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En clase de salsa me ligué a una madura

en Sexo con maduras

Nunca pensé en sacarle tanto provecho a mis clases de salsa.

Empezaré por describirme brevemente, ya que no creo que sea la parte más relevante de mi relato. Soy un chico de 27 años, y aun no teniendo cuerpo de gimnasio, me mantengo bastante bien. Me gusta el deporte y desde que hice un viaje a la república dominicana me he aficionado al baile latino, sobre todo a la salsa.

Como en mis 27 años, nunca me dio por bailar, pues lógicamente no tenia ni idea de en que consistía el baile, por lo que me tuve que apuntar en un nivel inicial. Yo iba a las clases sin pareja, el primer día, cuando el profesor nos dijo que nos pusiéramos en pareja para bailar, pues yo lógicamente me quedé solo.

En el otro extremo de la clase, hubo otra persona que se quedó sin pareja, era una mujer, de unos 45 años de edad, morena, no estaba gorda, pero ya se le notaban los michelines propios de la edad, con unos pechos exuberantes, los cuales más tarde comprobé con mis propias manos que estaban durísimos.

Yo me acerqué tímidamente a ella, y le pregunté que si tenía pareja, y ella con una sonrisa me dijo que no, que venía sola, y que con mucho gusto bailaría conmigo.

Como los dos éramos novatos, el profesor nos explicó como nos debíamos agarrar, mi mano izquierda con su mano derecha, mi mano derecha en su espalda, y su mano izquierda en mi hombro. Como os podeis imaginar, dos personas novatas en esa postura, "intentando" bailar, a veces nos pisábamos, a veces sin darme cuenta dándole una vuelta le rozaba el pecho, otras rozaba su culo contra mi pierna. Al principio, como estas concentrado con la música no aprecias esos detalles. Se acabó la clase y nos despedimos hasta el próximo día.

Cuando llegue a mi casa y me acosté no podía dejar de pensar en esa mujer, no sabía nada de ella, si estaba casada, si tenía hijos, es más con los nervios del principio, ni le pregunté el nombre. Sin darme cuenta sufrí una erección, la cual bajé con un monumental tocamiento de pene hasta descargar todo mi esperma en varios pañuelos de papel.

Estaba deseando de que volvieran las clases de baile, tuve que esperas 6 dias hasta que llegó la deseada clase.

Al llegar a la clase, me fui directamente al ropero, y mientras soltaba las cosas para poder bailar más cómodo, note una cálida mano sobre mi hombro derecho, giré la cabeza y la vi. No me lo podía creer, ¿era la misma persona? Estaba preciosa, parecía como si se hubiera arreglado para mi, vestía una camiseta súper ajustada, y un pantalón que le estilizaba su figura. Tenía un cuerpazo.

Faltaban como diez minutos para comenzar la clase, así que nos pusimos a conversar, en primer lugar nos presentamos, ella se llamaba Fátima, tenía 45 años y era divorciada. Me sorprendió que me diera tantos detalles de su vida privada, después me confesó que me dijo lo de su divorcio para que yo estuviera menos cortado.

Como nos lo habíamos pasado bien el otro día, decidimos ser pareja de baile, comenzamos la clase y el profesor nos dijo que recordáramos por nuestra cuenta los pasos aprendidos el último día, nos agarramos y en ese instante note su olor, no se que perfume llevaba, pero era muy agradable estar cerca de una persona que huele tan bien.

Con algunos roces de su pecho o de sus nalgas, sin darme cuenta tuve una erección, la cual era casi imposible disimular, así que me disculpe y fui al servicio a esperar a que se me bajara el hinchazón de polla que tenía.

Al volver, con una sonrisa pícara, me dijo sorprendentemente ¿ya has vuelto a tu estado normal?, yo rojo como un tomate, no supe que responder, y como dijo Groucho Marx, es mejor permanecer en silencio y parecer estúpido, que abrir la boca y confirmarlo.

Terminó la clase, y el profesor nos recomendó que practicáramos fuera de clase los pasos aprendidos para así poder avanzar más rápido. Fátima rápidamente, me cogió suavemente la mano y me preguntó si estaba dispuesto a bailar fuera de clase con ella, yo lógicamente le dije que si, pero que me daba corte que me viera la gente bailar, ya que tenía un nivel muy inicial. Me dijo que no había problema, que sus hijos estaban estudiando fuera y nos podíamos ir a su casa, que tenía un salón amplio.

Hasta ese momento, nunca antes me había comentado que ella tuviera algún hijo, yo no le volví a preguntar por ellos, pero me excitaba un montón la situación. Me dio la dirección de su casa, y quedamos al día siguiente a eso de las 9 de la noche.