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Ambición desmedida

en Hetero: General

Ambición desmedida

Fué desconcertante la muerte de mí Tío-Abuelo, tenía una buena relación con el desde mi niñez, pero lo deje de frecuentar al entrar a la Universidad. Me encontraba en Nueva York cuando recibí la noticia y de inmediato me trasladé a la ciudad de León Guanajuato en México, donde el radicaba.

Del Aeropuerto Internacional me trasladé a un excelente hotel que frecuento cada ves que visito esta ciudad. Después de registrarme en la lujosa recepción pasé junto con el botones a mi habitación, al quedarme solo me asomé a la ventana y traté de recordar algunos añejos tiempos en compañía de ese extraordinario viejo, pero antes que me llegára la melancolía preferir mejor bajar al Bar del hotel, era medio día y tenía mucho tiempo, tomé unas revistas que me ofreció una linda mesera y pedí un baso de wisky, estaba tranquilamente sentado cuando observe que llegó una señora alta muy atractiva de cuarenta y cinco años tal vez, era de tez blanca, rubia de cabello castaño claro, iba acompañada de una jovencita alta y muy hermosa, probablemente tendría entre diez y ocho y veinte años, sin embargo la joven caminaba sostenida por un bastón.

No caminaba de forma grotesca ni siquiera podría llamar mucho la atención si no fuese por el bastón y unas pequeñas pausas al andar, se sentaron justo enfrente de mí, la joven al sentarse procuró con una especie de dificultad mantener estirada su pierna izquierda, mientras el bastón color miel de finísima manufactura artesanal, tenía un delicado mango dorado, lo colocó en la silla contigua, tomaron unas bebidas refrescantes con hielo, mientras platicaban en lapsos, me llamó la atención la mirada de la joven que era intensa y muy brillante, sus ojos eran de un color castaño al igual que su cabello, que le caía suelto a la altura de los hombros, perfectamente peinada, tenía un tono de piel moreno apiñonado, ambas mujeres eran realmente atractivas y era notorio que vestían ropa de marca. La joven vestía un pantalón un tanto formal de lino color arena, una blusa blanca con estampados de pequeñas flores rosas y un saco de lino igual que el pantalón, la señora vestía mucho más formal con un vestido azul oscuro de lana y blusa blanca.

Regresé a mí habitación y realicé una llamada, para notificar que ya me encontraba en la ciudad, me informaron que el duelo sería al día siguiente en un salón de actos fúnebres, por la noche salí del hotel y visité un conocido templo gótico, más tarde regresé, y fui directo a uno de los restaurantes y me senté en un área donde pudiera mirar a las personas que iban llegando, pedí un aperitivo antes de cenar, diez minutos después observe que entraban las dos mujeres, serias como la primera vez, venían con ropa distinta, la señora tenía un pantalón formal de diseñador gris y blusa blanca con delgadas rayas azules y un suéter de botones al frente color violeta con encajes en el cuello , y la joven que venía apoyándose en su inseparable bastón, vestía completamente informal, muy juvenil, un vestido negro que le caía casi a los tobillos un tanto Dark pero sobre este un lindo suéter azul claro que se abrochaba de manera lateral hacia su hombro izquierdo y en las muñecas tenía unas pulseras tejidas y una que me llamó la atención hecha de botones ensartados con un hilo retorcido rojo con dorado, y unos anillos artesanales de plata, las zapatillas de piso parecían sandalias y aún se veía alta, imagen extraña la de esta chica.

Se sentaron justo frente a mí ahora mucho más cerca, la cara de la joven en realidad era muy hermosa, sus labios eran muy sensuales y carnosos los ojos eran tremendamente cautivadores. Salí del restaurante y me dirigí a mi habitación.

Por la mañana muy temprano fui al gimnasio del hotel poco antes de las siete de la mañana y después me dirigí a la alberca cubierta del hotel, me sorprendió la remodelación que habían hecho de este lugar me recordó un lujoso hotel que conocí en Bariloche, Argentina, me acerqué a la orilla de la piscina y me senté allí, apenas tomé un periódico que estaba acomodado en una mesita, cuando brotó inesperadamente de la alberca la cara de la joven que lucía radiante, surgió con un gran chasquido del agua combinado con un sonido gutural al salir a respirar, cosa que rompió con el silencio apacible del salón.

