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Intercambios? porqué no...

en Intercambios

Soy Camilo, acabo de cumplir 41 años y llevo veinte de ellos felizmente casado con Patricia, una hermosa mujer que actualmente tiene 39 años, los cuales le sientan muy bien; pues es dueña de unos enormes y felinos ojos verdes en el centro de un rostro divino que ilumina mis días cuando sonríe.

Además de un rostro angelical posee también un cuerpo capaz de cortarle el hipo a cualquier cristiano; pues aunque está un poco pasada de peso, tiene unas caderas deliciosas que empiezan en una cintura muy estrecha, y unas largas y hermosas piernas. Por otro lado, aunque en forma un poco desproporcionada respecto a sus grandes caderas, tiene unos senos medianos, coronados por una aureola dorada y unos pezones "delatores", pues siempre se endurecen cuando tienen ganas de que ser acariciados.

Me pasaría describiéndola en detalle, pero me ocuparían varias páginas de este cuento, y no es la intención del mismo.....

Durante mis estudios en la Universidad trabé una gran amistad con Marcelo; con quien estudiábamos, realizamos los proyectos siempre en el mismo grupo; más tarde incluso nos ayudamos mutuamente para conseguir las primeras oportunidades de trabajo, y hasta compartimos alguna aventura comercial fracasada como socios. En resumen una muy, muy grande amistad.

Cuando cada uno hicimos nuestras familias, nuestra gran amistad hizo que finalmente nuestras esposas también se hicieran buenas amigas; así que nuestra amistad continuó pero ahora en parejas.

El caso es que la amistad era muy cercana, y por supuesto llena de confidencias e intimidades, sobretodo entre nuestras esposas; pues es bien sabido que las mujeres son mas dadas a este tipo de "conversaciones", de cuyos contenidos los hombres rara vez nos enteramos.

Patricia y yo sabíamos, por esas épocas Marcelo y su esposa Ana Luisa, estaban pasando por un mal momento en su vida matrimonial; y Patricia normalmente era el "paño de lágrimas" de Ana Luisa, pues siempre venía a desahogarse con ella sobre los problemas y discusiones que tenía con Marcelo.

El sentido de la amistad de Patricia es realmente encomiable, por lo que rara vez me comentaba las confidencias que recibía de Ana Luisa; sin embargo, en una ocasión en que llegué de la oficina, las encontré charlando en nuestra sala, Ana Luisa tenía los ojos algo llorosos, por lo que simplemente saludé y subí a nuestro dormitorio para dejarlas conversar tranquilas. Pero me sorprendió ver que Patricia subió casi enseguida pues Ana Luisa se había retirado.

Patricia estaba muy turbada; cuando le pregunté que si sucedía algo, me contestó que no y no me quiso decir nada; pero sin embargo yo sabía estaba muy preocupada por algo.

Una de nuestras "costumbres esporádicas" favoritas, era que de vez en cuando nos quedábamos charlando en la noche hasta la madrugada; hablamos de todo y de todos, de nuestros sueños, nuestras esperanzas; recordamos algo de nuestros mejores momentos del pasado, y normalmente terminábamos siempre haciendo el amor antes de dormirnos, casi siempre alrededor de las 3 o 4 de la mañana.

Sintiendo que Patricia tenía alguna preocupación grande que no quería contarme, me dispuse a propiciar una de nuestras noches, pues hace ya tiempo que no lo hacíamos; con la esperanza de que finalmente se abriera y me contara lo que le preocupaba.

Y me funcionó a las mil maravillas. Después de charlar de varias cosas y relajarnos un poco, y sobretodo bajar un poco sus defensas con la complicidad que nos daba ese ambiente; le estaba hablando sobre lo mucho que la conocía y que yo pensaba que podía leer en ella sus estados de ánimo con suma facilidad. Y le puse por ejemplo esa misma noche que estaba muy pensativa por algo y que me preocupaba no poder ayudarla.

Se quedó callada por un momento, me miró a los ojos y me hizo prometer que no me enojaría, ni haría ningún drama sobre lo que me iba a contar. Por supuesto, la curiosidad me hizo apresurarme a hacer la promesa.

Y comenzó:

Ana Luisa, me acaba de hacer una confidencia muy grande, que me cuesta creer hasta este momento.... Me acaba de contar que ella y Marcelo han tenido varias experiencias de INTERCAMBIO DE PAREJAS...

Yo la verdad me quedé mudo de asombro.... Marcelo era un tipo muy bien parecido; no muy alto pero de aspecto fuerte, rubio, ojos azules y una personalidad muy amigable y cautivadora. Por supuesto, en su juventud era, lo que se decía un "Don Juan". Yo mismo había envidiado en múltiples ocasiones la facilidad que conseguía sus aventuras amorosas, y sobre todo la belleza extraordinaria de las mujeres que lograba conquistar.

Ana Luisa era también una chica muy bella, tenía el cabello y los bellos ojos negros, muy oscuros que contrastaban con una piel blanca; y aunque no tenía un cuerpo tan espectacular como el de Patricia, tampoco dejaba de ser muy hermoso, sobretodo un par de senos muy grandes y atractivos.

En resumen, eran una bella pareja; y pensándolo ahora, se ajustaban muy bien al perfil de las personas que se dedican a ese tipo de prácticas, pero jamás me había imaginado siquiera esa posibilidad; y lo que más me extrañó era que Marcelo no me lo hubiera mencionado jamás.

Tal parece que Patricia adivinó mis pensamientos, pues me preguntó:

Tú lo sabias?.

No.... ni siquiera me lo imaginaba, me has dejado seco del asombro.

Pues eso no es nada.... te vas a dar cada sorpresa con lo que te voy a contar... – Me dijo Patricia - Ni siquiera te imaginas con qué parejas me contó que han participado en esos juegos...

Quién? – Pregunté – Alguien que conocemos?

Te dicen algo los nombre de Jorge y Angela?

Qué dices? .....

Me quedé asombrado de nuevo; Marcelo y yo trabajamos juntos en una empresa en la que Jorge era el Gerente General y Angela su esposa era Directora del área de Capacitación. Angela era una mujer muy diferente a Ana Luisa, era pequeña y menudita, pero era muy trigueña y a Marcelo le atraía mucho por eso (La ley de los opuestos). Jorge era un tipo que aunque ocupaba un cargo importante, no dejaba de ser un personaje muy inmaduro, y que se pasaba hablando de chicas y dándoselas de conquistador; personalmente nunca fue de mi agrado.

Y yo sabía que a Ana Luisa tampoco le gustaba, pues en nuestras múltiples reuniones ella lo había mencionado y Marcelo por supuesto lo sabía; de allí que mi asombro fuera mayor.

Pero si Ana Luisa detesta a Jorge, cómo es posible que haya aceptado algo así - Musité.

Según me dice ella- Contestó Patricia – Marcelo y Ana Luisa han tenido muchísimos problemas en su relación, tantos que casi han llegado a la separación. Cosa que Ana Luisa no desea que suceda bajo ningún punto de vista; y...., esta parte me cuesta creer; me dijo que Marcelo prácticamente la ha chantajeado para que participe en esos juegos para mantener su matrimonio.

