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Una niña sorprendente

en Jovencit@s

Marzo del 95 el calor se iba de Lima, dejándonos en un mundo de nubosas tinieblas que nos entristecerían por 9 meses adelante, pero mi lamento tenía un motivo mayor, acababa de despedir de la estación de autobuses a la única mujer de la que me he enamorado realmente y la cual resulto finalmente un absurdo conjunto de excusas y remilgos falsos como toda respuesta a mi declaración de amor, solo quiso divertirse a mis costas y pasar unas buenas vacaciones en la capital.

Estando en aquella depresión me preguntaba si tendría futuro alguna vez con alguna mujer, pues soy tan emotivo que descreo la persona en la que me convertí durante las circunstancias que les voy a narrar.

Era prácticamente una niña, ojos grandes color almendra cerquillo de escolar, de andar desenfadado y un aire de rebeldía extraña para su edad, sabía exhibir las dos cerecitas por senos, y si embargo su cuerpecito estilizado hasta ese momento no me había llamado la atención

Su verdadero nombre lo mantendré oculto, llamémosla "pequeña", tenía 11 años, casi doce siempre me repetía ella…

En una ocasión y como aún me hallaba de vacaciones me cansé se sumirme en la melancolía y contrario a mi costumbre me abandoné frente a las estupideces de la televisión, me hallaba sentado un buen rato cuando apareció "pequeña" y sin más se sentó a mi lado; casi nunca le había dirigido la palabra, era una niña que mi padre había recogido por compasión de manos de una madre que no la podía sostener; me dijo:

¿Qué ves?-al notar que la miraba extrañado

Tengo frío-agregó-y aquí el sofá ya está caliente.

Déjame ver la novela

¡Pues vaya descaro! Pensé…pero no le dije nada pues me gustó la manera como me miró, una combinación de "no molestes con abrázame decían sus ojos"

Durante los días siguientes me evitaba y ni siquiera me miraba si alguno de mis familiares estaba presente, pero apenas se iba el último de inmediato se aparecía para charlar conmigo, llegamos atener tanta confianza que nos hacíamos cosquillas y nos trenzábamos en un amago de lucha libre en nuestro jugueteo.

Aunque me parecía raro ya me había acostumbrado a relacionarme con ella únicamente a solas.

Una noche, leía el diario y estando en la parte más interesante de un artículo "Pequeña" me lo quitó y corrió en dirección a mi cuarto, obviamente la perseguí y a pesar que me pareció rara la luz apagada intenté arrebatarle el diario, pero ella se ponía delante de mí y hábilmente lo alejaba poniendo su traserito delante de mí sabiendo que de ningún modo me acercaría mucho a ella en esa posición, de un momento a otro en su avance se detuvo y sin querer terminé pegado detrás de ella, asombrado vi como ella volteó su carita y me sonrió de modo que me decía con los ojos que eso le gustaba, se pegó más a mí me dio un pellizco en la mano y se fue corriendo.

Quedé en mi habitación oscura, sorprendido, asustado y para mi horror excitado con lo que había pasado, me di un baño y fui a dormir para olvidarme de aquello.

Pasaron varios días antes que nos quedáramos solos de nuevo, como siempre fui el último en darme cuenta, esta vez al sentarse junto a mí frente a la tele, empezó molestarme con cosquillas a despeinarme, estaba visto que quería provocarme y no le permitiría hacerlo esta vez así que me levante y me cambié de sofá, me puso una carita de arrepentimiento tan tierna que no pude resistirme a regresar con ella y la consolaba, pero al ver que me la había creído aprovechó para levantarse y cambiarme el canal que disfrutaba, luego lo regresó de nuevo tiró el control remoto en otro sofá y al ver que me había puesto de pie sentó donde yo solía estar…un poco enfadado me senté en el lugar de ella, se puso de pie de nuevo cambió de canal de nuevo y como si nada pasará se sentó en mis piernas…

Nunca olvidaré su sonrisa cuando hacía eso, "pequeña" casi nuca sonreía, mirándome empezó a moverse rítmicamente de arriba abajo y logró de mí una erección casi inmediata, vestía un pantaloncito ajustado pues era de lana fina, me dejé llevar y comencé a acariciarle las cerecitas que tenía por senos y escuchaba su reparación de niña que hace una travesura, emitía una serie ininteligible de gemiditos y risitas, quise tocarle aquel punto en su entrepierna que hasta ahora ella desconocía como lugar placentero, pero ella me llenó de pellizcos que hicieron del dorso de mi mano un campo de heriditas.

Luego de un rato forcejeando de ese modo logré tocarle su cosita, no sin que ella me mostrara su cara de disgusto, y, excitado como estaba la cargué a lo largo del sillón sin despegarme de ella y comenzamos a movernos de costado sobre los cojines, entonces "pequeña" volvió a sorprenderme al retirar su manita de sobre mi mano que acariciaba su entrepierna y retirándome un poco de detrás de ella me bajó el cierre a tientas y sacó de su estuche mi miembro, y yo… no pude más y me abalancé encima de ella y bajándole los pantaloncitos no sin forcejeo empecé a frotar su cosita con mi pene, su respiración excitada se convirtió en gemiditos más sonoros y ya no se reía, cuando…sonó el teléfono.

Temeroso de que mi familia regresara al no haber nadie en casa corrí medio desnudo al teléfono, menos mal que no notaron mi respiración entrecortada cuando les hablé.

Regresé y "pequeña" me decía que ya no hiciéramos aquello pero seguía con sus pantaloncitos abajo aunque se había sentado al borde de sillón.

Estaba demasiado excitado y aunque me decía ella

-"Ya nooo"

Insistí hasta que accedió, me eché sobre ella y seguí frotándole con mi miembro sin penetrarla y cuando noté que se excitaba de nuevo le preguntaba

¿Aun quieres que me detenga?

No, siguee

Y lo hice hasta que sentí que sus piernitas se tensaban y se blanqueaban sus ojitos, había tenido su primer orgasmo y ni siquiera había emitido fluido alguno, dejó gustosa que yo siguiera hasta que me corrí y sobre su vientre desfogué todo mi semen.

Temí que reaccionara mal, pero cogió su braguita la estiró se limpió sonriendo al mismo tiempo que me decía:

¿Te gusta mojarme? ¿No?

¿Quién te enseñó a hacer eso?-repetía al no terminar de salir de su asombro al enterarse que su entrepierna podría brindarle tanto placer.

Y fue corriendo a su habitación con ojitos de haber una travesura nueva y no estaba su madre para atraparla esta vez.

Al rato bajó y sonriendo más esta vez, se sentó a mi lado frente a la tele como si nada hubiera pasado.

No fue la única vez que sucedió esto, solo fue el principio, ¿No resulta sorprendente que un corazón roto pase a un segundo plano al ser acosado por una niña preciosa?

Difícilmente podría haber inventado algo así, me sucedió realmente, pronto compartiré más de mis experiencias si lo desean