Con sus delgadas manos se apoyó en la orilla de mármol verde oscuro jaspeado, y al levantarse hasta la cintura me imagine que se congelaba esa imágen para que yo pudiera apreciar sus senos redondos y muy atractivos que sobresalían del amplio escote circular del bañador, que proyectaban un intenso brillo por el efecto del agua, magnificando unos pezones que parecía que iban a reventar, luego utilizó un truco que seguramente ya le es reconocible que es girar para sentarse en la orilla y después salir, esto me supongo por el problema de su pierna, ya sentada en la orilla dándome la espalda le aprecie por primera ves sus nalgas, entonces giro lateralmente sus piernas juntas y se incorporó apoyada solo en su pierna derecha como un gran acto de equilibrio, todo esto hecho con suma agilidad, observé un maravilloso cuerpo moreno y unas piernas torneadas y largas, enfundada en un traje de baño de una sola pieza de un engañoso color negro metálico y gris muy oscuro, se agachó ligeramente para tomar sus cabellos de adelante y mandarlos de un solo golpe hacía atrás arrojando el resto del agua que le destilaba y así le miré de perfil sus nalgas redondas y paradas, tomó con ambas manos la orilla del bañador y lo sacó de entre el culo para acomodárselo hacia abajo, fue una imagen inolvidable, caminó entonces con un poco de dificultad casi renqueando y se dirigió precisamente al sillón de al lado, tomo una toalla impecablemente blanca y fue cuando me percaté que el bastón lo tenía oculto debajo. Me dirigí al agua de un clavado y cruce la piscina, al salir me percaté que ella era la que ahora me estaba mirando, pero se volteó inmediatamente. Tenía una revista entre las piernas y estaba escuchando música por medio de unos casi imperceptibles audífonos insertados en los oídos, estos estaban conectados a un pequeñísimo reproductor casi del tamaño de una caja de cerillos que sostenía en la palma de su mano izquierda mientras con la otra daba vuelta a las hojas de la revista que tenia apoyada en sus piernas, yo terminé de secarme y me senté, quedando precisamente frente a ella, de pronto como una maga apareció de no se donde una cajetilla de cigarros y sacó delicadamente uno para dirigirlo a sus labios teniendo listo un encendedor de metal dorado, aspiró profundamente y soltó unas volutas de humo levantando su cara hacia el techo, todo esto sin siquiera dirigirme una sola mirada.

Hasta ese momento éramos los únicos que nos encontrábamos en la zona de la piscina, de pronto de manera inmediata la chica reaccionó de forma eléctrica, casi espantada tratando de ocultar el cigarrillo que tenía entre los dedos, sacó la cajetilla y el encendedor y de pronto me miró, fui su solución, con los ojos muy abiertos me los entregó de inmediato casi suplicándome y sin decir una sola palabra, yo sin pensarlo los tomé, le di rápidamente una buena fumada al cigarrillo, ella se recostó como si nada, llegando casi en cuestión de segundos la señora que seguramente era su mamá, como un sargento de reclusorio femenil se paró frente a ella y de pronto me miró de una manera muy desagradable, entonces percibí que era por el cigarrillo que creyó era mió. Me retiré tranquilamente y fui a prepararme para el velorio de mi tío.

Al llegar a la finca ya se encontraban infinidad de personas y amigos de mi tío casi todos ancianos, todos vestidos con impecables trajes negros y lentes oscuros, más parecía la escena de una película de mafiosos, aunque todos ellos eran empresarios y políticos de alto nivel, e infinidad de ejecutivos y empleados de sus empresas, y mucha gente que no conocía, infinidad de coronas fúnebres y arreglos florales cruzados con listones escritos con cientos de nombres de personas, empresas y demás instituciones, pasaban unos tras otros por la puerta, en determinado momento los trabajadores no sabían donde colocarlas.