Me quedé pensando... Marcelo era un tipo muy sexual, y como dije antes, el perfil perfecto para ese tipo de Intercambios; sin embargo, me costaba creer que fuera capaz de extorsionar a su esposa de esa forma.

Tú le crees? – Pregunté.

No sé – Me dijo- Siempre supe que Marcelo era un Don Juan, pero no imagino que tenga un corazón tan podrido.

A mi también me cuesta creerlo; si eso realmente ha sucedido, debe ser bajo el consentimiento de ambos. Seguramente Ana Luisa, culpa a Marcelo para justificar sus propias apetencias.

Te cuento con quien mas han estado? – Me preguntó Patricia, ahora un poco divertida.

Mi silencio afirmativo fue contestado.

Rubén ...., solo que no con su esposa, sino con otra chica, seguramente su amante.

Rubén fue socio de Marcelo en una empresa que habían formado hace varios años, pero hace unos meses Rubén se había ido a vivir a Argentina con su familia. Yo sabía que en cambio Rubén le encantaba a Ana Luisa, y era mucho mas creíble. Y yo la verdad temía que Ana Luisa hubiera adornado la frente de mi amigo con un buen par de cuernos. Pero nunca me imaginé que hubiera sido con su propio consentimiento.

Vaya que tienen una vida muy activa, verdad? – Contesté – Pero, si ya Ana Luisa ha accedido a los deseos de Marcelo, porqué tienen problemas todavía?.

Según me dice Ana Luisa, eso sucedió hace ya varios años y no lo han vuelto a repetir; y Marcelo está de nuevo con las mismas ganas y está presionando nuevamente a Ana Luisa para volver a las andadas; y parece que va a volver a acceder pues ya están buscando con quien "jugar".

Ah si? – Pregunté – Y a quien tienen en mente esta vez?; pues Rubén está en Argentina y con Jorge han perdido el contacto del todo....

Pues........ – Patricia hizo una pausa, me miró a los ojos y con algo de dificultad continuó - Piensan en nosotros.....; acaba de proponérmelo.

Esta vez me levanté de la cama por la sorpresa.

QUE ?????? – Pregunté.

Patricia me miró muy fijamente y me dijo:

Te dije que iba a ser una noche de sorpresas; porqué crees que me costaba tanto decírtelo?

Cómo se atrevió a proponerte algo así? – Pregunté algo indignado y algo asombrado.

Pues lo hizo de una manera muy sutil. Primero me contó lo que te acabo de narrar, luego sobre la presión actual de Marcelo, y terminó diciendo: "Ayúdame amiga, quiero salvar mi matrimonio".

Todavía no me di cuenta de la implicación de su pedido, imagínate que hasta la abracé para consolarla y le dije: "Si hay algo que esté en mi mano para ayudarte, cuenta con ello; pero no veo como pueda ayudarte".

Ella solo me miró intensamente y no me dijo nada, solo me miró.... Entonces recién caí en cuenta de lo que me estaba pidiendo.

Reaccioné casi igual que tú, me puse de pie y le dije: "Debes estar bromeando, no?". Ella siguió mirándome muy seria y con una mirada casi suplicante, y solo movió la cabeza negándolo.

Me quedé muda, no sabia como reaccionar; una parte de mí, estaba rabiando y con ganas de echar a patadas de mi casa a esa atrevida; otra parte, estaba completamente asombrada; y otra finalmente, me daba curiosidad sobre cual de los dos había sido el de la idea de involucrarnos. Pero no dije nada. Creo que adivinó lo que pensaba, pues se levantó y empezó a caminar por la sala diciéndome:

"Marcelo me pidió que tengamos otra experiencia de intercambio, no fue específico con quien, me dijo que yo eligiera la pareja para que me sintiera mas cómoda. Sabiendo que tú le gustas mucho, le propuse sus nombres y por supuesto aceptó".

Como continué sin decir nada, me dijo: "Perdóname por pedirte esto, se que va mucho mas allá de la amistad, pero no se a quien mas recurrir". Y acto seguido se puso a llorar.

Yo no corrí a consolarla como habría hecho en otras circunstancias, solamente la dejé llorar, y cuando se calmó un poco le pregunté: "Te das cuenta, que para salvar tu matrimonio, estás pidiéndome que ponga en riesgo el mío?.... Mira lo que esos juegos le han hecho a tu matrimonio, como crees que voy a entrar en esas cosas.".

Me contestó: "Bueno, estas cosas han salvado mi matrimonio, y talvez por eso estoy mas dispuesta a volver a.....". Pero después de hacer una pausa me dijo: "Tienes razón, por favor olvida todo lo que te dije y perdóname, no quisiera que esto vaya a dañar nuestra amistad. Tu eres la mejor amiga que tengo y solo a ti podría haberte contado esta vida oculta que he llevado. Por favor, considéralo como una confidencia de una amiga y no se lo cuentes a nadie, menos a Camilo. Y de nuevo perdóname por esa tonta propuesta". Acto seguido, me abrazó, me dio un beso en la mejilla y fue justo en ese momento que tú llegaste. Se fue enseguida.

Me quedé en silencio un buen rato y luego dije:

Es increíble, jamás me hubiera siquiera imaginado algo así. Me has dejado pasmado.

Después de eso, nos quedamos en silencio un muy buen rato, cada uno pensando por su lado esos acontecimientos.

Pasada la sorpresa, no pude evitar los pensamientos morbosos del asunto; me vinieron a la mente imaginarme a Ana Luisa mamándosela a Jorge....., o siendo penetrada por los dos hombres al mismo tiempo...... Luego me la imaginé con Rubén en las mismas circunstancias y con una expresión de excitación en el rostro,...

Estaba en esas cuando Patricia interrumpió mis pensamientos preguntándome:

Qué piensas?

Pues imaginándome a Ana Luisa en los brazos de Jorge y de Rubén.... Con lo formal que es ella, se me hace raro imaginarla como una máquina de sexo...

Y a poco no te la estabas imaginando contigo....- me contestó, por supuesto con algo de ironía en su voz.

Siendo honesto, no había llegado hasta ese punto; pero no pude evitar contra-atacar...

Según me acabas de contar, ella le propuso a Marcelo nuestros nombres, porque sabía que tú le gustabas a él (de eso yo tenía la certeza hace tiempo). No porque yo le gustara a ella.

Vamos, no te hagas el ingenuo. Nunca te lo he comentado, pero estoy segura que tú le gustas mucho a ella también.

Ah si?. Y porqué no me lo habías dicho – bromeé- no habríamos perdido tanto tiempo para participar en sus juegos.

Patricia me golpeó un tanto molesta y un tanto divertida por mi comentario. Pero luego, poniéndose seria, y mirándome fijamente, como queriendo asegurarse que le diga la verdad me preguntó:

De verdad, no te llama la atención esa propuesta?.

