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Nueva era: la dominación de los brackos

en No Consentido

NUEVA ERA – LA DOMINACION DE LOS BRACKOS

Era y Mara caminaban rumbo al norte con las pocas cosas que llevaban puestas. No tenían mucho, a decir verdad no habían personas con mucho mas en esa época. Muchos años han pasado desde la gran guerra. Tres días bastaron para acabar con miles de años de evolución. De eso hacia 300 años, el manto negro del cielo había desaparecido casi en su totalidad. Pocos eran los que habían podido sobrevivir a tanta destrucción, pero poco a poco la vida empezaba a florecer otra vez y la esperanza de que no todo estuviera destruido empezaba a florecer tímidamente sin aparente prisa. Muchas cosas habían cambiado desde la casi extinción de la vida en el planeta, esta vez se habían destruido demasiadas cosas en el planeta y nada volvería a ser lo mismo que antes de la gran guerra. El hombre había perdido su poder en la tierra para nunca volverlo a recuperar.

Era y Mara avanzaban hacia el norte donde habían oído rumores que se había establecido una colonia de hombres y mujeres fuerte mente defendida contra los brackos. Donde la mujer era algo más que una fabrica de niños y donde su voz era escuchada como la de uno más. Podía ser eso realidad, en un mundo donde la mujer se había convertido en el único portador de vida al planeta, en un mundo donde eran forzadas a mantener sexo con toda la colonia por el bien de la humanidad. Muchas violaciones e hijos quedaron atrás antes de escaparse de la colonia, pero estaban decididas a encontrar la colonia del norte costase lo que costase.

Cientos de kilómetros habían recorrido en medio de la noche, tantos que era imposible que los mas valientes de la colonia les encontrasen, los brackos eran cada vez mas numerosos y nadie en su sano juicio se alejaría de terreno seguro y menos por dos mujeres con ganas de suicidarse, pero sus 18 y 20 años unidas a sus esperanzas de que el mundo podía estar cambiando era mas fuerte que todo el peligro que les acechaba.

-Era acércate corre grito- Mara sacándome de mis pensamientos.

Me había quedado rezagada los pulmones me quemaban y las piernas no las sentía. El terreno era un condenado desierto. La vida estaba muerta y empezaba a dudar que existiera otro lugar con vida que en el que nos encontrábamos hasta que eche un vistazo a lo que Mara señalaba. A un kilómetro mas o menos un rió caía por la ladera cortada de una pequeña montaña, formando una pequeña cascada que iba a morir a un remanso de agua antes de seguir su incansable paso hacia el mar. Mi cuerpo se estremeció al ver tan vello paisaje rematado en su orilla por un pequeño prado verde, no era muy grande pero lo suficiente para que mis ojos se llenasen de lágrimas al empezar a ver como la vida empezaba a surgir por ella misma después de tan duro golpe.

Mara empezó a correr. Su delgado cuerpo, la comida escaseaba y nuestros cuerpos sufrían una fuerte falta de nutrición, parecía que se fuese a romper con tanto vaivén, no nos acordábamos de que no habíamos comido en varios días, tampoco de que ese lugar pudiese no ser tan seguro como creíamos, solo veíamos un lugar donde lavar nuestros mugrientos cuerpos y quien sabe encontrar alguna clase de fruta de las que tanto escaseaban.

Mara llego un poco antes que yo, se quedo mirando la cristalina agua, dejo el zurrón del agua, se quito el trozo de piel que le hacia de falda. El efecto invernadero, recrudecido después de la gran guerra, hacia que fuese casi insoportable más ropa. Metió su cuerpo desnudo en el remanso de agua, haciendo desaparecer su esquelético cuerpo durante unos segundos en su interior. Yo me quede unos segundos observando la delicada figura de Mara zambullirse en el agua. Su cuerpo aunque en extremo delgado era muy bonito, sus piernas largas y bien moldeadas, su cara de buena niña habían sido una maldición para ella, pues cuando tuvo su primera menstruación y la madre naturaleza la doto de todos los elementos necesarios para tener hijos había sido una de las preferidas de los hombres para efectuar sus abusos en nombre de la procreación, el puesto de la mujer se había reducido a tener hijos para evitar la extinción y como ley que ninguna mujer podía negarse a ser concebida bajo pena de muerte, cosa bien aprovechada por los hombres que saciaban sus mas bajos instintos con total impunidad. Esa era la razón de nuestra huída encontrar ese sitio donde la mujer era más que un objeto en manos de hombres desesperados.