Entre un mundo de desconocidos traté de ubicar algún familiar pero me fue casi imposible, la primera y única cara que identifique fue a su abogado que yo lo conocía desde niño y al verme se acercó inmediatamente, me saludo afectuosamente y me presento a un notario, este señor regordete y sudoroso con una gran papada, me entregó su tarjeta y me indico que nos teníamos que ver al día siguiente, que era muy importante dicho esto se retiró a toda prisa acompañado del abogado, traté de acercarme al féretro pero me fue imposible, y preferí salir de ahí por un pasillo que me llevó a otro completamente solitario donde pude respirar más tranquilamente, y de pronto se abrió la puerta del baño de junto y salio la chica del hotel con un pantalón y saco negro y una blusa de cuello alto del mismo tono, indudablemente el negro le iba muy bien.

Apoyada de su bastón me miró sorprendida y comenzó sonreír, abrió sus labios y me dijo:

-GRACIAS POR LO DE HOY.

-NO ES NADA, PERO TENGO QUE ENTREGARTE TU ENCENDEDOR.

Entonces le di mi mano para presentarme:

-MARCELO A TUS HORDENES.

-IVONNE MUCHO GUSTO…

Al tenerla tan cerca, me sentí atraído, como hechizado por su mirada, sus labios, su presencia, y ella de igual manera me miró intrigada, sin pensarlo dos veces la tome de manera impulsiva la cara y le bese en los labios, ella abrió desmedidamente los ojos y no atino ha saber que hacer, sostenía con una mano su bastón, ya no este la sostenía a ella, tenia los brazos al aire y sin proponerlo me tomó de los hombros y me respondió el beso da la manera más dulce cerrando sus ojos, podría jurar que nunca habían besado a esta mujer, desprendía un delicioso perfume muy delicado, de pronto se separó, apenado no supe que decir y ella de inmediato me dijo:

-POR FAVOR, MI MADRE ME ESTÁ ESPERANDO, Y ME TENGO QUE RETIRAR…Se dirigió al final del pasillo y antes de desaparecer se detuvo y me dijo:

-ESTARÉ EN EL HOTEL A LAS DIEZ.

Y quedó su imagen nuevamente congelada para mis recuerdos, agachó levemente su cara para colocarse unos anteojos negros y salió.

Después del sepelio me recluí en el cuarto del Hotel, salí al Bar estuve esperando y no vi a la chica, entonces la busque en los distintos restaurantes del hotel, incluso en la cafetería y nada, regresé a mi habitación y al abrir la puerta con la tarjeta magnética, veo con gran coincidencia que Ivonne estaba hospedada en el cuarto contiguo, como si me estuviera esperando, se acerca con seguridad sin decir palabra alguna entró en mi habitación, al cerrar la puerta veo que se dirige al fondo justo frente a la ventana y como si fuera adivina se acercó a la mesita y tomó su cajetilla de cigarrillos, sacó uno y lo encendió, entonces arrojó el humo hacia lo alto, todo esto de espaldas, sin mirarme.

Tomé una botellita de champaña del frigorífico, le serví una copa con el logotipo gravado del hotel y se lo ofrecí ella lo miró detenidamente, me di cuenta con este gesto que no acostumbraba beber alcohol, sin embargo le dio un pequeño trago lo miró nuevamente e inmediatamente después le dio un trago más grande.

Vestía de una manera muy sencilla una blusa de algodón de punto blanca sin mangas y una minifalda de mezclilla azul que le hacían lucir sus piernas sumamente espectaculares, brillantes como si se hubiera untado aceite o alguna crema especial, tenía zapatos bajos y en su muñeca derecha sus pulseras tejidas.

