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Mi maduro y guapo profesor de la Universidad

en Sexo con maduros

QUÉ BIEN ME DIO ESE MADURITO

Carlos era mi profesor de Publicidad en la Universidad, un hombre cuarentón, alto, guapo, de unos hermosos ojos verdes, elegante y bien mantenido, siempre fue un motivo de deseo para mí, pues los maduros son mi debilidad, aunque los jóvenes me gustan mucho, pensar en hacerlo con un maduro me excita mucho. Carlos que era serio en la clase con todas las otras chicas, no era para nada indiferente a mis coqueteos y se notaba claramente que yo también le gustaba, en ocasiones me invitaba a salir pero yo no lo hacía sola si no en compañía de otras compañeras, así pasaron los meses y se acabó el año lectivo, dejó de ser mi profesor pero no de ser mi amigo, así que un día se me ocurrió llamarle para que me ayude con un tema de publicidad que debía realizar en mi trabajo y pasó lo siguiente:

Nos encontramos cerca de mi oficina, salimos en su carro a tomarnos un café pero yo desde que le vi empecé a lamerme los labios, a mostrarle disimuladamente mis senos grandes a través de una blusa muy pegadita y a cruzarle la pierna con un jean apretado que dejaba ver mis curvas y mi culo grande y formado, mientras movía mi larga cabellera de un lado a otro, hasta que todo eso tuvo consecuencias y su paquete empezó a crecer se le notaba grande, muy grande y eso me puso a mil por hora, empecé a moverme provocativamente mientras él me decía lo guapa que soy y las ganas que me ha tenido siempre, nos fuimos a un sitio solitario de la ciudad y mientras llegamos nos dimos algunos besos deliciosos que nos excitaron más todavía, yo saqué una de mis tetas de la blusa y me jalé el pezón, él ya no pudo más y se dedicó a mamarme la teta con todas sus fuerzas mientras me abría el cierre del pantalón y me metía los dedos en mi rica y mojada concha, salimos rápido a un motel y me desvestí tan rápido como pude, él se dedicó a mamarme las tetas y a meter los dedos en la concha lo cual me hacía explotar de gusto, fue una sensación deliciosa, luego de besarnos, me hizo mamarle su larga verga (20 cms) con gran fuerza, le lamí su verga y sus huevos a lo que él respondió también mamando mi concha deliciosamente, luego me metió la verga en mi huequito que escurría de jugos y me dio como no me habían dado en la vida, me hizo disfrutar mucho tiempo de su verga, de sus besos y sus abrazos, mientras me decía que era la concha más rica que había comido de sus alumnas, me pidió que nos siguiéramos viendo y yo le prometí darle una sorpresita la próxima vez (darle mi culito virgen) cosa que le encantó, después de mucho darme terminó en mi cuerpo y sentí su rica y caliente leche invadir mi pecho. Fue una experiencia muy rica y que ya hemos seguido repitiendo cada vez mejor con mi maduro profesor,, la siguiente vez fue espectacular, pero eso les contaré en un nuevo relato.