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El “pijo” y el “malote” (2)

en Bisexuales

¿Hasta que punto puede llegar a cambiarte una situación extrema?, esta es la continuación de una historia de amistad, amor y sexo donde los límites no están bien definidos, con una visión del erotismo muy particular que quizá no guste a los que esperan algo mas gráfico…

- 4 - (SERGIO)

Estaba de rodillas, junto al cuerpo inmóvil de Dani, este parecía respirar con dificultad no paraba de murmurar frases sin sentido, y de decir que le dolían mucho los ojos y la cabeza, además de la pierna que yo presionaba como si mi propia vida dependiese de ello, desde arriba me llegaban los gritos y sollozos de Sara, el panorama se había vuelto terrorífico "¿Por qué no me quedaría con la rubia?, ¡no habría pasado nada si por una vez en la vida no me metiese donde no debo…!" pensé, mientras una gran sensación de agobio y pánico presionaba mi estomago produciéndome arcadas, llevaba años sin vomitar tras una borrachera, pero, todo apuntaba a que aquella noche rompería aun mas reglas.

El sonido de unas sirenas cercanas me devolvió de nuevo a la realidad, varios hombres bajaron de una ambulancia y comenzaron a interrogar a Sara sobre la situación y el paradero de la victima, ella respondía a duras penas con monosílabas y frases entrecortadas interrumpidas por sollozos, enseguida vi luces de linternas que venían a nuestro encuentro, comencé a gritar para que así pudieran localizarnos mas rápido.

Ya arriba presencié como se llevaban al herido en una camilla, sentí un gran escalofrío, no era capaz de creer que aquel cuerpo sangriento y maltrecho, que ahora parecía tan poquita cosa, fuese el de un hombre de mas 1,80 de estatura, con muchas horas de gimnasio a la semana, cara de "niño guapito" y unos ojos de un color verde intenso que incluso a mi me habían llamado la atención…

Observé como la ambulancia salía a toda velocidad del lugar, mientras la guardia civil comenzaba a examinar toda la zona para levantar el atestado, sentí que las piernas ya no podían sostenerme mas y caí de rodillas en el asfalto, luego vomité hasta la última gota de alcohol…

Disculpe – dijo un guardia civil a mi espalda – al estar usted implicado en el accidente nuestra obligación es la de hacerle la prueba de alcoholemia…, ¿tiene algún inconveniente en someterse a ella? -estaba tan afectado con todo lo sucedido que se me había olvidado aquel "pequeño detalle sin importancia"… "Definitivamente, no importa lo mal que esté uno, los picoletos siempre pueden joderte un poco mas…"

No, ningún problema – susurré derrotado mientras trataba de incorporarme .

La bromita me iba a costar muy cara, una multa exageradamente elevada, además de unos cuantos puntos del carné de conducir y tres meses de retirada, y eso que el tío se había enrollado, de mas está decir que me la traía floja porque pensaba seguir conduciendo igual, lo peor quizá fuese lo de la pasta, sin embargo en aquel momento era lo último en lo que podía pensar, me dijeron que en mi "estado" no podía coger el coche y nos llamaron a un taxi. Ante la insistencia de Sara y por mi propia preocupación y sensación de culpa fuimos al hospital.

 

- 5 - (SARA)

Creo que nunca he llorado tanto en mi vida, incluso durante el trayecto que hicimos en taxi fui incapaz de parar, aun seguía un poco mareada, pero , la borrachera se me había bajado de repente, sin embargo, Sergio no decía nada, mantenía los brazos cruzados, la cabeza agachada y la mirada perdida, llevaba una chaqueta de chándal desabrochada que le prestaron los de atestados , sin nada por debajo, pues su camiseta se había quedado completamente empapada de sangre.

Sentía que yo era la responsable de todo, y que a partir de ahora la suerte que corriese Dani sería solo culpa mía. Lo único que el hizo fue preocuparse por mi y yo lo había utilizado egoístamente para luego precipitarlo a un fatal desenlace.

Cuando mi madre insistió tanto en presentarme a un chico, que según sus propias palabras "si me convenía" no tuve otro remedio que aceptar, pues sus técnicas de convicción basadas en el chantaje y la extorsión (mas propias de un gangster que de una madre) son imposibles de pasar por alto. Me enfrentaba a meses de castigo y a que me cortase el grifo definitivamente, pues al ser estudiante y no trabajar en ningún sitio mi única fuente de ingresos eran mis propios padres…

