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La historia de Aldebaran (1: Nacimiento)

en Control Mental

LA HISTORIA DE ALDEBARAN

I

(NACIMIENTO)

Estoy sentado frente a una taza de café en algún lugar de esta ciudad, una ciudad que tiene una doble vida, de día para la gente común y corriente pero la noche es para los extraños como yo.

Acabo de dejar a mi novia dormida en su departamento, no despertara hasta mañana porque así se lo he pedido. Es un Don que tengo, una herencia de mí mismo durante Siglos pasados... pero creo que me estoy adelantando, perdonen, cuando uno llega a cierta edad tiene demasiados recuerdos como para no divagar un poco. Creo que comenzare hablando de mi nacimiento. Pero no del primero, ese acto tan hermoso y natural de brotar de una mujer no es importante para mi historia. Hablare de mi segundo nacimiento que fue en mil novecientos dieciséis. Contaba yo con dieciséis años y era un chico bastante problemático, parte de la culpa la tiene la revolución que fue una época muy confusa. Todos disparaban contra todos y casi nadie sabía quien era el verdadero enemigo, así son las guerras y la revolución mexicana no fue la excepción.

Como dije, yo era bastante problemático, me dedicaba a saltar de lugar en lugar por todo el puerto de Veracruz , mi pobre abuela no me auguraba un futuro halagüeño y como era mi único familiar vivo se preocupaba por mi. Yo era un autentico Diablo y cuando no estaba jugando cartas con los soldados (los revolucionarios o los "pelones" a mi me daba igual) estaba escapando de los machetes de los padres demasiado celosos de "mis novias".

La mesera me da la cuenta amablemente y al mismo tiempo desliza un papel con su teléfono y unas cuantas palabras garrapateadas con prisa "háblame, salgo a la una". Lo guardo automáticamente en mi bolsillo y mientras la miro reconozco algo en ella, bien otra deuda que saldar. Voy al sanitario para arreglarme un poco y me miro en el espejo, me gusta lo que veo. Soy alto, y de tez morena, mi cuerpo es atlético y mis facciones aunque un poco toscas creo que llaman la atención; Otros pensarían en mi lugar que es por esto que algunas mujeres me buscan y solo yo se la verdad. El pequeño café nocturno esta casi vacío y logro ver uno de los privados lo bastante amplio para mis fines así que miro en derredor y localizo a mi "amiga". La llamo con un susurro en su mente, ella voltea algo extrañada y busca algo, cuando me ve sonríe pero en unos segundos su gesto cambia por otro mas serio, acabo de engancharla y le ordeno que venga conmigo el cocinero la mira extrañado venir conmigo pero con una sola mirada se da cuenta de que tiene cosas mas importantes que hacer, como un inventario de todo lo que hay en la bodega y por supuesto, cerrar para que nadie mas entre esta noche. Ella llega y entra conmigo al privado, corro la cortina que sirve de puerta y la miro, es delgada pero muy formada, su cuerpo huele a perfume dulce y sus labios rosados prometen. Su sencillo uniforme de una pieza de color azul esta cerrado por delante con un largo ziper, es corto y deja ver sus piernas enfundadas en medias negras y sedosas y su mirada vacía me mira sin verme. Deslizo el cierre en un solo movimiento dejando al descubierto sus pechos enfundados en un brassier color negro y unas pantaletas que hacen juego, le ordeno que se termine de quitar la prenda y la ahora puedo ver su piel blanca y firme. Comienzo a acariciarla por encima de su lencería y sus pezones se erectan al igual que cierta parte de mi cuerpo.

Ahora estamos los dos desnudos sobre la mesa, sus pechos son picudos y sus pezones rosados, mi mano explora los labios de su vagina provocándole pequeños pero fuertes orgasmos, ahora ella se inca ante mi y frotando mi verga la mama con desesperación mientras clava sus uñas manicuradas en mis piernas. Creo que si ella estuviera consciente de lo que , de lo que REALMENTE esta haciendo me arrancaría el órgano de una mordida . Después de todo eso fue lo que yo le hice hace algún tiempo. Mientras sigue buscando vaciarme de esperma yo regreso a mi pasado, en otra ocasión y en otro tiempo hace casi cien años.

Como les decía, me la pasaba vagando de cama en cama, con mayor o menor suerte buscaba mujeres que quisieran acostarse conmigo, como para algunas este era el fin del mundo ( ¡Ah mundo! ¿Cuántas veces has amenazado con acabar desde que estoy en ti?) se me entregaban con facilidad – mejor tu que a los pelones o a los de "la bola" –como se le conocía al movimiento revolucionario en México- recuerdo a una morena casi negra (ahora correctamente le diríamos "afroamericana") mulata hija del puerto, sus caderas eran anchas y prietas y sus pechos no tienen nada que ver con las mujeres esqueléticas de ahora, ella era toda una mujer. Desafortunadamente su marido era todo un cabrón. Cuando nos sorprendió tuve que salir sin mi calzón de manta por el ventanuco de su choza, corrí como lo hice tantas veces antes, solo que este maldito tenía dos cosas a su favor: una carabina nueva y una puntería del carajo. Sentí claramente como la bala me mordía en la espalda, pero mi miedo no me dejo caer y mas aún, me dio alas para alejarme hasta la canoa en que habitualmente me iba a pescar. Reme como un motor fuera de borda y me aleje apenas para esquivar otra carga, pero la herida abierta me sangraba sin parar, me sentí débil y creo que me desmaye o mas bien, me morí por un rato.