Se sentó al borde de la cama y trató de cruzar su pierna derecha, continuó fumando dejó su cigarro en el cenicero, y no dijimos una sola palabra, pareciera que esta joven tenía una enorme certeza en sus acciones, me senté a su lado derecho y le tomé la cara y comencé a besarla, ella me respondió extendiendo su brazo izquierdo y me lo paso por la nuca, y gradualmente continuamos besándonos, baje mis manos por su cuello y comencé a desabrocharle unos diminutos botones, e intenté jalar la blusa hacia arriba mientras ella, ya me estaba tocando el pantalón sobre la verga que ya la tenía con una erección descomunal, le saque la blusa sobre la cabeza mientras subía los brazos pudiéndole mirar como sus senos parecían levantarse por sobre el sostén blanco de algodón que tenía una fina línea de encaje alrededor, ya me había desabrochado la camisa, me abrió el cierre del pantalón con las manos más inquietas que he conocido, para este momento ella suspiraba suavemente mientras le pasaba mi lengua por su cuello y comencé pasándole mi mano por sus piernas que al tocarlas comprobé que tenían una piel muy suave y delicada, subiendo por debajo de su minifalda y metí mi mano separando con cuidado sus piernas continué acariciando hacia adentro hasta sentir gradualmente un calor muy húmedo al rozar con mis dedos sus calzones, entonces se paró frente a mí y se desabrochó los botones metálicos del frente de la falda para tirarla al piso, descubriéndose un bellísimo cuerpo moreno que yo tenía a cincuenta centímetros de mí como una diosa, nuevamente me esforcé en registrar ese momento, guardarlo como una valiosa fotografía, el contraste del blanco de su ropa interior y el tono de su piel apiñonada era sensacional, la tome de la cintura que era muy firme junto con el vientre y su estomago muy plano coronado con un ombligo pequeño y jalado como ojo de gato, sin levantarme de la cama pasaba mis ojos por su rostro, sus senos, y en ese momento comenzó a desabrocharse el sostén y al retirarlo miré como se expandían, y quedaba dibujado un tono más claro como si recientemente hubiera estado en la playa, magnificando con esto la oscuridad de sus pezones como una gran aureola sepia y sus botoncitos muy parados, dirigí mis dedos al borde superior de sus calzones muy juveniles, el algodón blanco formaba un enorme monte de Venus que parecía hinchado y se marcaba significativamente como durazno casi mordiendo el calzón, entonces los bajé lentamente para disfrutar más el momento hasta quedar totalmente al descubierto, mirando esa línea rasurada del traje de baño y quedando un ancho hilillo de pelos hacia arriba rasurados también en una línea horizontal, pero continuaban unas vellosidades casi imperceptibles que le llegaban hasta el ombligo, traté de pararme pero ella vino hacia mi empujándome suavemente hacía la cama y colocándose encima, me comenzó a besar apasionadamente, nuevamente pensé que esta chica tenía mucho que nadie la besaba, yo giré para tenerla debajo, al quedar desnudo comencé a besarla, mi lengua buscó esos senos firmes, me dirigí hasta el ombligo, pasé entonces al monte de Venus, en ese momento Ivonne jadeaba y emitía unos pequeños quejidos de placer, la miraba de ves en ves y mantenía sus ojos cerrados y la boca entre abierta, con mis dedos abrí sus bordes que me parecieron increíblemente abultados y rodeados de finos pelos que corrían hacia arriba, en su interior tenía un tono más oscuro metí mi lengua, y ya escuchaba como subía de nivel su respiración y emitiendo mayores quejidos, emitía un olor muy especial de un perfume muy delicado y dulce y ese aroma natural a sexo, que me recordó la vieja frase ¡Hay leche y miel bajo tu lengua dice el cantar de los cantares!, le comencé a meter mi dedo índice y me encontré con una increíble humedad que iba en aumento.

