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En la intimidad de las duchas

en Jovencit@s

Hola, perdonen por tardarme en escribir este relato, pero me costo un poco de trabajo recordar los detalles, la ultima ves les conté de cómo cambié de una dulce niñita a una caliente chava, con ganas de todo lo que a sexo se refiere, pero aun así una dulce niñita.

Ok ahora tengo 15 años, estoy en 1° de prepa, a punto de cumplir 16, y no tengo novio pero si una hermosa nueva amiga, Mayra, ella es de piel clara, ojos miel, senos redondos, culo bonito, vientre plano, y como todas a esa edad, carita de niña.

La conocí por que en la prepa no había nadie que yo conociera, me sentía muy sola y con mis antiguas amigas lejos de mi casa, casi no las veía, estaba algo triste, sin novio sin amigas para "jugar", y sobre todo sin mi amiga Jeni, ya solo sabia de ella por sus correos, y sus fotos con sus nuevas amigas que me mandaba cada semana.

Y como dije así la conocí, ella estaba en lo mismo que yo, no conocía a nadie y rápidamente nos hicimos muy buenas amigas.

En cosa de meses ya nos conocíamos super bien y nos veíamos diario, también nos veíamos en mi casa o en la suya para hacer tarea, jugar, probarnos ropa; Hablando de probarse ropa, recuerdo que una ves estábamos en su casa vistiéndonos con algunas tangas y falditas de su hermana cuando me di cuenta que su entrepierna estaba completamente mojada, para entonces ya sabia lo que significaba, pero no me atreví a preguntarle porqué, aunque si me di cuenta que miraba de reojo mis bonitas piernas desnudas.

Cosas como esa pasaban todo el tiempo, nos reuníamos mucho en mi casa y de ves en cuando jugábamos a hacernos cosquillas, al principio era muy divertido, poco a poco ella me tocaba mas y mas descaradamente, primero me hacia cosquillas en los pies, después el cuello, mi pancita, mis piernas, hasta llegar donde empiezan mis globitos, que para entonces ya no tenían nada de pequeños, incluso muchas veces llego a acariciar delicadamente mis pezoncitos por sobre mi delgada ropita, como siempre sentía la duda si era simple coincidencia o algo mas que la aparente inocencia de mi amiga.

A esa edad yo hacia un poco de gimnasia, todos los viernes practicaba algunas rutinas en el gimnasio con algunas compañeras, entre ellas Mayra.

Al terminar los entrenamientos, nos duchábamos y nos vestíamos, el vestidor era como todos un cuarto con duchas a los lados y bancas con casilleros en medio, era una vista fenomenal, unas 20 chicas entre 15 y 19 años desnudas y mojadas (de agua!!!) caminando por ahí como si nada, mi querida amiga no perdía detalle de la variedad de pechos, piernas, pezones, caderas, pero sobre todo "cositas" de todos tipos que había, las había morenas, blancas, rositas, peluditas, depiladas, con diversos arreglos y algunas con pearcings.

Mi amiga solo se limitaba a ver y a mojarse, incluso a tocarse un poco cuando creía que nadie miraba.

Y bueno así paso el tiempo, cada ves mas atrevida conmigo, y yo cada ves caía mas en cuenta de la situación, pero al parecer me gustaba la sensación de su mirada en mi cuerpo, de sus manos haciéndome cosquillas donde antes solo yo lo hacía, y su manera de tocarme cuando estaba desprevenida.

No podía mas, estaba desesperada por seguir sintiendo sus manos sobre mi, incluso por las noches me tocaba pensando en ella.

Llegó el viernes, practica de gimnasia, me quedé a entrenar un rato mas y Mayra me acompaño, cuando terminamos la profesora se fue con prisa por que tenía un compromiso, nosotras nos fuimos a bañar y a cambiar, cuando entramos a los vestidores no había nadie, me comencé a desnudar, lentamente, primero mi delgado uniforme del equipo de gimnasia, luego unas bonitas bragas que me negaba a dejar de usar bajo el uniforme, ya desnuda, me sentí observada, sentí como mis pechitos se ponían un poco duritos lo mismo que mis pezoncitos, sentí de pronto mucho calor y humedad entre mis piernas, estaba realmente excitada, sabia por que pero no quería admitirlo, ella estaba ahí frente a mi, desnuda.

Se acerco caminando hacia mi, no podía si quiera parpadear, estaba totalmente excitada, demasiado para hablar, me tomo de la mano y me llevo a una ducha, con agua caliente, nos miramos fijamente unos segundos y después me plantó un beso en los labios, un beso húmedo y tibio, casi tuve un orgasmo con solo besarla, siguió besándome el cuello, los pechos, mi vientre, mis piernas, pasaba su lengua por todos lados, se sentía tan bien, le pedía que llegara a mi intimidad pero ella esperaba y la espera me estaba matando.

Recorría todos mis lugares mas sensibles, su lengua tibia exploraba todos mis pliegues, mis sabores, mis olores, hasta que por fin el color rosa de mi entrepierna llamó la atención de mi enamorada, se acercó poco a poco, con el simple roce de sus finas manos en mi culito y su húmeda lengua en mis regordetes labios sentí que estaba en el cielo, en ese momento ella se detuvo sin hacer caso de mis suplicas, me pidió que me acostara, no puse peros, el piso estaba frío y caliente, el contacto de mi culito con el frío piso y el agua caliente sobre mis senos me regalaron una hermosa sensación mientras ella se acomodaba entre mis bonitas piernas, las separo lo mas que pudo y comenzó de nuevo a sacarme los mas eróticos gemidos que he escuchado, no pude resistirlo mucho tiempo mas, y termine por tener mi primer orgasmo en su dulce boca.

Era mi turno y lo sabia, no podía esperar a saborear la deliciosa miel de su sexo, y sin esperar la acosté boca abajo, con el frío del piso directamente en sus pezones lo que la hizo pegar un brinquito y erizar un poco la piel, pero pronto se calentaría hasta derretirse en mi boca, pasé mi lengua por todas sus zonas mas sensibles, escuchando como ella intentaba desesperada tocarse los pechos, seguí aumentando el ritmo, mas y mas, hasta convertir sus gemidos en gritos de placer, chupaba y chupaba sin detenerme, metía mi lengua muy profundo, hasta que por fin obtuve su primer orgasmo, violento pero sensual, seguimos así algunos minutos mas, tocándonos las tetas, besándonos por todos lados y sintiendo la sensualidad de nuestra piel mojada no solo por el agua, si no por nuestra propia humedad, el sabor y el olor era mágico, cada beso llevaba un poco de nosotras mismas y de la otra.

Nos vestimos intercambiando nuestras prendas intimas para recordarnos en la noche, y finalmente caminamos a casa.

Gracias por leer mis relatos y por favor si les gustan voten por ellos y agreguen comentarios.

Un beso grandísimo donde quieran.

Bye