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Karla

en Jovencit@s

Karla

A veces me siento bastante aprovechado por aquella situación. Era la segunda novia que tenia, y la ultima, o al menos eso espero. Llevo con ella desde la secundaria y hasta ahora somos una pareja bastante estable. Ella se llama Karla, es preciosa. Su cuerpo es delgado, con una cintura pequeña, un par de pechos redondos y formados. Su piel es morena y sus cabellos castaños oscuros y largos hasta los hombros, sus ojos cafés y enormes, es toda una muñeca. De la cara es bonita, y su trasero era otra tentación, redondito, sus nalgas firmes; tenía esas piernas que, se le va la vista a uno de solo verlas, simplemente perfectas.

Pero ella solo tiene un pequeño defecto. Yo no lo considero un defecto, sino una desgracia tanto para ella como para todos los que la conocemos. Recuerdo que fue a mediados de agosto, ella había salido de vacaciones con su hermana mayor, ya saben, para pasar mas tiempo juntas y esas cosas de mujeres. Cuando regresaban, después de 2 semanas en Rosadito, tuvieron un accidente; su hermana mayor se fracturo el cuello y ella... un golpe en la cabeza hizo que su mundo se sumiera en las tinieblas; la luz se había apagado...

Desde aquel fatídico día de agosto no me he separado de ella en ningún momento y lo ha tomado muy bien a pesar de todo, pero retiene sus lagrimas con la excusa de que ya había visto todo lo que tenia que ver... aunque yo sabia que no todo.

Llendo al grano, recuerdo que fue en diciembre; mis padres se fueron a Guadalajara a visitar a unas tías y yo me quede solo 1 semanita. Desde el primer día que se fueron tenía pensado hacer una pisteada, un desvergue bien hecho en compañía de mi novia, mis camaradas y varias amigas que son de buen ver. Por x razón, al último le saque y preferí pasar todo ese tiempo solo con Karla. Muy temprano, fui a su casa con un ramo compuesto de todas sus flores favoritas y un libro de poemas, ella ama la poesía. Hay algo que me sorprende mucho de ella; al perder la vista, sus otros sentidos se agudizaron, como en todas las personas que padecen este problema, pero en ella, incrementaron de una manera increíble. Cuando debía ir de un lado a otro, en su casa, se movía sin ningún problema, como si aún pudiera ver.

Me recibió la señora que ayuda a Karla mientras su padre no esta. Me hizo pasar y después de un momento, ella salio de la cocina, llevaba una camisetita de manga larga y unos pans, pese al friazo que estaba haciendo.
- Hola mi amor - Me saludo al abalanzarse sobre mí.
- Hola, que haces? - Le pregunté.
- Trato de servir para algo. - Me respondió con una sonrisa e intentando mirarme fijamente; su mirada perdida me destroza el   corazón, yo solo     bajo la mirada.
- Te traje algo. - Le dije al tomarla de la cintura y llevarla a un sillón de la sala; ella solo reía.

Tome una flor y la fui pasando por todo su rostro, inmediatamente identifico el aroma, <<Es una rosa>> me dijo. Entre risitas inocentes me dijo que lo hiciera de nuevo. Tomé otra flor y se la pase de nuevo por todo el rostro, <<Es un clavel>> dijo esbozando una sonrisa. Seguí con este juego hasta que solo me quedo una <<¿Y esta?>> le pregunté al pasarla por todo el rostro, pero esta vez, baje a su cuello y luego continué en los hombros, entonces, note que sus pezones se iban haciendo cada vez mas notorios en su camiseta y se marcaban, dándome a entender que no llevaba nada debajo. Tomó la flor con su mano y me rodeo el cuello mientras me besaba lentamente; fue un beso muy largo. Cuando nos separamos, ella se levanto y se fue a la cocina y después de un rato salio con Cecilia, la señora que la cuida, tomo su bolso y se fue.
- Aahh... no necesitas que ella...- balbucee tímidamente
- No te preocupes, le dije que me cuidarías hasta que llegara mi papa, después de todo eres mi novio, ¿no? - Me quede   sorprendido ante aquella explicación.
- claro... - atine a decirle.
- ¿En donde estábamos? - me pregunto al acercase a mi y tocar mi rodilla, entonces ella se sentó en mis piernas y me beso de nuevo.