No es que Dani, me pareciese feo, al contrario, está muy bueno, quizá demasiado para mi gusto, semejaba un modelo y no un chico de verdad, no como mi ex novio que quizá no es tan guapo ,pero, tiene un encanto y un aire canalla que lo vuelven irresistible. Honestamente, no había superado mi rotura con Sergio, a pesar de que fui yo quien rompió la relación, el era incapaz de comprometerse con nadie, pero, aun así no podía evitar quererlo y sabía que en el fondo el también sentía lo mismo por mi a su modo, claro está, la cuestión era si estaba dispuesta o no a compartirlo para poder estar con el. Aquella noche antes del accidente había decidido que si…

¡Todo esto ha sido por mi culpa…! – exclamé entre sollozos, el ni siquiera se inmutó, parecía como ido – Quería darte celos…, estaba despechada por todo lo que pasó…, y ahora Dani está en la UCI…

Sara, dime una cosa – dijo reaccionando por fin, pero, sin tan siquiera mirarme - ¿Por qué te subiste en mi coche en vez de ir con el que era lo mas sensato?

¡Es cierto, sin duda, Daniel es la opción mas segura en todos los sentidos…! – respondí enjuagándome las lagrimas - debería enamorarme de el, no me haría sufrir tanto, es una buena influencia y mis padres estarían mas que encantados , pero, no puedo porque te quiero a ti…

Sergio no respondió, se limitó a poner una mano sobre mi rodilla para apretarla con cierta rudeza, sonreí melancólicamente, esa era su particular forma de decirme "Yo también te quiero" ya que era incapaz de expresarlo de otro modo. Jamás me lo había confesado en voz alta, tal vez, porque el nunca tuvo nadie que se lo dijese hasta que me conoció a mi; ni su infancia ni su vida en general habían sido nada fáciles, muy poca gente sabe que se marchó de casa a los catorce años porque su ambiente familiar era irrespirable…; con una madre hundida en una depresión post parto que nunca superaría después de que su segundo hijo naciese prematuramente y muriese a los pocos días de vida, y con un padre mas interesado en todos los prostíbulos y bares de la zona que en su propia familia.

Compartió piso con gente muy poco recomendable, drogadictos, borrachos, delincuentes de poca monta, pero, siempre salió adelante por si solo, era un "currante" nato, un "culo inquieto" incapaz de estar parado ni un solo segundo. A los dieciocho abandonó esas compañías e ingresó en el ejercito, donde estuvo casi siete años, allí aprendió un oficio, estudió fontanería, se sacó todos los carnes de conducir, incluido el de trailer y se dedicó a ahorrar para poder comprarse un coche y encontrar un sitio mas digno que aquella cloaca llena de cocainómanos y alcohólicos, en la que vivió cuando aun era tan solo un niño…

Ya hemos llegado… - su voz me despertó de de mis propios pensamientos y cavilaciones- vamos a preguntar… - caminaba muy deprisa, yo lo seguía con mucho esfuerzo, la minifalda y los tacones de aguja de doce centímetros que llevaba no me facilitaban el trabajo precisamente…

¡Mira, ahí está su madre! – exclamé echando a correr hacia ella, nada mas verme me abrazó con fuerza y las dos empezamos a llorar desconsoladamente - ¿Cómo está?

Los médicos no me han dado mucha información, dicen que gracias a los primeros auxilios de un chico que presenció el accidente, la cosa no fue tan grave como podía haber sido si llega a perder mas sangre…, ahora le están haciendo pruebas para ver si tiene algo roto, y luego lo pondrán en observación ya que por lo visto se dio un golpe muy fuerte en la cabeza…

Te presento a Sergio – acerté a decir tras separarnos - íbamos justo delante de Dani cuando su coche se salió de la carretera, y fue el quien lo ayudó…, por supuesto omití los detalles de la borrachera y la persecución, Miranda era intima amiga de mi familia y nada de aquello debería saberse jamás o estaría perdida, ella no dijo nada, se limitó a mirar a Sergio con una sonrisa amable y luego lo abrazó.

¡Gracias! – susurró entre sollozos.

La explicación de por qué iba en el coche con un desconocido en lugar de ir con mi novio era irrelevante, al menos por ahora…

 

- 6 - (SERGIO)

Me sentía como un autentico farsante, lo que ella no sabía es que en realidad todo había sucedido por mi culpa, en fin, al menos lo peor había pasado y el se encontraba bien, o eso era lo que yo creía….