En ese momento, si me puse completamente a la defensiva; pues Patricia me había puesto en la disyuntiva de decir la verdad o no, y las consecuencias de mi respuesta podrían ser muy buenas o muy malas...

Que pasaba si yo admitía algo de interés en ese asunto, coincidiendo talvez con un posible interés de Patricia, en ese caso. El resultado podría ser que finalmente terminemos en la cama de Marcelo y Ana Luisa.

Si yo mostraba interés y Patricia pensaba que era una práctica abominable; me arriesgaba a pasar un muy mal rato y talvez hasta afectar nuestro matrimonio...

La verdad es que a pesar de tantos años de matrimonio, nunca habíamos hablado con Patricia de esa posibilidad, y por tanto no tenía una idea clara de su forma de pensar al respecto. Por lo tanto, decidí por la mejor respuesta posible.... la total honestidad.

Mira amor, sabes que es una pregunta muy comprometedora, así que por favor escúchame hasta el final antes de que me hagas cualquier comentario..

No te voy a negar que la idea es excitante y morbosa; y no lo digo porque Ana Luisa me atraiga; no niego que es una mujer muy bella, y atractiva; pero de eso yo tengo en mi casa, y en exceso.... – Patricia sonrió por el halago – Sino que me refiero a la situación en sí.

Imaginarme aquí en este momento en frío que nosotros estemos en esa situación, hace que se me pare "Tribilín" (ya se imaginarán quién es Tribilín..). Pero entrar en la realidad de ese mundo, es algo que ya no estoy muy seguro como sería en verdad.

Tú sabes, que una de las cosas que a mí más me excitan es verte a ti convertida en una "puta come-hombres". Simplemente el sentirte excitada y fuera de control, me transporta hasta la gloria misma. Y talvez el hecho de que tengas dos vergas a tu disposición te pondría como una verdadera "gata en celo" (en este momento Patricia no pudo evitar una sonrisa pícara) y sería algo realmente digno de vivirse.

Ahora, como verás estoy describiendo como te vería a ti excitada por la situación; pero no estoy seguro de cómo me sentiría yo al verte excitando a otro hombre. Espero que me entiendas..... son dos formas de ver una misma situación. Talvez ese instante me vuelva loco de placer, pero qué pasará después, cuando nosotros nos quedemos solos.... Podremos continuar viviendo igual? Continuaremos teniendo la misma confianza el uno en el otro? No entraremos en sospechas e inseguridades por el solo hecho de que un chico o una chica atraiga la mirada del otro por un solo instante?.

Hay un antiguo pensamiento chino que dice: "La confianza es como una pieza de porcelana fina.... Si la rompes puedes pegar los pedazos; pero nunca volverá a ser la misma".

En resumen – terminé bromeando- Da ganas, pero también da miedo....

Patricia se quedó pensando un momento; pero queriendo saber que piensa, le dije:

Bueno, te toca, y espero que seas tan sincera como yo. Dime qué piensas tú?

Ella suspiró y guardó silencio un momento, como sopesando sus palabras. Finalmente dijo:

Estoy completamente de acuerdo contigo.

Y tienes razón en cuanto a lo de la confianza. Justamente lo primero que me vino a la mente cuando Ana Luisa me lo propuso, fue una imagen de ella sentada sobre ti; y solo imaginarlo me hirvió la sangre.

Pero con todo lo que acabas de decir, me hiciste sentir mucho mas segura. La verdad, esperaba que me des la respuesta clásica: "No mi amor, estás loca, solo te quiero a ti, y bla, bla, bla"...... Pero el simple hecho que admitas que la idea si te atrae, me demuestra que eres sincero.

Y ... por eso debo hacer lo mismo. También me atrae la idea por las mismas razones que acabas de dar. No te lo he dicho nunca, pero una de mis mayores fantasías es que me pongan en cuatro y mamar una verga, mientras estoy siendo penetrada por detrás por otra.... (en la oscuridad que estábamos, la adiviné sonrojada por la confidencia).

Así que curiosidad, claro que la tengo. Pero... aquí viene el pero, que se vuelve una pared infranqueable. Jamás haría absolutamente nada que ponga en riesgo la estabilidad que hemos logrado en estos veinte años; tú y mi familia son lo único importante en mi vida, y si algo viene con un riesgo mínimo de destruirnos como pareja, no quiero ni siquiera considerarlo. Y mis fantasías, simplemente quedarán en eso.... en el mundo de las fantasías.

Cuando me comentó lo de su fantasía, yo había empezado a acariciarla alrededor de su vello púbico; y ella instintivamente abrió las piernas facilitándome el acceso a su sabrosa abertura.

En ese caso, estamos de acuerdo- le dije- El asunto queda archivado, aunque si quieres volver a hablar sobre el asunto, espero que nos sintamos en libertad de expresar cualquier cosa sin temor a ser malinterpretados, de acuerdo?.

Patricia ya se había apoderado de "Tribilín" que había despertado hace ya rato. Y por toda respuesta se me subió encima, introduciéndose mi pene haciéndome estremecer de placer, al tiempo que me dio un suave beso, enroscando su lengua en la mía. Después, en un susurro me dijo:

De acuerdo mi amor; estas conversaciones me hacen pensar que somos indestructibles como pareja. Sobretodo, dudo mucho que alguien me haga sentir las cosas que siento contigo.

Estaba realmente excitada, y en esta ocasión no tuve que hacer nada más que disfrutar; pues fue ella quien me hizo el amor. Me cabalgó muy despacio, llevándome las manos a sus senos para que se los acaricie; cuando lo hice, ella bajó sus manos hacia atrás y empezó a masajearme los huevos mientras seguía cabalgándome.

Parece que la conversación la había excitado mucho, pues pude sentir que logró un orgasmo muy fuerte, porque su vagina apretó con fuerza mi pene haciéndome imposible la tarea de retardar el mío. Ella se dejó caer sobre mí y fue deslizándose poco a poco a un lado y fue quedándose dormida muy plácidamente.

Pasó el tiempo y no volvimos a hablar del asunto; como Marcelo y Ana Luisa vivían cerca de nosotros, no podíamos ni queríamos evitar el contacto con ellos; yo seguí actuando con ellos con la misma familiaridad de siempre, como si nada hubiese sucedido, aunque no podía dejar de imaginármelos en sus "juegos" cada vez que nos encontrábamos. Supongo que a Patricia le sucedía lo mismo, y aunque para ella es mucho más difícil fingir que nada pasaba, me pareció que realmente le había restado importancia a la propuesta de Ana Luisa, pues un par de semanas después las vi nuevamente disfrutando de sus charlas entre risas y lágrimas (así son las mujeres).

Pocos meses después, nos invitaron a una velada en su casa, celebrando el cumpleaños de Ana Luisa; normalmente esas reuniones, al que asistían unas 10 parejas mas, las terminábamos únicamente nosotros cuatro, y con unos tragos demás en la cabeza. Y antes de salir de casa, Patricia me preguntó:

No crees, que esta noche ya en tragos, nos lo propongan de nuevo?- Yo miré a mi esposa y le pregunté: - Y que hay si lo hacen?, como reaccionamos.

