miprimita.com

Una larga noche

en MicroRelatos

Una larga noche

Estoy sola en casa. Los niños, se han ido a pasar el fin de semana a casa de mis padres y mi marido, estará ausente un par de días, por razones laborales. Me preparo a pasar la noche en compañía de Mel Gibson o Tom Cruise, a no ser que me decida finalmente por Freddy Cruger o Jason. Tras darme una ducha reparadora después de un largo día de trabajo, me pongo algo cómodo, una camiseta blanca con un gran dibujo de Mickey y una tanguita del mismo color. Preparo algo para picotear y me espatarro en el gran sofá del salón. Como siempre no hay nada interesante en la tele. Antes de que decida que película voy a ver, el sueño me vence y allí mismo mis párpados pesados se van cerrando. Me quedo dormida.

No sé el tiempo que transcurre hasta que un ruido en la terraza me despierta. El apartamento está en la última planta de un inmueble reciente. Todos los que compartimos piso gozamos de una pequeña terraza. En mi caso, está separada de la de los vecinos, por una valla de madera recubierta de plantas grimpantes. Me acerco al gran ventanal que me separa de la terraza y observo la oscuridad, intentando discernir algo. De nuevo unos golpes, hay alguien en el exterior. Nunca fui una cobarde y echándole "un par de huevos" empecé a abrir despacio la ventana. El silencio era aterrador, ya que estaba segura que alguien estaba agazapado entre las sombras. Tengo que aclarar que soy cinturón marrón en karate, por fin voy a saber si me sirve de algo. Ya estoy fuera. La brisa de la noche acaricia mi piel semidesnuda mientras los latidos de mi corazón se aceleran.

-¿Hay alguien aquí?

¡Coño! Parezco la rubia de la típica película de terror, que en vez de salir corriendo, como una imbecil, se sirve en bandeja de plata al psicópata de turno.

-¿Hay alguien?

¡Pero seré gilipollas, como si me fueran a contestar! ¡Ves demasiadas películas Lucía!....No, al final parece que no hay nadie. El nudo que se me había formado en el estómago va desapareciendo y mi respiración recupera un ritmo más normal. Ya más tranquila me dispongo a entrar de nuevo en el apartamento. Realmente hace fresquito y no quiero agarrar frío. Cuando una sombra salida de no sé donde, se abalanza sobre mí bloqueando mi cuerpo contra el frió cristal del ventanal. La única luz es la que proviene de la tele y eso me impide poder ver los rasgos de mi asaltante. Puedo decir que es alguien fuerte, ya que me tiene agarrada firmemente, sin posibilidad de poder moverme. Sus manos son grandes, una cubre mi boca y la otra acaricia mi cuerpo. Aprieta mis pechos con furia mientras empiezo a sentir su húmeda lengua en mi cara, cuello, oreja…Me van a violar y a mí no se me ocurre otra cosa que gemir. Pero es que mi temperatura corporal va aumentando, a medida que sus caricias van creciendo en intensidad. Mi boca se ve libre por fin.

-umm…Por favor…ohhh

¡No puede ser! Después de acariciar mi coño, lleva sus dedos húmedos de mi excitación a mi boca. No dudo en chuparlos, en lamerlos como lo haría una puta. En realidad así me siento yo, como una puta que un cliente impaciente toma en cualquier esquina. Noto como una fina capa de sudor cubre mi cuerpo ya que cuando apoyo mis manos en el cristal, estas dejan su marca sobre él. Agarra mi camiseta y tira de ella hacia arriba. Tan sólo me queda la minúscula tanga. Mis pechos se aplastan contra el cristal, más aun cuando noto su dura polla en la entrada de mi coño. En estos momentos la necesito dentro, necesito sentirme llena y voy a su encuentro. No se hace de rogar y de un fuerte empujón la tengo en mi interior. Empieza a follarme salvajemente y mis gemidos son cada vez más altos. Separándome las piernas, siento como se dirige al agujero trasero. Ahí opongo cierta resistencia ya que si bien no soy virgen, tiene pocas horas de uso. No parece importarle, tras vencer la primera resistencia y conseguir que la puntita este dentro, con un movimiento de caderas me la clava bien profundo. No puedo evitar un grito de dolor, que con sus embestidas, se convierte poco a poco en gemidos de placer. Sus manos amasan mis pechos, tirando mi cuerpo hacia atrás y pegándolo al suyo. Las respiraciones se aceleran, los movimientos se hacen más rápidos hasta que al mismo tiempo ambos alcanzamos las cimas del placer. Antes que pudiera decir o hacer nada, entró en el apartamento y escuché la puerta de la entrada cerrarse. Yo sonreí, cuando pasó cerca de la tele pude darme cuenta de que era Hugo. Mi marido.

Esa noche no pude dormir. No podía dejar de pensar en la sorpresita que me dio mi Huguito. Sabía que la violación era una de mis fantasías pero nunca lo creí capaz de…… El timbre de la puerta. Dejo la taza de café que estaba saboreando sobre la mesa y voy abrir. Ana, mi vecina, entra como un vendaval en el apartamento.

- ¡Lu, no te imaginarás nunca lo que me pasó anoche!… (Creo que tú tampoco te imaginarias lo que me pasó a mí, pienso. Una sonrisa se dibuja en mis labios.)

-Soy toda oídos, cuéntame. (Nos acomodamos en el sofá)

-Verás, Lucho (su marido) me llamó en la mañana. Digo que no llegaría antes del domingo (Lucho es camionero) y bueno…. Sabes que no me gusta estar sola y pude convencer a un "amigo" que viniera a hacerme compañía. ¡Pues imagínate, que a media noche, estando en plena "conversación" llego Lucho! (Se eho a reír) ¡Por la terraza tuvo que salir, el pobre hombre! …………

Ana seguía hablando, pero yo ya no la escuchaba. ¡Será hijo de puta! ¡Con la vecina, con ana, mi amiga! ¡Será zorra, pedazo de la gran puta! La ira se iba apoderando de mí, a medida que las piezas del puzzle se iban colocando. ¡Pero no se callará esta zorra! Agarrando una estatuilla de mármol blanco, que me quedaba a mano, le aticé un buen golpe. Un pequeño río de sangre empezó a brotar de su cabeza mientras la contemplaba.

-¡Al fin te has callado puta de mierda! Ahora solo queda esperar que llegue mi querido Huguillo. ¡Menuda sorpresa que se va a llevar!

Tomando mi taza de café me fui a tomar el fresco, dejando que Anita descansara de la larga noche que había tenido.