Así estuvimos como 15 minutos hasta que, inesperadamente, ella metió una mano en mi camisa y la puso sobre mi pecho. Me besaba con tal pasión que hizo que mi miembro creciera. Al sentirlo en sus nalgas, ella solo sonrió y me siguió besando. Puse mi mano en su cintura y con la otra lentamente fui bajando, acariciado sus delicados muslos aun sobre el pans. Subí mi mano hasta alcanzar uno de sus senos, lo estuve masajeando un rato y pude notar como se estremecía y su respiración se hacia mas agitada. Había algo que me impedía seguir, sentía que no era correcto y que me estaba aprovechando de ella. Detuve el masaje de mi mano sobre sus senos y la puse de nuevo en su cintura. Nos habíamos agasajado antes de que perdiera la vista, pero después, fueron solo besos.
- ¿Por que te detienes? - me pregunto al separar sus labios de los míos.
- Por que no esta bien... si esta bien, pero no esta bien... yo.... -
- El hecho de que no pueda verte no significa que no podamos... jugar un poco.
- Es que... yo... - Entonces me beso de nuevo

Comencé nuevamente a acariciar sus pechos y ahora bajaba hasta sus nalgas, la besé varias veces pero ahora con mas calma.
En uno de esos toqueteos, ella se volteó mirándome y me dijo <<Acércate un poco>>, quería decirme algo al oído, pero al estar los dos solos me sorprendió bastante e imagine lo que seguía, así que desentendidamente me incliné y se acerco a mi oído, pero no me dijo nada, bajo un poco y sus labios se acercaron a los míos y me besó nuevamente, fue un beso largo, no tardó mucho en revolotear con su lengua entre mis labios. Acaricié su espalda y su cabello, y con mis labios fui bajando a su cuello y obtuve una respuesta similar cuando me dio de a mordisquitos en el mío.

Le daba confianza diciéndole todo lo que significaba para mí. Coloqué una mano sobre su rodilla izquierda y lento fui abarcando su muslo, mientras mi otra mano bajaba hacia sus nalgas y dio un brinco al primer apretón; su respiración se hacia cada vez mas agitada. Cada contacto que se iba haciendo mas profundo generaba en ella un pequeño gemido; por fin acomodé mi mano sobre su conchita que acaricié por encima del pans sin separar mis labios de lo suyos; ella se giro para quedar justo frente a mi.

Me quité la chamarra y la camisa, y tomé su mano para recorrer con ella mi pecho, froté mis pezones con la yema de sus dedos y luego la posé sobre mi paquete encerrado en el pantalón.

Ella comenzó a moverse sobre mi pene, rodeando mi cuello con sus brazos, enviando calor a nuestros cuerpos. Entonces se quitó la camiseta, quedando su cuerpo semidesnudo y lleno de frío, su piel no tardó en enchinarse y temblaba cada vez mas, al parecer eso la excitaba pues no oí queja alguna de su parte. Yo seguía jugando con todo su cuerpo, incluso besé un par de veces sus pezones rosados y sumamente erectos que se hacían notar sobre sus senos. <<Vamos a mi cuarto>> Me dijo. Ella se levanto inmediatamente y la cargue hasta su cama.

La acosté en la cama y con mis dos manos tomé sus pans por el elástico y seguí con la vista todo el camino desde su cintura hasta lo delicado de sus tobillos. Me retiré un poco para observar la maravilla que tenia para mi, la inocencia que empezaba a perderse en ese escultural cuerpo color canela, mordiéndole los labios y entrecerrado los ojos en cada movimiento.
subí con mis labios de nuevo hasta sus hermosos senos con los pezones rosaditos duros como rocas, que me hacían suponer su calentura. Se los besé, los acaricié y los mordí, y al contacto escuché sus primeros gemiditos ahogados y nerviosos.

Entonces fui en busca de su tesoro, la acosté de nuevo y puse sus piernas sobre mis hombros y cuando le comencé a comer el coño, ella empezó a chorrear unos deliciosos jugos, los cuales tomaba avidozamente.
- ¡Ahhh! ¡Ssssíiiiii! ¡Sssssigue, Gabriel, sssigue! ¡Gabbrieeel! ¡Gabrieeeeeeeel! ¡Aaaaaaahhhhh! – Gritaba ella excitadísima. Karla estalló en un violento orgasmo, y sus jugos salpicaron mi cara.

Ahora sí, Fernanda se desataba en gritos conforme las caricias eran mas profundas; probé el sabor de la pequeña concha virgen. Su conchita era más que hermosa, pura, sin un vello, dos labios vaginales gruesitos que exploraba con la lengua.
-¿te gusta esto, amor?- pregunté.

Simplemente asintió con la cabeza, la echó para atrás y cerró los ojos.