Patricia me miró entre divertida y curiosa: - Tú quieres hacerlo, no?.

Le devolví la mirada y dije: - Si tú estás de acuerdo, a mi me gustaría probar; pero si tienes dudas, ni hablar; simplemente les agradecemos la "deferencia" y nos retiramos. Lo pongo en tus manos....

Patricia me miró esta vez muy seria y dijo: - Tengo muchísimo miedo, no te niego que a mi también me llama la atención, pero tengo miedo; y no quisiera yo asumir esa responsabilidad, tiene que ser una decisión de ambos, no solo mía.

Bueno, yo acabo de decirlo, si es por mí quisiera hacerlo; pero siempre con tu acuerdo. No quisiera que te pase lo que a Ana Luisa, que por no admitir su deseo culpa a Marcelo de sus prácticas. En ese aspecto sé que eres muy honesta contigo mismo, si tú también lo deseas lo haremos, pero si tienes dudas, no quiero que te sientas presionada por mí.

Patricia se quedó unos minutos en silencio y luego dijo:

No puedo decirte ahora si lo voy a hacer o no... qué te parece si dejamos que pase la noche, y dependerá como se den las cosas, lo decidiremos sobre la marcha. Estamos?.

En otras palabras, estaba de acuerdo, pero no estaba segura de atreverse a menos que la situación facilite las cosas. Le sonreí, la abracé y la besé. Le dije:

No sé que vaya a suceder esta noche. Pero quiero que tengas la completa seguridad de que te adoro, eres la mujer de mi vida y jamás te cambiaría por ninguna otra. - Patricia contestó: - Lo sé, me sucede lo mismo contigo. Eres un hombre único y no quiero compartir mi vida con nadie que no seas tú. Te amo.

De alguna manera esas palabras fueron un bálsamo a las dudas que estoy seguro ambos sentíamos por la posibilidad de ver al otro en brazos de otras personas.

La fiesta transcurrió como siempre, nuestros amigos eran unos excelentes anfitriones y sabían hacer pasar muy bien a sus invitados; en esta ocasión estuvimos alrededor de una 15 parejas; todos conocidos entre nosotros y por tanto pasamos una velada muy entretenida. Alrededor de la 1 de la mañana, empezaron a retirarse, y mas o menos a las 2 ya estábamos nosotros cuatro solos.

Seguimos tomando y bromeando muy alegremente, sin que nuestros amigos hagan la mas ligera sugerencia sobre el asunto en cuestión. La tónica de las bromas eran siempre de doble sentido y algo subidas de tono; lo que para Patricia y para mí en ese momento era algo incómodo, pues no estábamos seguros de cómo tomarlo; si como las bromas que toda la vida habíamos compartido o como una insinuación disimulada.

Marcelo hizo una broma algo grosera, por lo que Ana Luisa lo retó pidiéndole que no sea vulgar; pero alegre como él estaba, en lugar de aceptar el regaño la acusó de hipocresía, pues según él Ana Luisa también era extremadamente vulgar, y si no lo creíamos, allí tenía la prueba filmada en una película XXX. Todos reímos la ocurrencia de Marcelo, y cuando las risas se apagaron, el afirmó que era verdad y nos preguntó si queríamos verlo….

Ana Luisa por supuesto puso el grito en el cielo diciendo:

Tú no vas a mostrar eso a nadie- y se puso algo seria.

Nosotros volvimos a reírnos, burlándonos un poco de su pudor. Yo en broma, aunque con la esperanza de que suceda, dije:

Anda Ana Luisa, porqué eres tan mala, y no compartes con tus buenos amigos tus dotes de actriz pornográfica.

Para sorpresa mía, Patricia me apoyó, pidiendo:

Qué pongan la película!!!, que pongan la película!!!.

 

Marcelo, ni corto ni perezoso se levantó y fue a buscarla, mientras Ana Luisa trató de levantarse a detenerlo, pero fue sujetada por Patricia, quien no paraba de reírse mucho. En verdad habíamos abusado del licor.

Cuando Marcelo regresó, tuve que ayudar a Patricia a sujetar a Ana Luisa, para darle tiempo a que encienda el televisor y la video casetera, y coloque la película.

Entonces Ana Luisa, se resignó y dejó de intentar levantarse, solamente estaba con la cabeza baja muy, pero muy azorada. Pensé que se había enojado, y estaba con temor de que la noche vaya a terminar en una pelea entre ellos; pero me equivoqué, pues en cuanto empezó a correr la cinta, levantó la cabeza y dijo:

Bueno, pandilla de desgraciados; ya que me van a hacer pasar por esta vergüenza, por lo menos sírvanme un buen trago- Lo cual por supuesto me apresuré a hacer.

Patricia seguía riéndose y sin dejar de hacerlo la abrazó y le murmuró algo al oído, logrando que Ana Luisa también se ría.

La primera imagen que se vio en la pantalla, era la enorme verga de Marcelo en primer plano, quien estaba acostado boca arriba totalmente desnudo y masajeándose el miembro.

Tal parece que Patricia no pudo contenerse y se la salió una exclamación dirigida a Ana Luisa.:

Madre mía!!!!, te puedes meter todo eso???

A lo que todos soltamos una gran carcajada. Ahora fue mi pobre mujer quien escondió la cara por la vergüenza; pero se recuperó en seguida y compartió nuestra risa, tomándose un trago.

La toma fue abriéndose, dejando ver a Marcelo de cuerpo entero; acto seguido entró en escena Ana Luisa, usando un negligé negro transparente, que aunque cubría su hermoso busto, podían verse a través de él las deliciosas aureolas de sus senos.

Y por supuesto me tocó el turno de comentar:

Ana Luisa, con todo respeto, tienes un muy hermoso par de tetas.

Ana Luisa se sonrojó, y riéndose me contestó:

Ya deja de fastidiar Camilo, o de lo contrario hago apagar eso.

A lo que contesté:

No creo que Patricia te deje, mira como no le quita la vista a la verga de tu marido.

Todos nos quedamos mirando a Patricia, que en verdad estaba concentrada viendo la mamada que Ana Luisa le estaba dando a Marcelo en el video. Y cuando se sintió observada, recién reaccionó ruborizándose nuevamente y por supuesto provocando nuestras risas.

Levantó la cara riéndose y me contestó:

Bueno, no me puedes culpar, en verdad esa verga está muy buena.

En verdad Marcelo tenía una enorme verga, calculaba que debía tener alrededor de unos 20 cm. erecta; yo difícilmente alcanzaba los 15. Por lo que era comprensible la admiración de Patricia..Ana Luisa, también se rió y la aclamó diciendo:

Eso amiga, así se hace: es bueno decirles a los hombres lo que nos gusta y no nos gusta. Y espérate te sirvo un trago te lo mereces.