Entonces ella se incorporó y buscó como desesperada mi verga la tomó y se la metió inmediatamente a su bella boca y comenzó a mover de arriba hacia abajo y sin preámbulos, azorado miraba tal acción de la chica, yo continuaba recostado y ella sentada en una postura que le dejaba libre su pierna izquierda ligeramente estirada, continuó con delicada mamada, daba unos ritmos naturales primero lento luego le aplicaba mayor rapidez aunque no buscaba tragársela, ella prefería jugar con la lengua que me causaba un cosquilleo muy agradable y sentí su saliva abundante y fresca y sus gruesos labios, sus cabellos caían sobre su cara entonces con su mano derecha hizo un movimiento para despejarlo y pude ver su rostro sumamente concentrado, se recostó y yo lo que hice fue hacerla girar para levantarle su pierna derecha y así ella de espaldas hacia mí, recostada pudiera sentir mi verga que la fui introduciendo delicadamente mientras ella emitía una serie de quejidos acompasados por la respiración, era muy angosto y apretado, pero supe en este momento que no era ninguna virgen y no es que lo esperara pero su rostro dulce y juvenil parecía hacerlo creer, y al tener mi verga completamente metida comencé a bombear rápidamente agarrando fuertemente su pierna derecha, sentía como resbalaba al sacar y meter por la gran lubricación que brotaba de ese sexo maravilloso, a pesar de sentirse muy estrecho quizá por no tener un huso frecuente, cada vez le daba con más fuerza y ella gritaba como si le fuera a dar un ataque, pasaba su mano derecha por detrás para tomar mis nalgas y la subía a mi cintura, entonces la levanté y la puse en cuatro dejando caer su pierna izquierda por la orilla de la cama, ella se dejó llevar de manera sumisa y pude apreciar esas nalgas maravillosas que parecían amplificarse en esa posición, observando la claridad del tono de algún bikini, donde confirme que estuvo asoleándose en alguna playa, le abrí las nalgas sin ninguna estría grandes y redondas y observe un bello ano oscuro, no me pude resistir y me agaché y deslicé mi lengua dejándole bastante mojado por mi saliva, aquí ella gozaba, le acaricie las piernas y metí nuevamente mí verga, y comencé a darle con intensidad, cada ves más duro ella jadeaba con un extraño tono que me provocaba tenerla más firme, la agarré de su cinturita y pasaba mis manos por debajo agarrando sus senos que se bamboleaban incontrolables, ella agachaba su cabeza y luego en cada embestida la levantaba como un latigazo, ¡Hasiiiii, mmmmm papi! me decía. Entre susurros. Estaba a punto de terminar cuando ella en su momento movió con rapidez el culo hacia atrás y hacia delante gritando, dejándola en un momento que ella se moviera sola, solo la agarraba de sus caderas ella comenzó a emitir unos grititos de manera muy curiosa, ¡ME VENGO, ME VENGO! ¡HAAAAY CHIQUITO, DAME MAS, DAME MAS POR FAVOR! Me decía, aferrándose a las sabanas, le di unas cuantas embestidas más y termine arrojándole una gran carga de semen que chorreo corriéndole entre hilos por sus piernas.

Quedamos tirados exhaustos en la cama, se fumó el clásico cigarrillo postsexo. No charlamos nada, pero un poco más tarde me platicó sobre el origen del problema de su pierna y claramente me comentó que fue a causa de un severo castigo de su madre que le daño de por vida, y le frustró sus intenciones de ser patinadora olímpica, y que ha sido complicada la recuperación, y que a todo mundo les daba una versión distinta que se había accidentado en una pista de patinaje en hielo donde ella practicaba. Luego me dejo meditando con su revelación. Regresó rápidamente a su cuarto antes de que regresara su madre, dejando curiosamente sus cigarrillos.

Al día siguiente me presenté con el abogado, ya se encontraba también el notario, me senté en un mueble individual de piel color verde olivo, cuando me explicaron que esperábamos otras personas más, entraron algunos de los empleados de mí tío, que reconocí ya que los conozco también desde niño, tendrían trabajando con el cerca de cuarenta o cuarenta y cinco años y que eran de su total confianza. De pronto entró Ivonne muy sonriente que lucía esplendorosa junto con su madre.

Se sorprendieron al verme ahí sobre todo la señora que abrió tremendos ojos, pero sin mas saludo que un movimiento de la cabeza, se sentaron a un lado y el notario comenzó con la lectura del testamento, yo era el que menos esperaba ser participe, durante una larga lectura de introducción oficial, al llegar a los aspectos concretos mire a Ivonne que me sonreía pero la madre estaba inquieta estrujándose las manos y percibí una suave transpiración de su parte.

Por fin el abogado declaró sin mayores preámbulos:

Yo José Antonio Rivas Zamora declaro: que el cincuenta por ciento de mi herencia entre bienes e inmuebles cuentas bancarias y las empresas que ya previamente se han descrito que se encuentran en territorio nacional y en algunos países de Estados Unidos, Toronto, Venezuela y Colombia y que también están inventariados al final del presente texto, serán para mi sobrino Marcelo José Rivas de León el resto será para mi hija Ivonne Rivas Rubio, en ese momento quedé sorprendido que mi tío se haya echado esa cana al aire a su edad, y mire con interrogantes a la señora que ahora se le iba distorsionando el gesto gradualmente sin comprender nada.

