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Johana 3

en Sexo Anal

Johana 3

Este es el relato de la vez en que por fin conseguir que Johana me permitiera encularla.

Después que empezamos a vivir juntos, me invitaron unos amigos a salir de excursión. Fuimos a un balneario en el estado de Morelos, como a 60 Km. de la ciudad de México, donde estuvimos nadando casi todo el día. Ahí un par de tipos se le acercaron a mi Johana, supongo que con intenciones galanescas, pero en cuanto me vieron tomarla por la cintura prefirieron retirarse. Para decirlo de otra forma: soy feo, mido 190 y en ese entonces pesaba como 96 kg. De cualquier forma nos divertimos mucho, estuvimos nadando y jugando y hasta echándonos un pequeño faje en el agua. Nos excitamos bastante, pero como estábamos en un lugar público no hicimos más. Pero eso nos dio una serie de ideas para intentar después. En fin, con toda esta actividad regresamos bastante fatigados, ya bien entrada la noche.

Llegamos al depa y después de una cena muy ligera nos retiramos a la recamara. Johana se quito la ropa para ponerse una bata de dormir, pero inmediatamente me fui encima de ella para no darle la oportunidad de hacerlo. Empecé a besarla aunque ella no estaba tan receptiva como en otras ocasiones, de hecho tomo una sabana y se cubrió con ella. Viendo que no traía ganas le pregunte

- ¿No te gustaría un masaje? ándale, acuéstate boca abajo

- Ok- me contesto, quitándose la sabana y exhibiendo sus gloriosos pezones ante mi mirada hambrienta. Se acomodo y después de ponerle el pelo a un costado, empecé a frotarle suavemente los hombros y la espalda. Pronto le puse mis manos en sus nalgas, las apreté juntándolas, y sentí su masa y volumen con un suave masaje. Me incline y empecé a besar su cuello y espalda; algo que descubrí le fascina a ella, es que le muerdan y le besen los lóbulos de las orejas. Seguí masajeándole la espalda, y los costados de sus tetas. Fui bajando mis manos y de nuevo me enfoque en sus nalgas, mientras besaba su espalda de camino a su trasero. Cuando sintió que se las separe y empezaba a besarla siguiendo una dirección descendente se retorció un poco, pero cuando me acerque a su ano me detuvo y me dijo

- No lo hagas, por favor, no estoy cómoda.

- Porque mi vida?

- Estoy sucia, dame chance ¿si?

- Pero si estuvimos en la alberca

- No seas malo, estoy muy cansada.

- Ok, pero la siguiente ocasión que estés recién bañada, voy a intentarlo de nuevo, ¿de acuerdo?

No respondió, al menos con palabras. De todas formas me arrodille y le abrí las piernas, y entonces vi el brillo de la humedad entre los labios de su vagina. La acaricie un poco, y regrese a besarla. La verdad yo estaba agradecido de la oportunidad de jugar con ella, ya que no pensaba que íbamos a hacer el amor por lo cansados que estábamos, pero a esas alturas ya estaba caliente y no me importo la fatiga.

Pero esa noche ya no paso nada más, y dormimos profundamente. Al día siguiente me levante a preparar el desayuno, que en mi caso consiste en 2 especialidades: huevos con sal y huevos sin sal. Sentía adoloridos los hombros y los brazos, pero me molestaba más el sentir una quemadura de sol en la espalda. Desperté a Johana con un beso y desayunamos sin ningún incidente.

Entonces ella se retiro al baño y yo me puse a limpiar un poco. Cuando ella regreso, lucia solo una toalla en la cabeza, y de inmediato me excite. Ella camino hasta la cómoda y se agacho para sacar un juego de ropa interior, luciendo ante mi sus piernas y sus nalgas.

Como esto no se podía quedar así, me acerque y antes que se vistiera, se pusiera crema, o hiciera otra cosa, la abrace por detrás tomándola de los senos y comencé a besarla. Solo se rió, cosa que por supuesto me incito a seguir. Se volteo para besarme mejor, y así empezamos el día de la mejor forma, amándonos con ternura. La recosté en la cama y me puse encima de ella, mientras me chupaba la lengua. Nos besamos por un largo rato, no teníamos ninguna prisa .

De cualquier forma, fui bajando mis besos hasta llegar a sus pechos, y entonces dedique mi atención a esos pezones tan bellos que tenia. Primero ataque al derecho y sentí con la lengua como se endurecía, le aplique el mismo tratamiento al otro pezón con idénticos resultados. Entonces le junte los pechos con mis manos para chuparle al mismo tiempo ambos, lo que me valió una serie de suspiros y caricias en la nuca que me calentaron bastante. A mi me encantaban sus pezones, hasta envidia me daba pensar en sus futuros bebes cuando estuvieran dándose un banquetazo con ella. Empecé a acariciar su pubis, con el vello todavía húmedo por la ducha. Me acerque para besarle su abdomen y acariciar sus piernas, con la intención de hacerle una rica chupada a su vagina. Empecé lamiendo sus labios externos, y una vez que sentí como se lubricaba, acompañe con un par de dedos a mi lengua. Ella se empezó a calentar en serio, me acariciaba los hombros, pero como yo andaba sensible por el sol, hasta brinque cuando me froto la espalda.