Yo solamente me reí y le dije:

Por favor, tráeme también uno a mi; me va a hacer falta para soportar ver a mi mujer comiéndose con los ojos a mi mejor amigo.

Hasta ese momento, yo había estado riéndome y llevando a la broma la situación; y aunque mi comentario también fue en la misma tónica, fue lo más serio que dije en toda la noche. Viendo a Patricia tan fascinada con la verga de Marcelo (y en verdad lo estaba), me estaba picando ya el aguijón de los celos y no sabía si iba a poder continuar con aquello; y más aún dándome cuenta que Patricia se había decidido.

En este punto es necesario que describa la posición en la que estábamos todos. La sala era bastante amplia, y estábamos sentados en una serie de sofás continuos que curvan junto con la esquina de la sala. Las dos chicas estaban sentadas juntas en el vértice y nosotros dos a ambos lados de ellas: yo junto a Patricia y Marcelo junto a Ana Luisa.

Cuando Ana Luisa se levantó por los tragos, no hubo ninguna separación entre Patricia y Marcelo, excepto el espacio que había estado ocupando Ana Luisa.

Como verán a lo largo de esta narración, Marcelo había estado muy callado desde que puso la cinta; apenas había participado en las risas, pero sin hacer ningún comentario extra. Eso me hizo pensar, que estaban cumpliendo con un plan que ya habían trazado anticipadamente; lo cual nos lo confirmaron mas tarde.

En cuanto Ana Luisa salió, nos concentramos en la película y en ese momento, Marcelo tenía a Ana Luisa en cuatro patas y clavándosela por detrás mientras ella gemía casi a gritos. Yo le dije:

Oye amigo, en verdad Ana Luisa es una excelente actriz; casi parece que estuviera disfrutando.

Todos nos reímos nuevamente y Marcelo contestó:

Es una pésima actriz, eso es real con todo lo que ves en escena.

Patricia le dirigió una mirada muy pícara (yo la conocía y en verdad estaba muy excitada), y le dijo:

Pues eso es algo que habría que comprobar.

Marcelo le devolvió la mirada y le contestó:

Cuando quieras.

En ese momento, Ana Luisa entraba con una bandeja y pidió ayuda a Marcelo quien se levantó para ayudarla.

Aproveché para dirigir una mirada interrogante a Patricia. Ella me entendió claramente mi inquietud, y por toda respuesta mordiéndose los labios hizo un gesto afirmativo; me dio un vuelco el corazón.

Colocaron la bandeja en la mesa, Marcelo sirvió dos tragos, y se sentó junto a Patricia entregándole uno de ellos. Ana Luisa, hizo lo mismo conmigo. Ahora estábamos sentados en este orden: Marcelo, Patricia, Yo y finalmente Ana Luisa. La presa estaba acorralada!!!.

Apuré el contenido de mi vaso de un solo golpe, y enseguida me serví otro; estábamos todos en silencio mirando la pantalla en la que se veía a Ana Luisa cabalgando a Marcelo de espaldas a él y de frente a la cámara; con cada brinco sus enormes y bellos senos saltaban de una manera impresionante; además se veía su rostro congestionado por el placer, con una mueca que parecía de dolor, y su boca abierta por la que dejaba escapar constantes gemidos.

Por momentos bajaba la vista para ver como la verga de Marcelo entraba y salía de sus entrañas; en un momento dado, bajó una mano y empezó a acariciarse el clítoris para aumentar su placer, y con la otra mano, se estaba pellizcando el pezón de uno de sus senos.

Al ver esa escena, no pude evitar dirigir la mirada al pecho de Ana Luisa que estaba a mi lado, recién en ese momento me di cuenta que no llevaba brasier, pues sus pezones se habían endurecido y podían notarse claramente sobre su blusa blanca. Mi mirada fue un gesto inconciente que fue captado por Ana Luisa aunque no se dio por enterada y siguió mirando la pantalla como si nada.

Me volví hacia Patricia y vi que se estaba riendo de alguna cosa que Marcelo decía a su oído, al mismo tiempo que apoyaba su mano sobre la pierna de mi esposa. Me tomé otro trago y no pude evitar mirar nuevamente el pecho de Ana Luisa; y mi sorpresa fue enorme cuando me di cuenta que se había soltado dos botones de su blusa, y ahora tenía una vista impresionante de sus hermosos senos; casi podía ver el inicio de la rosada aureola que ya conocía en la pantalla. El asombro que me produjo ese espectáculo hizo que levante los ojos hacia el rostro de Ana Luisa, que con una sonrisa muy pícara, me dijo en un susurro:

Creí que querrías verlas mejor.

Yo me quedé embobado mirando semejante par de tetas; cuando reaccioné, Ana Luisa se estaba riéndose y tenía mi vaso en su mano, que había llenado nuevamente y me estaba diciendo:

Toma, creo que te está haciendo falta.

Pu.. Pues tienes razón….. me hace falta un trago, - Le dije; y mientras me tomaba el trago, se acercó a mi oído y me dice:

Apuesto que te gustaría hacer algo más además de mirar, no?..... A mi me encantaría, estoy que ardo de ganas de una buena chupadita en mis pezones.

Por poco y me atraganto con el Wisky, y en seguida regresé a mirar a mi esposa preocupado de que haya escuchado lo que me había dicho Ana Luisa. Cual no sería mi sorpresa al encontrarla enfrascada en un apasionado beso con Marcelo y su mano en el bulto que este tenía entre las piernas, y también con la mano de Marcelo acariciando el pecho de Patricia.

En ese momento, mi mente explotó en una confusión de sentimientos encontrados: por un lado sentía unos celos enormes al ver a mi esposa entregada por completo a la pasión que le estaba causando el momento; sentí uno impulso enormes de gritar y caer a golpes a Marcelo y a ella misma.

Lo que me detuvo fue entender que era yo mismo el que había propiciado esa situación y que no tenía absolutamente ningún derecho a reclamar. Por otro lado, también debo confesar que también experimenté, aunque muy por debajo, el morbo que adivinaba que me causaría ver a mi esposa en brazos de otro hombre.

No tuve tiempo de analizar demasiado a fondo el maremoto de sentimientos que tenía, porque Ana Luisa no me dio el tiempo para hacerlo; se sentó en mis piernas de frente a mi y había sacado de su prisión sus enormes senos y me los plantaba en la cara. Pasada la primera sorpresa, sentí la suave textura de la piel y el perfume que emanaba esa piel y mis neuronas se negaron a seguir funcionando.

Me lance a lamer y morder con una desesperación que me sorprendió a mi mismo. Qué sensación tan embriagadora sostener entre mis manos esos enormes globos de carne, el perfume que usaba Ana Luisa tenía algo de que me causaba un efecto aún mayor que el mismo licor.

Ana Luisa empezó a suspirar profundamente, su respiración se estaba haciendo entrecortada y de cuando en cuando me decía – Despacio mi rey, despacio, sabía que bajo esa cubierta de seriedad eras muy fogoso, y no me equivoqué, eres un verdadero animal- Esas palabras me hicieron reaccionar, y aunque seguía con la sangre hirviendo por rabia de lo que vi haciendo a Patricia, y por la pasión que estaba despertando en mí Ana Luisa. Me detuve por un momento, durante el cual decidí seguir adelante, dejarme llevar, y sobretodo disfrutar el momento.