Cuando desperté estaba a bordo de un barco y las caras curiosas me miraban con lastima. Eran chinos que me recogieron cuando me vieron a la deriva. Hablaban en su lengua que a mi me parecía como una canción pegajosa y un hombre se acerco apartando a los demás, para mi sorpresa me hablo en cristiano y me dijo con una triste sonrisa – Creo que te llego la hora amigo- gruesas lagrimas resbalaron por mis ojos y algunas palabras, que salieron de no se donde, llamaron su atención – No me puedo morir, no sin estar con ella una vez mas... Dios por favor, no me dejes perderla ahora... – Como les dije, no supe en ese entonces lo que ahora comprendo, lo que Chi´n Tai si entendió. La oscuridad me envolvió y una luz extraña se enrosco a mi cuerpo, me vi elevándome lejos del barco hasta el cielo y ahí me esperaba alguien, no pude distinguir quien era pero sentí la necesidad de correr a su lado.

Y así fue como perdí la vida. Si, suena extraño pero mientras mi encantadora amiga me lleva al clímax, ahora montada sobre mí y cabalgándome como una profesional, lo recuerdo. Es curioso que morir se parezca tanto a un orgasmo, sientes la vida y la muerte tan cercanas, tan profundamente tuyas que sientes que es el estado natural de las cosas, ese devenir entre tu vientre y la eternidad cabe en el cuerpo de una mujer. Con un rápido movimiento me levanto y ahora la penetro de pie mientras me concentro en la energía que brota de nuestros cuerpos. Ella derrama generosa sus jugos lubricándome mientras se prende con las uñas a mi espalda, yo reenvío esa sensación de cosquilleo en mis testículos atravez de mi columna vertebral hasta mi cabeza, es pura luz, la luz del amor, ahora parece enfurecida y me muerde el cuello mientras grita repitiendo mi nombre, no el que tengo ahora, sino el que tuve hace muchas vidas en otro lugar, para ella soy Isyazmin, la última de sus esposas en la lejana Arabia, la mujer que el, Hassan Abdula mas amo y que en un ataque de celos lo castro de una mordida, para después apuñalarlo en mitad de un oasis, la mujer que corto su propio cuello llena de arrepentimiento. Ese día también morí.

Desperté lleno de tierra y temblando de frío, en mitad de una cueva y que se iluminaba con una pequeña fogata. El viejo Chino que vi antes de la oscuridad estaba recostado y reía de forma socarrona. - ¿Ya regresaste? Pense que te irías para siempre – le puso mas leña al fuego y me ofrece un jarro con un liquido que huele a rayos. – Tómalo, cuando uno se muere no es bueno andar mucho tiempo con el estomago vacío... – sin comprender sus palabras solo obedecí y me trague el liquido, que por cierto sabía tan mal como su olor. Lo mire interrogante mientras sacudí la tierra de mi cabeza - Es la tierra de tu tumba, no sabes el trabajo que me costo convencer a mi gente que no te tirara al mar, ellos son muy supersticiosos y no les gustan los muertos en el barco pero les dije que tu última voluntad era que te enterraran en "tierra santa" jajaja, la verdad fue muy divertido ver como te tiraban al hoyo y lo llenaban de tierra.- Su risa me helo las venas y por un momento creí que estaba con un loco, tenía que haber alguna otra explicación para la tierra y cuando trate de decírselo me miro divertido y simplemente me dijo "ven". Me asusto que lo dijera en tono tan firme que obedecí, pero mas me asusto que no hubiera abierto la boca para hacerlo. Se levanto y me llevo fuera de la cueva, me estremecí involuntariamente. Estabamos en una cueva al lado del camposanto de mi pueblo, y casi frente a mi una tumba recién abierta tenia una cruz de madera toscamente labrada, seguramente por Cipriano el carpintero, y en ella estaba escrito mi nombre. No sentí cuando caí de rodillas, y tampoco cuando comencé a vomitar el liquido amargo recién bebido, pero pude sentir miedo, un miedo como nunca lo he vuelto a sentir. Solo la mano cariñosa de mi nuevo amigo me dio algo de consuelo cuando la sentí sobre mi cabeza terrosa. – ¡Vamos joven amigo! No es para tanto, pocos tiene la oportunidad de volver a nacer, creo que los dos tuvimos suerte. –

Mi amante casual esta en cuatro puntos mientras la penetro por atrás, esta es la forma mas animal de hacer el amor, quizá sea muy primitiva pero también es la que nos recuerda que el ser humano es solo un animal con suerte. Ella grita exigiéndome que me vacíe en ella, por supuesto que no lo haré. Me gusta llenarme de esa divina fuerza u volverla a usar cuando yo quiera, para consolarla le doy la orden de que tenga orgasmos múltiples, grita y jadea, me bendice y me maldice con doscientos años de amor y rencor hasta que extenuada cae desmayada al piso dejando mi verga aún erecta y flotando en el vacío. Respiro lentamente y regresa a su tamaño. Mi deuda esta saldada. La levanto y le ordeno que al despertar se vista y me olvide... y esta vez para siempre. Al salir le pido al cocinero que me ignore y lo hace. La calle me recibe de nuevo, ya esta a punto de amanecer y miro el cielo, tantas vidas y todavía me emociona como aquella noche.

Mi amigo me señala el firmamento, - Escoge una estrella... anda no seas tímido, es buen momento para iniciar todo. – Señalo una que me parece que brilla especialmente para mí. – Muy bien, y mira que casualidad, hoy es veinte de abril... – lo miro extrañado el solo se carcajea. – luego te explico... Aldebaran, ese es tu nuevo nombre, ahora eres una estrella, nunca lo olvides-

No, nunca lo olvido y cuando levanto la mirada en noches despejadas como esta y puedo atisbar mi estrella, a veces dejo escapar una lagrima ¿ Que quieren? Nací sentimental.