El porque de mis actos la respuesta es que tú Azucena Rubio de la Torre fuiste muy cruel mientras mantuvimos nuestra relación con una ambición desmedida, siempre mintiendo, omitiendo y con acciones despreocupadas y derrochando a manos llenas, pero como no te deseo mayor mal me inclino hacia mi hija Ivonne para que goce de la herencia y tú obtengas una parte proporcional mi condición es muy clara tendrá que desposarse con un hombre formal y de buena familia, y cercano a nuestro circulo social si no lo hiciera así, la totalidad de mi fortuna pasara a manos de mi sobrino Marcelo y tú te quedaras en la calle. Ivonne solo obtendrá una pequeña pensión, Azucena Rubio de la Torre tú decides.

Al terminar este último párrafo La señora Azucena, estaba casi enloquecida exigiendo justicia en ese momento nos pidieron que nos retiráramos ya que continuarían con un apartado de unas pensiones y pequeñas fincas que estarían destinadas a sus trabajadores de confianza de tantos años.

 

La señora salió intempestivamente, pasando junto a mí la bella Ivonne sonriéndome, el abogado de mi abuelo salio atrás de la señora y trató de calmarla, yo me retiré del lugar y me dirigí al Hotel, ahora no podría regresarme a Nueva York hasta no tener claro la estructura de la herencia y los proyectos de las empresas que desconocía hasta entonces, por la tarde tuve una junta con el abogado y una docena de empresarios, socios y administradores de mi tío, me dejaron un cúmulo de carpetas, papeles y folletos para empaparme como funciona el emporio empresarial y tener una nueva junta una semana después.

Cansado me dirigí al Bar del hotel y tomé un par de Whiskys y miré un espectáculo musical, regresé a mí habitación, y después de darme una ducha, estando dispuesto a descansar, escucho que tocan a la puerta, pensé inmediatamente que era la bella Ivonne pero al abrir me encontré con la señora Azucena, quién me miró muy seria y de pronto me preguntó, si podía pasar, yo le pedí con total cortesía que entrára, y al serrar la puerta pude ver de espaldas a la señora que tenía un vestido claro tipo sastre, su cabello castaño con un buen peinado, realmente tenía un muy buen cuerpo se le marcaba claramente la costura de los calzones sobre el vestido, tenía muy buenas nalgas, me acerque y le hice pasar a una salita, la señora se sentó y cruzo las piernas, y realmente eran preciosas, muy bien cuidadas, era una señora muy elegante, con un porte distinguido, realmente mi tío que era aficionado de hueso colorado a los toros, se merecía dos orejas y un rabo, bueno esto último si que lo obtuvo, corté con mis cavilaciones y me dirigí al frigorífico y le preparé una bebida.

-Mire Señor yo le voy a ser muy clara, aunque no estoy de acuerdo con las condiciones del testamento, que dejó Don José, mí marido, (aunque ambos sabíamos sólo era su amante, pero no la corregí.) y no puedo oponerme a sus deseos. Yo quiero hacerle un planteamiento, primero usted es parte de la familia de don José, segundo he pensado en que los negocios de la herencia son muy complicados de llevar y yo no entiendo nada de eso, sólo quiero dejar a mí hija Ivonne con seguridad el resto de su vida, y además no quiero arriesgarme a que mi hija se case con cualquier pelagatos que luego despilfarre y nos robe todo el dinero, y usted aunque no es muy joven para mi hija… ni tampoco muy viejo, me parece que es usted distinguido y es de muy buena familia, y creo que al unificar la fortuna se que se invertirá y nos dejará una seguridad de por vida. (Una nueva pausa, dio un nuevo trago y continúo). Mire he pensado mucho esto y he llegado a esta conclusión, yo le propongo si usted accede a casarse con mi hija, ignoro si sea de su agrado, estoy segura de que puede llegar con el tiempo a quererla ya que es una niña muy linda.

Entonces la señora tomo nerviosa la copa de champaña y observo la cajetilla de cigarrillos y sorprendentemente me pidió uno se lo encendí y fumó muy nerviosa esperando mí respuesta.