Nos besamos de nuevo y recorría con mis manos todo su cuerpo, y cuando pasaba por su entrepierna, se estremecía y movía sus caderas muy lentamente, sabía que esta vez, era el turno de que la penetrara, tanto ella como yo estábamos desesperados por que llegue ese momento. Me puse encima de ella sin despegar mis labios de su cuerpo y mientras le seguía besando los pechos, le metí un dedo en la vagina, después dos, y al final tres.
- ¡Ahhh! ¡Ssssíiiiii! ¡Sssssigue! ¡Siiii! ¡Aaaahh! ¡Aaaaah!- Karla se estremecía bajo mi cuerpo. Su conchita virgen me estaba llamando, su humedad me atraía irrefrenablemente.- ¡Aaaahahahhahaha!- Karla llenó la habitación con su segundo orgasmo. Luego, con mis labios nuevamente fui subiendo lentamente hasta su vientre, sus senos, su cuello y finalmente sus labios; mi pene rozó la entrada de su concha.
- Prométeme que vas a ser valiente, si te duele mucho, yo paro. Lo último que quiero es hacerte daño. ¿Está bien? –Le   pregunté.
- Si... – Me respondió casi en un sollozo.

Había visto demasiado como para no saber lo que me hacía. Karla era un trozo de cielo, una Venus adolescente, un regalo de Dios.

Ella de nuevo abrió sus piernas, me volví a poner encima de ella y empecé a besarla. Puse mi verga en la entrada de su gruta y comencé la penetración. Cuando apenas tenía metido el capullo, Karla ahogó un gritito de dolor y entonces sentí la barrera que separa a la adolescente de la mujer. Con un leve empujón, el himen se partió y mi aparato empezó a entrar lentamente.
La besé para no gritar, pero sus lágrimas no las podía ocultar. << ¿Te duele mucho?>> le pregunté, <<Sssí...>> dijo entre sollozos. << ¿Quieres que la saque?>> le pregunté, pero como única respuesta me rodeó con sus piernas y me atrajo hacia ella. Las lágrimas brotaron nuevamente, y yo me sentí culpable. Pero aquella sensación, la de su vagina virgen envolviendo todos y cada uno de los centímetros de mi miembro, era maravillosa. <<Ahora>> me dijo, entonces yo comencé el mete saca, y supe al momento que ella también disfrutaba. Su vagina se había amoldado a mi pene y ahora gemía de placer. Las lágrimas se habían secado y Karla ahora sólo tenía voz para el placer. Comencé a bombear dentro de ella, y ensalivé su cuello y cuando pude, me apoderé de sus pechos: Pude ver cómo un hilillo de sangre había manchado la sabana, pero no me importó. Me abracé a ella y me gire para ponerla encima de mi sin sacarle mi pene. Empezó a saltar lentamente, haciendo que mi polla apareciera y desapareciera dentro de ella; mientras. Su melena negra caía por todas partes y yo puse mis manos en sus pechos. Empecé a sobárselos con ganas, mientras ella se entregaba a mí.

De un momento a otro noté que los quejidos  y jadeos aumentaban de volumen, la coloqué en cuatro y me puse de rodillas y continué con el mete-saca
- ¡¡¡¡Aaaaah!!! ¡¡¡¡Aaaahh!!!! ¡¡¡Ssssssiiiii!!! ¡¡¡¡Sssiiigue!!! ¡¡¡Aaaah!!!

Cada que encajaba mi verga en la concha de Karla, ella gemía y la cama se movía hacia delante rechinando también; los gemidos de aquella adolescente me excitaban cada vez mas. Sostuve su culito y lo manoseé tanto como pude, eran unas nalgas grandes y redondas que bailaban con el frenético compás de nuestro actuar.

-¡¡¡Sssssi, sssi, sssi!!!- Gritaba ella, luego, nos tumbamos de nuevo en la cama, quedando sobre ella. - ¡Ahhh! ¡Siiii! ¡AaaaaH! ¡Aaaahh! ¡Aaaahhh! ¡Aaaaahhhhh! ¡Dioossss!- Karla llegó a otro orgasmo, mientras la bombeaba rápidamente. Yo estaba aguantándome todo lo que podía. Quería darle el mayor placer posible. Abrí los ojos y vi su carita extasiada, era obvio que estaba gozando tanto o más que yo.
- ¡Karla, sí! ¡Me voy ¡Me voooooooy!- Grité, y antes de eyacular, saque mi miembro de aquella gruta y me corrí sobre su estomago. Me tomo de la cintura y me trajo a ella; a causa del frió que hacia, jale una cobija y nos tapamos. Para los minutos siguientes su cuerpo vibraba y se entregaba a cada capricho mío. Nos besamos apasionadamente y después de un rato, nos quedamos dormidos, abrazados y desnudos.

Durante dos horas y media fornicamos como animales, para ella era la primera experiencia y creo que sentía lo erótico de la situación. Al cabo de unas horas, casi las 6, la sacudí un poco para despertarla. Nos vestimos y fuimos de nuevo a la sala, donde le estuve leyendo poemas hasta que llego su padre.

Seguí llendo a su casa toda la semana y lo seguimos haciendo, cuando un viernes en la tarde me enteré que sería sometida a una operación y que pronto recuperaría la vista. Nunca habíamos estado tan felices.

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