Me metí poco a poco en el agua, note como mis músculos se contraían a su contacto y un gran alivio me invadía, me abandone a su abrazo olvidándome por un momento del agobiante calor que nos envolvía. Empecé a frotarme el cuerpo, era delicioso notar como el barro y el sudor de semanas desaparecía por completo en segundos y como nuestra cara reflejaba felicidad. No nos dijimos nada, no hizo falta, simplemente nos acercamos y nos besamos. Fue un beso cálido lleno de sentimiento mutuo, nuestros cuerpos se rozaban con una sensualidad que nunca habíamos notado. Nos estábamos poniendo a cien restregando nuestros débiles cuerpos mojados en medio del estanque, todas las preocupaciones habían quedado atrás solo estábamos ella, yo y todo un mundo en nuestros cuerpos por descubrir.

Acabamos tumbadas en el fino prado que se había formado en la orilla. Roces, caricias, besos, todo un mar de sensaciones que no habíamos experimentado antes, no sabíamos donde estábamos ni quien éramos, estábamos sumidas en una espiral de placer que poco importaba el mundo exterior. Nuestro interior nos ardía y cuando introdujimos nuestras lenguas en ellos una electrificante sensación cruzo nuestros cuerpos. Nuestras lenguas no paraban un segundo de explorar tan jugoso manjar, estábamos al borde del orgasmo las dos, nuestro interior chorreaba como la espectacular cascada que teníamos al lado, yo estaba tumbada en el suelo y ella encima empapándome la cara con su jugo cuando note un cuchillo en mi garganta.

-Tu continua mientras yo le doy a tu amiga lo que necesita-me dijo mientras empezaba a introducir si miembro en el coño lubricado de Mara. Una risa me indico que no estaba solo, no olía a sucio por lo que sospeche que habían estado primero en el estanque y al vernos llegar se escondieron hasta que estuvimos limpias y preparadas para sus pollas. Todo un espectáculo para sus ojos.

Su rabo entraba y salí frenéticamente de dentro de Mara mientras yo seguía comiéndole el clitoris, estaba a punto de caramelo y no pensaba permitir que nadie estropease la llegada al clímax de mi compañera, ella se estremecía mientras los dos le dábamos caña a su almejita, gemía como una perra en celo en cada arremetida de polla estaba poniéndome tan a tope que casi agradecí que alguien me abriese las piernas y me introdujese su miembro hasta las entrañas, estábamos siendo las dos penetradas cuando note como el cuerpo de Mara se empezaba a convulsionar, empezaba a emitir un quejido y se ponía tensa, la guarra se estaba corriendo en uno de los orgasmos mas espectaculares que había visto, mientras yo me abandonaba al mío particular. Estaba a punto de correrme cuando esa polla se introdujo en mi interior no izo falta mucho para que yo empezara a notar la venida del orgasmo, me abandone a el mientras oía como decía el que penetraba a Mara que estaba apunto de correrse.

Era excitante ser penetrada mientras tenía en mis narices el coño de mara, estaba siendo penetrada a un ritmo infernal, mi lengua no paraba de estimular el clítoris de Mara mientras era bombeada por ese animal a punto de correrse. Mara gemia como una perra en celo había tenido un orgasmo ya y la chorrera de su coño en mi cara me indicaba que la segunda iba en camino mientras yo era victima de mi orgasmo particular. Estaba cegada de placer, solo quería ser penetrada más y mas hondo cuando mote que el que penetraba a Mara se empezaba a poner tenso y acelerar las envestidas mas aun.

Se iba a correr.

Lo que paso a continuación fue muy rápido, yo estaba siendo victima de un orgasmo brutal cuando note un zumbido mientras el que estaba penetrando a mara se corría inminentemente, el zumbido acabo en sendos sonidos secos. Un liquido me salpico mientras el que me estaba penetrando se salió y el que penetraba a mara se cayo hacia atrás con la cabeza atravesada por una lanza. Su poya cayo al lado de mi cara estaba aun tiesa y escupía ríos de semen encima nuestra, mientras los espasmos de su cuerpo cesaron en un silencio sepulcral. No nos atrevíamos a movernos, estábamos agarradas y temblando aun en la posición del 69 llenas de semen y sangre de nuestros violadores mientras unos pasos nos indicaban que el ejecutor se acercaba. No queríamos mirar algo nos decía que ya sabíamos lo que se acercaba y que si no mirábamos desaparecería sin mas, pero una sombra sobre nuestras cabezas no solo nos derrumbo nuestras esperanzas sino que alimento nuestros mas intensos temores, ante nosotros se alzaba un Bracko y ibamos a ser sus prisioneras.