Yo le respondí:

-Señora: ¿y si yo me niego rotundamente?

Entonces yo no tendré más remedio que suplicarle, y si quiere también rogarle. Ya que de esto depende mi futuro y el futuro de mí hija, haré lo que usted me diga… lo que quiera…

Noté una mayor inquietud, tomó un trago más y dio una nueva fumada al cigarrillo, yo tome entonces un cigarrillo e hice una larga pausa mirándola detenidamente y caminé para hacerme el interesante hacia la enorme ventana y mire la ciudad. La señora insistió

-Solo dígame que quiere que haga, estoy dispuesta a todo…

Fue cuando observe a una mujer extremadamente ambiciosa y astuta como una zorra, capaz de vender a su propia hija, de pronto recordé lo que le hizo a Ivonne y pensé en la venganza...

-Señora entonces quiero que en este momento se quite la ropa.

-La señora se levantó de inmediato indignada, y caminó rumbo a la puerta pero al dar unos cuantos pasos se detuvo la muy perra, agachó la cabeza y dio la vuelta y me miró inquisitivamente, entonces se despojo de su chaqueta, en es momento yo me acerqué, caminando alrededor de ella, me quedé a su espalda y le comencé a acariciar sus hombros y a besar el cuello, ella aparentemente parecía no reaccionar, entonces le pace mis manos por sus nalgas, y aquí si que reaccionó apretándolas en el acto, estaban duras, la tome de un brazo y la acerque a la cama, se dejó llevar, le comencé a desabrochar la blusa, y hecho esto se la abrí de un jalón como cuando se habré una cortina y miré un par de grandes senos apoyados en ese fino sostén de color hueso con delicados tejidos y encajes, la señora se dejó hacer con los brazos caídos, le quite la blusa y la arrojé lejos de ahí, como si fuera un trapo sucio, tenía un pequeño cierre a un costado del vestido y lo desabroché, tomándolo de la orilla de la cintura y bajándolo también sin contemplaciones, quedando solo en ropa interior, los calzones eran de igual manufactura de color hueso, con algunas transparencias y con finísimas costuras y encajes, la señora aún mantenía esa cara despectiva que gradualmente se iba suavizando, pero yo estaba dispuesto a domar a esta cabrona, sus piernas eran espectaculares, blancas de un tono rosado, me incline un poco y le baje las medias de seda, entonces ella levanto una pierna la apoyo en el borde de la cama y se quitó una junto con el zapato igual hizo con la otra, mientras yo solo me quitaba la toalla de baño quedándome desnudo, yo ya tenía la verga súper parada, esto hizo que la señora abriera tremendos ojos como platos chinos, ignoraba también ella que tenía la boca abierta, sin yo pedírselo se desabrochó el sostén cayéndole ese par de enormes senos que tenían unos pezones tan grandes y rosados que parecían pintados por algún artista plástico, pero también estaban cubiertas con infinidad de pecas que los hacían mucho más atractivos, se bajó los calzones y le miré el monte de Venus muy grande y con unos pelos de los que se enredan entre si con un rubio castaño esplendoroso, parecía que tenía años sin rasurarse y le corrían por un costado llegando levemente a sus entrepiernas esto me hizo tenerla todavía más parada como si fuera a explotar, pero me controlé ahora quería mirarle sus nalgas y la tome de un brazo y la hice girar, sus nalgas ya estaban ligeramente caídas y con pequeñas estrías pero eran imposibles de despreciar. En ese momento comencé a besarle su espalda que estaba muy bien dibujada apreciándose todavía su tono muscular pero también inundada de pecas, al pasar mi lengua por los omóplatos y continuar por su cuello, la mujer comenzó a respirar muy fuerte, la tomé de la cintura, y bajé con mi lengua hasta la altura de su cintura al comenzar el derrier rumbo a sus nalgas sentí pequeñísimos bellos , aquí ella se agachó para apoyarse en la cama, entonces la levanté metiendo las manos hasta agarrarle con fuerza sus senos y sentí en la palma de mis manos esos pezones firmes y algo duros pero sus senos ya parecían un poco flácidos, luego bajé mis manos y le pasé mis dedos por su sexo metiéndolos suavemente dentro de esa maraña de pelos, le di la vuelta y le continué besando su cuello sus mejillas y al besar su boca pensé por la situación que se resistiría pero no, ya estaba dispuesta a todo, para esto ya tenia perfectamente agarrada mi verga dándole un masaje donde noté su larga experiencia, la tomé de los hombros y ella supuso inmediatamente lo que quería, se hincó en la alfombra color tabaco y comenzó con una inolvidable mamada de ensueño, le agarré con furia de sus cabellos dañando su lindo peinado de salón, continué con fuerza, casi tragándosela, mientras pasaba su lengua con los ojos bien cerrados, entonces le levante la cara y le noté una mirada brillosa, la puse en cuatro y ella solícita se acomodó, le aprecié ese enorme culo rosado, me agaché hincándome atrás de ella le admiré nuevamente las nalgas se las abrí suavemente observando infinidad de pelillos pequeñísimos y brillantes, entonces le introduje la verga, aquí tomó una mayor fuerza en sus jadeos, comenzando a emitir grandes gritos, ¡HAAAAAAAAY!, ASÍ, ASÍ, ASÍ, HAAAAA!

