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La pequeña Alicia

en Jovencit@s

Esta historia que os voy a relatar me la contaron por internet. Trata de Alicia, una stripper rubia de grandes pechos y cara de zorra.

Primero pasaré a contaros todo lo que relaciona a su entorno. Alicia nació en una familia muy humilde en un barrio todavía más humilde. Su familia constaba de su padre y su hermano. Su madre había muerto cuando ella nació, lo que hizo que en su casa ella desde su más tierna infancia fuera la "mujer" de la casa. Su padre era alcohólico y su hermano, mucho mayor que ella, se había independizado cuando ella sólo tenía 4 años. Según la historia que ella misma me contó, los abusos a los que ella se vio sometida empezaron poco después de que su hermano se fuera de su casa, harto del trapicheo de drogas y de gente indeseable que tenía su padre, desentendiéndose rápidamente de su hermanita a favor propio.

Cuando Alicia contaba con 5 años comenzaron los abusos. Lo extraño era que su padre jamás la abusó, sino que era abusada por los amigos de él cuando iban a su casa de visita. Ya era costumbre que cada vez que uno de los viejos verdes que iban a visitar a su padre, éste la obligara a hacerle una mamada. Con la inocencia de los 5 años, una mamada a un viejo es un trauma que no se olvida. Había uno en especial, un viejo que visitaba mucho a su padre, Don Matías, que era hombre de posibilidades, el cuál pagaba al padre de Alicia cada vez que le realizaba un favor sexual. Era un hombre asqueroso, de unos 75 años, típico viejo verde que uno se encuentra en un parque cercano a un colegio mirando a las niñas pasar y mirándolas con ojos libidinosos. Cada vez que Don Matías llegaba a su casa, ella se ponía a llorar desconsoladamente.

Niña!!! –decía su padre- que está aquí el tío D. Matías. Dale un beso.

Don Matías tenía la costumbre de cogerle el culo a Alicia cuando ella iba a saludarle, lo cual daba especial asco a la pequeña.

Anda, hazle lo que tú sabes a D. Matías –le pedía su padre.

Alicia sabía que si no obedecía le esperaba una paliza de su padre, o quizás la dejaría sin comer. Así que, obediente, le abría la portañuela del pantalón a D. Matías, le sacaba su fláccido y grande miembro y comenzaba a chuparla. Como era muy grande para una boca tan pequeña, a Alicia le costaba mucho meterla pero sabía que era su "obligación". Se imaginaba que era un pirulí y comenzaba a chuparla. Su padre mientras callaba y se quedaba al margen, disfrutando del espectáculo. Don Matías la toqueteaba mientras por todo el cuerpo, tocándole el chochito todavía sin pelo de la pequeña.

Con este horrible panorama creció la pequeña Alicia, chupando las pollas de los viejos pervertidos amigos de su padre. Lo peor vino cuando empezó a desarrollarse. Como era muy prematura, con 11 años ya contaba con unas pequeñas tetitas, que unidas a su preciosa cara y a la disponibilidad que su padre hacía de ella para con todos sus amigos, la hacían no solo chupar 3 ó 4 pollas todos los días, sino de vez en cuando ser penetrada por los mejores amigos de su padre, aunque nunca llegaba a ser follada ya que era muy joven, su padre solo permitía que le metieran la puntita y empujaran un poco.

Con 14 años, Alicia era ya toda una mujer, con unas tetas bastante prominentes y muchas mamadas y folladas a sus espaldas. Ya no solo era follada por los amigos de su padre, sino por casi todos los de su clase. Ella lo veía normal porque era lo que había vivido desde pequeña, pero esto le había hecho ganarse una gran fama de putón y chica fácil entre los chavales de su clase. Un día, Alicia se llevó a su casa a un compañero de clase porque tenían que hacer un trabajo y en casa del chaval no podían estar, y al ser domingo, no había bibliotecas ni ningún sitio donde ir. Así que a pesar de que Alicia no quiso en un principio, al fin accedió a ir a su casa con él. El chaval no era muy agraciado. Era repetidor, tenía 16 años y era el típico feo con el que todos se metían, no solo por feo sino por tímido. Tenía gafas de esas que provocan que todos se metan contigo, la cara con espinillas y era algo más que gordito. Cuando estaban enfrascados en el trabajo, entró el padre de Alicia y viendo al chaval tan poco agraciado, le dio morbo la situación y se le ocurrió la brillante idea de que su hija le hiciera uno de sus numeritos.

Como te llamas chaval? –le preguntó el padre

Me llamo Víctor –dijo con voz tímida.

Oye Víctor, te gusta mi hija?

No sé... pues... sí... es muy guapa... –contestó el chaval totalmente avergonzado ante pregunta tan indiscreta.

Anda Alicia, hazle lo que tú sabes.

No por favor, papá. A él no. Es un compañero del colegio y no me gusta –sollozó humillada Alicia.

