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La pequeña Alicia (2)

en Jovencit@s

… Alicia entró en el despacho de la directora temiéndose lo peor. Cuando vió al niño gordito allí sentado con la cabeza agachada y a la directora en el despacho, supo que su vida cambiaría a partir de ese momento. Dijeron a Víctor que volviera a clase sin contar nada a nadie, y este así lo hizo. Entonces comenzó el interrogatorio:

Alicia, Víctor nos ha contado lo que pasó anoche en tu casa. ¿Es eso verdad? –dijo la directora.

Sí, es verdad.

¿Hace mucho que tu padre te hace esto?

Sí, desde hace mucho.

¿Que te obliga a hacer tu padre?

Pues me hace que haga pasárselo bien a sus amigos.

¿Te obliga a practicar sexo con todos sus amigos?

A casi todos, solo a sus mejores amigos.

¿Qué te dice que les hagas?

Se la chupo, me tocan, les toco, les hago pajas…

¿Con tu padre también?

No, mi padre no me toca…

Después de una larga batería de preguntas, caras serias, promesas de que hablarían con su padre para que esto no volviera a ocurrir, etc… la dejaron ir a clase.

La directora, esa misma mañana fue a casa de Alicia para hablar con su padre para que todo esto no volviera a ocurrir bajo amenaza de llamar a los servicios sociales. Su padre, como no podía ser de otro modo, tuvo que aceptar todo lo que le dijo la directora.

Por su parte, para Alicia lo peor hubiera sido que en su clase se enteraran de lo que había pasado, lo que la habría suicidado socialmente. Afortunadamente, por esta vez Víctor no dijo nada. Otra cosa fue a la hora de irse a casa ese día. Víctor parece que de esta situación aprendió rápidamente.

Alicia, necesito hablar contigo, ven un momento conmigo.

Víctor se llevó a una Alicia avergonzada a un descampado cercano al colegio para hablar con ella.

Sé que no quieres que nadie se entere de lo que pasó el otro día, ¿verdad?

No, por favor, no se lo digas a nadie.

Si no quieres que se lo digas a nadie tendrás que hacer algo por mí. Tendrás que salir oficialmente conmigo, vamos, ser mi novia.

¿Y para qué quieres que sea tu novia?

Si estoy con una tía tan buena como tu, seguro que me respetan más.

Está bien, lo haré -dijo Alicia sollozando.

Y ahora, como novia mía empieza chupándomela, que lo haces muy bien y me quedé con las ganas de más.

Alicia se agachó a los pies de aquel gordito que ahora era su novio forzoso. Le empezó a tocar por encima de los pantalones su polla, poniéndolo más cachondo todavía de lo que ya estaba. Como el sitio era apartado y no pasaba nadie, no temían que los viera nadie. Alicia le sacó la polla de los pantalones y se la metió en la boca mientras Víctor le decía que como no le gustara la mamada se lo diría a todo el mundo. Ella se afanó bastante, chupándola con gran maestría y utilizando mucho la lengua. De vez en cuando se la sacaba de la boca para chuparle los huevos, lo que hacía que el niño se volviera loco de placer. Después se la volvía a meter en la boca, solo sacándola para hacerle una paja y escupirle en la polla para ensalivarla. Víctor disfrutaba tanto humillándola que le dijo que se tendría que tragar todo el semen que saliera, a lo que Alicia no tuvo más remedio que acceder. Cuando se iba a correr no la avisó, sino que la agarró con fuerza de la cabeza apretándola contra su polla para que no se pudiera escapar. Alicia estuvo a punto de atragantarse, pero aunque estaba toda colorada, pudo tragarse hasta la última gota de semen. Cuando terminó, y no satisfecho, Víctor la sobó entera, le chupó las tetas y tocó el coño. Una vez terminó y se puso a gusto, le dijo a Alicia:

No hay prisa, ya tendremos tiempo de seguir otro día. Vas a ser mi esclava a partir de ahora.

