado, pero ya era un poco tarde. La niña había introducido mi glande en su pequeña vagina con mucho éxito.

Liliana se movía risueña al sentir mi glande dentro de ella, haciéndola sentir como cuando le había lamido su vagina en la cama.

-jijiji, se siente mas rico- me dijo sin dejar de moverse y sosteniendo mi verga para que no se saliera de donde estaba.

Yo no decía nada; me quede completamente mudo en esos momentos, sintiendo la apretada vagina de la pequeña y sus suaves movimientos que me excitaban cada vez mas con cada contoneo que daba. Luego se detuvo y se miro su conejito.

-pero todavía no entra completa- murmuro mientras me seguía sosteniendo la verga con una mano y con la otra se acariciaba su vagina.

-es mejor así- le dije preocupado, pensando en lo que quería hacer- mejor te termino de bañar.

-espérame un momentito, porfis- me dijo volteando su mirada hacia la mía con tristeza.

-esta bien, pero no te la metas completa- le advertí.

Liliana no parecía escucharme; estaba completamente hipnotizada con el pequeño espectáculo que tenia frente a sus ojos. Se acomodo una vez mas y, sin que pudiera hacer algo, se fue clavando lentamente mi verga en su pequeña hendidura hasta que sentí la pequeña muralla virginal de la niña y la detuve antes de que hiciera algo. La pequeña tenia los ojitos cerrados y respiraba cada vez mas agitada mientras yo la sostenía para que no se fuera a romper su virginidad.

-anda, vamos, metela completa- me dijo agitadamente la pequeña al darse cuenta que la sostenía.

-¿estas segura?- le pregunte sin siquiera pensarlo- te va a doler mucho.

-me aguanto- me dijo volteando su agotada carita hacia mi.

-esta bien- le dije. Entonces saque mi verga de su conejito, la voltee con el frente hacia mi, puse sus piernitas rodeando mi velludo cuerpo y volví a colocar mi verga en su delicada rajita hasta hacer contacto con el himen- ya esta, aguanta un poco, si quieres cierra los ojos.

Como si supiera lo que le esperaba, la niña se aferró a mi cuello fuertemente con sus bracitos y cerro los ojos como si estuviera viendo una película de terror. Entonces fui metiendo lentamente mi pene, intentando atravesar aquella barrera elástica que mantenía virgen a la pequeña mientras la niña me apretaba con mas fuerza el cuello; seguía introduciéndome cada vez mas lento hasta que me di cuenta que eso le causaba mas dolor a la pequeña. Tome a Liliana de la cintura y le saque parte de mi pene; ella seguía respirando cada vez mas agitadamente hasta que sin decir ni una palabra, la deje caer sobre mi grueso miembro sintiendo como rompía aquella barrera virginal que tenia la pequeña y que escurría con sangre mi verga, mientras la pequeña se aferraba a mi cuello lanzando un grito ahogado y tratando de evitar las lagrimas que querían salir por el dolor. Instintivamente empecé con el clásico movimiento de arriba abajo mientras veía como el agua se teñía de rojo y parte de mi verga no podía entrar mas profundo. Luego sentí como los delicados brazos de Liliana se desprendían suavemente con unos tiernos gemidos de placer.

-ya pequeña- le decía- ya paso todo, ya no te va a doler mas.

-se siente muy rico- me decía con los ojos medio abiertos y con las manos sobre mis hombros, mientras seguía metiendo y sacando mi verga de su pequeño conejito- que rico, que rico.......¡¡¡Que rico!!!- grito mientras chorreaba su néctar sobre mi gruesa verga que se mantenía erguida dentro de su vagina.

Liliana se acostó sobre mi hombro bastante agotada mientras mi verga no dejaba de moverse dentro de ella hasta que por fin, sentí como se contraía mi grueso pene dentro de la pequeña y empezaba a chorrear litros de semen dentro de su conchita.

-esta caliente, se siente rico, aaaaaaaaahhhh- dijo la pequeña con un gemido de placer.

Cuando deje de emanar enormes cantidades de semen, tome a la niña de la cintura y la levante sacando mi verga de su vagina que escurria chorros de liquido blanco con algunas manchitas rojas que ya casi no se percibían. Saque a Lili de la tina del baño y la seque con una de las toallas con dibujos animados estampados en ella. La cargue hacia su cama y la recosté en ella. Mire mi reloj, las 11:30. ya se me había hecho demasiado tarde. Fui rápidamente al armario de la pequeña y busque un poco de ropa; tome unas bragas y se las puse a la niña con mucho cuidado, le puse un vestido rosa que había encontrado y la cubrí con las sabanas para que siguiera durmiendo.

-fuiste muy valiente, corazón- le dije dándole un beso en la frente, me vestí, y tomando el cesto de ropa sucia para luego abrir la puerta y fijarme si había alguien. Entonces salí y me fui directamente a terminar todo el trabajo que tenia. Pensando en la pequeña Liliana.

 

Pues hasta aquí termina mi primer relato. Yo lo sentí muy hueco, sin nada de "acción", pero prometo esforzarme mas para deleitarlos a todos ustedes. Hubo mas anécdotas en aquel colegio que quiero compartir con ustedes, incluso conocí a mi prometida en ese colegio.

Nos vemos, que se la pasen bien.