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Celeste se preparó

en MicroRelatos

Celeste se levantó más temprano que de costumbre para ir a la escuela, tomó sus toallas y entró a la ducha, mientras se desvestía se miraba el cuerpo con atención y de forma diferente. Los vellos en vagina ya van abundando, y sus pequeños senos ya exigen que use el sostén, y ella se ha negado a usar. Mientras se duchaba, se los acariciaba con suavidad, y disfrutaba más que nunca el lavarse sus cavidades, penetrándolas y limpiándolas hasta el fondo; tenía los ojos cerrados y la boca emitiendo pequeños gemidos poco audibles.

Ya en el cuarto se encontró consigo misma en el espejo, dejó caer las toallas en el piso, y posó para sí misma luciendo su bello cuerpo y presumiéndoselo aún con la inocencia sobrante de la niñez, pero con gran deseo de ser mujer. Hoy sería el día de dejar la virginidad atrás, después de quince años de tenerla bien guardada. La luz del sol comienza a entrar por la ventana y deja ver claramente el lindo rostro de Celeste, y su cabello rubio libera su brillo natural. Llegó la hora de salir de casa, muchas cosas desconocidas hay afuera.

Sacó del cajón unas braguitas blancas, de las que hoy esperaba ser despojada por manos ajenas deseosas de tocarle la vagina y penetrar en su estrecho ano, donde solo sus tiernos y pequeños dedos habían entrado. Luego se puso el uniforme escolar, el más ligero y corto que tenía. Se pintó los labios y se arregló el pelo. Por último hechó perfume en su cuello y en sus pechos, y después salió de casa despidiéndose de su madre como de constumbre.

Después de las desesperantes horas de clase, Celeste fué al parque y se sentó tímidamente a esperar. Muchos de nosotros pasamos frente a ella y no pudimos evitar sentirnos atraídos por tal belleza en esa pequeña niña. Me quedé sentado mirándola a lo lejos, ví su rostro triste, pero no me acerqué a hablarle, nadie se acercó.