Apoyado sobre un codo continué las caricias en su clítoris, y le empuje sus bonitos muslos hacia arriba, y deslice la lengua por la raja entre sus nalgas, pasándola brevemente por encima de su ojete. Para todos aquellos que disfrutan de esto, ya saben que me moría por hacérselo, pero como quería incitarla a mas, quería ver si le estaba gustando o si al contrario, se sentía repelida. El efecto en Johana fue como una descarga eléctrica, ahora no me salio con pretextos sino que empezó a gemir mas fuerte. De inmediato se retorció y puso su cabeza entre mis piernas, y tomando mi verga con una mano comenzó a devorarla.

Ella se arrodillo en la cama con su trasero apuntando hacia mí. Entonces retrocedió hasta que estuvimos "cachete con cachete". Casi me derribo mientras intentaba reducir la distancia entre mi cara y su culo. Inmediatamente empecé a hacerle lo que ella quería: mi lengua recorrió el canal de sus nalgas, y como mis manos estaban ocupadas acariciándola, tuve que estirar la lengua para contactar con su culito. Así que empecé a usar la punta de mi lengua para aflojar y lubricar su estrecho esfínter, dejándole un rastro de saliva. Yo creo que ella disfrutaba bastante, y seguramente nadie la había chupado como se lo estaba haciendo. Después me dijo que teníamos que hacerlo mas seguido. No lo vi, pero sentí como se inclinaba para apoyar el pecho en el colchón, y sentí como sus manos empezaban a frotar su clítoris y los labios de su vagina. Me despegue un momento y vi que estaban brilloso y húmedos con sus jugos. Pero en cuanto volví, ella presiono su trasero contra mi cara con mas fuerza, yo la sentí muy caliente. Sus manos estaban acariciando sin piedad su vulva y sus caderas se empujaban contra mí en pequeños espasmos. Johana se tocaba su clítoris en pequeños y lentos movimientos, con los ojos cerrados. Johana trataba de levantar el trasero para facilitarle la labor a mi lengua, incrementando el volumen de sus gemidos.

Ahora mis manos estaban abriendo y separando sus nalgas, ya había pasado el tiempo del masaje y las caricias. Acerque mis pulgares a su ano, y suavemente empecé a rozar los bordes de su agujerito. Solo por un sentimiento de nostalgia me agache y le lamí nuevamente su hoyito, pero inmediatamente empecé a frotar mi miembro entre sus nalgas, si intentar meterlo, solo lo frotaba por todo la raja y el cojín mullido que forman su culo carnoso. Su pelvis ondulaba en respuesta a mi movimiento,

- Sigue, se siente rico

- ¿Te gusta? ¿Quieres que la meta ? ¿Donde la quieres?

- Donde quieras, no seas malo

 

Me estire y tome un tubo de lubricante y le aplique directamente a su ano una buena porción. Adelante mi dedo y toque su culito, todavía virgen pero no por mucho tiempo, y empecé a masajearlo alrededor. Con mi otra mano me dedique a atender su vulva, que estaba jugosísima para ese momento. Lentamente lo fui hundiendo hasta que no puede entrar más, y empecé a girarlo adentro para ayudarla a abrirse. Saque el índice y le aplique más lubricante a su roseta, algo más suelta que antes. El brillo que tenía hacia que hasta salivara de la emoción por el próximo enculamiento. Mis manos se separaron de su culo, y tomando mi verga con la derecha, empecé a alinearla con su hoyito dispuesto. Sentí como su resbaloso anito empezaba a ceder a mi presión, y tome su cadera para ayudarme a controlar la introducción. Se lo hice suavemente y con paciencia, sentía como sus intestinos trataban de estrujarla y masajearla al mismo tiempo.

- Dímelo, que te estoy haciendo

- Me estas cogiendo el culo

- Te encanta ¿verdad?

- Me arde pero síguele, métela un poco más.

Así que empuje y después de un corto tiempo se la metí por completo. Inicie un vaivén suave, mientras ella se tocaba su clítoris al doble del ritmo en que yo enraba en ella. Estaba gimiendo y sudando, lo que junto con su cara enrojecida me daban testimonio de su placer.

Le metía y sacaba con delicadeza mi verga de su apretado culito, estando ella perfectamente lubricada y "flojita". Claro que había ayudado a que se relajara su esfínter que, sin que ella lo esperase, se lo besara y chupara, y por supuesto que no había dejado de masturbarse ni un momento . Ahora mi palpitante verga estaba siendo exprimida y ordenada con agradecimiento, ella se empujaba contra mi. Le había dolido un poco cuando entre, pero ahora ella solo sentía placer. Johana se estremecía en espasmos repetidos mientras empujaba y arqueaba su cuello y espalda. Me estire para agarrar sus tetas, y cuando encontré sus pezones y se los apreté, ella se estremeció y se vino con fuerza. Su orgasmo desencadeno una serie de contracciones de su intestino que me hicieron perder el control y embistiendo sus nalgas por ultima vez, me vine yo también en su orificio mas íntimo. Como un minuto después me di cuenta que estábamos respirando en forma sincrona mientras recobrábamos el aliento. Le saque lentamente mi verga, ahora un poco menos dura, de su apretado culo. Pero ella me la apretó, haciendo mi escape más difícil, aunque realmente no logro impedir que la sacara.

Indudablemente le gusto, así que para mi gran fortuna tuve el privilegio de incorporar el sexo anal a nuestro repertorio de pareja.