Era lo más horrible que ella podría escuchar nunca, por si fuera poco su padre, ahora tendría que ser la esclava de aquel repulsivo niño.

Curiosamente, la vida de Alicia cambiaría en su casa, ya que su padre no tuvo más remedio que no obligar a su hija a hacer las cosas que les hacía a sus amigos. Mientras duró el curso, Alicia no tuvo más problemas en su casa, no así fuera, donde Víctor la seguía obligando a hacerle de todo. Como los padres del chaval no estaban en casa casi nunca por trabajo, la mayoría del tiempo estaba solo en casa, momento que aprovechaba para llevarse allí a Alicia y hacerle todo lo que quería y más. Mamadas, folladas de culo y coño y demás guarradas eran ya habituales en esa casa.

Lo peor vino cuando un día se presentó Víctor con tres de sus amigos, por cierto todos los "pringaos" de la clase y la obligó a hacerles de todo. Cada cual era peor. Uno era extremadamente delgado y cabezón, otro gordo y otro feo con ganas. Llamémosles Alvaro, Ricardo y Manuel. Ella se esperaba lo peor y así fue. Víctor la obligó a ser "amable" con sus amigos y a simular que le gustaba, no quería que se dieran cuenta que lo hacía obligada. El lo preparó todo muy bien, le dio instrucciones a Alicia y el juego comenzaba. La tarde empezó con una merienda. Alicia iba con una minifalda (cosa que por supuesto la obligaba a llevar Víctor) y se puso enfrente de los tres chiquillos. De vez en cuando, veía que los niños miraban y se abría de piernas, enseñándole las bragas a los sorprendidos chavales, que por supuesto no paraban de mirar. Luego jugaron a la gallinita ciega, cosa bastante infantil para chicos de esa edad, pero no cuando estaba una chica como Alicia con lo buena que estaba ¡y a oscuras!. Por supuesto Alicia tuvo que presentarse voluntaria para ser la gallina ciega la primera partida. Cada vez que encontraba a alguien, le tocaba el culo o el paquete, hasta que los niños aprendieron y cada vez que podían se dejaban encontrar y aprovechaban para meterle mano. Cuando Víctor creyó que había suficiente, encendió la luz y se acabó el juego. Pasaron al salón y con sus amigos ya cachondos, les sugirió que si querían que Alicia les hiciera lo que quisieran, a lo que ellos por supuesto le dijeron encantados que sí.

Alicia empezó a abrir cremalleras y sacar pollas de sus respectivas portañuelas. Alvaro y Ricardo tenían pollas normales pero la de Manuel era bestial para un adolescente de su edad. Con 15 años se gastaba una polla de 22 centímetros. Se la tuvo que mamar a cada uno por orden, hasta que llegó a Manuel con el que tuvo más trabajo por el tamaño del miembro. Cuando tuvo todas las pollas mamadas y se corrieron todos en su boca, todos la sobaron lo que quisieron. Lo único que Víctor no les permitió es que se la follaran, pero lo demás se lo permitió todo. La desnudaron, le comieron el coño y las tetas, les tuvo que hacer una segunda mamada… hasta que todos terminaron exhaustos y en la ducha. Después de toda aquella sesión, cada uno se fue a su casa, los chavales con una sonrisa en la boca y Alicia con lágrimas en los ojos.

Afortunadamente para Alicia, no duró mucho la situación, ya que esta se negó a seguir con la farsa a los pocos meses y Víctor accedió a dejarla en paz. Hicieron como que rompían la relación y todo se acabó ahí. El resto del curso fue bastante más tranquilo para ella, ya que por fin no sufría abuso por parte de nadie después de tantos años. Cuando acabó el curso, Alicia se fue en verano a un campamento de verano y allí le sucedieron más cosas…….. pero esa es otra historia.

Gracias por leer esta historia, solo quiero que quede claro que es una fantasía y no hay que tomársela más en serio de lo que merece. Disfrutad del relato y dejad vuestro comentario. Recordad que una historia cuesta escribirla mucho, pero hacer un comentario y puntuarla no cuesta casi nada.