Dejé a las mujeres solas en la sala de espera, y salí a hasta la entrada, caminé un rato por el jardín del hospital buscando un sitio solitario y tranquilo donde fumarme un canuto, llegué hasta unos bancos de madera rodeados por árboles y me senté sobre el respaldo , que es una manía que tengo desde que era crío, necesitaba despejarme un poco, Sara no había parado de llorar en todo el camino y después del cocktail tan completito que tuve esa noche lo último que quería era escuchar un solo lamentos mas, maldije a Laura cuando recordé que se había fumado todo mi costo "ahora mataría por un porro…" pensé mientras me llevaba un cigarrillo a la boca y buscaba mi mechero con desesperación… "¡Mierda, joder, me lo dejé allí…"

¿Has perdido el encendedor? - preguntó un chico vestido con una bata y unos pantalones verdes de celador – a mi también me pasa a menudo, toma usa el mío… - dicho esto me dio fuego y se sentó a mi lado - ¿Por qué será que los fumadores siempre extraviamos el mechero, pero, nunca el tabaco?

Sonreí y lo miré con interés, la verdad es que no lo había pensado , pero, tenía cierta razón…

¡Buena pregunta…!

¿Tienes a alguien ahí? – dijo señalando con la cabeza hacia el edificio de urgencias…

Si, un amigo – no sé por qué pronuncié la palabra "amigo" , supongo que no quería dar demasiadas explicaciones, pero sonó tan convincente que hasta yo mismo me lo hubiera creído de no saber la verdad…

¡Ufff, es un marrón, espero que esté bien…!

En realidad no lo sé…

¡Si, no suelen dar mucha información…, tranquilo, seguro que tu colega está bien! Por cierto me llamo Diego

Sergio – respondí estrechándole la mano.

Hablamos durante un rato, era un tío muy curioso, de esos cuya lógica aplastante te deja sin oportunidad de réplica…, y muy humano, se notaba que estaba acostumbrado a tratar con gente a diario en situaciones complicadas, por unos minutos casi conseguí olvidar todo lo sucedido aquella noche…

Bueno Sergio, creo que yo tengo que volver, si puedo ayudarte en algo…

En realidad hay una cosa que …

 

De todas las ideas locas, insensatas e irracionales que había tenido en mi vida esa se llevaba la palma, ni siquiera podía comprender como Diego me había ayudado y sin conocerme de nada, pero, allí estaba, en aquella habitación amplia y confortable que reservaban para la gente podrida de pasta como era el caso de Dani, estaba solo en el cuarto, se encontraba tumbado en una cama, enchufado a un montón de aparatos y trastos, tenia la cabeza y los ojos vendados , solo se le veía la boca y la barbilla, parecía dormir profundamente "Pobre, lo tienen sedado hasta los dientes…" pensé, me acerqué hasta uno de los laterales de la cama y me lo quedé mirando "¡De menuda te has librado pijo y pensar que me han multado por tu culpa…!" no se por qué , pero, le acaricié el mentón con mucha suavidad, apenas rozándolo, luego recorrí sus labios con el dedo índice, la verdad es que nunca me había fijado, pero, tiene una boca bonita y unos labios bastante gruesos, descendí hasta el cuello , estaba tapado con una sabana, la bajé un poco y continué acariciándole el pecho, se notaba el gimnasio. No sé por qué, pero, me excité, en mi vida me había pasado nada semejante "¡Sergio, te estás volviendo completamente chalado…, de esto a la zoofilia solo hay un paso…!" sin embargo, no aparté la mano y me agaché hasta la altura de su boca "¿Qué coño estás haciendo…?" luego sin mas , lo besé, si la situación ya en si era muy fuerte, (estaba baboseando a alguien que hasta esa noche odiaba a muerte, que se encontraba moribundo e inconsciente en una cama de hospital y que encima era un ¡hombre!), lo realmente impactante vino después cuando noté que esos labios se movían para responderme y nos fundíamos en un morreo en toda regla con lengua incluida, estuvimos así unos minutos hasta que fui capaz de reaccionar y me separé de el a toda prisa… traté de recuperar el aliento, tuve que apoyarme en la pared porque casi me caigo de culo con el shock , tenía una erección en toda regla y la delgadez de la sabana que cubría el cuerpo de Dani, permitía entrever que a el le sucedía algo similar…

¿Sara? – preguntó con una voz muy débil , obviamente no respondí, aquello ya era demasiado para mi y salí corriendo de allí dejándolo solo y confuso…

"¡Estás para que te encierren!"

Cuando volví a la sala de espera Sara y Miriam continuaban de charla, ahora visiblemente mas tranquilas, al fin y al cabo, el peligro había pasado, me despedí de ellas, la madre del pijo me dio un beso en la mejilla y volvió a agradecerme todo lo que había hecho… "¡a este paso terminaré besando a toda la familia…!" , Sara dijo que se quedaría el resto de la noche con su amiga en el hospital… , yo no pensaba volver jamás, aquello había sido demasiado raro incluso para mi…

- 7 – (SARA)

¿Puedo entrar? – pasé la noche en el hospital con Miriam, hacia las ocho de la mañana llegó mi madre y me obligó a que me marchase a descansar, de allí me fui derecha al apartamento de Sergio…

¿Qué haces aquí? – solamente llevaba unos calzoncillos, lo que solía usar para dormir, pero, por su cara de cansancio y sus ojeras, yo diría que ni había pegado ojo…

¡No quería estar sola…!