Le dije a Ana Luisa – Te equivocas, no soy un animal, soy el hombre que te va a hacer tocar el cielo con las manos, te voy a tratar como la Reina que eres; te voy a tratar con tanta suavidad y también con tanta pasión, que no vas a poder entender como es posible disfrutar tanto-.

Ana Luisa, me miraba a los ojos sorprendida por mi respuesta. Me miró por un momento y esbozó una leve sonrisa; sujeté su rostro con ambas manos y mirándola siempre a los ojos, le di un beso muy suave primero, saboreando sus labios e introduciendo poco a poco mi lengua en su boca y recreándome con su lengua. Noté que ella estaba expectante al principio y fue entregándose poco a poco, me rodeo el cuello con los brazos, e imprimió algo presión al beso; mientras tanto mis manos empezaron a acariciar su espalda, recorriendo a lo largo todo su cuerpo, deteniéndome sobretodo en su cintura; extrañé lo pronunciado de la cintura de Patricia y me turbé un poco, pero no dejé enfriar la calentura que estaba encendiendo ese beso en Ana Luisa.

Yo sé que no hay mujer a quien no le guste sentirse especial; se entregan al amor con mucha mas pasión si hay algo que involucre sentimiento; las palabras bonitas mientras haces el amor, debe ser algo infaltable, si quieres realmente hacer disfrutar a una mujer. Y quería vengarme de Patricia, haciendo que Ana Luisa tenga la mejor noche de su vida.

Me separé de ella y con un susurro le dije: - Eres deliciosa; sabía que podría gustarme besarte de esta forma, pero nunca me imaginé que sería así de excitante-.

No me equivoqué, ella sonrió y se prendió nuevamente a mi boca como agradeciendo mis palabras. Correspondí al beso y continué mis caricias, haciéndola ser conciente de su cuerpo; luego subí las manos a sus enormes tetas y sujeté un pezón con cada mano, tirando de ellos suavemente mientras continuaba besándola. Ella echó la cabeza para atrás mientras lanzaba un profundo gemido; había encontrado uno de los muchos puntos débiles que iría descubriendo aquella noche.

Tomé sus senos con ambas manos y empecé a lengüetear sus aureolas en forma alternada, primero el derecho, luego el izquierdo, y luego otra vez al derecho, chupándolos suavemente de vez en cuando; poco a poco fui imprimiendo algo de presión al chuparlos, hasta llegar a dar pequeños mordiscos usando solamente los labios. Para este momento, los gemidos de Ana Luisa eran ya muy sonoros y movía su cuerpo haciendo algo de fricción de su ingle en mi inflamado miembro a través de la ropa. De pronto apretó mi cabeza contra mi pecho y lanzó un pequeño gritito ahogado.

Cuando me soltó, me miró a los ojos y vi algo de sudor en su frente y con sus ojos algo desorbitados por la pasión me miró mientras decía:

Es increíble, es la primera vez que alguien me hace obtener un orgasmo con solo acariciarme los senos.,

Y eso no es nada mi amor, apenas estamos empezando.- Y la besé en los labios, ella me correspondió el beso y se levantó de mis piernas sonriendo.

Solo entonces pude poner atención a lo que estaba haciendo Patricia. Estaba de rodillas frente a Marcelo dándole la mamada de su vida. El rostro de Marcelo estaba desfigurado por el placer que le estaba dando mi esposa. Ella sostenía su enorme verga con una mano mientras le chupaba los huevos por un momento, para luego pasar la lengua a lo largo de su enorme verga, y finalmente metérsela luego a la boca, hasta donde podía.

Marcelo abrió los ojos por un momento y me encontró mirándolo, y solo alcanzó a musitar:

E…Es increíble…. Eres un hijueputa afortunado si te hacen esto todas las noches… - y siguió disfrutando el tratamiento que le estaba dando Patricia.

Lo que el no se imaginaba era que mi querida esposa le estaba dando un tratamiento especial, provocado por el morbo que le daba mamar una verga como aquella. (Vaya si conocía a mi esposa).

Me hubiera quedado un momento mirando nada más, pero Ana Luisa tenía otros planes. Se había despojado de su vestido y brasier y estaba apenas con un liguero blanco y las pantaletas. Se veía realmente sensacional, en ese instante se agachaba y me estaba soltando mi cinturón; por supuesto le ayudé inmediatamente y me despojé de mi pantalón, ella se encargó de bajarme los calzoncillos. Mi verga saltó en seguida pues hace rato que la tenía completamente hinchada por el tratamiento que le había dado a mi hermosa anfitriona. Ella la sujetó con una mano y me dijo:

Es hermosa!.. no es tosca y grande como la de mi marido. Tiene el tamaño exacto para hacer disfrutar a una zorra como yo.

¡Vaya! –pensé- Nadie está conforme con lo que tiene en casa. Patricia estaba disfrutando como una perra el tener una verga enorme para comérsela; y ahora Ana Luisa demostraba que a ella no le causaba ese mismo efecto.

Ya te lo dije mi amor, no eres una zorra, eres una reina, y esta verga te llevará a tu trono en el cielo.

Ella se derritió nuevamente con mis palabras, sonriendo me lanzó los brazos al cuello besándome profundamente, luego me empujó haciéndome acostar de espaldas sobre el sofá y se metió de golpe mi verga en la boca, empezando a darme una mamada algo brusca; chupaba y mordía, podía sentir sus dientes en mi glande. Tuve que decirle: - Despacio mi amor, despacio-. Ella me sonrió y empezó a hacerlo mucho mejor, con suavidad. Era obvio que Patricia era mucho mejor mamadora, y ahora entendía el comentario de Marcelo.

Sin embargo, de todas formas el ver los carnosos labios de Ana Luisa cerrándose sobre mi erecta verga era algo realmente enloquecedor, y más aún cuando me di cuenta que ella se estaba dando dedo mientras me chupaba; eso me encendió mas, esta mujer en verdad era una zorra, o en todo caso la reina de las zorras.

Luego de un momento, y con algo de desesperación se subió encima de mí y se metió mi verga de un solo golpe, lanzando un enorme gemido cuando se sintió ensartada en su húmeda vagina. Debo confesar que mi gemido fue simultaneo, pues la calidez de su cavidad casi hizo que perdiera el control y le lanzara un chorro de semen ese mismo instante.

Por suerte para mí, ella se quedó quieta por un momento, permitiéndome recuperar el control de mis sensaciones, pasado el cual empezó a cabalgarme con una energía que me dejó pasmado. Brincaba sobre mi y sus enormes tetas se balanceaban al ritmo de sus movimientos, igual como lo había visto en la película poco antes.