Comencé a bombear con fuerza infinita, la tomaba de la cintura, y de sus anchas caderas hundiendo mis dedos en sus carnes, le metí las manos para toquetear sus senos que parecían moverse incontrolables, como gelatinas, se los apreté, y ella parecía gozar cada vez más.

Y continuaba gritando y después la muy zorra comenzaba a vociferar, como si tuviera el alma del exorcista en sus entrañas.

¡QUIERO MÁS DAME MÁS CABRÓN! ¡ENCULAME POR FAVOR!

-¿Qué? Pregunté…

-¡Qué me metas la verga por el culo!

Y yo sin llegar a mayor entendimiento por tan salvaje lenguaje, no atiné a saber más que tomar del frigorífico una cajita de mantequilla artificial como lubricante y como pude le abrí las nalgas para untarle en cuestión de segundos la sustancia grasosa que era lo único de esa textura que tenía a la mano, le metí en su ano una buena cantidad y procedí a introducírsela gradualmente, acompañada de gritos sordos, hasta que la tuvo tan adentro que ella busco la manera de moverse, pero como yo era el que la tenía que domar, continué bombeando sin piedad, hasta aquí, todo iba bien pero yo sentía que esta mujer temblaba, y me comenzó a decir que terminaba. ¡DAME MAS VERGA QUE TERMINO, HAAAAYYY!, Y yo le deba con todas mis fuerzas por el culo que era evidente que yo no era el primero, terminó está mujer agotada , por lo que me pregunté intrigado con que circulo de amigas tan ricas y elegantes se junta esta perra para tener ese lenguaje tan silvestre. Mientras yo al terminar me pare sobre su cuerpo tirado en la alfombra arrojándole todo el semen, en la espalda, como una actitud de triunfo, de dominio y de venganza ajena, pero creo que de eso ella no se dió cuenta, es más de saberlo no creo que le haya importado, ya que seguía casi inconciente respirando aún algo agitada, con una expresión de goce infinito, entonces creo que no hubo tanta venganza de mi parte… no creo que me haya aplicado lo suficiente.

Por la mañana me encontré a Ivonne en el restaurante, se encontraba muy contenta, sin maquillaje y con una cara muy fresca y el cabello aún húmedo, mientras me preguntaba intrigada: - ¿que sucedió con la plática con mí madre ayer por la noche? ya que no para de hablar maravillas de tí…

No le dije nada solo sonreí, más tarde llegó Azucena vestida curiosamente muy informal, se sentó junto a nosotros con una bella sonrisa, yo encendí un cigarrillo le di una fumada y se lo pasé a Ivonne, que le dio a su ves una larga fumada mirando hacía arriba, la Señora Azucena, nos miró sorprendida e iba a hacer algún comentario al respecto pero le hice una indicación con mi mirada y se mantuvo en silencio sonriendo, entonces bajó su mano izquierda para acariciar mi pierna derecha, mientras que Ivonne hacía lo mismo con la punta de los dedos de su mano derecha.