Pasa – dijo apartándose por fin de la puerta.

¡Que familiar me resultaba todo…, conocía aquel estudio a la perfección, cada baldosa, cada mueble…! , habíamos pasado horas y horas allí encerrados , creo que no quedaba una sola esquina en la que no lo hubiésemos hecho…, ningún tío me había follado jamás como el lo hacía…

Estoy cansado y necesito dormir… - comunicó caminando hacia la cama sin tan siquiera mirarme.

No te molestaré, a mi también me hace falta un buen sueño…

Pues vamos entonces, mañana será otro día y hablaremos de lo que tu quieras…

Dormimos hasta bien entradas las seis de la tarde, Sergio se despertó primero y comenzó a meterme mano por dentro del tanga, me desperté con dos dedos en mi interior moviéndose rítmicamente, mientras restregaba su poya contra mi trasero y lamía y mordisqueaba una de mis orejas, me conocía a la perfección y sabia como matarme de placer, me puso boca abajo con brusquedad y levantó mi cintura hasta hacerme quedar a cuatro patas , luego la metió sin miramientos y comenzó un bombeo frenético, mientras me apretaba los pechos…, una particularidad de Sergio es que cuando está recién levantado siempre tarda muchísimo en correrse , por eso es mi hora favorita para hacerlo, me encanta que me despierte así y me de caña sin descanso, sin embargo aquella mañana estaba especialmente agresivo, yo no le di importancia, después de todo lo que vivimos aquella noche era lógico que los dos estuviésemos un poco afectados.

¿Ducha? – preguntó atrayendo mi cabeza hacia su pecho y pasando un brazo por mi cintura, como siempre solía hacer cuando terminábamos…

¡Mmmmm, mas tarde…, déjame estar un ratito mas así…!, ¡lo echaba tanto de menos…!

¡Bueno, pues fuiste tu la que me dejó así que no te quejes…!

Tenía motivos…

¿Y ahora no los tienes?, Sara, yo no he cambiado, y sabes que no te he prometido nada…

¡No estropees este momento, por favor…! - sentí como si me hubiesen echado un cubo de agua fría por encima…

¡Después no me vengas con movidas raras ni lamentaciones…! - yo estaba apunto de llorar, el se dio cuenta y me apretó con fuerza, sentí como si casi me ahogara - ¡no quiero que sufras por mi culpa…, sabes que yo no te convengo…!

¿Y que hago si no puedo vivir sin ti?

El me miró con tristeza y luego me besó en la frente.

Voy a ir al hospital, ¿me acompañas? – sentí como su cuerpo se ponía rígido de repente.

¡No, yo ya he cumplido…, a partir de ahora no quiero saber nada mas del pijo…, espero que se recupere pronto y todo eso, pero, paso del tema…!

Bueno, ¿te llamo después…?

Como quieras…

Aun no había empezado a vestirme , cuando me sonó el móvil, era mi madre, nada mas contestar sus gritos casi me perforan los tímpanos.

¿Dónde demonios estás?. ¡me has dado un susto de muerte, llevo horas llamando a casa y no me lo cojes…!

¡No estoy en casa! – respondí sin pensar "genial, ¿y donde le digo que he pasado la noche?, ¡de esta me cacha fijo…!"

¡Ya tendremos una conversación respecto a eso, ahora necesito que vengas…, ha pasado algo terrible…! – gimoteó histérica

¿Qué?, ¿Dani está bien?, ¿Qué le ha sucedido?

¡Si, el…, es horroroso, una desgracia terrible, el pobre es tan joven y…! – no paraba de llorar…

¡Mamá me estás asustando!, ¿quieres decirme de una vez de que se trata?

¡Es demasiado horrible, por favor, Sarita ven, Miriam está destrozada…!

¿¡Pero que le ha pasado, contéstame…!? – estaba apunto de sufrir un colapso nervioso, y Sergio también se había levantado de la cama de un salto y permanecía a mi lado mirándome con preocupación…

¡Se ha quedado ciego!

¿Qué?, ¿Ciego? , ¡no puede ser…!

Miré a Sergio aterrada , el me devolvió el gesto, ninguno de los dos acertaba a decir nada , solo pudimos terminar de vestirnos a toda velocidad y salir corriendo hacia la parada de taxis mas cercana…

CONTINUARÁ…

 

(Gracias de nuevo por leer mi relato y espero comentarios y/o críticas, un saludo)