Yo levanté los brazos y sujeté sus pechos, pellizcando sus pezones siguiendo el balanceo de su cuerpo. Esto la enloqueció aún mas y gritó como una posesa; yo cerré los ojos y disfruté del momento. Entonces sentí en mi verga algo extraordinario; Ana Luisa tenía una fuerza increíble en su vagina y me presionaba la verga de una manera que jamás había sentido, provocándome unas sensaciones fuera de este mundo

Yo estaba disfrutando como nunca en mi vida la situación, el morbo, las caricias que daba y recibía de Ana Luisa, cuando de pronto sentí que alguien más estaba cerca, cuando abrí los ojos vi el rostro de Patricia exactamente sobre mí; estaba en cuatro detrás de mí en el sofá y Marcelo le estaba dando verga por detrás. Tenía los ojos cerrados y el rostro congestionado, no sabía si por el dolor o por el placer de tener dentro una verga de ese tamaño. Creo que se sintió observada porque abrió los ojos y me encontró mirándola. Nos quedamos mirando por unos momentos, mientras nuestros anfitriones hacían trizas nuestros genitales; ella tenía una mirada de perra en celo, la misma que me había imaginado que tendría en esa situación, mis celos volvieron a punzarme sin que pueda evitarlo. Ella se estaba entregando de una manera brutal, era a Marcelo a quien debía esa excitación, no recordaba haberle provocado esa pasión jamás en nuestros veinte años de matrimonio, y esa certeza me estaba matando.

Entonces Patricia se inclinó y me besó muy apasionadamente. Podía sentir en su beso los impactos que Marcelo daba en su cuerpo con cada embestida, y estoy seguro que ella también sentía los que Ana Luisa provocaba en mi. Ese gesto de Patricia tuvo la virtud de tranquilizarme, con ese beso ella me estuviera agradeciendo el momento que estaba pasando. Y me excité mucho mas si eso era posible, mientras nos besábamos nuestras lenguas transmitían al otro lo que nuestros genitales estaban sintiendo; y nos perdimos en el deseo, la pasión, y el sexo, sexo, sexo; a eso se reducía todo.

Entonces recordé la fantasía que Patricia me había confesado y decidí hacérsela realidad; me separé de ella y me incorporé, retiré a Ana Luisa y con un beso le dije: - Permíteme hacer realidad una fantasía de Patricia- Ella se sonrió y me preguntó – Cual es???. - Yo solo le guiñé el ojo y me arrodillé frente a Patricia, poniéndole frente al rostro mi verga.

Ella abrió los ojos, vio mi verga embarrada de los jugos de su amiga, y mirándome a los ojos empezó a lamerla como ella sabe, pero esta vez parecía que quería limpiármela completamente. Luego empezó a chupármela con mucha pasión, ni siquiera en los éxtasis de pasión en el que se encontraba ella perdía su delicadeza; qué gran mamadora es.

Marcelo mientras tanto seguía bombeando constante y fuertemente, me daba cuenta que el era un completo semental, una máquina de bombear y bombear, pero no observaba que hiciera ninguna acaricia que complementara su constante bombeo. Y Patricia estaba en otro mundo, estaba seguro que se encontraba en un orgasmo constante y permanente, algo que ella nunca había experimentado.

En un momento dado, se sacó mi verga de la boca y me suplicó – Cambia de lugar con Marcelo!!! -. Comprendí en seguida, que su morbo sería mayor al mamar esa verga tan grande. Como Marcelo había escuchado también se retiró y vino al frente parándose frente a ella. Ella le sonrió y agarrando con una mano su enorme verga, empezó a pajeársela, mas que para acariciar a Marcelo, para sopesarla a su gusto pues pude ver como apretaba los dientes mientras subía y bajaba su mano a lo largo de esa enorme pieza, para a continuación empezar a chupársela.

Por mi parte, se la introduje de un solo golpe en la vagina, que me sorprendió lo floja que la había dejado Marcelo con su enorme instrumento; pero fue solamente al principio, pues poco a poco pude sentir la familiar fricción de la vagina de mi mujer. Y parece que ella también sintió la familiaridad de mis caricias, pues mientras Marcelo la penetraba ella estaba muy quieta, supongo que no se atrevía a moverse por temor a que tan grande miembro le haga más daño, pues empezó a balancearse conmigo al ritmo de mis embestidas. Y reconocí en ella como inminente, algo que había logrado solamente una docena de veces en los veinte años de matrimonio: Patricia era capaz de eyacular, solamente que para llegar a ese estado era necesario que sus niveles de pasión sean realmente espectaculares, y en esta ocasión esos niveles habían sido superados con creces.

Ana Luisa se había sentado en una silla frente a nosotros y mientras miraba a escena, estaba metiéndose un enorme consolador y, a juzgar por sus gemidos, estaba logrando unos orgasmos increíbles. Adivinando lo que iba a pasar con Patricia, mediante señas le pedí que se acercara. Se acercó y puso su mejilla sobre el trasero de Patricia; yo saqué mi verga de dentro de Patricia y se la metí en la boca a Ana Luisa, ella aceptó gustosa mi verga en su boca, se la retiré y volví a metérsela a Patricia, y alterné varias veces de esta manera, disfrutando como un condenado; nunca pensé que me gustaría tanto aquel cambio de "estuche" para mi verga.

Parece que a Ana Luisa, le gustó el sabor de Patricia, pues acto seguido se metió bajo nosotros y empezó a lamerle la vulva a mi mujer mientras mi verga estaba dentro; lo nos enloqueció tanto a Patricia como a mí. Seguí por un momento más dándole verga a la vagina de mi mujer, sintiendo ocasionalmente la lengua de Ana Luisa en mi verga y en mis huevos, y en los bordes de la vulva de mi extasiada esposa, cuando sucedió lo que imaginaba: Patricia literalmente explotó, en un enorme orgasmo que acompañó con una rigidez total de su cuerpo, un grito estruendoso y un enorme chorro de líquidos que saliendo de su vagina, nos empapó mis genitales y el sorprendido rostro de Ana Luisa.

Ella salió con toda la cara completamente mojada por los jugos de mi mujer, pero yo continué bombeándola con mas fuerza, pues sabía que podía prolongar el orgasmo de mi mujer por un par de minutos mas si continuaba estimulando su vagina. Ella estaba completamente rígida y su vagina se había contraído sobre mi verga; continué bombeándola hasta que sentí que se dejó caer completamente exhausta.

Cuando Patricia empezó su enorme orgasmo había soltado a Marcelo; este al ver que ya no recibía caricias de mi mujer puso atención a la suya, a quien ahora estaba penetrando mientras lamía de su rostro los jugos de mi mujer. Tal parece que esto lo excitó muchísimo pues lo hacía con una serie de gemidos; y parece que hubiera inundado las entrañas de su mujer si ella no lo retiraba diciéndole: - Basta, te vas a venir y yo todavía estoy entera-. Parece que lo conocía bien. Luego añadió: - Yo quiero el mismo tratamiento que recibió Paty-. Y acto seguido se arrodillo en cuatro patas y mientras se metía la verga de su marido en la boca, me miró sugestivamente y moviendo su lindo trasero en una enloquecedora invitación.