Te he dicho que se lo hagas, y a callar!!!

Con las lágrimas saltadas, Alicia procedió a cumplir los deseos de su padre y le puso la mano en el paquete, comenzando a sobarle la polla al alucinado chaval. Víctor, que estaba alucinado, estaba quieto, como inmovilizado a la espera de los acontecimientos. Alicia con gran maestría le bajó la cremallera del pantalón y le metió la mano dentro, sobándole la polla. Víctor veía las estrellas, ya que era la primera vez que una chica le hacía algo parecido. Sus experiencias con el sexo opuesto se limitaban a hacerse dos o tres pajas diarias viendo películas porno en su ordenador y pensando en las chicas de su clase (como Alicia). Cuando ya la tenía bien sobada, le hizo que se levantara y le bajó los pantalones y los calzoncillos, viendo un espectáculo dantesco. Víctor era de todo menos atractivo, aunque acostumbrada a los viejos a los que se la chupaba, aquel chaval no era demasiado asqueroso. Lo peor para ella era la humillación a la que su padre le había obligado, aparte del asco que le produjera el cuerpo rechoncho de Víctor. Con gran habilidad, Alicia le empezó a chupar la polla, haciendo que el pobre de Víctor viera las estrellas. La polla de este era pequeña, de apenas 12 centímetros, con lo que no le era difícil metérsela entera en la boca.

Venga chúpasela, putita –decía su padre. Córrete en su boca, chaval.

Víctor no tardó mucho en hacerlo ante la maestría en la mamada de Alicia, corriéndose abundantemente en la boca de Alicia. Esta como pudo, se tragó toda la leche que salía de la pequeña polla de Víctor dejándola limpia con la lengua.

Desnúdate niña –le dijo su padre. No querrás que tu amigo no te vea desnuda después de la leche que te acaba de dar.

Alicia obediente se desnudó, dejando ante sus ojos un cuerpazo con unas tetas de considerable tamaño para su edad.

Anda chico, no te cortes, hazle lo que quieras que ella ni se moverá.

Víctor empezó a cogerle las tetas y a chuparlas como un desesperado, como lo desesperado que estaba. Le metía los dedos en el coño acariciándole el clítoris mientras le chupaba las tetas. Alicia mientras parecía una autómata, no parecía que en sus ojos se apreciara vida alguna. Víctor quería aprovechar la oportunidad de complacer sus fantasías. Como todo adolescente quería hacer todo lo que había visto en las películas porno a las que era asiduo. La cogió y la tumbó en el sofá bocabajo, chupándole el ojete de su perfecto y redondeado culo con grandes lamidas. Se sacó la polla y comenzó a refregarla en el ojete de Alicia, empujando para metérsela. Alicia nunca lo había hecho por ahí, era lo único que su padre había respetado de ella, por lo que le pidió a Víctor que no lo hiciera. Este miró a su padre como pidiéndole aprobación, y él viendo lo humillada que estaba su hija solo acertó a decir:

Espera hijo, así no la meterás nunca. Toma esto –le dijo dándole un bote de vaselina para los labios que había encima de la mesa. Úntate esto en la polla y clávasela a esa zorra.

Víctor, acordándose de todas las veces que Alicia había participado en las burlas de sus compañeros de clase hacia él, no se lo pensó dos veces y se untó la vaselina, metiéndole la polla en el cerrado culo de Alicia. Ella gritaba de dolor y lloraba desconsoladamente, mientras Víctor empujaba sin compasión. Se estaba tomando su venganza y la aprovecharía humillándola ante la aprobación de su padre. Cuando llevaba pocos minutos bombeándole la polla en el culo, sintió que iba a correrse, así que la sacó y se corrió en la espalda de Alicia. La venganza aún no estaba completa, así que Víctor recogió la abundante leche que tenía Alicia en la espalda con los dedos y le puso la mano delante de la boca.

Chupa, puta –dijo Víctor fuera de si. Ahora me vas a pagar todas las humillaciones que me has hecho.

Alicia, sin más remedio y obediente, comenzó a chupar todo aquel semen sin dejar ni gota. Una vez hubo acabado, el padre de ella le dijo que "ya que era un hombre, se podía ir a su casa". Víctor se fue y allí se quedo la pequeña Alicia, más sola que la una en su habitación, con el culo rojo y abierto y llorando en su cama. Al día siguiente, ella esperaba que en el colegio nadie supiera lo que había pasado con el feo de la clase, ya que para ella no habría humillación peor. Sus temores se quedaron cortos, ya que nada más entrar en la clase, la profesora acompañado de la directora la llevaron al despacho de esta última, donde esperaba con la cabeza agachada Víctor. Les había contado todo lo que había pasado el día anterior!!!...

Esta historia continúa, así que si os ha gustado enviadme vuestro comentario, ya que como yo siempre digo "escribir una historia cuesta mucho, pero enviar un comentario no cuesta casi nada". Hasta la próxima.