Patricia estaba completamente fuera de combate, así que ni siquiera se dio cuenta cuando me incorporé y me arrodillé detrás de Ana Luisa, y le metí mi verga en la vagina, empezando a bombearla vigorosamente. Yo volví a sentir esa extraña sensación de su absorbente y fuerte vagina, como se me estuviese "ordeñando", estaba maravillado con esa vagina, era realmente delicioso; cerré mis ojos e inconcientemente mis manos empezaron a acariciar su talle, cintura, bajando luego a las sabrosas nalgas, abriéndolas por la parte de abajo y aprovechando para hundir mas a fondo mi verga en esa deliciosa vagina; para luego empezar a subir nuevamente, deteniéndome siempre en la cintura, extrañando la deliciosa hendidura de la cintura de mi mujer y volviendo a subir a su talle para sorprenderme nuevamente con los enormes senos de Ana Luisa. Tal parece que estas caricias la enloquecían, pues Ana Luisa prácticamente gritaba: - Cógeme los pezones, ábreme el culo, etc… Yo estaba a punto de lanzarle mi chorro ese mismo instante, pero como ella todavía quería seguir, sugerí a Marcelo : - Cambiemos de lugar- Marcelo se sonrió y aceptó; pero Ana Luisa protestó: - No, a mi me gusta como me la metes, a este cabrón ya me lo conozco, házmelo tú, anda…-.

Sin embargo, si accedía hubiera terminado allí mismo, así que me arrodillé frente a ella y le di un profundo beso mientras noté que Marcelo la empezaba a bombear; tal parece que a ella le gustó, pues me lanzó los brazos al cuello y me continuó besando con desesperación, mientras su marido seguía dándole verga. De pronto se quedó quieta, y abriendo mucho los ojos, lanzó un gritito ahogado, mientras un prolongado orgasmo se apoderaba de su cuerpo. Apenas alcanzó a gemir: - Chu….pame las t..tet..asssss. Yo me apresuré a acostarme bajo ella para alcanzar a comodidad sus deliciosas tetas, y empecé a lamer esos deliciosos pezones, agarrando cada uno de esos ricos melones con cada mano, Ana Luisa dio un grito que empezó ahogado y fue aumentando en intensidad, hasta que se confundió con un gritito ahogado de Marcelo quien también alcanzaba su orgasmo al mismo tiempo que su mujer y la estaba inundando su vagina. Ana Luisa se había aferrado a mi verga y la tenía presionada mientras su cuerpo se convulsionaba y yo seguía lamiendo, chupando y lamiendo sus ricas tetas.

De pronto sentí que mi verga presionada por la mano de Ana Luisa recibía también la caricia de unos labios, supuse que Ana Luisa había terminado su orgasmo y ahora me dedicaba su atención; pero me equivoqué, esa mamada era inconfundible, era Patricia quien se había incorporado y ahora se estaba ocupando de mí. Y lo hacía tan bien y yo estaba tan ardiente, que no pude evitar dejarme llevar; cuando Ana Luisa sintió mi pausa se levantó de encima mío, se puso a mi lado y empezó a competir con Patricia con mi verga.

Mi mayor fantasía se estaba haciendo realidad, dos mujeres al mismo tiempo se estaban disputando mi verga. Bajaban y subían mi verga cada una a cada lado, otras veces una de ella se metía mi inflamado miembro en la boca y la otra bajaba a los huevos, rozando sus lenguas ocasionalmente. Levanté mi rostro para ver el espectáculo y era realmente demencial, yo no aguantaba mas y exploté en el rostro de ambas. Mi orgasmo me dejó inconciente por unos segundos, sentía que mis miembros se amortiguaban y apenas podía sentir las puntas de mis dedos. Y para colmo del placer, en cuanto mis estertores principales cedieron un poco, Ana Luisa se sentó sobre mí metiéndose mi verga en su deliciosa vagina y empezó su ejercicio de "ordeñarme"; con semejante sensación prácticamente empecé un nuevo orgasmo de inmediato. Aunque sé que los hombres no tenemos la capacidad de tener orgasmos múltiples, yo diría que en esa ocasión sentí lo más cercano a uno de ellos.

Me quedé tirado por unos minutos, hasta que Ana Luisa se inclinó sobre mi, apoyando sus deliciosas tetas en mi pecho y me dio un beso con un leve gemido, diciéndome: - Me has dado los besos mas ricos de mi vida, y me hiciste sentir como una reina, tal como lo prometiste; gracias lindo, Paty es una suertuda y aunque lo adivinaba, ahora sé porqué te quiere tanto-.

Me limité a sonreírle y a corresponder su beso; cuando me incorporé vi a Patricia que nos estaba mirando, cuando nuestros ojos se encontraron ella esbozó una sonrisa que no supe entender, mientras recogía la ropa y se dirigió al baño.

Marcelo se acercó ya vestido con un vaso en su mano y me dijo: - Espero que hayan pasado tan buen rato como nosotros. Hermano, tu mujer es un tesoro….- yo acepté el trago y le contesté: - Lo sé, pero Ana Luisa no se queda atrás, es toda una mujer- Ella me escuchó, se acercó a mí, me volvió a dar un beso en los labios: - Mmmmm, la palabra adecuada para describirte es: "caballero", lo eres en toda la extensión de la palabra-.

Marcelo se rió, y dijo: - Parece que la cautivaste, eh?- Patricia entró en ese momento sonriendo, estaba nuevamente deslumbrante. Marcelo le acercó un trago mientras le decía: - Paty, eres extraordinaria, gracias por este momento tan especial- Patricia me miró, y otra vez no pude entender su mirada y eso me asustó, acaso sucedió lo que tanto temíamos, nuestra confianza mutua se afectó?. Pocas veces en mi vida, no sabía lo que Patricia pensaba, o por lo menos adivinar su estado de ánimo con solo verla, y esta era una de ellas.

Patricia se acercó a Marcelo, le dio un beso suave y le dijo: - Eres un completo animal, en el buen sentido de la palabra.- Todos nos reímos algo nerviosos, ella continuó: - Y disfruté lo que no dudo ha sido la mejor noche de mi vida, gracias por todo.-

Estuvimos unos minutos más haciéndonos halagos mutuos y tomándonos unos tragos más, luego nos despedimos con la sugerencia de parte de ellos de repetir la experiencia, sugerencia que tanto Patricia como yo esquivamos muy vagamente. Supongo que ambos teníamos mucho miedo de lo que el otro pensaba, y sobretodo de lo que el otro sentía.

Llegamos a casa, casi sin hablar, nos duchamos, nos acostamos, casi sin hablar…. Y pasó una semana sin que nos tocáramos siquiera y casi sin hablar…. Han pasado ya 10 días desde esa noche, ……….. y seguimos casi sin hablar.

"La confianza es como una pieza de porcelana fina.... Si la rompes puedes pegar los pedazos; pero nunca volverá a ser la misma".